Alemania ante las urnas, Merkel ante su tercer mandato

Alemania ante las urnas, Merkel ante su tercer mandato

A pocas horas de que se celebren las elecciones al Bundestag, un análisis combinado de los sondeos realizados y de la cultura política y parlamentaria alemana lleva a concluir la muy previsible confirmación de Angela Merkel como canciller federal para los próximos cuatro años. Por supuesto, ese nuevo mandato no está garantizado pues aún hay que contar los votos este domingo y negociar después una coalición, pero sólo un desenlace absolutamente inesperado en las urnas o en la posterior formación del gobierno podría evitarlo.

Como se puede ver en la Tabla 1, los sondeos publicados en el último mes –prácticamente a una media de uno diario– apuntan tendencias muy claras. La victoria democristiana es segura, en el entorno del 40%, aunque en ningún caso será con mayoría absoluta, algo que en la historia de la República Federal solo fue capaz de conseguir Konrad Adenauer en 1957. Por su parte, los socialdemócratas mejorarán su desastroso resultado de hace cuatro años pero es muy difícil que superen el 30%, mientras que los Verdes y la izquierda anticapitalista de Die Linke rondarán cada uno el 10%.

PartidoMejor previsión de los sondeosPeor previsión de los sondeosResultado electoral 2009
CDU/CSU423833,8
SPD282223,0
FDP (liberales)7414,6
Die Linke (izquierda)10711,9
Verdes15810,7
Piraten322
AfD (euroescépticos)51
Tabla. Previsiones electorales (%)

El panorama parlamentario puede verse completado si los liberales del FDP y, de forma menos probable, los euroescépticos de Alternative für Deutschland (AfD) logran superar el 5% que da derecho a representación. El resultado que obtengan estos dos partidos –incompatibles entre sí pero que compiten con los democristianos por los votos del centro-derecha– no sólo genera incertidumbre demoscópica sino también política. La irrupción del AfD podría suponer el panorama parlamentario más fragmentado desde las elecciones fundantes de 1949 (un Bundestag con seis partidos, o siete si se contabiliza a la CSU bávara) pero, sobre todo, un escenario inquietante para la UE ya que se estrecharía el margen de maniobra de la política europea alemana, condicionada de cara al futuro por el miedo a un aumento del voto populista. Por lo que respecta a los liberales, si la combinación de la CDU y FDP revalida la actual mayoría absoluta no cabe duda de que ésta volverá a ser la coalición gobernante pero en estos momentos parece difícil que, aun cuando los liberales entren en el Bundestag, consigan aportar al partido de Merkel el peso suficiente para sumar más de la mitad de los escaños. Si no es así, esta posibilidad queda descartada.

Porque, de acuerdo a una práctica muy asentada en Alemania a partir de ciertos rasgos de su cultura política de estabilidad, consenso y moderación, la coalición de gobierno ha de descansar sobre una base de afinidad ideológica que, sobre todo, proporcione comodidad parlamentaria; es decir, lo que en ciencia política se conoce como minimum connected coalition, que contiene el menor número posible de miembros necesarios para asegurar una mayoría absoluta pero descartándose combinaciones entre partidos muy alejados en el espectro político. Así, y atendiendo al auto-posicionamiento que declaran sus votantes,[1] los partidos alemanes intentarán a partir del domingo formar coaliciones mínimamente confortables e ideológicamente compactas y, sólo si no existe ninguna combinación posible entre dos socios, entonces se planteará una coalición a tres bandas.

Por tanto, y volviendo a la hipótesis de que la suma de democristianos y liberales no sea capaz de controlar el Bundestag, las combinaciones alternativas plausibles se reducen a dos pero, en ambos casos, siguen incluyendo al partido de Merkel: CDU-SPD y, como variante algo más exótica, CDU-Verdes. Este panorama reducido de posibilidades de coalición se debe a los factores antes mencionados de cultura política alemana. Así, en primer lugar, aun cuando no es ni mucho menos imposible que la suma de socialdemócratas y verdes supere a los democristianos (sobre todo si los liberales no llegan al 5%), parece imposible que el centro-izquierda alcance por sí la mayoría absoluta que, como se ha dicho, resulta condición sine qua non. Mucho más factible puede resultar esa mayoría si se incluye Die Linke pero esta formación resulta un socio indeseable para los Verdes –y, en menor medida, para el SPD– por su posicionamiento radical y poco posmaterialista, de modo que tampoco es viable esa coalición a tres. Por no respetar tampoco los requisitos antes comentados de la minimum connected coalition, igualmente parecen improbables otras dos modalidades teóricas de coalición a tres bandas que en Alemania se conocen como “semáforo” (socialdemócratas, liberales y verdes) o “Jamaica” (democristianos, liberales y verdes) a partir de los colores que identifican a los partidos que las conformarían. Y, finalmente, la formación anti-euro AfD quedaría al margen de cualquier posible alianza.

De hecho, si se observa lo que ha ocurrido en todas las elecciones regionales celebradas a los parlamentos de los Länder desde 2009 (véase la Tabla 2), las pautas de preferencia para la formación de coaliciones que aquí se han descrito como típicas de Alemania se han respetado siempre. Al margen de los cada vez más extraños casos en los que el SPD y la CDU (o más bien la CSU) pueden gobernar en solitario, los democristianos de Merkel se coaligan siempre con los liberales cuando entre ambos consiguen mayoría absoluta, del mismo modo que lo hacen socialdemócratas y verdes. Si estas dos coaliciones “naturales” no son suficientes, entonces la siguiente preferencia oscila entre la gran coalición CDU-SPD (en vigor ahora mismo en cinco Länder) o CDU-Verdes (opción que se experimentó en Hamburgo en 2008 cuando la CDU la prefirió a la gran coalición y los verdes la prefirieron a una alternativa de izquierda que incluía a Die Linke).

