El Consejo Europeo y las migraciones: ¿se ha avanzado algo?
El Consejo Europeo ha producido un acuerdo impreciso, pero ha evitado una crisis política y ha hecho más visible la gravedad del desafío migratorio en la UE.
El Consejo Europeo ha producido un acuerdo impreciso, pero ha evitado una crisis política y ha hecho más visible la gravedad del desafío migratorio en la UE.
Los mensajes de los gobiernos de Portugal y España sobre el futuro de Europa son de un claro pro-europeísmo y a favor de la integración.
Los problemas de la UE no vienen sólo de dentro, sino también de fuera. Lo que hacen los gobiernos de otros países, no miembros, influye en la diversidad de constelaciones en la que se está descomponiendo la Unión, unas divisiones ya más complejas que las Norte-Sur, Oeste-Este o prestamistas-prestatarios.
EEUU y China han entrado en guerra comercial. Y el resto del mundo –incluidos la UE y España– debería estar preocupado.
Los datos muestran un incremento tanto de confianza como de sentimiento de unión hacia la UE entre ciudadanos no independentistas, que se ve acompañado de un descenso en ambas variables por parte del bloque independentista.
Si optamos por quedarnos con la fotografía fija de los 629 desesperados arribando al puerto de Valencia en el buque Aquarius cabría decir que el drama ha terminado en fiesta, aunque sea con un punto de fanfarria mediática un tanto obscena.
El 1 de julio de 2018 Austria asume la presidencia del Consejo de la Unión Europea. La frontera exterior, el marco financiero plurianual, los temas de ampliación y las negociaciones con el Reino Unido destacan como asuntos concretos sobre los demás temas en su agenda.
Italia y España no sólo son muy diferentes, sino que se han distanciado. Más aún con los últimos cambios políticos en ambos países.
No parece que el nuevo gobierno italiano pueda cumplir sus promesas en el campo migratorio, al menos no con la rapidez que sus votantes parecen desear.
En general, la religión ha perdido peso en Europa Occidental tanto en términos de creencias y de práctica religiosas como de instituciones. Menos en términos de identidad.
El encuentro se estructuró en tres paneles dedicados a las dinámicas internas y externas de la UE, las perspectivas de la integración latinoamericana y su interacción con los grandes actores globales, y las repercusiones de la presidencia Trump en el orden internacional.
Se me ocurren miles de razones por las que reforzar, reinventar, restaurar, rediseñar... la relación transatlántica. Pero el actual contexto no ayuda.