Resumen ejecutivo[1]

La creciente presencia y proactividad del sur global representa un cambio estructural en el sistema internacional que exige una actualización estratégica de las relaciones de España y la Unión Europea (UE) con este conjunto heterogéneo de países. La evidencia muestra que estas relaciones van más allá de la ayuda al desarrollo y son ya sustanciales y crecientes, tanto en comercio como en inversión directa, cooperación científica y tecnológica, e incluso en el plano diplomático y de seguridad. Por lo tanto, esta reconfiguración debe extenderse a todas las dimensiones, adoptando una aproximación más integral.

En primer lugar, es necesario abandonar enfoques reduccionistas que tratan el sur global como un bloque homogéneo o que atienden únicamente a criterios geográficos. En su lugar, se debe adoptar una estrategia sensible a las características políticas, económicas y sociales de cada país, región o agrupación interregional.

En segundo lugar, es conveniente construir estas nuevas relaciones desde el reconocimiento de intereses y valores compartidos y del potencial estratégico de estas alianzas en un contexto global más fragmentado. La creciente asertividad del sur global en foros internacionales y su mayor protagonismo económico y político refuerzan la necesidad de un diálogo político más estructurado y sostenido por parte de España y la UE.

Por último, resulta imprescindible avanzar hacia una gobernanza más coherente de la política exterior hacia el Sur global, articulada a través de una mayor coordinación gubernamental y multilateral y la superación de una visión exclusivamente donante-receptor. España cuenta con activos únicos –históricos, culturales, institucionales y económicos– para desempeñar un papel relevante en este nuevo escenario.

1. Introducción

En pocas semanas de mandato, la Administración Trump ha anunciado barreras arancelarias a sus principales socios comerciales, suspendido la actividad de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), anunciado el fin del apoyo a Ucrania en la guerra con Rusia y coqueteado con la idea de abandonar tanto la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN). Éstas son sólo algunas de las medidas que, de llevarse a cabo en su integridad, pondrían fin al sistema multilateral creado al terminar la Segunda Guerra Mundial; un sistema en el que Estados Unidos (EEUU), además de ser un pilar de dicho sistema, era un aliado estructural de Europa.

Desde hace al menos tres legislaturas, EEUU es un actor internacional cada vez menos multilateral. Esto se acentúa durante las legislaturas de Trump quien, además, hace del país una potencia marcadamente hostil incluso para algunos de sus socios tradicionales.

En paralelo, en las últimas décadas, se han ido consolidando nuevas potencias regionales y globales, en su mayoría, no occidentales y todas ellas países en desarrollo hasta finales del pasado siglo. Son obvios los casos de China, como nueva potencia mundial, o Brasil, como clara potencia regional. También lo es el de la India, otra potencia regional que, tras décadas de un modelo de desarrollo económico volcado en su mercado interior, invierte ahora en un mayor protagonismo internacional.

Europa, o la UE más concretamente, con vocación liberal y aperturista, se desenvuelve (o desenvolvía), lógicamente, con más soltura en un sistema multilateral de carácter marcadamente occidental, que muchos de sus Estados miembros contribuyeron a construir. Asimismo, las prioridades actuales del conjunto de la Unión, como la reconstrucción de una base productiva más tecnológica, la transición digital y verde, la autonomía estratégica o la protección de su integridad territorial y de sus fronteras requieren, además de un mayor nivel de integración dentro de la UE, que ésta participe activamente en el sistema internacional y contribuya así a moldearlo. Dicho de otra manera, la UE no puede permitirse un repliegue. España tampoco puede hacerlo, encontrándose en encrucijadas muy similares a las de la Unión al haberse sumado a este espacio político y económico hace casi 40 años.

Ante (lo que parece) la pérdida de un aliado estratégico en EEUU, una relación aún distante con la India y compleja con China o un enfrentamiento abierto con Rusia, resulta imprescindible, para Europa en general y España en particular, encontrar aliados estratégicos en el sur global, para lo que es necesario reconfigurar sus relaciones con ellos. La reconfiguración de las relaciones de Europa y de España con el sur global requiere, en primer lugar, de una mejor comprensión de ese complejo, diverso y muy amplio grupo de países. El sur global, en el que podemos incluir 173 territorios y países[2], con una población de cerca de 7.000 millones de personas (86,5% de la total) y unas economías que suman el 43% de la mundial[3] es mucho más que China, la India, Brasil y Rusia. Llevan, además, organizándose en esquemas multilaterales, en muchos de los cuales no han participado países del norte, al menos desde el año 1955, momento en el que se celebra la Conferencia de Bandung. En segundo lugar, es también necesaria una lectura más granular de las relaciones económicas y políticas de España y Europa con el sur global.

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[1] Los autores agradecen muy sinceramente los comentarios de Ana Ballesteros, Marta Driessen, Miguel Otero y María Santillán O’Shea, que han contribuido a mejorar sustancialmente nuestro análisis.

[2] El Sur global se define en este trabajo con: (1) la totalidad de los países americanos, con la excepción de Canadá y EEUU; (2) todos los asiáticos, con la excepción de Japón; (3) todos los oceánicos, con la excepción de Australia y Nueva Zelanda; (4) todos los africanos; y (5) en Europa, Albania, Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Bosnia y Herzegovina, Georgia, Macedonia del Norte, Moldavia, Rusia, Serbia, Turquía y Ucrania.

[3] Cálculos propios con base en datos tomados del Banco Mundial (World Development Indicators). Acceso el 5 de marzo de 2025.

Imagen: Mapa del mundo con líneas de conexión brillantes. Foto: Yuichiro Chino / Getty Images.