Marte, Venus y la Vía Láctea: España en la encuesta Transatlantic Trends 2004 (ARI)

Marte, Venus y la Vía Láctea: España en la encuesta Transatlantic Trends 2004 (ARI)

Tema: En este ARI secomentan los resultados del estudio Trasatlantic Trends 2004 del German Marshall Fund

Resumen: Recientemente se han dado a conocer los resultados del estudio comparativo de opinión pública Transatlantic Trends 2004 del German Marshall Fund. La encuesta pone de relieve los puntos de acuerdo y desacuerdo entre las opiniones públicas norteamericana y europea en política exterior. ¿Cómo se sitúa España en este escenario?

Análisis:

Introducción

En 2004, España ha sido incluida por primera vez en el estudio Transatlantic Trends del German Marshall Fund. Las conclusiones generales del Transatlantic Trends 2004 (TT-2004) son conocidas. En el análisis nos centramos en el caso español.

El Real Instituto Elcano, a través de su Barómetro, ya había replicado en años anteriores las preguntas del estudio. Las conclusiones apuntaban a unos rasgos específicos de la opinión pública española, más pacifista, multilateralista e internacionalista que otros países europeos.

Pero en esta ocasión se plantea una interrogante clave. España, a diferencia de otros países europeos, y como los EEUU, sí ha sufrido un ataque del terrorismo islamista: el 11-M. ¿En qué medida ha afectado los cimientos de la opinión pública española en política exterior?

Antes de desgranar los resultados referidos a España, quizá sea útil resaltar las principales conclusiones del TT-2004. Como quiera que están recogidas en el informe y han tenido un amplio eco (véase la página web de la Fundación BBVA y también el comentario de Rafael López Pintor en El País del 1/X/2004), recordaremos únicamente aquellos que nos permitirán contextualizar el caso español.

El estudio deja constancia del amplio consenso transatlántico sobre la amenaza del fundamentalismo islámico y el terrorismo internacional. A ambos lados del Atlántico también se considera que hay unos valores compartidos.

Las diferencias entre Europa y los EEUU alcanzan más allá de la polémica de Irak. Desde Europa se pone cada vez más en cuestión la hegemonía norteamericana y se defiende la necesidad de una alternativa europea. Aún así, el deterioro de la imagen de los EEUU se ha detenido. La superpotencia europea debe cooperar, y no competir con los EEUU.

En los EEUU se defiende una visión más realista del uso de la fuerza, para defender exclusivamente intereses nacionales. Comparativamente, en Europa obtiene más legitimación la intervención humanitaria.

La última idea importante es la división entre las dos Europas, que convenimos en llamar Vieja y Nueva. El TT-2004 resalta que el uso de la fuerza militar es el cleavage que separa a unos países de otros. Holanda e Italia, más unilateralistas y belicistas, se diferencian de Alemania y Francia.

Pero la división se da incluso en el núcleo de la Vieja Europa, entre Francia y Alemania. En Francia predomina una visión más belicista y también más beligerante con la potencia norteamericana.

La mayoría de los franceses (el 82%) aprueba el uso de la fuerza contra otro país para neutralizar el riesgo de un ataque terrorista, mientras que en Alemania ronda el 50%.

El 70% de los franceses sostiene que Europa debe tener mayor poder militar para defender sus intereses al margen de los EEUU, mientras que en Alemania el porcentaje está, de nuevo, en el 50%.

En el mismo sentido, el 55% de los franceses desea una superpotencia europea aunque aumente el gasto militar, mientras que es algo que sólo desea uno de cada tres alemanes.

España ante el terrorismo internacional: el efecto del 11-M

Ya hemos señalado que aparentemente hay un consenso internacional sobre la amenaza del terrorismo internacional. Ahora bien, haber sufrido o no un ataque es relevante. El 11-S y el 11-M han dejado su huella en la opinión pública.

A la pregunta “a la hora de decidir el partido al que votaría en las próximas elecciones generales ¿qué cuestión es más importante para Vd.?”, en todos los países la educación y la economía se sitúan por delante de otras consideraciones. Pero la lucha contra el terrorismo internacional es importante para un 34% de los entrevistados en España, semejante al 31% de los EEUU. Es el doble del porcentaje medio en Europa (15%).

El temor a un ataque terrorista con armas de destrucción masiva alcanza a un 77% de los españoles, convirtiéndose en el valor más alto de Europa, cuya media se sitúa en el 56%. El porcentaje español es similar al 75% de los EEUU.

Finalmente, la percepción de la amenaza del fundamentalismo islamista alcanza en España uno de sus máximos valores (60%), casi 10 puntos por encima de la media europea y la norteamericana (50%).

Sin embargo, España y los EEUU difieren en el enfoque dado a la solución. Dos de cada tres norteamericanos (el 63%) está de acuerdo con que “la acción militar para eliminar a las organizaciones terroristas es forma apropiada de combatir el terrorismo”, porcentaje muy similar, por cierto, al de Turquía (74%). En España la opinión pública está dividida y el porcentaje se sitúa en el 44%, en torno a la media europea.

