Una aproximación al impacto económico del SARS

Una aproximación al impacto económico del SARS

Tema: Pese a las grandes incertidumbres que rodean todavía a la epidemia y a una evolución aparentemente positiva en los últimos días, los efectos económicos del Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS), o neumonía atípica asiática, empiezan a ser considerables. A su impacto inicial en el turismo y el consumo en varios países asiáticos se suma ahora el riesgo de que comience a tener repercusiones en la producción del conjunto de Asia oriental, lo que podría afectar muy negativamente al resto de la economía mundial, que se encuentra prácticamente en recesión.

Resumen: El Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS), epidemia todavía hoy rodeada de una gran incertidumbre, está empezando a tener efectos económicos considerables, que se producen en una región –Asia oriental– que constituye en la actualidad el principal motor de la economía mundial y en una coyuntura internacional prácticamente recesiva. Este análisis expone las previsiones actuales del impacto económico del SARS, sitúa esas previsiones en el contexto de la deprimida coyuntura internacional, expone los efectos previsibles de la epidemia en el corto plazo (turismo, consumo y viajes de negocios) y en el medio plazo (sector manufacturero) y concluye con un breve repaso de los dos escenarios previsibles: control de la epidemia en un mes o prolongación de la misma hasta finales del tercer cuatrimestre del año en curso.

Análisis: Hasta la fecha, el SARS ha afectado principalmente a Asia oriental (con la importante excepción de Japón), la única región de crecimiento rápido en un contexto global prácticamente recesivo.

Hasta el 10 de mayo se habían registrado más de 7.700 personas infectadas en el mundo, de las que más de 6.900 se registraron en China, Hong Kong, Singapur y Taiwán. De los 522 fallecimientos hasta esa fecha, más de 480 se habían producido en esos cuatro países y territorios. Otros países inicialmente afectados, como Vietnam y Canadá, parecen haber contenido la epidemia.

Esa región es muy importante para la economía mundial, especialmente porque, como veremos, EEUU, la UE y Japón tienen tasas muy bajas de crecimiento y sus economías se enfrentan a serios desequilibrios estructurales.

El impacto económico del SARS está relacionado sobre todo con la gran incertidumbre que rodea a la enfermedad. Se trata de una enfermedad nueva, que se ha extendido con rapidez y que afecta a una región muy amplia y que es actualmente uno de los motores de la economía mundial. Además, subsisten todavía incógnitas médicas con respecto a las vías de propagación de la enfermedad y al tratamiento adecuado para combatirla.

A diferencia, por ejemplo, de la guerra de Irak, el SARS es una perturbación inesperada que es potencialmente muy costosa para Asia y para la economía mundial.

Además, al efecto económico directo real hay que sumar el impacto psicológico de la epidemia.

Por añadidura, otros factores han complicado la situación: el alarmismo injustificado de algunos medios de comunicación y la insuficiente información suministrada en los comienzos de la epidemia por el gobierno chino, temeroso seguramente de las implicaciones del deterioro de la imagen exterior del país sobre su intención de atraer 100.000 millones de dólares anuales de inversión extranjera en los próximos años, y ante los grandes eventos que le aguardan a finales del decenio (Juegos Olímpicos en 2008 y Exposición Universal en 2010).

Así, estimar, aunque sea muy aproximadamente, el impacto económico de una enfermedad que, por lo demás, ha afectado hasta la fecha a más de 25 países, es harto difícil.

En cualquier caso, los principales organismos internacionales (Banco Asiático de Desarrollo y Banco Mundial), junto con muchos analistas privados, han recortado ya sustancialmente sus previsiones de crecimiento para 2003 en los países más afectados, en el conjunto de Asia oriental y, por extensión, en toda la economía mundial.

El Banco Asiático de Desarrollo (BAsD), en su Asian Development Outlook 2003 (publicado el 28 de abril) estimó, en el supuesto de que el SARS estuviera controlado a finales del segundo cuatrimestre, un recorte de entre 0,2 y 0,6 puntos en el crecimiento de las economías asiáticas más afectadas (Hong Kong, China, Singapur, Malasia y Tailandia). Pero no descartó la posibilidad de que la epidemia se extendiera al tercer cuatrimestre, en cuyo caso su impacto económico afectaría a prácticamente toda Asia oriental y ascendería a una franja de entre 0,5 puntos en China y de 4 puntos en Hong Kong. Más recientemente (9 de mayo), el BAsD ha estimado un recorte de 1,8 puntos en Hong Kong, 1,1 puntos en Singapur, 0,9 puntos en Taiwán, 0,7 puntos en Tailandia y 0,6 puntos en Malasia, simplemente con que la epidemia no esté controlada a finales del segundo cuatrimestre.

