La cuestión inglesa (y británica) en Escocia
Una mayor autonomía para Escocia puede volver a reabrir la llamada “cuestión de West Lothian” o “cuestión inglesa”, si los independentistas pierden el referendum del 18 de septiembre de 2014.
Una mayor autonomía para Escocia puede volver a reabrir la llamada “cuestión de West Lothian” o “cuestión inglesa”, si los independentistas pierden el referendum del 18 de septiembre de 2014.
Aunque los demócrata-cristianos ganaron las últimas elecciones al Parlamento Europeo, la fragmentación del voto y el auge de las opciones euroescépticas y eurocríticas han reabierto el debate sobre qué política fiscal debe seguir la zona euro.
La mayor politización de la Comisión Europea es positiva, para acercar más esta institución esencialmente burocrática al sentido democrático y a los ciudadanos.
Al cumplirse el 28 de junio el centenario del atentado de Sarajevo, hay dos formas de conmemorar el centenario de la I Guerra Mundial: considerarla como una época superada en la historia de Europa y usarla para seguir haciendo una profesión de fe nacionalista.
Hoy tenemos que alejarnos de la idea de unos Estados Unidos de Europa, para pensar en la UE como una res publica, como una República, para volver a poner a los ciudadanos y a la sociedad civil en su centro, que han abandonado.
Detener o hacer retroceder la integración en algunos casos necesitaría de reformas en los tratados a los que muchos gobiernos se resisten por temor a los consiguientes refrendos populares. Ahora empieza la verdadera batalla por Europa.
¿Quién ha ganado las elecciones? Sin duda, el gran vencedor de los comicios europeos de la última semana de mayo es, nuevamente, la abstención.
Aunque el resultado de las elecciones europeas ha generado un terremoto sin precedentes, el impacto práctico del nuevo Parlamento en los temas económicos será limitado.
El domingo 25 de mayo se celebraban las elecciones al Parlamento Europeo en España, unas elecciones marcadas por una serie de novedades que han pasado ciertamente desapercibidas por el conjunto de la opinión pública de nuestro país.
Europa necesita cambiar, reinventarse. Ese es el mensaje de las elecciones europeas. Hacia otra Europa, combinación de más Europa en algunos sentidos, menos en otros, y sobre todo, mejor Europa. Pero los resultados de los comicios son desalentadores.
La crisis del euro, además de dividir a los países europeos, se está convirtiendo en una pesadilla para los ciudadanos. En los países del sur la pertenencia a la moneda única implica austeridad, recortes y convulsión social. En los del norte, ser parte del euro supone aceptar una solidaridad impuesta.
Ni la campaña de estas elecciones ha sido tan diferentes, ni los resultados serán presumiblemente muy distintos. España seguirá votando poco, con escasa información, en clave nacional, a partidos europeístas, y, mayoritariamente, al PP y al PSOE.
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