Elecciones en la República Checa, o el miedo a convertirse en Grecia (ARI)

Elecciones en la República Checa, o el miedo a convertirse en Grecia (ARI)

Tema: El miedo a convertirse en Grecia ha influido en las elecciones checas. El perfil del nuevo gobierno: ¿será europeísta o euroescéptico?

Resumen: En la República Checa, país con etiqueta de euroescéptico, se ha formado un nuevo gobierno tras unos inesperados resultados. La mayoría de los votantes han mostrado un enorme deseo de renovación y han barrido con su voto a partidos y líderes que dominaban el escenario político hasta hace unas semanas. El gobierno resultante es producto de las negociaciones de tres partidos: dos de formación reciente (TOP 09 y VV) y el ODS, partido euroescéptico que ha gobernado en este país intermitentemente (desde 1992 a 1998 y desde 2006 a 2009). En este ARI se explicarán algunas variables que han intervenido en los resultados de estas elecciones, especialmente la derivada del miedo a convertirse en Grecia. Además, se tratará de vislumbrar el perfil del nuevo gobierno en política europea, a priori europeísta, teniendo en cuenta que los asuntos exteriores han caído en manos de Karel Schwarzenberg (TOP 09).

Análisis: Durante los días 28 y 29 de mayo se llevaron a cabo en la República Checa elecciones a la Cámara Baja (Cámara de Diputados). Este país, marcado frecuentemente con la etiqueta de euroescéptico –que presidió el Consejo de la UE durante el primer semestre de 2009–, es siempre atractivo para los analistas en política europea porque sabiendo que actualmente ocupa la presidencia de la República Václav Klaus –conocido por su afilada retórica contra la integración europea– es fundamental prestar atención al partido de la coalición que marcará la línea de la política exterior, con el fin de conocer si será capaz de atemperar el discurso de aquel, o por el contrario le dará crédito aplicando su ideología. No olvidemos que la figura del presidente checo en política exterior es sobre todo simbólica. Pero también es conocido el gusto de Klaus por ir por libre e interferir durante sus visitas oficiales al extranjero la línea marcada por el gobierno de turno.

Anteriormente a las elecciones, la República Checa estuvo dirigida durante 13 meses por un gobierno de tecnócratas que habían pactado previamente los principales partidos de la anterior legislatura (ODS y ČSSD). Tras la caída del gobierno de Topolánek (ODS) –en marzo de 2009, al perder una moción de censura encabezada por el socialdemócrata Jiři Paroubek– los principales partidos promovieron la idea de crear un gobierno provisional de funcionarios no políticos hasta la celebración de unas supuestas elecciones anticipadas en octubre de 2009. Pero claro, nunca se produjeron. El Tribunal Constitucional anuló la posibilidad de anticipar las elecciones, debido a una reclamación de un diputado, que exigía el cumplimiento de su derecho a permanecer los cuatro años de legislatura que los ciudadanos le habían otorgado en las elecciones de 2006. La solución fue esperar a mayo de 2010.

El gobierno provisional y tecnócrata encabezado por Jan Fischer, por tanto, se prolongó varios meses más. En lo que atañe a la política europea dejó buen sabor de boca en Bruselas, pues su pragmatismo se interpretó como europeísmo. Primero durante los dos meses que le tocó presidir el Consejo de la UE, y luego con su participación en el resto de cumbres durante las Presidencias sueca y española.

En cuanto a la política nacional, durante el período tecnócrata apenas se tomaron decisiones relevantes que supusieran cambios estructurales para el país. Sin embargo, la imagen del gobierno de Fischer tuvo durante todo su mandato unas cuotas de popularidad altísimas entre la población checa, algo que no suele pasar con el cargo de primer ministro. En este caso concreto, la opinión pública valoraba positivamente el esfuerzo de una elite no política por encauzar una sociedad cuya elite política elegida en las urnas había sido incapaz de crear estabilidad y que además se destruía a sí misma en interminables descalificaciones, cuyo síntoma más evidente fue la caída del gobierno de Topolánek durante la Presidencia checa. Así, en abril de 2010, un mes antes de las elecciones, Jan Fischer era el político más valorado en la República Checa, con un 73% de apoyo (CVVM, abril de 2010).

