EEUU y Europa: ¿convergencia o divergencia?

EEUU y Europa convergencia o divergencia

Se acaba de publicar el último informe Transatlantic Trends, un proyecto codirigido por la German Marshall Fund y la Bertelsmann Foundation, que presenta los resultados de las encuestas realizadas en 14 países de todos los rincones de la comunidad transatlántica. La encuesta, que se realizó entre junio y julio de 2022 –meses con una guerra en el continente europeo– pregunta sobre el orden internacional, la seguridad y defensa, y las relaciones con China.

Precisamente la guerra en Ucrania parece haber cambiado la tendencia de la relación transatlántica, sobre todo tras la caótica salida de Afganistán y el anuncio del acuerdo trilateral de seguridad entre Australia, el Reino Unido y EEUU (AUKUS) que hicieron saltar las dudas sobre el futuro de dicha relación tras la esperanzadora llegada de Biden a la Casa Blanca. La guerra de Rusia contra Ucrania, sin embargo, dio lugar a una unidad sin precedentes entre los aliados estadounidenses y europeos, y desde entonces EEUU lidera, coordina y escucha a los europeos en esta crisis.

Sin embargo, ahora que las cosas parecen ir bien entre los aliados, apenas se oyen aquellas voces que claman por una autonomía estratégica europea, se llame como se llame. Porque son voces que surgen precisamente cuando hay divergencias entre Bruselas y Washington y, por lo tanto, cuando los europeos dejan de confiar en el “amigo americano”. Ocurrió durante la Administración Trump, tras la salida precipitada de Kabul o la firma del AUKUS. De lo que se deduce que los líderes europeos ven menos prioritario el esfuerzo por cierta autonomía estratégica cuando Bruselas y Washington convergen, como ahora con Ucrania.

Y, sin embargo, la opinión pública no parece estar de acuerdo. Echando un vistazo al Transatlantic Trends 2022, se observa que a pesar de que dos tercios de los encuestados perciben a EEUU como el actor que más influencia tiene en los asuntos internacional, su percepción apenas se ha movido a pesar del gran esfuerzo realizado en los últimos ocho meses. Por término medio, el 62% de los europeos consideran que EEUU es el país más influyente y las cifras más altas se registran en Portugal (67%), Polonia (67%) y Lituania (66%). Los encuestados de los Países Bajos (59%), Francia (59%) e Italia (56%) son los que menos comparten esta opinión. En España dicha percepción ha bajado tres puntos en un año, al igual que en Suecia y en Turquía.

Por otro lado, el 65% de los encuestados describe la influencia de la UE como muy o generalmente positiva, y más beneficiosa que la de EEUU (57%). Portugal (87%), Lituania (78%), Rumanía (74%), Polonia (71%), Suecia (70%), España y los Países Bajos (69% ambos) tienen una opinión muy o generalmente positiva de la influencia global de la Unión. Está claro que el soft power de la UE está funcionando.

La opinión pública europea no solo tiene el deseo de una mayor UE geopolítica, sino que ve la OTAN y la UE igual de importantes cuando se trata de seguridad nacional. En particular, los encuestados de los países del sur y del este de Europa consideran que la UE es importante para su seguridad nacional. Es el caso del 94% de los encuestados en Portugal y del 82% en España, así como del 88% en Rumanía, el 87% en Lituania y el 85% en Polonia. Aunque los encuestados de los Países Bajos (77%), Suecia (76%), Alemania (75%), Italia (75%) y Francia (73%) consideran que la UE es importante para su seguridad nacional, esta cifra es ligeramente inferior a la media de todos los países de la UE encuestados (81%).

El deseo de un mayor peso de la UE no parece ser contradictorio con un deseo creciente de que EEUU se implique en la defensa de Europa, un aumento que es mayor en Suecia (72% en 2022 frente al 45% en 2021), en España (71% frente al 60%) y en los Países Bajos (75% frente al 66%). Y también ha aumentado de forma exponencial el apoyo público a la OTAN. El número de encuestados que perciben la OTAN como importante ha crecido en el último año, pasando del 67% en 2021 al 78% en la actualidad. La percepción ha crecido incluso en un país como Francia, donde de cara a las elecciones presidenciales algunos candidatos pedían salir del mando integrado de la OTAN, aumentado del 52% al 72%. Por lo tanto, la opinión pública europea ve una total complementariedad entre el papel de la OTAN, la UE y la presencia militar de EEUU en Europa.

La alerta salta cuando los encuestados de ambos lados del Atlántico prevén que la influencia de Washington en el mundo disminuirá significativamente en los próximos cinco años. En concreto, el 37% de los encuestados espera que EEUU sea la potencia mundial más influyente en 2027, lo que supone un descenso de 27 puntos porcentuales. ¿La razón?

Quizás que no se disipan las dudas de los europeos con respecto a EEUU y su polarización política. Las próximas elecciones de medio mandato, que se celebrarán el 8 de noviembre, apuntan a que los demócratas perderán una de las dos cámaras, lo que podría traducirse en una disminución del apoyo a Ucrania a la vista de las campañas de algunos candidatos republicanos. Esto podría perjudicar la unidad transatlántica vista hasta ahora con relación a Ucrania, pero también hace aflorar las dudas sobre si la fuerza y la unidad que se ha demostrado dentro de la OTAN y entre Bruselas y Washington compensará las tensiones sobre la energía y otras cuestiones económicas que dividen a EEUU y la UE.

Recordemos que en agosto pasado la Cámara de Representantes de EEUU aprobó la Inflation Reduction Act, un compromiso fiscal masivo que aborda el medio ambiente, la salud y los impuestos a las empresas, que se basa en incentivos en lugar de regulaciones. La UE ya se ha quejado de que algunos de esos incentivos podrían violar las normas de la Organización Mundial del Comercio. Lo mismo ocurre con la ley CHIPS que aprobó antes el Senado de EEUU y que prevé invertir 54.000 millones de dólares en la fabricación e investigación de semiconductores para reducir la dependencia de EEUU de China. Las discrepancias económicas y comerciales no parecen disiparse entre los socios transatlánticos.

Pero también hay dudas en el lado europeo. Menos de la mitad de los encuestados en EEUU incluyen a Alemania (44%) y Francia (41%) entre los tres países más influyentes de Europa, mientras que la confianza en Alemania ha caído nueve puntos en EEUU y en España, además 15 puntos en Polonia y 11 en Turquía. Y, por el contrario, la confianza de los alemanes en EEUU ha crecido 14 puntos mientras que en Francia solo dos. Sería interesante abordar cómo cerrar esa brecha entre estas dos grandes potencias europeas cuando, de nuevo, hablen de autonomía estratégica.

En conclusión, los resultados de este estudio reflejan un entorno geopolítico cambiante y, en algunos casos, volátil. Los retos actuales, especialmente la guerra en Ucrania, han aumentado el valor de la cooperación transatlántica pero las amenazas geopolíticas del futuro también podrían sacudir el statu quo. Además, la disminución de la influencia estadounidense entre los europeos, la creciente consideración del papel específico que desempeña la UE en los asuntos internacionales, así como la falta de consenso para un enfoque transatlántico hacia China revelan nuevos cambios dentro de esta alianza.

La actual cohesión transatlántica no ha debe darse por sentada. Hay que aprovechar este momentum para construir de nuevo una asociación transatlántica más fuerte e irreversible.


Imagen: El presidente Joe Biden observa a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen. Fotografía: The White House vía Flickr.