Veinticinco años después de la irrupción de Hugo Chávez en la escena política y de la autodenominada Revolución Bolivariana, Venezuela transita hacia la consolidación de un régimen autoritario.
¿Cómo era la Venezuela previa a la llegada de Chávez? ¿Qué factores explican que su ascenso al poder con un proyecto político que acabaría siendo un referente en la primera década del siglo XXI en América Latina?
¿Cuándo empieza el deterioro institucional y en qué momento podemos hablar de un régimen autoritario en Venezuela? ¿Qué podemos esperar de su futuro político?
Marta Driessen e Ignacio Urbasos conversan con Manuel Hidalgo, profesor de Ciencia Política y codirector del Máster en Geopolítica y Estudios Estratégicos en la Universidad Carlos III de Madrid, y uno de los principales referentes académicos españoles para entender el deterioro institucional que ha vivido Venezuela en este siglo.
Del Pacto de Punto Fijo al ascenso de Chávez
Tras ganar las elecciones de 1998, la llegada de Chávez al poder se entiende en el marco del deterioro de la transición democrática forjada con la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958.
El Pacto de Punto Fijo articula durante cuatro décadas la democracia representativa venezolana basada en una alternancia entre los dos principales partidos: Acción Democrática (socialdemócratas) y COPEI (demócratas cristianos). A la erosión institucional progresiva debido a prácticas clientelares, la corrupción estructural rampante y la progresiva deslegitimación del Estado, se suma la crisis económica de 1983 con la caída de los precios del petróleo –tras el boom de petrodólares derivado de la crisis del petróleo de 1973– y la devaluación del bolívar.
El “viernes negro” marca un parteaguas en la crisis económica que se agudiza en los años noventa con la implementación de las políticas de ajuste estructural (en el marco de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional)–, profundizando el deterioro institucional y democrático, y el malestar social.
Una muestra de ello son los estallidos sociales conocidos como el Caracazo (entre el 27 de febrero y el 8 de marzo de 1989), y los dos intentos de golpe de estado de 1992, el primero de ellos liderado por el (entonces desconocido) Teniente Coronel Hugo Chávez Frías.
En este contexto de pérdida de legitimidad, crisis económica y aumento de la brechas sociales, Chávez emerge como el outsider que logra canalizar el descontento popular. Tras triunfar en las elecciones de 1998, su narrativa plebiscitaria despega con la Asamblea Constituyente de 1999. En las megaelecciones de 2000, que renuevan todos los poderes del Estado tras la aprobación de la Constitución de 1999, se consolida su liderazgo tras obtener el 56% de los votos, y marca el comienzo de una nueva etapa política en Venezuela.
El autoritarismo competitivo
Durante sus primeros años, Chávez profundiza su discurso anti-establishment, nacionalista y refundacional, poniendo en el centro su proyecto: la Revolución Bolivariana.
El chavismo combina políticas sociales efectivas, financiadas con la abundancia de petrodólares del boom de las commodities, y una creciente concentración de poder. La reestructuración de las instituciones, las progresivas restricciones a los medios de comunicación y la inhabilitación de líderes opositores dan paso a lo que se conoce como autoritarismo competitivo: elecciones regulares, pero sin condiciones de equidad ni transparencia.
Los referéndums de 2004 y 2009, y la reforma constitucional fallida de 2007, son su punto de inflexión. El régimen institucionaliza el marco legal que permite la reelección indefinida y avanza hacia la construcción del “Estado Comunal”, desplazando a las instituciones representativas por órganos paralelos de poder.
El autoritarismo hegemónico
La muerte de Chávez en 2013 da paso a una etapa en donde aumenta la deriva autoritaria. El “hijo y heredero” de Chávez, Nicolás Maduro gana las elecciones de abril de ese año, asumiendo el poder de un gobierno erosionado y sin el liderazgo carismático de su predecesor.
El deterioro económico se vuelve estructural con la caída de los precios del petróleo en 2014 y la imposibilidad de seguir manteniendo el modelo rentista, generando una nueva oleada de estallidos sociales e inestabilidad política. La respuesta del régimen es intensificar el control institucional y reprimir cualquier tipo de disidencia política.
A la caída de la economía le sigue una nueva crisis política cuando el chavismo pierde, por primera vez en 15 años, el control de la Asamblea Nacional y la oposición gana las elecciones legislativas de 2015. En 2017, se crea una Asamblea Nacional Constituyente paralela con la que el régimen logra neutralizar al poder legislativo y ponerlo bajo su control.