El Banco Mundial, por su parte, en su informe sobre Asia oriental del 24 de abril, ha cuantificado el impacto del SARS en un menor crecimiento del PIB de unos 0,3 puntos para el conjunto de Asia oriental, como consecuencia directa de una reducción del turismo del 10% en 2003 (tras crecer a una tasa anual media del 7% en el último decenio).

Un analista tan prestigioso como Stephen Roach, de Morgan Stanley, ha reducido sus previsiones de crecimiento para el conjunto de Asia (sin contar Japón) del 5% al 4,4% y para la economía mundial del 2,8% al 2,4%.

A finales de abril, HSBC estimó el recorte del crecimiento en 2003 atribuido al SARS en varios países asiáticos de la siguiente manera: más de un punto en Hong Kong; 0,8 puntos en Singapur; entre 0,5 y 0,7 puntos en Tailandia y Malasia; y menos de 0,5 puntos en China, Corea del Sur e Indonesia.

DSG Asia ha estimado que el PIB de Hong Kong se está reduciendo un  5% en el segundo trimestre.

Algunas estimaciones son incluso muy pesimistas. Por ejemplo, JP Morgan Chase ha estimado que el PIB de China, después de crecer el 9,9% en el primer trimestre, se está contrayendo a un ritmo del 2% en el segundo trimestre.

Asia oriental representa hoy un tercio del producto bruto mundial, medido en paridad de poder adquisitivo, y supuso casi la mitad del crecimiento del comercio internacional en 2002. Las exportaciones de EEUU a China y a los cuatro pequeños dragones (Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur) representaron el 14% de las exportaciones totales de EEUU (el 1% de su PIB).

La coyuntura económica internacional
Dejando de lado Asia y la epidemia de SARS, la coyuntura económica en Europa y Estados Unidos tampoco es particularmente buena. Todos los organismos internacionales han venido recortado sus previsiones de crecimiento a lo largo del último año. Los informes más recientes, publicados respectivamente por el FMI y la OCDE a finales de abril, revisan a la baja sus estimaciones del pasado septiembre, situando el crecimiento esperado en EEUU en el 2,2% en vez de en el 2,6%; en la eurozona en el 1% en vez de1,5%.

Especialmente preocupante es la situación de Alemania, que crecerá este año al 0,4%, que tiene la tasa de desempleo más alta desde la reunificación (10,7%) y una tasa de inflación en caída libre –en la actualidad en el 1%– alimentada por una política monetaria relativamente restrictiva del BCE y las recientes bajadas en el precio del petróleo. Si bien es poco probable que la UE y EEUU entren técnicamente en recesión, existe un alto riesgo de que el SARS contribuya a consolidar una dinámica de crecimiento débil (sensiblemente por debajo del output potencial), con bajas tasas de inversión y confianza de los consumidores, que se encuentran altamente endeudados, y con una espiral de caída de precios.

En este sentido, resultan preocupantes las declaraciones de Alan Greenspan (Presidente de la Reserva Federal) del pasado 6 de mayo, en las que afirmaba que el fin de la incertidumbre geopolítica de la guerra de Irak no había mejorado suficientemente las expectativas y que le preocupaba la amenaza, todavía no materializada, de deflación. En EEUU, los tipos de interés se encuentran en el 1,25%, el mínimo de los últimos cuarenta años, y a la Reserva Federal le quedan pocos “cartuchos” de política monetaria para reactivar la economía.

En la eurozona, el fortalecimiento del euro, que se encuentra imparable ante el dólar y que cotizaba el 12 de mayo a 1,16 euros por dólar, dificulta las exportaciones europeas y reduce el efecto de las bajadas de tipos de interés del BCE (la última, en marzo, situó los tipos en el 2,5%). Asimismo, la política fiscal está restringida por el Pacto de Estabilidad, por lo que, en este momento, la expansión monetaria parece el único instrumento de política económica que se puede utilizar en la Eurozona.

Por lo tanto, dadas estas dificultades coyunturales, en el peor de los casos, el SARS podría provocar la segunda recesión mundial en apenas tres años, tras la de 2001, año en el que el producto bruto mundial creció apenas el 2,3% y en el que el volumen del comercio mundial se redujo el 1%.