Land
(fecha elección) (población)
% voto CDU% voto FDP% voto SPD% voto VerdesCoalición de gobierno
PrevioPostPrevioPostPrevioPostPrevioPostPreviaPosterior
Baden-Wurtemberg
(27-3-2011) (10,75 millones)
44,239,010,75,325,223,111,724,1CDU-FDPVerdes-SPD
Baja Sajonia
(20-01-2013) (7,77 millones)
42,536,08,29,930,332,68,013,7CDU-FDPSPD-Verdes
Baviera
(15-09-2013) (12,51 millones)
43,4
CSU
48,9
CSU
8,03,118,620,69,48,4CSU-FDPCSU
Berlín
(18-09-2011) (3,49 millones)
21,323,47,61,830,828,313,117,6SPD-LinkeSPD-CDU
Bremen
(22-05-2011) (0,66 millones)
25,720,46,02,436,838,616,422,5SPD-VerdesSPD-Verdes
Hamburgo
(20-02-2011) (1,80 millones)
42,621,94,86,734,148,49,611,2CDU-VerdesSPD
Mecklemburgo-Antepomerania
(4-09-2011) (1,60 millones)
28,823,19,62,730,235,73,48,4SPD-CDUSPD-CDU
Renania-Palatinado
(27-03-2011) (4,0 millones)
32,835,28,04,245,635,74,615,4SPDSPD-Verdes
Renania del Norte-Westfalia
(9-05-2010) (17,84 millones)
44,834,66,26,737,134,56,212,1CDU-FDPSPD-Verdes
Renania del Norte-Westfalia
(13-05-2012) (17,84 millones)
34,626,36,78,634,539,112,111,3SPD-VerdesSPD-Verdes
Sajonia-Anhalt
(20-03-2011) (2,33 millones)
36,232,56,73,821,421,53,67,1CDU-SPDCDU-SPD
Sarre
(25-03-2012) (1,01 millones)
34,535,29,21,224,530,65,95,0CDU-FDP-VCDU-SPD
Schleswig-Holstein
(6-05-2012) (2,83 millones)
31,530,814,98,225,430,412,413,2CDU-FDPSPD-V-SSW
Tabla 2. Resultados electorales parciales, 2009-2014

Brandemburgo (actualmente con una coalición de gobierno SPD-Linke) Hesse (CDU-FDP) Sajonia (CDU-FDP) y Turingia (CDU-SPD) tuvieron sus últimas elecciones en 2009 y no celebrarán nuevas hasta 2014.

En conclusión, salvo un estrepitoso error de las encuestas o un inverosímil cambio de la tradición alemana para formar coaliciones, el próximo gobierno alemán será de solo dos partidos e incluirá en cualquier caso a la CDU (ya sea con liberales, con socialdemócratas o con verdes) y, a su frente, estará Angela Merkel. Dada la debilidad del FDP, el socio más probable parece entonces el SPD. Es también la opción preferida de los alemanes y, además, la que más facilitaría el proceso legislativo considerando la composición de la cámara territorial, pues solo 15 de los 69 votos del Bundesrat están en manos de la actual coalición de centro-derecha. Es verdad que el SPD puede pedir que su entrada en el gobierno se supedite a la elección de otro canciller pero esta condición, sugerida por el candidato Peer Steinbrück, resultará muy difícil de imponer. El hecho es que la popularidad de Merkel está por encima de cualquier otro político alemán e incluso –como también se observa en las Tablas 1 y 2– de su propio partido, que ha sufrido mucho más desgaste electoral que ella en estos cuatro años. En ese caso, además, es cuando podría cobrar fuerza un pacto alternativo con los Verdes o incluso una formación “Jamaica”.

Merkel tendrá pues, cuatro años más. Desde una perspectiva europea –tal y como han puesto de relieve muchos análisis en estas semanas–, habrá algunas diferencias si sigue gobernando con los liberales o si sus nuevos socios son los socialdemócratas pero el hecho innegable es que, pase lo que pase el domingo, no se producirá ninguna ruptura con la política europea practicada en los últimos años. No sólo porque no habrá relevo en la cancillería sino porque el proceso de integración europea que desea Alemania está mucho más asentado en elementos estructurales y en reglas que en coyunturas y discrecionalidades políticas. Es verdad que un europeísmo sincero figura entre esos elementos estructurales pero también es cierto que se trata de un europeísmo condicionado por cierta rigidez intelectual vigilada desde su Tribunal Constitucional y el Bundesbank. Así las cosas, lo más positivo que puede esperar España de la casi segura reválida de Merkel es que el gobierno de Berlín tendrá ahora algo más de tranquilidad y autonomía política para avanzar en la construcción de la nueva gobernanza del euro (con algunas dosis de solidaridad y flexibilidad adicionales si el SPD le acompaña). En cambio, lo más negativo sería que se produjera un traspaso relevante de votos desde el liberalismo pro-europeo hacia el populismo anti-euro, perdiendo así Alemania su condición de único Estado miembro del norte de Europa que hasta ahora ha sabido evitar el éxito de estas formaciones.


[1] En una escala que va del 1 al 10 (siendo 1 la extrema izquierda y 10 la extrema derecha), los liberales y democristianos suelen coincidir en el 5,5; los socialdemócratas y verdes en el 4,5; y Die Linke en el 3,0.