Entre 2017 y 2023, se intensifica la deriva autoritaria del régimen con el exilio de líderes opositores y los cada vez más estrechos márgenes para la participación política, marcando la nueva fase de un autoritarismo hegemónico con escasa tolerancia al pluralismo político.
La crisis política tampoco se resuelve con las elecciones presidenciales de 2024, descritas por numerosos actores internacionales como fraudulentas, y que confirma la pérdida de legitimidad del proceso electoral en Venezuela.
La dimensión económica y la dimensión social
El colapso económico es otro aspecto relevante para entender la deriva autoritaria. Este deterioro es consecuencia de un modelo económico bajo un férreo control estatal, con emisión monetaria sin respaldo, una deuda pública inmanejable y mal gestionada, y una política fiscal expansiva sin contrapesos. La corrupción estructural y la captura del aparato estatal por redes clientelares agravan aún más dicho deterioro.
Según estimaciones de la CEPAL, la economía venezolana se contrajo un 75% entre 2013 y 2021. La espiral hiperinflacionaria, el desplome de la producción petrolera, la dolarización de facto y la desinstitucionalización de PDVSA (la empresa pública del petróleo e hidrocarburos) reflejan la magnitud del colapso.
La dimensión social del colapso económico y la deriva autoritaria es el éxodo migratorio. Según ACNUR y la plataforma R4V, casi ocho millones de personas han abandonado el país (cifra actualizada en diciembre de 2024), convirtiéndose en uno de los mayores movimientos humanos en la historia reciente de América Latina y el Caribe. Amnistía Internacional por su parte apunta que 1 de cada 4 personas han huido, principalmente desde 2018, y más del 80% están la región (datos de junio de 2023).
Aislamiento regional e internacional creciente
Aunque el chavismo y su proyecto de Revolución Bolivariana mantuvo una red de apoyos ideológicos y de iniciativas de integración regional en América Latina, el aislamiento internacional de Venezuela se ha intensificado en los últimos años. Argentina, Chile y Costa Rica han criticado abiertamente la falta de legitimidad del gobierno de Maduro tras las elecciones de 2024, mientras que México o Brasil han adoptado posturas pragmáticas o equidistantes.
Por otra parte, la presión de Estados Unidos durante las tres últimas Administraciones se ha traducido en sanciones, expulsiones de empresas energéticas y la calificación de grupos afines al régimen como organizaciones terroristas. Sin embargo, la efectividad de estas medidas para facilitar una transición democrática sigue siendo motivo de debate.
Venezuela y su futuro
La experiencia venezolana muestra cómo los regímenes autoritarios pueden adaptarse, resistir presiones internas y externas, y reconfigurar las reglas del juego para perpetuarse en el poder. Según Manuel Hidalgo, Venezuela se dirige hacia un modelo de “cubanización” sin revolución, donde el poder se afianza en torno a la alianza cívico-militar y policial que garantiza la supervivencia del régimen. Los márgenes para una nueva transición democrática dependerán, en última instancia, de los cambios internos en la coalición gobernante, del resurgimiento de la presión y la resistencia se la sociedad civil venezolana, y de una acción internacional coordinada que supere los actuales límites diplomáticos.
Recursos
Las repercusiones latinoamericanas de las elecciones venezolanas. Carlos Malamud. 30 de julio de 2024.
El retorno de la Venezuela petrolera: las expectativas frente a la cruda realidad. Ignacio Urbasos. 23 de mayo de 2024.
Venezuela: un problema regional e internacional. Carlos Malamud, Rogelio Núñez. 5 de abril de 2024.
La crisis de Venezuela y el tablero geopolítico internacional. Carlos Malamud, Rogelio Núñez. 25 de febrero de 2019.
Créditos de los audios
Chávez impulsa su república bolivariana a través de la reforma constitucional. Fuente: RTVE 2 de enero de 2013.
Hugo Chávez: ¡Yanquis de mierda¡ ¡Váyanse al carajo! Fuente: El Pueblo en la Lucha Hace História / YouTube. 21 de abril de 2012.
Maduro realiza discurso tras primer boletín del CNE en elecciones venezolanas. Fuente: NTN24. 15 de abril de 2013.
España reconoce a Guaidó como presidente de Venezuela. Fuente. El País / YouTube. 4 de febrero de 2019.
“Gracias Venezuela, este es el principio del final”. Fuente: Radio Yeez. 23 de octubre de 2023.
Imagen: Pancarta con la frase «Por ahora…» en la autopista Caracas-La Guaira (Venezuela). Foto: Ji Stark / Leo Prieto (CC BY-NC-ND 2.0).