Aunque la economía española se encuentra algo mejor situada que la media europea, si el SARS continúa extendiéndose, sus efectos económicos llegarían a España. El turismo representa cerca del 15% del PIB (España recibió 53 millones de visitantes en 2002). Por lo tanto, este nuevo shock podría mermar una de las principales fuentes de ingresos de la economía.


El impacto inicial del SARS: turismo, consumo y viajes de negocios
En primera instancia, el SARS ha afectado al turismo extranjero en Hong Kong, China, Singapur y otros países asiáticos, especialmente tras la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de aplazar los viajes no esenciales a Hong Kong y a la provincia meridional china de Guangdong a principios de abril, recomendación que se extendió a Pekín (y a Toronto) el día 23 de abril y a Taipei y a tres provincias chinas más (Shanxi, Mongolia interior y Tianjin) a principios de mayo. El sector turístico (en sentido estricto) supone el 5% del PIB de Asia oriental, pero su importancia directa e indirecta ronda el 9% del PIB, el 8% del empleo y el 11% de la inversión total. Tal importancia es especialmente notable en países como Tailandia y Malasia (12%), pero también en Hong Kong, Singapur e Indonesia (10%). El peso del turismo es bastante menor en Filipinas y Corea del Sur (7%) e incluso inferior en Taiwán (5%). A título de ejemplo, el turismo occidental, pero también el procedente del resto de China y del sudeste asiático, se ha derrumbado en Hong Kong. Hoteles, restaurantes, comercios, bares, cines y otras actividades de servicios para turistas se han visto muy afectadas. En suma, la previsible caída del turismo en 2003 afectará sobre todo a la hostelería, la restauración, el entretenimiento y el comercio minorista, especialmente en las economías en las que los ingresos por turismo son importantes: Hong Kong, Singapur, Malasia y Tailandia.

La demanda privada empieza a verse afectada ya que los consumidores rehuyen acudir a tiendas y grandes almacenes por miedo al contagio en un contexto de muy alta incertidumbre. Tal situación podría afectar no sólo a las empresas occidentales de artículos de lujo (Burberrys, Gucci, Hermes, LVMH, Richemont, etc.), sino incluso a la industria mundial de ordenadores y de semiconductores, que coloca en Asia nada menos que un tercio de sus ventas.

Además, muchas empresas occidentales y japonesas han cancelado sus viajes de negocios a la región, al posponer sus viajes de empresa y a la vista de la reducción drástica de la actividad ferial. La sustitución de los viajes de negocios por contactos por teléfono, correo electrónico o videoconferencia ha creado serios problemas a las líneas aéreas no sólo asiáticas (Cathay Pacific, Dragonair, Singapore Airlines, China Airways, China Airlines, etc.), sino también europeas y norteamericanas. Así, en la semana hasta el 20 de abril, el tráfico de pasajeros de las líneas europeas hacia Asia oriental y el Pacífico se redujo un 28% respecto del mismo periodo del año anterior. Según la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo), el número de pasajeros con destino a varias capitales asiáticas se contrajo brutalmente en abril: 60% en el caso de Hong Kong, 40% en el de Singapur y 37% en el de Bangkok. Buena parte de las pérdidas previstas este año por las compañías aéreas en el mundo en sus trayectos internacionales (de unos 6.000 millones de dólares) puede deberse al SARS. Tal situación podría provocar un retraso o una cancelación en los pedidos de nuevos aviones. La feria comercial de Guangzhou (Cantón), que comenzó el 15 de abril, supuso un volumen de negocios inferior a la quinta parte del registrado en 2002. La feria automovilística de Shanghai se suspendió antes de tiempo. El número de conferencias y encuentros internacionales ha caído de manera sustancial, lo que ha provocado dificultades, entre otros, al sector de intérpretes internacionales.

El impacto a medio y largo plazo del SARS: el sector manufacturero
Si no es controlado en un mes, el SARS podría provocar la quiebra de muchas pequeñas y medianas empresas de diferentes sectores (artículos de confección, juguetes, calzado, etc.), especialmente en el área económica china (la propia China continental, Hong Kong, Taiwan y Singapur), pero también importantes pérdidas en algunas grandes compañías multinacionales.

La reducción del consumo interior podría empezar a manifestarse en un recorte de la producción, que se vería potenciado en el caso de que haya problemas en el sector exportador de juguetes, calzado, artículos de confección, componentes electrónicos y productos informáticos. Tal situación puede estar registrándose ya en el delta del río de las Perlas, en el entorno de Hong Kong. Podría agravarse mucho si la epidemia empieza a afectar al delta del río Yangtsé, en el entorno de Shanghai, y a la provincia de Zhejiang. Además, se podría registrar una relocalización de fábricas estadounidenses desde Asia oriental hacia América Latina y de instalaciones europeas en Asia hacia Europa oriental.

