India: el auge del nacionalismo hindú

India: el auge del nacionalismo hindú

Tema: En las dos últimas décadas India ha despertado a los movimientos de masas religiosos en una “hinduización” política de la sociedad, fenómeno que cristalizó en 1996 con la victoria electoral del partido nacionalista hindú, el BJP, que en la actualidad gobierna el país en el marco de la National Democratic Alliance (NDA). La incorporación de la India a la economía global en los años noventa ha generado una nueva clase media de hábitos consumistas pero que se identifica con el mensaje de este nacionalismo que celebra la reivindicación de lo “hindú” como propio y por oposición a lo “musulmán”. El presente análisis analiza las bases ideológicas y los desafíos del nacionalismo hindú.

Resumen: Próximamente se celebrarán elecciones en la India. A pesar de la miríada de partidos regionales, los dos principales rivales son el partido del Congreso y el partido nacionalista hindú, BJP. Ambos representan dos visiones opuestas de la identidad nacional: la secular y la religiosa. En este análisis nos ocuparemos de ésta última y del avance del principal partido político hindú del país.

Análisis:El nacionalismo hindú es un nacionalismo cultural que busca convertir el sistema de creencias del hinduismo en una religión de corte monoteísta, a modo del Islam o del cristianismo. El término “hindú” designa a los seguidores del sistema de creencias que es el hinduismo. Es por lo tanto una categoría religiosa. La palabra “indio” define a los nacidos en la India, al margen de que sean musulmanes, hindúes, etc. Es una categoría nacional laica. Por extensión, el nacionalismo indio es un nacionalismo secular, generalmente el del partido del Congreso, mientras que el nacionalismo hindú es de corte religioso.

El nacionalismo hindú se explica por la naturaleza multicultural de la sociedad india. La variedad de lenguas, religiones y castas, que se entrecruzan transversalmente, ha dificultado históricamente la integración política de la India en una unidad nacional. Hay que recordar que la única ocasión en que la India ha formado una entidad político-territorial similar a la actual fue en el siglo III antes de Cristo bajo el dominio del emperador Ashoka y que durante la mayor parte de su historia siempre ha estado compuesta de reinos y feudos de la más variada índole que emergían y desaparecían a merced de las cambiantes alianzas y conquistas.

Premisas ideológicas
El nacionalismo hindú surgió durante el siglo XIX y su ideología es el resultado de la fusión de categorías de pensamiento occidentales y de contenidos culturales locales, concretamente las tradiciones religiosas y sociales de la casta sacerdotal de los brahmanes. Desde sus orígenes ese movimiento ha buscado definir la identidad de “lo hindú” en respuesta a los cambios propiciados por la modernidad, es decir, una identidad que cohesione internamente las múltiples comunidades de la India en una colectividad claramente delimitada por los parámetros dentro/fuera y centro/periferia, a modo de la umma islámica, y que sea representativa del mayor número posible de ciudadanos y traducible en términos electorales. Debido a la dificultad que presenta la tarea de homogeneizar el todo hindú, cuando precisamente si hay algo que caracteriza a la sociedad o religión hindú es su tendencia fragmentaria hacia la diferenciación, el hinduismo político con frecuencia ha buscado consolidar la identidad nacional evocando a un enemigo externo, generalmente encarnado en la figura del musulmán y, ocasionalmente, del cristiano.

Teóricamente, el nacionalismo hindú se consolidó en 1923 con la publicación de la obra de SavarkarHindutva (hinduidad), palabra que en la última década ha pasado a ser sinónima del neo-hinduismo político. En su obra, Savarkar defendía la equivalencia de los conceptos pitribhumi (tierra ancestral) y punyabhumi (tierra sagrada), concluyendo que solamente las religiones surgidas en territorio indio eran nacionales (budismo, jainismo, sijismo, hinduismo, etc.). Por ende, los creyentes que tuviesen sus lugares santos originarios fuera del país (todos aquellos que orientan sus rezos hacia la Meca o Jerusalem) resultarían sospechosos en sus lealtades patrias. Ésta idea es el pilar ideológico del nacionalismo hindú y la que orienta sus discursos y acciones.

