El idioma español en África subsahariana: aproximación y propuestas

El idioma español en África subsahariana: aproximación y propuestas

Tema: El español es un idioma prácticamente ausente en África subsahariana, con la excepción formal de la República de Guinea Ecuatorial. Sin embargo, la existencia de cinco países de lengua portuguesa, Estados oficialmente iberohablantes, apunta la oportunidad actual de la promoción del español en un marco iberoafricano.

Resumen: La inexistencia de un imperio colonial español contemporáneo en África subsahariana durante los siglos XIX y XX trae causa histórica de la ausencia actual de la lengua española en ese espacio como seña lingüística oficial y real, y con la excepción formal citada del Estado ecuatoguineano. En consecuencia y paradójicamente la lengua española, una de las primeras lenguas de relación internacional, es en ese subcontinente un idioma muy poco conocido y promovido. Por otro lado la correlativa afirmación en la Edad Contemporánea de una importante presencia colonial portuguesa en África tuvo como consecuencia el nacimiento de cinco Estados oficialmente lusófonos.

La lengua portuguesa es junto a la española idioma oficial de la Comunidad Iberoamericana de Naciones y de su sistema general y de Cumbres. Éste, formalmente bilingüe, constituye asimismo la máxima expresión político-diplomática multilateral del mundo de lengua española. Convendrá en África subsahariana la promoción del español a partir de la afinidad con el portugués, lengua ibérica muy próxima, consolidada y presente ya en ese espacio iberoafricano.

Análisis

General ausencia del español en África subsahariana
Con la excepción ecuatoguineana señalada (400.000 habitantes), el español es una lengua poco estudiada y promovida en un subcontinente donde predominan, como idiomas oficiales, dos grandes lenguas internacionales, el inglés y el francés, seguidas del portugués. Llama la atención en un primer momento la escasez de datos sobre la presencia lingüística hispana. La Unión Latina (UL), organismo intergubernamental orientado a la promoción de las lenguas neolatinas en el mundo y con moderada presencia en África subsahariana, no promueve el español en ese espacio. El Instituto Cervantes también se halla ausente.

La realidad lingüística de los países subsaharianos es, en general, sumamente compleja, debido a la coexistencia de numerosas lenguas vernáculas a las cuales se superpone oficialmente, en la práctica totalidad de los casos, el idioma europeo del antiguo colonizador. Resulta lógico, en este contexto, que las lenguas extranjeras más enseñadas y estudiadas sean el inglés y el francés. Algunos sistemas educativos ofrecen una mayor apertura a otras lenguas internacionales diferentes. En Costa de Marfil, por ejemplo, el español está presente en el sistema educativo privado y también en el público como segunda lengua extranjera y en segundo ciclo; la enseñanza superior local también propone formación en lengua española. En Senegal puede aprenderse español como una de las lenguas extranjeras optativas en el nivel secundario del sistema escolar y también en carreras especializadas del ciclo universitario.

En Angola, principal país de lengua portuguesa en África y hasta cierto punto nuevo Estado líder en la región austral del continente, existe una tímida presencia formal del español –la Radio Nacional emite boletines informativos diarios en nuestro idioma y el castellano es impartido en la enseñanza escolar en alguna institución privada–. Más relevante sin duda es la general influencia cultural hispánica –idioma incluido– derivada de la intervención militar y política cubana durante la Guerra Fría en varios países africanos y en Angola muy particularmente. Miles de cuadros superiores africanos, especialmente de los “PALOP” (Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa: Angola, Cabo Verde, Guinea Bissau, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe), fueron y aún hoy son formados en los centros y universidades cubanos. Resulta frecuente que en los gobiernos y administraciones de esas repúblicas sus miembros hablen español con soltura y con acento cubano.

