Cumbre Internacional de Clima y Energía: seis objetivos de la hoja de ruta hacia la COP28

Foto de familia de cada Jefe de Delegación presente en la Cumbre sobre Clima y Energía.

Foto de familia de cada Jefe de Delegación presente en la Cumbre sobre Clima y Energía. Foto: Ministerio para la Transición Ecológica de España (CC BY-NC-SA 2.0 DEED).

El pasado 2 de octubre se celebró en Madrid la Cumbre Internacional de Clima y Energía, coorganizada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en el marco de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, y la Agencia Internacional de la Energía (AIE), como antesala para preparar la COP28, que se celebrará del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023 en Dubái. La Cumbre reunió a ministros y altos funcionarios de 35 países, así como a jefes de organizaciones internacionales, la industria, la sociedad civil y organizaciones juveniles, con el objetivo de reforzar los compromisos climáticos del Acuerdo de París. A continuación, se presenta un resumen de los principales aspectos destacados durante la Cumbre.

1. Triplicar la capacidad global de energías renovables

Los asistentes manifestaron su apoyo al objetivo de conseguir triplicar la capacidad global de energía renovable para 2030 y destacaron como palancas clave para lograrlo la implementación de políticas efectivas y marcos regulatorios sólidos y adecuados, que aporten certidumbre al proceso de transición y faciliten la inversión. El sector empresarial considera que este objetivo es ambicioso, pero que puede alcanzarse con las tecnologías existentes en la actualidad. Para ello, debe asegurarse el adecuado funcionamiento y desarrollo de las cadenas de suministro, especialmente para los minerales críticos necesarios para fabricar muchas de las tecnologías implicadas. Asimismo, es fundamental un desarrollo coordinado de infraestructuras a lo largo de toda la cadena de valor (incluyendo redes de transporte y distribución, interconexiones, etc.) para asegurar una integración eficiente de las energías renovables.

También resulta central el papel de la sociedad. Desde la perspectiva de la sociedad civil, las políticas energéticas deben promover un desarrollo centrado en las personas y asegurar que las comunidades, en particular aquellas que experimentan una carga desproporcionada debido a los daños causados por los sistemas energéticos actuales, obtengan beneficios directos de la transición, al tiempo que se protegen la biodiversidad y los ecosistemas naturales. Por último, se destaca la centralidad de facilitar las inversiones y reducir el riesgo financiero. Una de las principales barreras de entrada de las energías renovables en las economías en desarrollo es precisamente el elevado coste de capital de este tipo de proyectos.

2. Duplicar la tasa de mejora en la eficiencia energética global

Para duplicar los esfuerzos en disminución de la intensidad energética es necesario de nuevo impulsar políticas, regulación y mecanismos de financiación destinados a apoyar y priorizar las inversiones en eficiencia energética y electrificación, que permitan una transformación de la demanda energética de la industria. Se debe instaurar el principio de la eficiencia energética, como el first fuel de la transición, el combustible que no se tiene que utilizar, en la toma de decisiones de planificación, estrategia e inversión, así como en todas las áreas, sectores y cadenas de valor.

3. Reducir las emisiones de metano de las operaciones de combustibles fósiles en un 75% para 2030

Se destacó el papel crítico y la oportunidad, tanto para la industria de los combustibles fósiles como para los principales países productores, de comprometerse con objetivos de cero emisiones netas. El objetivo es reducir las de metano en un 75% para 2030 e invertir cada vez más en soluciones de bajas emisiones. Según la AIE, triplicar la capacidad global de renovables, duplicar la eficiencia energética y reducir las emisiones de metano, supondría el 80% de las reducciones de emisiones necesarias para poner al sector energético en un camino coherente con el Acuerdo de París.

4. Asegurar la reducción gradual y ordenada del uso de combustibles fósiles

Asegurar la eliminación gradual de los combustibles fósiles garantizando la seguridad energética y precios asequibles es otro de los pilares clave de esta transición. Según el informe de la AIE, en el escenario de cero emisiones netas para 2050, el descenso de este tipo de combustibles debería rondar el 25% en el transcurso de la presente década. Existe un consenso generalizado de que la transición energética representa una oportunidad única para descarbonizar la industria y fomentar el desarrollo de industrias sostenibles que atraigan nuevas cadenas de valor y creen empleo. Para ello, la competitividad del sector empresarial desempeña un papel central. Por su parte, las organizaciones de la sociedad civil sostienen que los gobiernos deben ser los responsables de regular la industria de los combustibles fósiles y facilitar las condiciones de salida de este tipo de combustibles, para garantizar que los mercados no obstaculicen este objetivo y envían las señales de precio adecuadas.