Trayectoria histórica
Las organizaciones hindutva prosperaron durante la guerra civil que acompañó la partición del subcontinente. Frente a un nacionalismo islámico, que al exigir la creación de un Estado propio para los musulmanes negaba la posible coexistencia con los hindúes, el nacionalismo hindú se alzaba en defensa de los intereses de la principal comunidad religiosa del país. Esa popularidad duró poco tiempo, puesto que el asesinato de Mahatma Gandhi a manos de uno de sus seguidores desacreditó durante años a sus dirigentes. El declive del partido del Congreso, que comenzó a hacerse latente a raíz del periodo de emergencia decretado por Indira Gandhi en 1975, creó un vacío político que gradualmente fue ocupado por las fuerzas del nacionalismo hindú. El momento clave en su conquista del poder fue la campaña de Ram Janmabhoomi (lugar de nacimiento de Rama) para la construcción de un templo consagrado a Rama en el lugar en que se encontraba situada la mezquita de Babri, en la ciudad de Ayohdia, que terminó con la demolición de la mezquita a manos de extremistas hindúes en diciembre de 1992. Ese año, el partido nacionalista hindú, Bharatiya Janata Party (Partido del Pueblo de la India) o BJP, comenzó una ascensión electoral que le daría la victoria en las elecciones de 1996.

En la actualidad el movimiento nacionalista hindú está organizado en tres frentes institucionales que abarcan distintos campos de acción y que juntos son conocidos por el sobrenombre de la sangh parivar (la familia), cuyos miembros son:

• La Rashtriya Swayamsevak Sangh (Asociación de Voluntarios Nacionales), o RSS. Fue la primera de las tres organizaciones. Su finalidad es regenerar la sociedad hindú e inculcar en sus ciudadanos el espíritu de voluntad y disciplina necesarios para llevar a cabo semejante tarea. Sus objetivos son de largo alcance, y por lo tanto van más allá de los logros políticos condicionados por el calendario electoral. La RSS está constituida en una red de centros de formación de voluntarios o shakkas que se extiende por todo el país (en la actualidad hay más de 40.000) A las shakkas acuden diariamente jóvenes de los barrios circundantes para reunirse, recibir clases de cultura nacional, realizar ejercicios físicos y rezar. La RSS es el núcleo vital del nacionalismo hindú, del que emergen sus dirigentes, su pensamiento e ideología.

• El Vishwa Hindu Parishad (VHP), o Consejo Mundial Hindú. Es una entidad dirigida a reunir bajo un único cuerpo eclesial a todas las sectas y variantes del hinduismo. Actúa como autoridad doctrinal para la promulgación de la fe oficial. Entre sus competencias se encuentra la propagación del hinduismo, por lo que lleva a cabo la práctica del proselitismo entre los sectores tradicionalmente excluidos de esta religión: intocables y aborígenes, así como entre la minoría musulmana y cristiana, a la que se considera formada por conversos que hay que recuperar para el redil hindú. Su vocación universal ha hecho de ese organismo la principal asociación de hindúes en el exterior, puesto que incluye a la diáspora que vive en Occidente. Está dirigida por sannyasis reciclados para la modernidad, esto es, renunciantes y hombres sabios que tradicionalmente vivían retirados en los bosques y practicaban la ascesis. La dirección del VHP está formada por importantes lideres de sectas variopintas, de los que gran parte viste túnicas anaranjadas, color que destaca en el hinduismo y que es emblemático del nacionalismo hindú (hasta el punto de que para referirse a él se habla de “poder azafrán”).

• El Bharatiya Janata Party (BJP) o Partido del Pueblo Indio. Fue creado en respuesta a los planteamientos del liberalismo democrático a comienzos de la década de los ochenta. El BJP gobierna el país en la actualidad al frente de la National Democratic Alliance (NDA), una amalgama de 23 partidos que cuenta con el 40,8% de los votos.