El caso angoleño es el más significativo por causa de la masiva presencia militar, educativa y sanitaria de Cuba durante la guerra civil que asoló el país africano tras su independencia de Portugal. En el plano educativo cabe destacar el relevante hecho de que, gracias a la recíproca comprensibilidad que en líneas generales se verifica entre los idiomas español y portugués, las enseñanzas universitaria y secundaria fueran en bastantes ocasiones impartidas directamente en español, por profesores cubanos. Se mencionan casos incluso de directa alfabetización en español por parte de maestros de esa nacionalidad en algunas regiones remotas del país.

Un dato interesante lo constituye la evidente pero a veces desapercibida empatía sentida en muchos países africanos con América Latina y su cultura. Existe, como muestra de ese sentimiento de cercanía y afinidad cultural, un movimiento llamado “Africando” de músicos africanos que practican en español géneros musicales característicos de la América hispana.

Conceptuación de un espacio iberoafricano

Español y portugués como base lingüística común iberoamericana (y panibérica). El español y el portugués constituyen la base lingüística común de la Comunidad Iberoamericana de Naciones cuyo sistema, comenzando por las propias Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno, se erige, como señalamos anteriormente, en la máxima expresión político-diplomática multilateral del mundo de lengua española. La proximidad entre estas dos lenguas, la general interinteligibilidad entre el portugués y el español es una característica singular que define y que hermana a estos dos idiomas en tanto que grandes lenguas habladas al mismo tiempo por más de cien millones de personas y como base lingüística común de una Comunidad identificada por gran parte de la doctrina como una civilización específica. Los países africanos de lengua portuguesa –y Guinea Ecuatorial– comparten con el espacio euroamericano de lengua española y portuguesa –con la Comunidad Iberoamericana de Naciones– una de sus señas sustanciales de identidad: una de las dos grandes lenguas ibéricas.

Sentido de la difusión del español en África subsahariana. La promoción del español en África subsahariana se justifica en sí misma al estar nuestra lengua prácticamente ausente de un gran entorno geopolítico, siendo al mismo tiempo, sin embargo, una de las primeras lenguas de relación internacional a nivel mundial. Pero la importancia de la presencia y promoción del idioma español –y de la cultura en español– en ese gran marco africano encuentra también una explicación complementaria, y en el fondo más importante en nuestra opinión, en la conveniencia de fomentar un espacio de cooperación y concertación iberófono en el continente africano. Así, el conjunto compuesto por los países de lengua portuguesa y española del continente africano podría ser denominado, convencionalmente y a los efectos de este trabajo, iberoafricano. Cinco países de lengua portuguesa y uno de lengua española constituyen probablemente en ese continente una específica categoría de naciones fundamentada en afinidades de naturaleza lingüística, cultural e histórica parcialmente ibéricas (la existencia en África septentrional de un pueblo íntimamente vinculado a España, el saharaui, sin todavía un estatus político definitivo no puede tampoco ser soslayado).

Afinidad entre iberoamericanos e iberoafricanos. La secular afinidad de Angola con varios países latinoamericanos (Brasil, Cuba) acentuada, no por casualidad, por la históricamente reciente presencia cubana encuentra también paralelismos en la República de Cabo Verde. La población de este país oficialmente lusófono guarda étnica y culturalmente grandes afinidades con los países iberoamericanos, en ocasiones mayores que con los mucho más cercanos de su propio entorno de África occidental. Cabo Verde forma parte de la llamada Macronesia, conjunto geocultural constituido por las Islas Canarias así como por el archipiélago de las Azores y la isla de Madeira. Cabo Verde acentúa cada vez más sus relaciones con los conjuntos archipelágicos ibéricos del área atlántica.

Vinculación multilateral panibérica. La preponderancia del elemento lusófono sobre el hispanohablante dentro de ese convencional espacio denominado aquí iberoafricano ha contribuido a difuminar o a hacer poco perceptible, primeramente, la existencia real de una dimensión africana de lenguas ibéricas y, seguidamente, la misma conceptuación de un espacio mundial de países de lenguas española y portuguesa constituido por la totalidad de los países iberohablantes de los diferentes continentes y no sólo por los pertenecientes a la Comunidad Iberoamericana de Naciones (aquéllos de lengua española y portuguesa de los continentes americano y europeo).