Aunque tampoco la estrategia de la lucha contra la pobreza obtiene los mismos apoyos: 40% en España y 50% en EEUU. Quizá todavía bajo el impacto causado por el 11-M, la opinión pública española no se decide ni por el palo (estrategia norteamericana) ni por la zanahoria (estrategia europea).

El pacifismo español

La causa del rechazo a la acción militar contra el terrorismo es el pacifismo excepcional de los españoles.

Ante la idea de que “en algunas circunstancias la guerra es necesaria para que se haga justicia”, España es con diferencia el país más antibelicista. Si se alcanza un 84% en los EEUU, que se reduce al 40% en la media europea, en España la cifra es del 25%.

Los españoles rechazan con igual vehemencia el dictum clásico de que “la mejor manera de garantizar la paz es a través del poder militar”, es decir el si vis pacem para belum. Su apoyo es alto en los EEUU (54%) pero también, con un 60%, en Turquía, mientras que desciende al 28% en Europa. Pues bien, en España sólo está de acuerdo el 18%.

Probablemente, el pacifismo es resultado de la larga sombra de la Guerra Civil. El 11-M no ha cambiado esto.

Aparentemente, puede resultar una opinión pública ingenua. Pero si en abstracto se rechaza el uso de la fuerza, ante situaciones concretas se justifica, e incluso más que en otros países.

En el estudio TT-2004 se preguntaba si “se aprueba el uso de la fuerza militar para resolver distintas situaciones”:

·        Terrorismo: “para prevenir un ataque terrorista inminente”.

·        Ayuda humanitaria: “para hacer llegar comida y asistencia médica a las víctimas de una guerra”

·        Guerra civil: “para poner fin al conflicto en una guerra civil”.

·        Petróleo: “para garantizar el suministro de petróleo”.

·        Mantenimiento de la paz: “para garantizar la paz tras el fin de una guerra civil”.

·        Derechos humanos: “para derrocar un gobierno que viola los derechos humanos”.

·        Armas nucleares: “para evitar la extensión de armas nucleares”.

·        OTAN: “para defender a un aliado de la OTAN que haya sido atacado”.

Y ahora en realidad España no difiere tanto del resto de los países europeos. Únicamente hay dos puntos.

En un caso somos más beligerantes. Estamos más dispuestos a usar la fuerza en caso de que sea necesario para poner fin a una guerra civil en el extranjero. Sólo un 38% lo aprueba en los EEUU, frente al 56% en Europa. Pues bien, el porcentaje alcanza el 70% en España, el tercer valor sólo por detrás de Eslovaquia (83%) y Turquía (81%). Sin duda, otra vez resuena el eco de la Guerra Civil española.

En otro caso somos menos beligerantes: en la justificación de la acción militar para defender a un aliado de la OTAN. Frente al 75% en Europa y casi un 90% en los EEUU, encontramos un 69% en España.

Esta reserva es consistente con la opinión sobre la OTAN. La tibieza de los españoles (55% con opinión positiva), en la parte baja de los países europeos, contrasta con el 70% de Alemania, el Reino Unido y Holanda.

Antiamericanismo y multilateralismo

Otro aspecto a destacar es que, mientras que en otros países europeos el deterioro de la imagen de los EEUU ha tocado fondo, en España continúa.

Desde luego, en toda Europa es generalizado el rechazo de la política exterior de George Bush. Sólo uno de cada cinco europeos la aprueban, mientras que en los EEUU al menos se llega al 51%. España es con Turquía, Alemania y Francia de los países más críticos. Sólo un 10% tiene una imagen positiva.

Pero resulta que el alcance de la crisis en España es mayor que en otros países. Por la falta de vínculos históricos bilaterales EEUU-España que puedan servir de colchón, se está dañando en mayor medida que en otros países la imagen de los EEUU.

España es de los países europeos en los que más se rechaza el liderazgo de los EEUU en la arena internacional. Si un 36% de los europeos cree que a pesar de su rechazo de la política actual de Bush los EEUU deben ser los líderes mundiales, en España dicho porcentaje sólo llega al 18%. Sólo hay otro país más reacio: Turquía, con un 16%.

Y España es también el país de la UE con una peor opinión sobre los EEUU. Si la media europea de valoración positiva es del 55%, en nuestro país sólo se alcanza un 42%, únicamente superado por el 28% de Turquía.

Ante la cuestión de “qué es más importante para los intereses del país: los EEUU o la UE” son mayoría los europeos que creen que es la UE. El 88% en España se sitúa ligeramente por encima del 80% de la media europea.

En este punto hay que subrayar que en España se ha producido una mudanza sustantiva en las percepciones. En cierto modo, el giro transatlántico de Aznar en la política exterior caló en parte de la población española. A tenor de los resultados de la quinta ola del Barómetro del Real Instituto Elcano, encuesta realizada en febrero de 2004 (por lo tanto, poco antes del cambio de gobierno), uno de cada tres españoles consideraba que los EEUU eran tan importantes como la UE para los intereses de España. El cambio de gobierno y su retorno al discurso europeísta de antaño ha hecho que en pocos meses el porcentaje descienda al 7%.