5. Mejorar el acceso a la financiación

La financiación desempeña un papel fundamental para llevar a cabo esta transición con éxito y debe ser abordada en todo su espectro.Entre otros aspectos, se subrayó la importancia de:

  • Mejorar el acceso a la financiación y encontrar esquemas innovadores para financiar la transición energética, así como reformar las instituciones financieras multilaterales.
  • Acelerar el desarrollo de enfoques que apoyen a países menos desarrollados, regiones desfavorecidas y grupos vulnerables para garantizar el acceso universal a energía limpia y competitiva.

En esta misma línea, Amani Abou-Zeid, comisionada de Infraestructuras y Energía de la Unión Africana, subrayó la necesidad de cambiar los instrumentos financieros actuales para lograr la transición energética en África, una región crucial en la cadena de valor de las energías renovables, pero donde más del 50% de la población carece de acceso a la electricidad. Paralelamente, Davis Chirchir, del Ministerio de Energía y Petróleo de Kenia, señaló que el coste de esta transición supera la capacidad de endeudamiento nacional y de atracción de inversiones, por lo que abogó por una reforma del sistema financiero multilateral, incluyendo la creación de un fondo de cambio climático.

6. Gobernanza multilateral

La cooperación y colaboración entre todos (gobiernos, instituciones, sector privado, sector financiero, academia, ciudadanos y demás agentes de la sociedad civil) es hoy más necesaria que nunca para lograr la transición energética en el actual contexto de fragmentación geopolítica. La transición, además de colaborativa, debe ser inclusiva y centrada en las personas. Es de suma importancia implicar a los ciudadanos, que comprendan la emergencia climática y vean los beneficios de la transición.

Conclusiones

La Cumbre Internacional sobre Clima y Energía culminó sin una declaración consensuada entre sus participantes, pero con un llamamiento a un mayor compromiso, acción, coordinación y gobernanza multilateral para poder mantener el compromiso de limitar el calentamiento global a 1,5°C.

Las conversaciones se basaron en el reciente informe de la AIE, Net Zero Roadmap: A Global Pathway to Keep the 1.5 °C Goal in Reach – 2023 Update. Según Fatih Birol, director de la AIE, los cinco pilares para presentar en la COP28 son: triplicar la capacidad de energía renovable, duplicar las mejoras en eficiencia energética, reducir el uso de combustibles fósiles, apoyar financieramente a los países en desarrollo y que los compromisos climáticos que adopten estén alineados con el Acuerdo de París. El reconocimiento de estos pilares, respaldados por una gobernanza multilateral, proporcionaría la senda adecuada para una transición energética justa e inclusiva.

Dado el reto que supone triplicar el despliegue de energía renovable en 2030, y basándose en la experiencia de países como Francia y España en el desarrollo de sus estrategias, institutos y convenios de transición justa para el phase-out de las minas de carbón, centrales térmicas y nucleares, se podría desarrollar una estructura de gobernanza para el phase-in de las energías renovables. Una suerte de “contratos socioambientales” que garanticen: la inclusión efectiva de la población en los proyectos de despliegue de renovables, los beneficios para dicha población y para el entorno en el que se instalan. El diseño o la revisión de las Estrategias de Transición Justa proporcionarían una oportunidad para desarrollar la gobernanza del phase-in renovable. Un acuerdo en este sentido en la COP28, más allá de triplicar las renovables, podría ayudar a facilitar su despliegue masivo.

Si bien tanto la sociedad civil como el sector empresarial estuvieron de acuerdo en los pilares identificados por la AIE para presentar en la COP28, es necesario resaltar el disenso de los representantes africanos y sus peticiones de pasar de los discursos a la acción, sobre todo en lo referido a los mecanismos de financiación de la transición energética. Queda por ver si en la COP28 se logra un acuerdo sobre el phase-out de todos los combustibles fósiles, como pedía la India y otros 80 países en la COP27.