Elecciones 2010
Los votantes han castigado fundamentalmente a los dos partidos mayoritarios, ODS y ČSSD, que sólo consiguieron el 20% y el 22% de los votos respectivamente, cuando en 2006 fueron del 36% y 32%. También han castigado a dos partidos gubernamentales como el democristiano y los verdes, que no han alcanzado el 5% necesario para tener representación en la Cámara de Diputados. Los votantes han dado la oportunidad a dos partidos de formación reciente, el conservador TOP 09 (Tradición, Responsabilidad y Prosperidad) y el populista VV (Asuntos Públicos), que han alcanzado unos resultados por encima de lo esperado y que les han conducido al gobierno (ver Tabla 1).

Tabla 1. Representación en la Cámara Baja y porcentaje de votos (2010 y 2006)

 20102006
PartidoEscaños
Total 200
% votosEscaños
Total 200
% votos
ČSSD Socialdemocracia5622.087432.32
ODS Centro-derecha5320.228135.38
TOP 09 Centro-derecha4116.70
KSČM P. Comunista2411.272412.81
VV Populistas2410.88
KDU-ČSL Democristianos4.39137.22
SZ Verdes2.4466.29

Fuente: elaboración propia y Oficina de Estadística checa.

Renovación de los actores
Estas elecciones, además de traer una nueva redistribución de la Cámara Baja han reflejado por parte de los votantes un claro deseo de renovación de los actores políticos. Y así, han jubilado desde las urnas a viejos lobos de la política checa. Por una parte, ex primeros ministros como Mirek Topolánek, Jiři Paroubek y Miloš Zeman han quedado fuera de la primera línea política. El primero en abrir el camino fue Mirek Topolánek, aunque en este caso no como consecuencia directa de las urnas. El primer ministro durante 2006-2009 acabó retirándose al inicio de la campaña electoral, como consecuencia de unas declaraciones con un fuerte carácter homófobo, que fueron registradas por un micrófono que debía estar cerrado. Su puesto como líder de la campaña del ODS lo ocupó el entonces vicepresidente del partido, Petr Nečas, hoy ya primer ministro y al que le dedicaremos una atención especial en el apartado de política exterior. En el caso de Jiři Paroubek, líder del ČSSD y primer ministro durante 2005 y 2006, a pesar de sumar el mayor número de votos (22%) dimitió el mismo día del recuento, consciente de que no contaría con ningún apoyo de las otras formaciones políticas. Ni siquiera se atrevió a escenificar la victoria, que aunque pírrica, hubiera presionado al presidente Klaus a que le llamara a él en primer lugar para formar gobierno, y no a Nečas, del ODS, como finalmente ocurrió. Su planteamiento de la campaña al todo o nada, es decir, o gobernar en solitario (con apoyo del Partido Comunista) o morir, significó enfrentarse directamente con todos sus rivales excepto, obviamente, con los comunistas. Esto le costó una fuerte oposición incluso desde la mayoría de los medios de comunicación, que en general no apoyaron a Paroubek, al ver con gran recelo y temor que los comunistas se convirtieran en la llave de un nuevo gobierno. Este aislamiento que sufre el Partido Comunista por parte de la mayoría de los partidos políticos y de los medios de comunicación de su país se debe a que el KSČM es el único partido comunista de toda Europa Central y Oriental que no se reformó tras la caída del régimen. Por tanto, este partido no es que sea heredero del que dirigiera el destino de Checoslovaquia en su aventura pro-soviética durante la Guerra Fría, sino que es el mismo partido de entonces. Y lo que la mayoría de los demócratas no le perdonan es que todavía no haya pedido perdón por los crímenes del pasado. Finalmente, estas elecciones fueron testigos de la efímera reaparición de Miloš Zeman (1998-2002). El que fuera primer ministro con el ČSSD entre 1998-2002 (y en 2003 candidato a presidente de la República para sustituir a Havel, algo que finalmente consiguió Klaus) se presentó en estas elecciones a través de un partido fundado por él mismo (SPOZ), pero al no conseguir el mínimo del 5% de los votos y quedarse sin representación en la Cámara Baja, Zeman dio por concluida su carrera política con bastante buen humor. En la Tabla 2 se observan algunos de los líderes más relevantes y sus respectivos partidos.

