Joseph Nye acuñó el término “poder blando” para describir la capacidad de un Estado para atraer y persuadir. A diferencia del poder duro –basado en la coerción militar o económica– el poder blando opera mediante el atractivo de su cultura, valores e instituciones.
En este sentido, el deporte se ha convertido en una herramienta fundamental para proyectar poder blando a escala global. Un ejemplo reciente fue el partido de la National Football League (NFL) celebrado el 16 de noviembre en el estadio Santiago Bernabéu, en el que los Miami Dolphins y los Washington Commanders se enfrentaron delante de un público entusiasta.
La ampliación de audiencias y la creciente demanda internacional consolidan la marca NFL como símbolo del entretenimiento y del estilo cultural de EEUU.
Sin embargo, este acto trasciende lo meramente deportivo. Forma parte de la estrategia de la NFL para afianzar su expansión internacional y consolidar su presencia en mercados emergentes. Su celebración en Madrid no es casual, sino una apuesta calculada por incorporar a España a su red de influencia cultural y comercial.
La liga lleva años decidida a convertirse en un actor global. Cuando Melbourne (Australia) sea sede en 2026, la NFL habrá disputado partidos de temporada regular en siete países fuera de Estados Unidos (EEUU). Además, los 32 equipos cuentan ya con derechos de comercialización en 21 mercados internacionales, lo que evidencia una estrategia de internacionalización sistemática y sostenida.
En este marco, la NFL espera que Madrid siga un camino similar al de Londres, que desde 2007 (con la excepción de 2020 debido a la pandemia) acoge partidos de forma anual. En el caso británico, la demanda inicial fue elevada, pero también ha evolucionado con el tiempo, consolidando un público fiel y un ecosistema deportivo y comercial propio. Así, este primer partido podría marcar el inicio de una presencia estable de la NFL en territorio español. Con una afición creciente, un estadio emblemático y un mercado con amplio margen de desarrollo, España se perfila como un enclave estratégico para el futuro del fútbol americano en Europa.
El impacto del partido en España ha sido notable tanto en términos económicos como de proyección internacional. Los 78.610 espectadores que llenaron el Santiago Bernabéu para presenciar el encuentro, junto con las actividades organizadas durante toda la semana en la ciudad, generaron un impacto económico estimado de más de 70 millones de euros en Madrid. Además, más de 42.000 turistas internacionales viajaron a la capital para asistir al partido, la mayoría procedentes de EEUU y Europa. Este flujo turístico no sólo beneficia a la economía local, sino que también refuerza la imagen de Madrid como destino internacional.
La dimensión mediática del acontecimiento también resultó muy relevante. El partido colocó a Madrid en el foco de la prensa deportiva internacional, con una amplia presencia en canales estadounidenses de gran audiencia y en periódicos de prestigio nacional e internacional como The Washington Post o The New York Times. Esta visibilidad global contribuye directamente al poder blando español, proyectando una imagen moderna, dinámica y capaz de acoger eventos de gran magnitud.
Por otro lado, la celebración de este partido en España refuerza la posición de Madrid como referente en la organización de grandes actos deportivos. A lo largo de 2024, acontecimientos deportivos como el Mutua Madrid Open, la Zurich Rock’n’Roll Running Series Madrid, la Madrid Horse Week, el Acciona Open de España de Golf o la ceremonia de los Laureus World Sports Awards situaron a Madrid como una de las principales ciudades mundiales del deporte y generaron un efecto económico conjunto superior a los 250 millones de euros, según el Anuario de Turismo Madrid 2024. De hecho, el informe Burson Sports 2025 sitúa a Madrid entre las cinco ciudades más atractivas del mundo para acoger grandes actos gracias a su buena conexión internacional, su probada solvencia organizativa y a una oferta turística muy competitiva. Además, tras el éxito de todos estos acontecimientos deportivos, Madrid se está preparando para el regreso de la Fórmula 1 en 2026. Todo esto confirma que la ciudad está aprovechando el atractivo de estos hechos para incrementar su poder blando, basado en modernidad, apertura y capacidad de influencia.
La expansión internacional de la NFL también refuerza el poder blando de EEUU al proyectar en el exterior uno de sus productos culturales más reconocibles. Llevar partidos oficiales fuera del país permite a la liga abrir nuevos mercados, aumentar ingresos y fortalecer la difusión global de la cultura deportiva estadounidense. La ampliación de audiencias y la creciente demanda internacional consolidan la marca NFL como símbolo del entretenimiento y del estilo cultural de EEUU.
Iniciativas como el Programa Internacional de Formación de Jugadores añaden otra dimensión al poder blando estadounidense: atraen y desarrollan talento extranjero, creando vínculos deportivos y culturales duraderos con otros países. Este proceso contribuye a que el fútbol americano deje de percibirse como un deporte exclusivamente nacional y evolucione hacia un fenómeno con proyección global.
