Apolo en la casa de Neptuno: más inversión privada internacional para el fútbol español

Vista panorámica del Estadio Metropolitano durante un partido, con gradas llenas de aficionados y el césped preparado para el encuentro, mostrando el nombre Atlético de Madrid en los asientos.
Primer partido de la temporada 2025-2026 Atlético de Madrid contra Elche FC en el Estadio Metropolitano. Foto: Elwin594 (Wikimedia Commons / CC0).

Una conocida frase atribuida al exfutbolista argentino Jorge Valdano afirma que “el fútbol es la más importante de las cosas menos importantes de la vida”. Pero el rey de los deportes lleva años empeñado en contradecir a Valdano y convirtiéndose en algo más que una anécdota del tiempo de ocio del mundo: el fútbol es un deporte, pero hace años que, además de un elemento clave en la construcción y representación de las identidades colectivas, es un enorme negocio global.

Junto a las inversiones privadas o de fondos soberanos, los mecanismos de inyección de capital o los acuerdos de patrocinio (publicidad en las camisetas, denominación de estadios) muestran en sus cifras la dimensión del negocio del fútbol global.

Un reciente informe de Deloitte valora el mercado europeo del fútbol en 38.000 millones de dólares en la temporada 2023-2024 (en 2019 era de 25.200), de los que 20.000 corresponden a las cinco grandes ligas masculinas (España, Reino Unido, Italia, Francia y Alemania). Para la revista Forbes, el Real Madrid es el club más valioso del mundo (con una estimación de 6.750 millones de dólares), seguido de cerca por Manchester United, FC Barcelona, Liverpool y Manchester City. Sólo cuatro equipos españoles (Real Madrid, FC Barcelona, Athletic de Bilbao y Club Atlético Osasuna) no son sociedades anónimas deportivas (al cumplir los requisitos establecidos en su momento por la Ley del Deporte), pero el valor estimado por Forbes para el Real Madrid o el FC Barcelona los situaría a la altura de empresas como la aseguradora Catalana Occidente, la constructora FCC o la Corporación Financiera Alba (tomando la capitalización bursátil de estas), es decir, en torno al puesto 30 de las mayores compañías del país. Pero con una diferencia sustancial con muchas otras empresas: sus marcas, conocidas globalmente, se han construido durante décadas y tienen un valor intangible especial, el que otorga el campo de los deportes con sus miles de aficionados, en el que el número de clubes “estrella” es muy limitado. No se puede –o requeriría una enorme inversión a largo plazo– replicar y construir un nuevo AC Milan, un nuevo Paris Saint-Germain, un nuevo FC Barcelona. Las grandes bases de seguidores (desde las tradicionales “peñas deportivas” a las legiones de fans contemporáneos en redes sociales dispuestos a comprar “tokens” de sus clubes) aportan un incomparable valor distintivo a las inversiones deportivas.

Las inversiones del fútbol europeo actual muestran dos modelos distintos: el capital privado y los fondos soberanos, interesados los primeros en la rentabilidad y los segundos, probablemente, en la influencia. La importancia trasnacional del fútbol y, en especial, de las “cinco grandes” ligas europeas atrajo desde hace años el interés de países que, como los de Oriente Medio, buscan en la cultura o el deporte mecanismos para desarrollar su poder blando a través del sportswashing. Los fondos soberanos de Arabia Saudí (Newcastle), Qatar (Paris Saint-Germain) o Abu Dabi (Manchester City) saltaron al terreno del fútbol con inversiones multimillonarias en el fútbol europeo que han mostrado la transformación de los clubes de fútbol de marcas locales a plataformas de monetización global más y más complejas. Es cada vez más común que la integración empresarial transforme la naturaleza local de los clubes de fútbol a través de estrategias de multipropiedad de control de clubes (multi-club ownership, MCO). En el caso del Manchester City, por ejemplo, el City Football Group tiene además del club base inversiones en el New York City FC, Melbourne City, Palermo, Bahia, Mumbai City y un 44% del Girona FC (este último desde 2017), además de una red de formación que canaliza el talento desde la base a los clubes más grandes, metodologías comunes y alianzas comerciales. China también protagonizó, la década pasada, una oleada de inversiones en clubes de fútbol europeos (hasta 20) dentro del plan de Xi Jinping de convertir al país en una potencia futbolística, un proceso que perdió su ímpetu inicial tras los malos resultados económicos y, también, tras renunciar a su ambición de albergar la Copa del Mundo en 2030.

Junto a las inversiones privadas o de fondos soberanos, los mecanismos de inyección de capital o los acuerdos de patrocinio (publicidad en las camisetas, denominación de estadios) muestran en sus cifras la dimensión del negocio del fútbol global. Los acuerdos para la transmisión televisiva de las competiciones nacionales e internacionales aportan no sólo recursos cada vez mayores, sino predecibles a medio y largo plazo, y claves para la retención de suscriptores. La noticia, hace unas semanas, del posible interés de Netflix por pujar por los derechos de la Liga de Campeones europea es buena muestra de ello (Netflix tiene, por ejemplo, los derechos de la copa del mundo femenina de fútbol para 2027 y 2031).

La noticia, estos días, de la entrada del fondo estadounidense Apollo Sports Capital en el 55% del capital del Atlético de Madrid vuelve a mostrar el interés de los fondos privados de inversión por el negocio del fútbol español, como ya ha ocurrido en otros países, o como ocurrió en 2022 con la inversión de casi 2.000 millones de euros del fondo CVC en el proyecto LaLiga Impulso. Sólo en lo que va de año, la consultora Football Benchmark ha identificado 76 operaciones de este tipo en los clubes de fútbol europeos (más de la mitad de capital estadounidense), de las que ocho se han producido en España, entre ellas la entrada de Velocity Sport Partners (ALK Capital) en el 99,7% del RCD Espanyol, del Ignite Group en el 87,6% del Real Valladolid y de Best Intentions Analytics en el 100% del Mérida AD. Con una liga profesional de fútbol de la importancia y proyección global de la española y con clubes que acaparan la atención del mundo hacia nuestro país, los movimientos de capitales globales hacia el deporte español como los de estos días seguirán, sin duda, produciéndose.