Supermartes en Estados Unidos: un primer vistazo a las generales

Mesas con personas ejerciendo su voto en un colegio electoral durante el supermartes del pasado 5 de marzo de 2024 en Little Rock, Arkansas (EEUU)
Personas en un colegio electoral ejerciendo su voto durante el supermartes en Little Rock, Arkansas (EEUU). Foto: © Will Newton / Getty Images

Sin grandes sorpresas, se ha celebrado el denominado “supermartes” como parte del proceso de nominación a la presidencia de Estados Unidos (EEUU) en 2024. El 5 de marzo, 15 estados y un territorio celebraron primarias o caucus en un día que se considera influyente y trascendental para la temporada de primarias. Pero este año, la lectura va más en clave de las elecciones generales que de la carrera por la nominación.

(…) en lo que se perfila como una carrera muy reñida en noviembre, la distancia entre ganar y perder un estado decisivo es pequeña.

Joe Biden es el actual titular de la presidencia de EEUU y por lo tanto no se cuestiona su candidatura –sus predecesores han optado siempre por un segundo mandato–.  A pesar de ello, no hay un apoyo entusiasta hacia él, sus índices de popularidad son bajos y su edad se ha erigido como gran impedimento que pone en duda incluso su capacidad para gobernar. También tiene dos guerras cada vez más impopulares entre manos y una economía que parece buena según los números, pero mala para los votantes. Por otro lado, además de sus grandes logros legislativos como la Inflation Reduction Act (IRA), el Infrastructure Act o el Chips Act, los buenos resultados en las elecciones de medio mandato del 2022 lo legitimaron para continuar una legislatura y para ahondar en la idea de que es el único que puede derrotar a Donald Trump.

La posible emoción, en cualquier caso, estaba en el lado de los republicanos. Donald Trump, a pesar también de su edad, a pesar de sus declaraciones extremas y a pesar de sus 91 acusaciones, ha ido ganando primarias, caucus y delegados a un ritmo constante. Aunque, sus hasta ahora contundentes victorias, tienen mucho que ver con las reglas a la hora de distribuir delegados en muchos de los estados. Reglas que, como en el caso de California, han sido modificadas este año gracias a la influencia del equipo de campaña de Trump, imponiendo la estrategia electoral de “el ganador se lo lleva todo” y favoreciendo por tanto a Trump para sumar con rapidez delegados y cerrar cuanto antes la candidatura.

Su única oposición ha venido de Nikki Haley, que hasta ahora ha logrado reunir alrededor de un tercio de los votos, en gran parte de independientes, algunos republicanos descontentos y votantes con estudios universitarios. Aunque no vaya a ser la candidata tal y como sus números indican, ya ha hecho historia al ser la primera mujer en ganar unas primarias republicanas –en Washington DC y en Vermont–. Pero la importancia del voto de Haley tiene que ver más con noviembre, que con julio cuando la Convención Nacional Republicana oficialice la candidatura de Trump. Porque el voto de Haley parece ser en gran medida un voto anti-Trump, no un voto pro-Haley. En las presidenciales, algunos de sus votantes podrían votar al candidato republicano, y otros puede que no y voten a un tercer candidato o incluso a Biden.  

Así, en lo que se perfila como una carrera muy reñida en noviembre, la distancia entre ganar y perder un estado decisivo es pequeña. Y, por lo tanto, para Trump, el voto de los votantes de Haley podría ser la diferencia entre ganar y perder un estado clave.

Tomemos como ejemplo un swing state como Michigan. En las recientes primarias de Michigan, Haley obtuvo casi 300.000 votos. En 2020, Biden venció a Trump en Michigan por 150.000 votos. Los votantes de Haley podrían muy bien proporcionar al actual presidente los márgenes que necesita para vencer a Trump en Michigan.

Precisamente en las primarias demócratas de Michigan, el mayor problema para Joe Biden no fueron las dos personas que figuraban en la papeleta, sino una campaña de protesta por su política hacia Israel y el conflicto en Gaza que instaba a los votantes a votar “no comprometido” (aunque este voto sólo supuso el 13% del voto total, fue mayor en número que los votos no comprometidos de años anteriores). Aquí surge también la duda de a quien votarán estos electores en noviembre: si votarán a Trump, se quedarán en casa o votarán a un candidato de un tercer partido, haciendo por tanto mella en el número de votos que Biden necesita para vencer de nuevo a Trump.

El supermartes ha mostrado las debilidades y fortalezas tanto de Joe Biden como de Donald Trump y ha sido, por tanto, un primer vistazo a las elecciones generales y a lo que se puede esperar si, como todo indica, se repite la contienda de 2020.


Tribunas Elcano

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