Las relaciones económicas entre España y Rusia

Las relaciones económicas entre España y Rusia

Tema: Se analizan las relaciones económicas entre España y Rusia durante la etapa Putin.

Resumen: En este trabajo se analizan las diversas dimensiones de las relaciones económicas recientes entre España y Rusia. En particular, se destacan los aspectos comerciales, turísticos, de inversiones, de cooperación industrial y de relaciones culturales. Finalmente, se ponen de manifiesto algunas limitaciones en las relaciones bilaterales entre España y Rusia, y se apuntan algunas líneas de actuación para desarrollar la cooperación mutua. En definitiva, aunque Rusia es para España un país emergente, las expectativas de su apertura hacia el exterior, así como de su estabilización económica, pueden significar un impacto importante para la economía española.

Análisis

1.- Las relaciones comerciales
En términos globales, en 2004, y siguiendo las fuentes oficiales del Servicio de Aduanas de la Federación Rusa, las compras realizadas por Rusia en España ascendieron a 861,8 millones de dólares, que supusieron un crecimiento del 80% respecto al año 2001 y un 16% respecto al año anterior. En cuanto a las ventas de Rusia a España, también durante los últimos años han experimentado un continuo crecimiento, hasta alcanzar en 2004 un valor de 1.583,1 millones de dólares. Esta cantidad era un 79% superior a la de 2001 y un 23% superior a la registrada el año anterior. Al comparar los volúmenes globales de exportaciones e importaciones, se pone de relieve que existe un déficit comercial de España respecto a Rusia, que ha crecido constantemente en los últimos años y que ascendió en 2004 a 721,3 millones de dólares.

Al observar la situación de Rusia dentro del comercio español, en 2005 este país se encontraba en el lugar 23 por volumen global de exportaciones, mientras que ocupaba el undécimo lugar respecto a la cantidad total de importaciones. Si se considera en su conjunto el período 2001-2004, España representa para Rusia el 1,4% de sus importaciones y ocupa el número 19 de sus clientes comerciales, mientras que si se tienen en cuenta las exportaciones de Rusia, entonces España concentra el 1,3% de tales transacciones comerciales y ocupa el lugar número 22 entre sus clientes. Así pues, en general, para ambos países sus relaciones comerciales mutuas son pequeñas.

En conclusión, el comercio entre España y Rusia resulta relativamente reducido, tanto para un país como para el otro. No obstante, para el caso español, la situación de Rusia no resulta desdeñable, en especial cuando se presta atención a las compras realizadas en ese país. Adicionalmente, cuando se observa la dinámica comercial entre ambos países la valoración es positiva, situación que puede poner de manifiesto unas expectativas de futuro relativamente aceptables.

Las compras de España a Rusia se concentran en más de un 90% en dos tipos de partidas: en primer lugar, en productos minerales y, en segundo lugar, en metales y manufacturas metálicas. La primera de éstas consiste en petróleo y ha crecido constantemente en términos absolutos, pero ha ido perdiendo peso relativo: mientras que en el año 2001 esta partida significaba el 80,3% de las importaciones a Rusia, en 2002 y 2003 pasó a significar un 73,5% y un 72,1%, respectivamente, mientras que en 2004 sólo supuso el 63,8% de las importaciones españolas. A este respecto, debe señalarse que Rusia se sigue manteniendo como el principal suministrador de petróleo de España, tal como queda patente en que, en 2002, el 65,8% del petróleo y sus derivados procedían de ese país, mientas que en 2003 tal cantidad significó el 61,8%. La partida de metales se refiere a transformados simples de hierro o acero. Esta partida ha aumentado durante los últimos años, destacando el crecimiento experimentado el último año, de un 79%, hasta significar esta partida el 28% de las importaciones españolas desde Rusia. Así pues, las importaciones españolas procedentes de Rusia se caracterizan por tener un bajo nivel de valor añadido, aunque al tratarse de productos energéticos (petróleo) en una proporción muy relevante, presenta un grado de sensibilidad muy destacado no sólo en términos económicos sino en el ámbito político y de seguridad energética.

