La buena salud de los derechos culturales
“Nadie puede invocar la diversidad cultural para vulnerar los derechos humanos garantizados por el derecho internacional ni para limitar su alcance”.
“Nadie puede invocar la diversidad cultural para vulnerar los derechos humanos garantizados por el derecho internacional ni para limitar su alcance”.
España y Portugal deben coordinarse para impulsar cuestiones de interés común en el G20, espacio desde el que se busca constituir algunos de los grandes aspectos de la gobernanza global.
Frente a la aparición de problemas de gobernabilidad transatlántica, el desafío pasará por la capacidad que tenga el espacio iberoamericano de conseguir congregar una heterogeneidad de países en torno a un núcleo de valores y descubrir los intereses estratégicos que comparten.
España mantiene la 12ª posición en el Índice Elcano de Presencia Global, aunque pierda cuota de presencia global en todas sus dimensiones (al igual que otros países de su entorno).
La profundización de la relación bilateral en materia de lengua y cultura ha permitido potenciar la presencia de manifestaciones culturales en ambos países, promover la colaboración entre instituciones y expandir la enseñanza del español en Portugal y del portugués en España.
Una valoración inicial del II Plan Nacional de Acción sobre Mujeres, Paz y Seguridad (2017-2023), aprobado el pasado 28 de julio en el Consejo de Ministros, plantea serios interrogantes sobre su impacto en el logro de los objetivos de la Resolución 1325.
Este dossier ofrece algunas claves y antecedentes sobre el proceso independentista en Cataluña, los intentos por "internacionalizar el conflicto" y su dimensión europea, y los posibles escenarios futuros.
Este año ya podemos saber cómo se reparte geográficamente la presencia de España, por países y regiones, durante varios períodos.
En tiempos de desasosiego es fácil perder de vista los logros y caer en el desánimo al ser presa de la falsa creencia de que todo ha ido mal en España.
El estudio del World Economic Forum muestra que la competitividad de la economía española mejora lentamente, e incluso retrocede en aspectos importantes.
El estado del español en el mundo no parece resultado del cultivo planificado de las políticas públicas, sino un fenómeno silvestre.