Tabla 2. Principales líderes durante las elecciones checas


Partido
Líder
ČSSDJiří Paroubek
ODSPetr Nečas (Topolánek dimite)
TOP 09Karel Schwarzenberg
KSČMVojtěch Filip
VVRadek John
KDU-ČSLCyril Svoboda
SPOZMiloš Zeman
SZOndřej Liška

Fuente: elaboración propia.

Por otra parte, se ha producido la retirada de la primera línea de otros políticos que llevaban trabajando en sus partidos desde la caída del régimen no democrático en 1989. Así, Cyril Svoboda –líder del partido democristiano (KDU-ČSL), y ex ministro de Asuntos Exteriores (2002-2006) durante el tramo final de las negociaciones con la UE, y la adhesión de la República Checa en 2004– ha abandonado la política después de que su partido no alcanzara el 5% de los votos, algo que no había ocurrido en los 17 años de existencia de la República Checa. Otros como Ivan Langer (ODS), ex ministro del Interior durante el gobierno de Topolánek (2007-2009), y que partía como cabeza de lista en la región de Olomouc, no fue elegido a la Cámara Baja porque sus conciudadanos hicieron valer el voto preferencial y eligieron a otro candidato en posiciones bastante inferiores. A Langer se le asociaba con clientelismo político y un excesivo tráfico de influencias. En Praga, su alcalde, Pavel Bém (ODS), hombre de Klaus y bastante euroescéptico en su discurso, mostrándose abiertamente en contra del Tratado de Lisboa en la pasada legislatura, vio como otro partido (TOP 09) le arrebataba por primera vez desde 1992 la supremacía en la capital checa. Además, a pesar de haber ido como cabeza de lista del ODS en Praga, los votantes de este partido eligieron en primer lugar a otro candidato, haciendo uso del voto preferencial, en un claro gesto de desaprobación de la gestión de este político. Estos dos casos mencionados son la punta del iceberg de una campaña llevada a cabo por varias plataformas ciudadanas (como Defenestración 2010) que durante las elecciones pidieron que se votaran a los candidatos en las posiciones más bajas de la lista, con el fin de expulsar (defenestrar simbólicamente) a los viejos rostros de siempre, que suelen ir encabezando las listas.

El fantasma de Grecia
El resultado de las elecciones checas no había sido previsto por ninguna de las encuestas previas a los comicios. Tampoco el escenario político resultante había sido imaginado por ningún sociólogo ni politólogo de este país centroeuropeo. Una de las variables más importantes que han influido en el resultado final ha sido el miedo a que la República Checa se convirtiera en una Grecia centroeuropea. Este fantasma fue invocado durante la campaña electoral a través de los partidos de centro-derecha. El objetivo: atemorizar a una población que según las encuestas previas daban una amplia mayoría al partido socialdemócrata (ČSSD). El símil que infundieron estaba basado, resumiendo, en la siguiente lógica simplista: “Grecia y República Checa tienen una población bastante parecida, 11,2 y 10,5 millones respectivamente. Por tanto, Grecia es un país pequeño como nosotros. Grecia se ha hundido debido a un excesivo endeudamiento público. El ČSSD y el partido comunista (KSČM) proponen un incremento del gasto público, por tanto, habrá un aumento del déficit público que conducirá a nuestro país a la bancarrota. En conclusión, no vote a la izquierda porque nuestro país (República Checa) se convertirá en una nueva Grecia”.