Las ventas de España a Rusia se encuentran más diversificadas que las importaciones. Si se analiza conjuntamente el período 2001-2004, destacan seis grupos de productos. En primer lugar se encuentra el relacionado con aparatos eléctricos (calentadores, electrodomésticos de línea blanca o elevadores), que supone el 17% de las exportaciones españolas a Rusia. Tres grupos representan cada uno alrededor del 11% de las ventas de España a Rusia: los alimentos transformados (legumbres preparadas, vino y conservas de carne), los productos vegetales (especialmente frutas) y los productos químicos (como pigmentos y medicinas). A continuación destacan los productos animales (carne bovina o de ave, así como tocino de cerdo), que significan un 10% de las compra rusas, y los materiales de transporte (vehículos de turismo, de transporte, así como repuestos), que suponen el 9%. Debe señalarse que junto a tales partidas destacan productos como cerámica, muebles, instrumentos médicos y aparatos electromecánicos, que son importantes como tales y presentan una dinámica importante.

Así pues, las exportaciones de España a Rusia se encuentran relativamente diversificadas y, en ciertos casos, pueden significar la apertura de mercados para otros productos. Además, en varias partidas el grado de valor añadido de los productos exportados por España es mediano-alto. Dada la dinámica del mercado ruso, éste presenta una gran potencialidad para las exportaciones españolas, siempre que se le preste más atención al sector privado y se amplíe la sensibilidad del gobierno español por tal área geográfica. No obstante, no debe perderse de vista que los países que recientemente se han incorporado a la Unión Europea son competidores directos de los productos españoles y que pueden cuestionar parte de las exportaciones españolas, en particular en Rusia.

2.- El turismo
El turismo en Rusia procedente del exterior está relativamente poco desarrollado. En consonancia con esta situación, apenas unos 20.000 españoles visitan Rusia, muchos de ellos por cuestiones de negocios. Así pues, el impacto económico de esta sección del turismo es absolutamente irrelevante.

En contraste, el turismo en el sentido contrario está sustancialmente más desarrollado. Los ciudadanos rusos han acrecentado sus salidas al extranjero desde el inicio de los años 90 y en 1997 sobrepasaron los 4 millones de personas. Tal tendencia se interrumpió debido a la crisis financiera de 1998, pero en los últimos años se ha recuperado este trasiego, tal como se demuestra al observar que 5,7 millones de rusos viajaron al extranjero por razones de turismo en 2004. Respecto a los ciudadanos rusos que van a España, en 2001 se registraron 298.700 turistas, aunque la cifra fue experimentando una contracción durante los dos siguientes años y solo en 2004 apareció una recuperación que dejó la cifra en 267.400 turistas. Es decir, en la actualidad las expectativas de futuro del turismo ruso a España son inciertas.

En efecto, el número de ciudadanos rusos sobre el conjunto de los turistas que vienen a España resulta bastante modesto, tal como se refleja en que sólo significan el 0,5% del turismo español. Sin embargo, tal resultado se debe matizar, por un lado, por el volumen de gasto por turista y, en segundo lugar, por las posibilidades de expansión que tiene esta zona geográfica. Respecto al primer factor, la proporción de gasto por persona ha ido elevándose progresivamente hasta alcanzar en 2004 los 78 euros por día, cantidad superior a la gastada por alemanes, franceses o belgas. Estos turistas tienen la particularidad de que suelen venir a España con paquetes turísticos en períodos de una o dos semanas, con pretensiones de realizar turismo de sol y playa. En cuanto al segundo factor, la mejora en las condiciones económicas del país supone un acrecentamiento en el número de turistas y, por tanto, Rusia constituye a este respecto un mercado en expansión.

Las posibilidades de expandir el turismo español en Rusia dependen de la capacidad de arrebatar cuota de mercado a otros competidores. A este respecto, entre los destinos más importantes de los turistas rusos se encuentran Turquía, China, Egipto, Finlandia, Polonia, Alemania y, finalmente, España. Entre tales destinos Turquía y Egipto compiten directamente con España, al tiempo de que se trata de los dos países cuyos volúmenes de turistas más han crecido en los últimos años. Hay que añadir que la normalización de la situación económica y política en Croacia está abriendo otro destino muy atractivo para el mercado ruso. Así pues, se requerirá una acción muy emprendedora tanto por parte del sector privado como del público si se pretende copar parte del dinámico turismo ruso.