Los dos escenarios
Según el BAsD, en su nota de prensa del 9 de mayo, el impacto económico del SARS dependerá en gran medida de cuánto tiempo dure la epidemia. Si consigue contenerse a finales de junio, el efecto será moderado: un recorte de 0,4 puntos en el noreste de Asia y de 0,5 puntos en el sudeste asiático. El impacto será importante en Hong Kong (-1,8 puntos), Singapur (-1,1) y Taiwán (-0,9). China verá disminuido su crecimiento en sólo 0,2 puntos.

Si se extiende a julio-septiembre, la reducción del crecimiento será sustancialmente mayor: 1 punto en el noreste asiático y 1,4 puntos en el sudeste asiático. China podría perder medio punto (hasta una tasa de 7%). Hong Kong nada menos que cuatro, pasando su tasa de variación del PIB a territorio negativo (-1,4%). Singapur (2,3 puntos, hasta 0,7%), y Taiwán (1,9 puntos, hasta 1,8%) también se verían muy afectados. Además, el impacto sobre Tailandia (1,6 puntos, hasta 3,4%), Malasia (1,5 puntos, hasta 2,9%) e Indonesia (1,4 puntos, hasta 1,8%) empezaría a ser significativo. Las razones son principalmente tres: se perderá la temporada turística de verano en los países del hemisferio norte; se producirá un recorte drástico de los viajes de negocios; y se reducirá sustancialmente el movimiento interno y externo de personas y de mercancías, lo que podría afectar a las exportaciones asiáticas.

Otros analistas consideran que si la enfermedad no se contiene en dos o tres meses, el efecto podría ser incluso más importante. Empezaría a afectar no sólo al comercio exterior de Asia (especialmente al intrarregional), sino también a las inversiones extranjeras en la zona y a la producción industrial en China y Taiwán.

Los especialistas consultados por la Far Eastern Economic Review a finales de abril estiman un coste total para Asia que podría rondar, en el mejor de los casos,  los 11.000 millones de dólares y, en el peor, los 50.000 millones (el BAsD estima una merma de PIB situada en una franja de 12.000 a 28.400 millones, según el escenario). El coste para la economía mundial podría variar entre 30.000 millones y 150.000 millones.

Conclusiones: Las dificultades para estimar el impacto económico de una epidemia como la del SARS son enormes. No obstante, parece claro que sus efectos han sido ya considerables en el turismo, el consumo y el transporte aéreo en Asia oriental. Está por ver si afectarán al comercio exterior, a las inversiones extranjeras y a la producción manufacturera de la región.

En el momento de escribir estas líneas, subsiste además mucha incertidumbre sobre el alcance real de la enfermedad en Pekín, sobre su eventual extensión a las zonas rurales y a otras regiones industriales de China y sobre sus efectos sobre Taiwán.

Dependiendo de cómo evolucione la enfermedad en los próximos meses, el impacto podría extenderse del turismo, el consumo y el transporte al sector industrial (especialmente en China), lo que previsiblemente podría afectar mucho a una economía mundial que no atraviesa precisamente momentos boyantes.

Pablo Bustelo es profesor titular de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid y analista asociado (Asia-Pacífico) del Real Instituto Elcano
Paul Isbell es investigador principal, (Economía Internacional) del Real Instituto Elcano

Pablo Bustelo Gómez. Profesor titular de Economía Aplicada en la UCM. Investigador principal del Real Instituto Elcano (2002-2013)

Escrito por Pablo Bustelo

Pablo Bustelo Gómez es profesor titular de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y director del Grupo de Estudios Económicos de Asia Oriental (GEEAO) en dicha universidad. Pionero de los estudios académicos sobre Asia-Pacífico en España, ha sido investigador principal (Asia-Pacífico) del Real Instituto Elcano entre 2002 y 2013, coordinador de Estudios […]

Paul Isbell

Escrito por Paul Isbell

Paul Isbell fue investigador sénior asociado del Real Instituto Elcano, e investigador principal de Economía Internacional (hasta 2012). Tambien es CAF Energy Fellow en el Centro para las Relaciones Transatlanticas (CTR) de la Universidad Johns Hopkins SAIS en Washington, D.C., y el director de investigación de los proyectos el Atlantic Basin Initiative (ABI) y el […]