La tecnología y las acciones encubiertas han sido elementos dinamizadores de la evolución en una Comunidad de Inteligencia fraccionada desde sus orígenes y que ido progresando hacia su centralización para mejorar su coordinación y eficacia.
Como se comprueba a través del caso brasileño, no siempre el crecimiento económico, el desarrollo, la proyección internacional o el aumento en el presupuesto de las fuerzas de seguridad garantizan el control del crimen organizado.
La UE ha descartado regular el uso del cifrado, afronta nuevos retos de ciberseguridad con el Internet de las cosas (IoT) y su Reglamento general para la protección de datos personales (RGPD) va a entrar en vigor.
A la espera de que Donald Trump cumpla con su amenaza de volver a convertir a Irán en “el malo de la película”, arrojando a la papelera el acuerdo nuclear de 2015, se intensifican visiblemente los preparativos para conformar una coalición militar árabe en su contra.
En la última década se han modificado las rutas de transporte, se han transformado las organizaciones criminales y también ha cambiado el mercado internacional. Estos cambios son especialmente relevantes para España, principal país distribuidor europeo.
Las lecciones aprendidas por AQMI al-Qaeda en el Magreb Islámico tras años de actividad en el Sahel han cristalizado en la creación de JNIM, cuya propaganda analiza este documento para arrojar luz sobre esta nueva alianza y su relación con la matriz regional.
Ese es, en esencia, el mensaje que Washington, Londres y París han enviado al régimen de Bashar al-Assad en Siria. Puede parecer chocante que la forma de hacerlo haya sido a través de un ataque, pero no cabe llegar a otra conclusión.
¿Cómo se pueden interpretar los procesos de expansión territorial de la criminalidad organizada desde América Latina hacia África y sus repercusiones dentro del espacio regional africano?
Por si fuera aún necesario hacerlo más visible, la reunión del pasado día 4 entre Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdoğan y Hassan Rohaní dejó definitivamente claro que Bashar al-Assad cuenta con una triple alianza que, a pesar de sus diferencias internas, está dispuesta a mantener su apoyo a Damasco hasta el final.
El Gobierno sirio tiene la certeza de que todo lo más que pueden esperar de una intervención occidental es una acción puntual.
Mientras algunos “hombres fuertes” practican guerras híbridas y comerciales, las mujeres mediadoras suman fuerzas y aúnan estrategias para lograr su participación activa en la prevención de conflictos y en la construcción de la paz.
La privatización de los conflictos armados y el outsourcing militar se ha extendido durante estas dos últimas décadas y, con ello, también lo han hecho los agentes implicados.