A este respecto, además de mejorar las condiciones del turismo de sol y playa, junto con las formas de su promoción, existen otras vías de desarrollo de este sector económico en relación con Rusia. Por un lado, destaca el turismo de negocios (que incluye la realización de congresos y similares), aunque éste requiere una renovación parcial de infraestructuras en España al tiempo que activar su promoción en Rusia. Por otro lado, destaca la promoción de la lengua española, dimensión muy importante en la medida en que se tenga presente la fidelidad asociada al turismo idiomático. Parte de este último área puede desarrollarse a través del Instituto Cervantes y de las escuelas de español para extranjeros. A este respecto, se requiere una mayor coordinación entre los ámbitos turísticos y culturales del gobierno para llevar a cabo una efectiva promoción turística.

3.- Las inversiones extranjeras
Las inversiones de España en Rusia son marginales. En este sentido, durante el período 1993-1995 se invirtieron 18,3 millones de euros y en los dos siguientes trienios las cantidades invertidas fueron aun menores. Sin embargo, en los tres últimos años (2002-2004) la situación ha cambiado. En particular, durante ese período se invirtieron unos 290 millones de euros. No obstante, esta cantidad, para tal período sólo representó el 0,24% del conjunto de la inversión extranjera en Rusia. Adicionalmente, la inversión extranjera española en Rusia está muy concentrada, tanto geográfica (Moscú y San Petersburgo) como sectorialmente (agroalimentario).

Si se analizan las inversiones rusas en España, el resultado es similar, pero con menor dinamismo. Estas fueron de 12,7 millones de euros en el trienio 2002-2004, cifra equivalente a las registradas en los anteriores trienios. Adicionalmente, el peso sobre el conjunto de las inversiones recibidas por España fue para el último trienio de un 0,02%, es decir, un porcentaje insignificante. La mayor parte de las inversiones corresponden a la constitución de sociedades por personas físicas y, muchas de ellas, en el sector inmobiliario en zonas costeras españolas. Debe señalarse a este respecto que una parte de la inversión rusa en España es en construcción y tales flujos no aparecen registrados. A este respecto, ciertas dudas emergen a la superficie sobre si las inversiones realizadas sirven como infraestructura para la canalización de dinero negro procedente de distintas actividades delictivas.

4.- La cooperación industrial: Plan Rusia y Comisión Mixta Industrial
El Plan Rusia se aprobó a mediados de 2005. Este plan tiene por objeto aglutinar una parte importante de los instrumentos de que dispone el gobierno español para colaborar con Rusia. El programa fue elaborado entre la CEOE y el gobierno y, por tanto, se encuentra caracterizado por tener unos objetivos muy empresariales. Este plan se concretó en la Comisión Mixta Intergubernamental Hispano-Rusa que tuvo lugar el 6 de junio de 2005, en la que se aprobó un listado de prioridades de actuación. Dentro del programa, el gobierno español prevé el gasto de 47 millones de euros durante el período 2005-2007, que se distribuirán en cuatro grandes áreas de intervención: comercio, inversión, turismo y cooperación institucional. Dentro de éstas, las prioridades son:

• Construcción naval
• Seguridad marítima
• Transporte
• Energía
• Medio ambiente
• Política aeroespacial
• Turismo

A este respecto, en términos comerciales globales, se firmaron varios acuerdos marco de colaboración entre las compañías de seguros y bancos estatales para dar seguridad a las transacciones comerciales entre las empresas privadas. Estos acuerdos tienen la importancia de crear unas condiciones generales para que se desarrolle la iniciativa privada. Sin embargo, los ámbitos donde es previsible la aparición de los resultados con mayor visibilidad corresponden con algunas de las prioridades establecidas por el gobierno.

En primer lugar, se encuentra la energía, prioridad que es coherente con la estructura de importaciones españolas. En este ámbito se pretende mantener y ampliar las compras de petróleo de Rusia así como mejorar las condiciones de compra de esta fuente energética.

Una segunda línea prioritaria es la de transporte, que integra también construcción. La idea es conseguir participación de empresas españolas de construcción en grandes proyectos de transporte. Se han iniciado conversaciones sobre los proyectos de construcción de la línea ferroviaria de alta velocidad entre Moscú y San Petersburgo, de la autopista de peaje desde Moscú al aeropuerto de vuelos internacionales Sheremetevo, de la reconstrucción de la terminal 2 de ese aeropuerto, así como de la construcción de su terminal 3, y también de las obras del diámetro exterior de San Petersburgo y del quinto anillo exterior de Moscú.