El BJP comenzó su andadura política a raíz de la crisis surgida en la coalición Janata que derrocó a Indira Gandhi en las elecciones de 1977. Inicialmente su perfil ideológico fue más bien bajo y se orientó a promocionar el “socialismo gandhiano”, una visión idílica de la sociedad rural dentro de una economía descentralizada que apoyaba el desarrollo de las formas de vida tradicionales en las comunidades de aldeas (que un panfleto de entonces definía como “modernización sin occidentalización”). Al principio ese discurso resultó escasamente atractivo, ya que en los comicios de 1984 el BJP obtuvo únicamente dos escaños de los 524 de la Lok Sabha. De cara a las elecciones de 1989, y en vista de que el partido del Congreso había comenzado a agitar las aguas de las tensiones entre hindúes y musulmanes, la formación Bharatiya optó por cambiar de estrategia y recurrir activamente al factor religioso en aras de movilizar a la opinión pública. La oportunidad para alcanzar el objetivo surgió con el movimiento Ram Janmabhoomi que sacudió la vida política nacional.

En la ciudad de Ayodhia, que toma el nombre de la legendaria ciudad del Ramayana, existe una mezquita que fue mandada construir en el siglo XVI por el emperador musulmán Babur. Este enclave ha sido desde hace más de un siglo escenario de enfrentamientos entre hindúes y musulmanes. A finales de la década de los ochenta, las organizaciones hindutva diseñaron un plan de acción dirigido a construir un templo en el lugar exacto en que se encontraba la mezquita, lo cual necesariamente requería que ésta fuese destruida. El motivo argumentado fue la creencia de que debajo de sus cimientos yacían las ruinas de un templo milenario que celebraba el nacimiento de Rama en ese lugar y que habría sido destruido por Babur para levantar su mezquita. Con este plan pretendían reparar el orgullo patriótico de una civilización herida por las continuas conquistas y humillaciones de déspotas extranjeros que habían reducido a la nación a su estado de miseria actual. Toda esta problemática resultó tener un gran provecho electoral. En 1996 el BJP ganó las elecciones, si bien sólo pudo disfrutar las mieles del éxito durante 13 días: la oposición se unió al completo para evitar la formación de un gobierno hindutva. Dos años después, cuando salió a la superficie la fragilidad de la coalición alternativa, tuvieron lugar nuevos comicios y ésta vez el partido hindú logró formar Gobierno.

Las dos caras del nacionalismo hindú
Estratégicamente el BJP ha tenido un funcionamiento dual que ha respondido alternativamente a la coyuntura política del momento. Las posturas radical y moderada están representadas en las actitudes y discursos de sus dos principales dirigentes, L.K. Advani, actual ministro del Interior, y A.B. Vajpayee, primer ministro en funciones. En tiempo de campaña electoral el partido ha recurrido a la agenda hindutva cuyo contenido se caracteriza por entrar en conflicto con los intereses de la comunidad musulmana: la abolición del artículo 370 de la Constitución (que otorga un estatus especial a Cachemira), la “reconquista” de tres templos hindúes ubicados bajo mezquitas en las ciudades santas de Mathura, Ayodhia y Varanasi, y la creación de un código civil uniforme para todos los indios, al margen de su religión (lo que implicaría que los musulmanes perderían ciertos derechos especiales, como el poder tener varias esposas). Ahora bien, una vez conquistado el Parlamento, y en parte debido a la necesidad de pactar con los otros miembros de la NDA, el BJP ha actuado comedidamente hasta el punto de dejar de lado estas tres cuestiones. En cambio, ha puesto en marcha una silenciosa hinduización de la sociedad, promulgando leyes y normas que afectan principalmente a los contenidos de la enseñanza pública, desde los libros de texto escolares hasta las asignaturas universitarias. En esos contenidos prevalece una visión de la historia que resalta el legado hindú de la tradición india y que minimiza las aportaciones de otras religiones. Además, se está intentando dotar de base científica a lo que no son más que especulaciones puramente chovinistas, como la racionalización de la mitología o la tesis que defiende que los arios fueron un pueblo originario de la India que posteriormente emigró hacia Europa.