No obstante, el reconocimiento de esa inadvertida pero clara afinidad comienza a ser admitido cada vez más claramente desde uno y otro lado del Atlántico. Cuando el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso hubo de pronunciarse en el pasado año 2003, instado formalmente por la Conferencia Iberoamericana de máximos mandatarios, acerca de los criterios de participación en el sistema de Cumbres iberoamericanas y de la posible vinculación de nuevos países al mismo, señalaba como requisitos esenciales “la condición de Estado soberano, la pertenencia al espacio geográfico iberoamericano y la tenencia del portugués o el español como idioma oficial…”. Y añadía: “Países que, aunque no satisfagan uno de esos puntos, deseen participar de la convivencia iberoamericana, pueden ser invitados como observadores en las Cumbres”. Esto es, con esta fórmula se reconoce explícitamente que, aparte de aquéllos que son exclusivamente iberoamericanos y miembros plenos del sistema, podrán participar en él como observadores los países iberohablantes africanos –los “PALOP” y Guinea Ecuatorial– pero no cualquier otro Estado de ese continente que no hable español o portugués. Se trata de un importantísimo reconocimiento de la afinidad entre los países lusófonos e hispanohablantes de los diferentes continentes, y de las posibilidades de cooperación y concertación entre iberoamericanos e iberoafricanos. La promoción del idioma español en este concreto marco africano coadyuvará sin duda a la consecución de esos propósitos.

Desde una perspectiva más relacionada con las realidades orgánicas existentes en el actual escenario internacional resulta notorio cómo las manifiestas identificaciones entre los procesos históricos, las conceptuaciones, los principios, objetivos y referentes identificativos de la Comunidad Iberoamericana de Naciones con respecto a los de la otra gran comunidad iberófona constituida, la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa, además de las recíprocas interconexiones y paralelismos, sugieren la oportunidad de plantear un acercamiento sustancial y formal entre ambas o entre todos sus miembros para fomentar la cooperación y la concertación a partir de aquellas afinidades ibéricas.

Los países iberoafricanos comparten al menos con los iberoamericanos una lengua ibérica como idioma oficial y una serie de importantes afinidades culturales. Por eso no debe extrañar el hecho de que países como Angola, Mozambique o Guinea Ecuatorial hayan pretendido participar en el pasado, como miembros u observadores, en el sistema de Cumbres Iberoamericanas. La proximidad entre países iberoamericanos e iberoafricanos no significa que estos últimos puedan ser definidos, en general y salvo la excepción de Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe y, parcialmente, Angola, por las mismas señas de identidad cultural que caracterizan al conjunto iberoamericano (lengua ibérica –español o portugués– materna, religión mayoritariamente católica, pluralidad de pilares etnoculturales, sincretismo más o menos generalizado). No obstante, los elementos compartidos entre unos y otros darán seguramente sentido al diseño y ejecución de ciertas posibilidades de cooperación y colaboración entre los mismos. El conocimiento y la promoción del español y de la cultura en español ayudarán a afirmar esas posibilidades.

Interés específico de España
España, por razones apuntadas en líneas anteriores y por su condición de país ibérico, iberoamericano en tanto que miembro de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, e iberohablante, podrá tener probablemente un interés objetivo en ayudar a conceptuar o eventualmente articular un espacio iberoafricano o de afinidad ibérica. Pero más allá de un lógico apoyo a fines en gran parte genéricos, lo cierto es que nuestro país puede tener también otras razones más específicas y particulares para impulsar la definición en África de un espacio de afinidad y empatía ibéricas.