Esta lógica asociativa del miedo dio sus resultados, incluso a pesar de que esa táctica había exagerado en exceso el símil con Grecia: la República Checa no parecía estar ni siquiera cerca de una situación económica tan delicada como la griega. Pero convenció a gran parte de la opinión pública de que para salvarse era prioritario reducir el endeudamiento público, y se convenció de que eso sólo era posible con un gobierno de responsabilidad fiscal desde los partidos de centro-derecha. Una muestra de que este sentimiento finalmente se extendió ampliamente entre una mayoría de los que fueron a votar, se observa en el resultado de una encuesta llevaba a cabo por la empresa SC&C a pie de urna durante los dos días en los que transcurrieron las elecciones. Allí se preguntaba a los votantes cuales creían que eran las prioridades que debía solucionar el futuro gobierno. La mayoría (el 54%) se decantó claramente por “reducir el endeudamiento del Estado”, como refleja la Tabla 3.

En el lado opuesto se situó “la introducción del euro” como moneda nacional, que con el 2%, apenas contaba entre las prioridades de la población checa. La popularidad del euro como futura moneda en la República Checa descendió en abril, un mes antes de las elecciones, al punto más bajo desde que existe esta moneda, con sólo un 38% a favor y un 55% en contra (CVVM, abril de 2010), cuando desde 2002 hasta 2009 siempre había tenido más adeptos que detractores. Este sentimiento negativo sobre el euro, relacionado con la crisis de Grecia y la zona euro en general, fue aprovechado por el presidente Klaus en mayo y junio para reforzar su discurso contra la integración europea y criticar la ineficacia del Euro. Ante este panorama, el nuevo gobierno entrante no se ha atrevido todavía a poner ninguna fecha de referencia sobre la que ajustar los criterios de adopción al euro.

Tabla 3. Las prioridades que debe solucionar el nuevo gobierno (encuesta a pie de urna)


Prioridades
%
Reducir el endeudamiento del Estado54
Detener la corrupción en la administración pública47
Mejorar la calidad de la educación37
Apoyo a los empresarios para crear nuevos puestos de trabajo32
Mejorar la calidad del sistema de salud32
Asegurar el acceso a la justicia23
Aumentar la seguridad ciudadana21
Detener la subida de los alquileres8
Introducir el Euro lo antes posible2

Fuente: elaboración propia y SC&C.

¿Gobierno euroescéptico o europeísta?
En el nuevo gobierno no hay ninguna mujer. Un aspecto bastante criticado. Esta notable ausencia femenina se ha tratado de compensar dándole una mayor responsabilidad en la Cámara Baja, donde la presidenta será Miroslava Němcová, además de dos vicepresidentas. El gobierno se ha formado con 15 carteras de las que seis han sido para el ODS, cinco para TOP 09 y cuatro para VV. Sin entrar en más detalles sobre el nuevo gobierno, es preciso dar prioridad a lo que realmente interesa en este ARI: vislumbrar algunas pistas sobre la política exterior de este país y en concreto sobre la europea. Para ello veamos el perfil de las dos personas más relevantes en este sentido: la del primer ministro, Petr Nečas (ODS), y la del ministro de Asuntos Exteriores, Karel Schwarzenberg (TOP 09).

Petr Nečas
El hoy primer ministro checo era hasta abril el segundo de a bordo en el ODS. Sin embargo, la dimisión de Topolánek el pasado primero de abril lo convirtió en el líder de la campaña electoral y ya en junio presidente del partido. Este moravo de la región oriental de Zlín, nació en 1964 y se afilió al ODS en 1991, el mismo año de su fundación. Ha sido elegido diputado desde 1992, y entre 2007 y 2009 fue ministro de Trabajo y Asuntos Sociales en el segundo gobierno de Topolánek.

