La identidad europea, un reto para la Unión
Una población convencida del proyecto supranacional de la UE y de su identidad europea pueden ser facilitadores de unas soluciones anheladas y necesarias.
Una población convencida del proyecto supranacional de la UE y de su identidad europea pueden ser facilitadores de unas soluciones anheladas y necesarias.
Del resultado de las próximas elecciones en Francia dependerá no solo el futuro del país, sino del propio proyecto de la UE en plena redefinición.
El tránsito del portaaviones ruso Almirante Kuznetsov desde el mar de Barents hasta las costas sirias, atravesando el estrecho de Gibraltar, provocó una tormenta político-estratégica que afectó a España directamente.
Ya ha quedado claro que el drama del Brexit, si es que concluye, tendrá varios actos, y varios ritmos. Habrá varios Brexits.
El conflicto de Ucrania sigue siendo prueba de la creciente ambición revisionista de Rusia, de la fragilidad del Estado ucraniano y una de las ordalías impuestas a Occidente para devolver legitimidad al orden mundial de la Guerra Fría.
Coinciden en el espacio de una semana cuatro aniversarios que tienen como elemento común el que no haya mucho que celebrar al recordarlos.
La UE, por lo menos algunos Estados, necesitan gastar un poco más en defensa europea, pero, sobre todo, gastar mejor, lo que no siempre resulta tan fácil.
Con la adopción de su Ley de Transición Energética en agosto de 2015, Francia mostró su voluntad de cambiar su actual modelo energético por uno más sostenible que siga garantizando su desarrollo económico.
La próximas elecciones serbias serán un plebiscito sobre la continuidad del actual gobierno, pero podrían convertirse en una gran lección para la oposición.
Geert Wilders ha logrado que su agenda antieuropeísta y antiinmigración sea asumida parcialmente por varios de los principales partidos políticos.
En ausencia de una identidad europea, hay que reconstruir el proyecto de la UE desde los ciudadanos y desde los Estados: una República Europea.
La reactivación de la seguridad europea se desarrolla entre el deseo de afrontar un contexto geopolítico convulso y la carencia de elementos esenciales para alcanzar su autonomía estratégica.
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