El regreso de la política industrial: más europea que europeísta
La política industrial no es algo nuevo en Europa, pero el nivel de urgencia y ambición ha aumentado sobremanera. Ha de ser europea y europeísta.
La política industrial no es algo nuevo en Europa, pero el nivel de urgencia y ambición ha aumentado sobremanera. Ha de ser europea y europeísta.
Escribir sobre la pasada reunión entre la Unión Europea (UE) y la Liga Árabe es una tarea que corre el riesgo de no encontrar lectores interesados.
La sociedad y la política europeas se han llenado de nostálgicos que piensan que el pasado –sin precisar cuál– fue mejor que el presente.
Existen muchos riesgos geopolíticos que, de materializarse, tendrían un impacto negativo sobre la actividad económica europea.
El ejemplo de Macedonia del Norte nos muestra hasta qué punto las cosas pueden cambiar si hay voluntad política y, sobre todo, liderazgo.
Sea con un nuevo fondo europeo o reformando los existentes, es necesario que la UE y los Estados miembros gestionen los efectos de la revolución tecnológica.
Ahora que se empiezan a elaborar las candidaturas para las elecciones al Parlamento Europeo, resulta importante llamar la atención sobre este problema.
El vínculo estratégico entre Rusia y China se ha fortalecido, aunque hay una creciente competitividad en Asia Central y Oriente Próximo. Mientras Rusia busca explotar las divisiones y debilitar el vínculo transatlántico, China pretende asegurar sus intereses comerciales y económicos.
Si una cosa parecía clara es que el Brexit era una tautología. Cada día que pasa la situación en el Reino Unido se complica un poco más.
El Brexit era un tema esencialmente político, pero la política británica no puede resolverlo. No ya el acuerdo de salida, sino lo que vendrá después.
Sorprende que en el actual contexto de “crisis constitucional” británica tanta gente siga sin ver claro que el Brexit es un camino hacia ninguna parte.