La probabilidad de que Japón y Corea del Sur sufran atentados terroristas, la vulnerabilidad de sus tropas, aún en fase de despliegue parcial en Irak, y la relación que verían los electorados entre el envío de soldados y una venganza de la red de al-Qaeda, como ocurrió tras el 11-M, son nuevos factores valorados también por los miembros asiáticos de la coalición en Irak. A la vez, Corea y Japón se enfrentan a delicados equilibrios políticos internos y a próximas elecciones parlamentarias. Ambos países se cuentan entre los grandes importadores de hidrocarburos del Golfo Pérsico. Por añadidura, Japón y Corea ya han sufrido víctimas civiles en Irak y en la última década Japón ha registrado persistentes atentados terroristas, aunque de origen interno. Por otro lado, la operación en Irak reportaría nuevos márgenes de actuación para la política exterior de ambos países, especialmente importantes para Tokio
Por Augusto Soto
14 Abr 2004 //
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