En tercer lugar, se encuentra la prioridad de medio ambiente. Aunque se mencionan aspectos de desarrollo conjunto de tecnologías limpias, el elemento esencial de esta prioridad es llegar a acuerdos de compra-venta de permisos de emisión entre España y Rusia para respetar el Protocolo de Kioto. El interés común radica en que, por un lado, Rusia poseerá un sobrante de capacidad contaminadora, dado que su actividad industrial (y de contaminación) es menor en la actualidad que en el período soviético, cuando se toman las referencias de polución dentro del Protocolo de Kioto. Por otro lado, como los niveles de contaminación españoles son muy elevados es necesario buscar vías de adquisición de cuotas de polución, siendo Rusia uno de los principales vendedores con los que puede contar España.

5.- Las relaciones sobre educación, científicas y culturales
Respecto al área científica, en 2001 se firmó un convenio intergubernamental de colaboración, con una validez de cinco años renovables para otros cinco. Sin embargo, tal acuerdo ha tenido poca dinámica y en 2004 estaba prácticamente paralizado. Una parte de las colaboraciones que existen entre España y Rusia tiene lugar en el ámbito de la educación. Aunque existen acuerdos de homologación de títulos, prácticamente no se encuentran en funcionamiento, entre otros motivos por la autonomía universitaria que existe en España.

Ciertas cooperaciones adicionales se podrían llevar a cabo a través del Instituto Español de Cooperación Internacional. Hasta el año 2000, se contemplaban explícitamente las colaboraciones con Rusia, aunque los fondos destinados fueron marginales. Esta tendencia se consolidó cuando en el nuevo programa marco de áreas geográficas prioritarias de cooperación no se incluyó a Rusia. Así pues, los acuerdos de cooperación han ido excluyendo progresivamente a Rusia.

En términos culturales, el Instituto Cervantes es un mecanismo de promoción destacado. Su centro en Moscú es uno de los que mayor crecimiento ha experimentado y padece un continuo déficit de plazas para estudiantes. El segundo mecanismo de promoción del idioma es a través de las escuelas de español para extranjeros, pertenecientes a la Federación Española de Asociaciones de Escuelas de Español para Extranjeros (FEDELE). A este respecto, aunque Suecia, Holanda y Alemania ocupan lugares de cabeza por número de aulas de español, Rusia supone el 8% de las clases, está creciendo sensiblemente y se encuentra ya en un lugar similar al que ocupa EEUU. En esta línea, la promoción de un turismo lingüístico debe ocupar una prioridad relevante dentro de las actuaciones para estimular a este sector económico, no sólo por el número de personas movilizadas, sino por la fidelidad de los clientes implicados en esta actividad.

6.- Límites y líneas de actuación
En los últimos años las relaciones económicas entre España y Rusia se han acentuado, aunque dentro del modesto nivel en el que tienen lugar. Las tendencias positivas tanto en comercio como en inversiones, así como en turismo, permiten definir un punto de partida con cierto optimismo. La consolidación de esta tendencia positiva requiere una actitud activa por parte del gobierno. Sin embargo, esta evidencia contrasta con la pérdida de interés real que el gobierno español presenta por Rusia. La superación de esta situación resulta esencial para la extensión de las relaciones entre ambos países. Un primer paso para superar esta situación podría ser el propio Plan Rusia, pero queda la incertidumbre de en qué medida este programa consistirá en meras palabras. Más aún, la escasa financiación del tal programa apunta hacia el mantenimiento de las anteriores inercias.

El aumento del interés del gobierno español por la colaboración con Rusia se sostendría sobre bases económico-políticas reales. De hecho, parte de estas se traslucen en el Plan Rusia. En particular, se trata del papel positivo que las relaciones con Rusia pueden significar para amortiguar el agotamiento de los motores más importantes de la economía española: la construcción y el turismo. A este respecto, el desarrollo de las relaciones con Rusia se constituye en un elemento adicional para buscar salidas a tales sectores económicos y evitar o limitar los fenómenos de crisis sobre la economía española.