En clara consonancia con el pacifismo, España es uno de los países europeos en los que menos se desea aumentar el gasto militar para que la UE se convierta en una superpotencia. Sólo uno de cada dos españoles está de acuerdo. Ahora bien, más que en otros países europeos, en España este deseo está alimentado por el antiamericanismo: es el país en el que más se hace:

·        Porque “así podría competir con los EEUU” (41%, frente a la media europea del 30%).

·        Y menos, porque así podría “cooperar más efectivamente” con los EEUU (47%, frente a la media europea del 63%).

Una última muestra del recelo ante los EEUU. Respecto a la posibilidad de “volver a enviar tropas a Irak para ayudar en la reconstrucción y la seguridad si la ONU aprueba una fuerza multinacional”, así a secas obtiene el apoyo del 66% de los españoles. Sin embargo, al añadir la cláusula de “bajo el mandato de los EEUU” dicho apoyo baja al 43%.

Probablemente el rechazo a la política exterior de Bush está relacionado con el multilateralismo. A la pregunta de “si están en juego los intereses vitales de su país, ¿está justificado prescindir de la ONU?”, España es con Italia el país en el que menos se justifica. Sólo lo hace un 38% de los encuestados, frente al 59% en los EEUU. Pero hay que subrayar que también en otros países europeos, como Holanda (58%) y el Reino Unido (61%), o incluso en Francia (46%), encontramos este condicionamiento que no se da en España.

Aunque lo anterior no impide que la opinión sobre la ONU sea menos entusiasta que en otros países. En nuestro país encontramos un 60% de valoraciones positivas, frente a la media europea del 70 (casi el 80% en el Reino Unido y Alemania).

Otro tema clave en el que se pone de manifiesto la visión incluyente de los españoles es la adhesión de Turquía a la UE. España, como Italia y los EEUU, está entre los países europeos más entusiastas, con un 39% que piensa que sería “una buena cosa”, próximo al 43% en los EEUU y el 45% en Italia. En las antípodas se sitúan Francia y Portugal (16%), aunque tampoco los alemanes se muestran muy entusiasmados (26%).

En España, más que en otros países, se aprueba por sus efectos positivos sobre las comunidades musulmanas de otros países europeos (30% de los españoles, frente al 15% de los alemanes y franceses).

Conclusiones: Por el efecto del 11-M, en España encontramos una percepción de la amenaza del terrorismo islamista que es mayor que en otros países europeos. Tanto, que esta sensibilidad exacerbada nos aproxima a los EEUU.

Pero a pesar del 11-M, en la mayor parte de las cuestiones de política internacional España se sigue pareciendo más a la media de los países europeos que a los EEUU. En su acción exterior los españoles, como los europeos, son más pacifistas, más multilateralistas y, hasta cierto punto, más idealistas.

Dentro del reñidero europeo, por el pacifismo y el multilateralismo, España recuerda más a Alemania que a Francia. Sin embargo, el antiamericanismo militante nos aproxima más a los galos.

Sobre este trasfondo, también hay que resaltar la idiosincrasia de la posición española en Europa en tres o cuatro aspectos clave.

En España el recelo de los EEUU es mucho mayor que en otros países, incluso de la llamada Vieja Europa, y frente a lo que sucede en ésta no ha dejado de crecer. Por la falta de vínculos históricos, la política exterior norteamericana está dañando en mayor medida que en otros países la imagen de los EEUU.

España también difiere en otro aspecto. Los europeos, como los norteamericanos, ignoran las instituciones multilaterales si chocan con sus intereses. España es aún más multilateralista, probablemente porque nuestro país está recién salido del aislamiento y la posición periférica.

Probablemente por efecto de la Guerra Civil los españoles son los europeos más pacifistas. Pero también por lo mismo están a favor de un “militarismo cívico” y defienden con mayor entusiasmo el uso de la fuerza en misiones de interposición en una guerra civil, en procesos de mantenimiento de paz, etc.

Porque en su política exterior los españoles son menos realistas no ya que los EEUU, sino que otros países europeos, la solidaridad y la cooperación al desarrollo más que la defensa de los intereses nacionales es el primer objetivo. Esto encaja con el igualitarismo característico de nuestro país que, recordemos, no hace tanto que se situaba a la cola de los países desarrollados.

Los españoles siguen siendo más pacifistas, multilateralistas y solidarios que otros europeos. Esto los hace más antiamericanos. Al mismo tiempo, ahora se sienten tan amenazados como los EEUU. España transita por una senda alternativa entre Venus y Marte: es pronto para saber a dónde conduce esta “vía láctea”. Una vez que la opinión pública española haya digerido el efecto del 11-M, quizá en un año el TT-2005 nos permita responder a este último interrogante.

Javier Noya
Investigador Principal, Real Instituto Elcano