Proximidad idiomática, momento histórico de apertura de esos países, vinculaciones históricas pero inexistencia real de antiguas relaciones coloniales son elementos que favorecen extraordinariamente las amplias posibilidades de relación entre España y los PALOP. La oportunidad y la necesidad de dar una cobertura formal y real al importante entramado de relaciones comerciales, políticas y de cooperación que España, los países africanos de lengua portuguesa y Guinea Ecuatorial han construido durante los últimos lustros, cobertura tendente a estructurar, consolidar, asegurar y optimizar esas relaciones, y el interés de coadyuvar a la preservación de la identidad hispánica en aquel último país recomiendan la difusión del español y de la cultura en español en el área subsahariana lusófona.

España podría añadir a su natural dimensión iberoamericana una importante y complementaria proyección iberoafricana de cara no sólo a la estructuración de aquel entramado de relaciones sino también a la conformación de una futura política exterior europea común en la que nuestro país debería tener un lugar señalado. En un plano general de concertación político-diplomática y de cooperación la posición de España se vería pues reforzada al superar el tradicional ámbito iberoamericano concibiendo una nueva y complementaria área de proyección específica en África subsahariana. De hecho, África lusófona y Guinea Ecuatorial ya vienen constituyendo tradicionalmente regiones prioritarias de la cooperación oficial española para el desarrollo.

Por otro lado, bastaría con remitirnos al imperativo ético que supone el resaltar y valorizar desde la solidaridad y a favor de la cooperación las afinidades existentes entre los diferentes pueblos, y a la necesidad de equilibrar, heterogeneizar y diversificar una globalización a veces empobrecedora por masivamente anglosajona, para justificar la necesidad de conceptuar un gran espacio de afinidad ibérica formado por la generalidad de los países de lenguas española y portuguesa del mundo.

Conclusiones: La promoción del español en África subsahariana se justifica en sí misma y primeramente por causa de la casi total ausencia de esta lengua en un entero subcontinente cuando es, al mismo tiempo, uno de los primeros idiomas de relación internacional a nivel mundial. La existencia de un cierto pero todavía inadvertido subespacio iberoafricano compuesto por cinco países de lengua portuguesa y uno de lengua española sugiere la oportunidad de la aplicación de medidas adecuadas para coadyuvar a su conveniente afirmación. La difusión del español –y de la cultura en español– respondería tanto a un interés objetivo directo como a un medio para favorecer la conceptuación y afirmación de un subespacio de afinidad ibérica en África.

La apertura de centros del Instituto Cervantes en las capitales de los principales países de lengua portuguesa de África, Luanda (Angola) y Maputo (Mozambique), orientados tanto a la promoción del español como, muy especialmente, a divulgar y poner en evidencia las significativas afinidades de esos países con los latinoamericanos de lengua española serían, en nuestra opinión, medidas pertinentes para la promoción de la natural identificación entre el África iberófona e Iberoamérica. La apertura de un centro equivalente en Cabo Verde, país avanzado en el contexto de África occidental y cercano geográficamente a España, completaría adecuadamente una iniciativa de esas características. España, o más correctamente, el español y la cultura en español, no deben permanecer ausentes de todo un subcontinente como el subsahariano. La creación de tres centros especializados, dos en África austral y uno en África occidental, compensaría mínimamente esa total ausencia, y la elección de países de lengua portuguesa parece obvia por causa de la relativa cercanía cultural y lingüística.

Complementariamente, y con el fin de instalar la realidad contemporánea del mundo hispanohablante en estos contextos, deberían arbitrarse los medios para garantizar la presencia del español y de la cultura en español en los medios de comunicación, o incluso la oferta de contenidos informativos sobre ese universo cultural en lenguas locales.

Frigdiano Álvaro Durántez Prados
Magíster en Estudios Internacionales e Iberoamericanos, Director ejecutivo del Instituto de Estudios Panibéricos (ISDIBER) y Director adjunto de la Confederación Iberoamericana de Fundaciones (CIF)