La NFL también ejerce influencia porque está profundamente integrada en la identidad estadounidense. Acontecimientos como la Super Bowl, convertida en un acontecimiento cultural de enorme alcance, muestran cómo la liga combina deporte, espectáculo y narrativa nacional, proyectando valores asociados a la imagen de EEUU, como la fortaleza, el sacrificio, el trabajo en equipo y la resiliencia.
Esta proyección internacional no responde a una decisión política puntual, sino a un proceso progresivo que comenzó con marcos regulatorios favorables como la Ley de Retransmisiones Deportivas de 1961 firmada por John F. Kennedy, que facilitó el crecimiento mediático del deporte. Desde entonces, la NFL ha sabido aprovechar ese terreno para globalizar su producto y, al hacerlo, potenciar la influencia cultural de EEUU en el mundo.
Un marco útil para interpretar el partido de la NFL en Madrid es el Índice Elcano de Presencia Global, que permite medir la proyección exterior de los países en tres ámbitos: económico, militar y blando[1]. En el año 2024, EEUU se mantiene como líder global con un valor de 3.438 puntos, mientras que España ocupa la 13ª posición con 319 puntos. Aunque la distancia es considerable, ambos países comparten una característica relevante para este análisis: una parte significativa de su presencia internacional depende del poder blando. En el caso estadounidense, el 25,9% de su presencia global corresponde al ámbito blando, con el deporte representando un pequeño pero significativo 0,4%. Para España, el poder blando supone el 24,2% de su proyección exterior y el deporte tiene un peso proporcionalmente mayor: un 0,8%. Este dato subraya que, aunque España proyecta menos poder blando en términos absolutos, el deporte constituye una herramienta especialmente efectiva dentro de su estrategia de proyección internacional. El hecho de que la Comunidad de Madrid –responsable del 28,7% de la presencia global española– sea anfitriona de un acontecimiento como la NFL encaja con esta dinámica, reforzando un vector de poder blando en el que España es comparativamente fuerte.
Aun así, los datos reflejan que la presencia deportiva de EEUU en España tiene margen para crecer. En 2022, España sólo recibía el 1,25% de la presencia global estadounidense en cuanto a deportes, por debajo de países europeos como Francia y el Reino Unido (ambos en torno al 2%) o Alemania (2,9%). Incluso en Asia, donde la cultura deportiva estadounidense goza de mayor atractivo, las cifras fueron más elevadas: Corea del Sur alcanzaba el 1,47%; Japón, el 3,6%; la India, el 13,4%; y China llegaba al 21%. En este contexto, la elección de Madrid como sede no sólo responde a la fortaleza organizativa y la capacidad de proyección internacional de la ciudad, sino también a la estrategia de la NFL de abrir espacios donde el potencial de crecimiento es alto y expandir audiencias en mercados prometedores.
Sin embargo, a pesar de su posición dominante en los indicadores globales, EEUU atraviesa un periodo de desgaste en algunos de sus principales canales de poder blando. Desde el inicio de su segundo mandato, Donald Trump ha impulsado políticas que han debilitado instituciones históricas de influencia exterior, como, por ejemplo, la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) que ha visto paralizada gran parte de su actividad. A esto se suman políticas migratorias más restrictivas, que han reducido la accesibilidad y atractivo del país para estudiantes, visitantes y profesionales extranjeros.
Joseph Nye expresó públicamente su preocupación ante la posibilidad de que se diera este escenario. Advertía que el atractivo global de EEUU podría erosionarse si se debilitaban los pilares institucionales y democráticos que lo sostienen. Nye recordaba que incluso durante periodos de impopularidad gubernamental, como durante la guerra de Vietnam, las movilizaciones en distintos países coreaban el “We Shall Overcome” de Martin Luther King, por lo que elementos de la sociedad civil estadounidense seguían generando admiración internacional. Sin embargo, señalaba que la extrema polarización actual planteaba dudas sobre la capacidad de la sociedad civil para seguir ejerciendo esa función amortiguadora, especialmente en un escenario de retorno de Trump y deterioro democrático.
En este contexto, la internacionalización de la NFL adquiere un significado adicional: se mantiene como un canal de poder blando estadounidense que parece que va a permanecer sólido en los próximos años, incluso mientras otros se desgastan. La liga sigue proyectando valores, entretenimiento y cultura popular a escala global y su presencia en España funciona como un recordatorio de la capacidad de atracción que EEUU aún conserva, aunque otros instrumentos diplomáticos y culturales estén viéndose debilitados.
[1] La autora agradece a Blanca González su ayuda en la obtención y análisis de los datos del Índice Elcano de Presencia Global.