El partido que preside Nečas, sin ser un partido anti-UE, se ha comportado tradicionalmente como un partido euroescéptico en el sentido de que ha visto con recelo cualquier intento de profundización de la integración europea. Durante la Presidencia checa en la UE, el ODS estuvo dividido en torno a la aprobación del Tratado de Lisboa. Finalmente, la mayoría de sus diputados y senadores votaron a favor del mismo, en un momento en el que el propio Topolánek, que apoyaba el texto, reconoció públicamente que durante la Presidencia europea disminuyó su euroescepticismo y en general la de su partido. La marcha de Klaus del ODS en diciembre de 2008 facilitó la “europeización” de este partido, al menos, en cuanto al Tratado de Lisboa se refiere; pero al mismo tiempo contó con la contradictoria actitud de abandonar el Partido Popular Europeo tras las elecciones europeas en junio de 2009 y aliarse con los conservadores británicos de David Cameron para formar un nuevo grupo euroescéptico en el Parlamento Europeo.

Por otra parte, se debe destacar que la mayoría de los votantes del ODS son bastante europeístas, y tanto las bases como sus líderes en las regiones también. Y aquí es donde se produce, con la llegada de Nečas, una incógnita. ¿Seguirá el partido una línea menos euroescéptica heredando el pragmatismo de Topolánek, o en cambio volverá a la dureza de los tiempos de Klaus? Nečas, aunque no es de Praga, siempre ha estado en el círculo de Praga. Al mismo tiempo es conocida su proximidad ideológica y personal con el presidente Klaus. Se trata de una incógnita porque a pesar de su conexión con Klaus no se tienen referencias públicas de sus opiniones sobre la UE. En cualquier caso, el premier checo, teniendo en cuenta que la política exterior la dirigirá el TOP 09, no debería entrometerse en los asuntos europeos, más si cabe porque Nečas tendrá mucho trabajo en casa con las reformas que se avecinan.

Karel Schwarzenberg
Nacido en Praga en 1937, este político marcará la agenda y las prioridades de la política europea de su país. Tiene vocación europeísta y atlantista, al igual que su partido (TOP 09). Además, conoce bien la cartera de Asuntos Exteriores. La ocupó durante el segundo gobierno de Topolánek (2007-2009). Entonces representaba como independiente al partido de los Verdes. Sin embargo, en aquella ocasión sus poderes fueron recortados por un euroescéptico ODS –entonces el principal partido de gobierno– que quiso a toda costa controlar la política europea. El fin era claro, protagonizar la Presidencia de la UE durante el primer semestre de 2009; y así, dos años antes de la llegada de esta, inventó la vicepresidencia para Asuntos Europeos, una institución independiente del Ministerio de Exteriores, que encabezó Vondra (ODS), hasta la caída del gobierno de Topolánek.

Sin embargo, en esta legislatura el nuevo gobierno ha decidido eliminar la vicepresidencia para Asuntos Europeos, y por tanto la política comunitaria regresa al Ministerio de Exteriores. En este sentido, es de esperar que Karel Schwarzenberg despliegue una política y un discurso europeísta que contrarreste el carácter de Klaus, acostumbrado a pisar el terreno al gobierno. Las relaciones entre ambos políticos no son buenas. Klaus que suele opinar sobre todo, se cebó con el nombramiento de Schwarzenberg en 2007 para el Ministerio de Exteriores, al decir que este hombre relacionado con Austria y con la desaparecida aristocracia austriaca, iba a defender los intereses de ese país germánico y no los de la República Checa.

Si atendemos la línea diplomática que ha desarrollado Karel Schwarzenberg a través de su carrera, y también si observamos el programa electoral de TOP 09, es posible vislumbrar a priori cuáles serán las preferencias del Ministerio de Asuntos Exteriores. Sus pilares fundamentales estarán en la UE, la OTAN y las relaciones con EEUU y con Rusia. Con respecto a la UE, siempre se ha mostrado partidario de la integración europea y del Tratado de Lisboa. Apoyará la ampliación de la UE a los Balcanes occidentales y trabajará para defender la eliminación de las barreras proteccionistas que, según ellos, impiden a los países en desarrollo importar sus productos al mercado europeo. Especialmente con respecto a los productos agrícolas es de esperar que se produzca un choque con España y Francia en el ámbito de la PAC (Política Agrícola Común) cuando se trate una nueva reforma en 2013, pues la República Checa se queja del excesivo gasto en subsidios, del que se benefician especialmente los países sureños.

