¿Qué hacer contra el Estado Islámico?
El autodenominado Estado Islámico se configura como una amenaza que se añade y en modo alguno sustituye a la relacionada con al-Qaeda como estructura terrorista global y sus organizaciones filiales.
El autodenominado Estado Islámico se configura como una amenaza que se añade y en modo alguno sustituye a la relacionada con al-Qaeda como estructura terrorista global y sus organizaciones filiales.
La prioridad del denominado Estado Islámico (EI) es mantener y expandir el Califato en Libia que equivaldría al establecimiento de un foco especialmente grave de amenaza terrorista frente a las costas de su frontera meridional.
El análisis diario de la realidad internacional muestra que tropezamos incesantemente en las mismas piedras.
Los países occidentales y árabes se plantean intervenir ahora son los mismos que quitaron hace pocos años el tapón que contenía en Libia las aguas agitadas del yihadismo, la inmigración ilegal y los tráficos ilícitos.
Si consolidar un alto el fuego en el Este de Ucrania va a resultar difícil, más lo será preparar una paz.
En los países occidentales en general y en los europeos en particular se teme que los atentados relacionados con la yihad terrorista individual, en conjunto relativamente escasos hasta hace tres o cuatro años, estén incrementando su frecuencia.
El conflicto de Ucrania se ha llevado casi toda la atención de la 51ª Conferencia de Seguridad de Munich.
No poco se ha especulado sobre simbolismo escondido, notoriedad mediática y hasta casuística hachemí a la hora de explicar por qué fue quemado vivo el piloto jordano capturado en Siria por miembros del EI.
La “gota” rusa pone a prueba el deseo de acomodación y apaciguamiento de la mayor parte de los vecinos occidentales, invita a romper la unanimidad sobre las sanciones y alimenta el pulso que Rusia mantiene con Occidente.
El presidente Barack Obama ha vuelto a situar la ciberseguridad y su defensa en primera línea de la agenda política de EEUU.
Tanto la transformación sin precedentes que registra el yihadismo dentro de España como la evolución de este fenómeno en torno al Mediterráneo Occidental tienen implicaciones en materia de estrategias, políticas y programas antiterroristas para nuestro país.
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