Otro de los compromisos del gobierno del BJP ha sido la lucha contra el terrorismo, que adquiere una dimensión internacional por la conflictiva relación de la India con su vecino Pakistán, al que acusa de fomentar el terrorismo transfronterizo en la región de Cachemira. En los últimos cuatro años los principales atentados que ha padecido la India han sido:

• Diciembre de 1999. Secuestro de un avión de la compañía aérea Indian Airlines. En las negociaciones para la liberación de los rehenes el Gobierno indio aceptó entregar a Maulana Masood Azhar quien, una vez en Pakistán, fundó el grupo terrorista Lashkar-e-Toiba, célebre en Cachemira por sus escuadrones suicidas.

• Octubre de 2002. Atentado contra la asamblea legislativa de Cachemira en el que murieron más de cuarenta personas. El primer ministro de la región pidió al Gobierno federal que lanzase un ataque contra las bases de militantes en territorio pakistaní.
• Diciembre de 2002. Asalto al Parlamento en Nueva Delhi. El Gobierno acusó a las milicias independentistas cachemires entrenadas en Pakistán.

• Octubre de 2003. Dos militantes islamistas tomaron un templo en la provincia de Gujarat, asesinando a 37 personas e hiriendo a 81.

La moderación del BJP ha ido acompañada de un mayor apoyo por parte de los votantes y de una “azafranización” de la sociedad. Esto se vio claramente durante los incidentes de Gujarat ocurridos en febrero de 2002. Ese mes, en la estación de ferrocarril de Godhra, una camarilla de musulmanes prendió fuego a un tren que se dirigía a Ayodhia con activistas hindúes: 59 personas murieron, la mayoría mujeres y niños. Una ola de violencia recorrió Gujarat y durante los días siguientes más de mil musulmanes murieron víctimas de las represalias organizadas por los extremistas hindúes, que crearon auténticos pogroms ante la impasibilidad de las fuerzas de seguridad. Los medios de comunicación llamaron la atención sobre el hecho de que la sociedad civil apenas reaccionase frente a la barbarie. Es más, el primer ministro del Estado, Narendra Modi, miembro del BJP y máximo responsable de lo ocurrido, salió reforzado y nueve meses después ganó las elecciones regionales. Igualmente, en los últimos comicios celebrados en diciembre de 2003 en Delhi, Rajasthan, Madhya Pradesh y Chattisgar, el partido salió victorioso.

Conclusiones: En la primavera del 2004 se celebrarán en la India elecciones generales. Aunque los indicadores de la opinión publica parecen augurar éxito al partido nacionalista hindú y su Alianza Nacional Democrática, el margen porcentual es esencial para que la coalición alcance la mayoría absoluta. Las reformas introducidas en los últimos cuatro años han permitido la incorporación del país de manera gradual, pero definitiva, a la economía global. El resultado ha sido una tasa de crecimiento económico del 7%, lo que en términos de rédito electoral se ha traducido como “el factor de bienestar”. A pesar de esos avances persisten los problemas de pobreza y desigualdad, puesto que los informes del Banco Mundial afirman que el 35% de los 1.050 millones de habitantes vive por debajo de la línea de la pobreza. Esa explosiva situación, en la que el crecimiento demográfico merma los avances del económico, es una fuente de inestabilidad constante que con frecuencia adopta la forma de conflicto religioso entre las distintas comunidades. Este fenómeno, y su instrumentalización por parte de las fuerzas nacionalistas hindúes, tiene un claro exponente en el estado de Gujarat, gobernado con mayoría absoluta por el BJP y conocido como “el laboratorio”, dadas las medidas de acoso y extorsión que han padecido las minorías cristiana y musulmana. Ante una posible victoria por mayoría absoluta de la coalición dirigida por el partido nacionalista hindú en las próximas elecciones, éste podría optar por radicalizar su agenda hindutva siguiendo el ejemplo de Gujarat, con las consiguientes tensiones que acarrearía, o mantener la línea de diálogo y consenso que hasta ahora le ha mantenido al timón de la coalición NDA. Queda por resolver la cuestión del templo de Ayodhia, cebo utilizado en todas las campañas electorales. Una vez destruida la mezquita, el VHP sigue queriendo construir un templo dedicado a Rama, aunque el proyecto está esperando el visto bueno de las autoridades judiciales y del Ejecutivo. La resolución final marcará un nuevo rumbo en la política del país.

Eva Borreguero
Doctora en Ciencias Políticas