Con respecto a la OTAN, la República Checa es miembro desde 1999 y desde entonces ha sido un socio activo. La visión del Ministerio de Asuntos Exteriores seguirá la línea que ya marcara en su periodo 2007-2009, apoyando y cooperando activamente en la política que la Organización Atlántica ha desplegado para Afganistán, Pakistán e Irán. Las relaciones con EEUU son primordiales en Praga desde la caída del régimen socialista en 1989. Es de sobra conocido el atlantismo de Karel Schwarzenberg y su interés en seguir reforzando su alianza con Washington. El caso de Rusia es siempre delicado en la República Checa. Por una parte, existen intenciones por mantener buenas relaciones con Rusia, especialmente en el campo de la energía. Pero al mismo tiempo existe un fuerte recelo en Praga por los esfuerzos de Moscú en restaurar su influencia en centroeuropea. Este miedo expansionista a la potencia rusa es hoy actualidad en la República Checa al hacerse público que los servicios secretos en Praga han detectado un aumento de la actividad de la inteligencia rusa en su territorio, con el fin de posicionar a “simpatizantes” de Rusia en los puestos relevantes de la administración checa, tanto a nivel nacional como local.

Conclusiones: Las últimas elecciones checas han renovado el ambiente político y han impregnado a la sociedad de una atmósfera de cambio que no se vivía desde la Revolución de Terciopelo en 1989. El ciudadano, instalado desde hace años en una cierta posición de resignación a los designios de la política –“todo es lo mismo de siempre”– ha reaccionado y se ha dado cuenta que tiene cierto poder para poner y quitar en democracia. Y así, les ha marcado los límites a aquellos personajes políticos que creían que tras sus cargos públicos podían actuar de cualquier forma. Esta movilización o interés repentino por la política ha tenido que ver en cierta medida con el miedo a convertirse en Grecia. Es decir, traducido al lenguaje simbólico de la nación checa, ese miedo significaba regresar a un tiempo de miseria encarnado en los años del régimen socialista, cuando los recursos escaseaban y la prosperidad era una utopía.

En cuanto a la política europea, el regreso de Schwarzenberg al frente del Ministerio de Exteriores y el regreso de los asuntos europeos a dicho Ministerio –tras el secuestro del ODS en la legislatura anterior– supondrá un previsible despliegue de un espíritu europeísta, aunque sentirá el aliento del ODS para que la República Checa no se esfuerce más en ampliar la integración europea. En 2013, cuando se negocien los nuevos presupuestos y se trate una nueva reforma de la Política Agraria Común, es de esperar que la posición checa se una a la de aquellos Estados que pretenden recortar, según ellos, el enorme gasto que suponen los subsidios a los agricultores. Chocará con la posición de Francia y España.

De estas elecciones ha salido un gobierno tripartito sobre el que pesa la responsabilidad de no decepcionar a su ciudadanía ante las enormes expectativas de cambio. Eso implica luchar contra la corrupción y subir el nivel de vida lo antes posible. De lo contrario, al igual que ocurrió tras la Revolución de Terciopelo –donde las altas expectativas se convirtieron en decepción ante una realidad caótica que les llevó entre otras cosas a la desaparición de Checoslovaquia–, la desmoralización que pudiera sobrevenir a otro fallo de la clase política abriría, tal vez, un espacio idóneo para el cultivo masivo de tendencias populistas.

Daniel Esparza
Doctor europeo en Ciencias Políticas y profesor en la Universidad Palacký de Olomouc, República Checa