El sector de construcción se ha extendido singularmente en la economía española, pero las áreas de edificación están en proceso de agotamiento. Para desarrollar la actividad que ha acometido en los últimos años el sector de construcción ha tenido que llevar a cabo una inversión en capital fijo muy importante, que en breve comenzará a estar ociosa. La búsqueda de nuevas salidas y el establecimiento de nuevos marcos de colaboración por el gobierno resultan esenciales a este respecto. La apertura del mercado ruso al sector de la construcción español puede ser esencial. Dado el tamaño de España y de su sector de construcción, las empresas que desarrollan este tipo de actividad económica presentan unas características muy ventajosas para competir en nuevos mercados emergentes, como es el caso de los países del Este de Europa, pero específicamente del mercado ruso, dado su tamaño. A este respecto, los graves déficit en las infraestructuras rusas argumentan a favor de un interés común por desarrollar colaboraciones en este ámbito económico.

El turismo es otro de los motores de crecimiento español que comienza a tener problemas. La expansión en el mercado ruso puede constituir un nuevo yacimiento de actividad y, por tanto, un balón de oxígeno importante para este sector económico. A este respecto, el punto de partida de la oferta turística española es aceptable puesto que en Rusia goza de bastante prestigio. No obstante, la subida en el precio del turismo español, la falta de calidad de algunos de estos servicios, así como la deficiencia de parte de las infraestructuras pueden transformarse en obstáculos difíciles de salvar. Por tanto, resulta esencial que el gobierno, además de llevar hacia delante medidas de estabilización macroeconómica, acometa medidas específicas sectoriales sobre el ámbito del turismo. En particular, es necesario aumentar los mecanismos de promoción, así como acentuar la diversificación turística (turismo idiomático) para acrecentar el número de turistas rusos que vengan a España.

Otra línea de colaboración es el ámbito energético. Rusia es el primer productor y exportador de gas natural y el segundo productor y exportador de petróleo. El agotamiento de reservas de petróleo aumentará el consumo de gas e irá desplazando el punto de gravitación estratégico energético desde Oriente Medio hacia el norte de Rusia. En estas condiciones, establecer acuerdos y contactos estrechos con Rusia puede ser una tarea esencial a largo plazo por cuestiones de seguridad energética. Esta situación es más relevante en la medida en que en 2008 se prevé la entrada en funcionamiento del gasoducto del norte de Europa y en 2010 el funcionamiento hasta varios países del norte de Europa. Este gasoducto facilita la difusión de gas hacia el sur de Europa y puede abrir posibilidades nuevas de diversificación energética para España. Dentro de este ámbito no debe olvidarse que Rusia presenta dificultades financieras para movilizar parte de sus recursos energéticos (explotación de yacimientos y transporte de gas y petróleo), situación que abre nuevas dimensiones de colaboración entre empresas españolas y rusas, pero cuyo impulso requiere ineludiblemente la participación de los correspondientes gobiernos y, en particular, exige una apertura de la perspectiva política y económica del gobierno español.

Otra de las líneas de colaboración importantes acontece en el ámbito de altas tecnologías. A este respecto, en el Plan Rusia se contemplan algunos aspectos, en particular en el ámbito aerospacial, pero la colaboración puede y debe ser más profunda. Siguiendo la línea destacada en el Plan Rusia, se puede acrecentar la colaboración en líneas que aumenten la capacidad española en el programa espacial Galileo. No obstante, no deben desdeñarse otras líneas como la construcción naval, en la que la parte española presenta ventajas comparativas en los mercados internacionales. En particular, las colaboraciones con Rusia en sistemas de armas para barcos o radioelectrónica para submarinos pueden ser muy beneficiosas para posicionar mejor a las empresas españolas. En este ámbito, resulta esencial desprenderse de los prejuicios heredados de la guerra fría y evaluar las colaboraciones mirando hacia el futuro.

Conclusión: Rusia representa para España un país emergente, en el que ha conseguido implantarse de manera embrionaria. Dadas las condiciones de estabilidad en Rusia, las posibilidades de expandir las colaboraciones mutuas pueden ser muy importantes y beneficiosas para ambos países. Desde la perspectiva española, tales relaciones tienen especial trascendencia debido a que pueden estimular la actividad en sectores económicos motores para la economía española, como la construcción y el turismo. Un ámbito importante adicional es el energético. Por un lado, respecto al petróleo, se puede acrecentar la seguridad en su abastecimiento, al tiempo que conseguir unas condiciones económicas privilegiadas en su compra y, por otro lado, en cuanto al gas, se pueden ampliar en el futuro las adquisiciones de ese país.

No deben desdeñarse las colaboraciones industriales, que pueden significar incrementos tecnológicos. El gobierno ha reconocido tales aspectos en actividades aeroespaciales. Sin embargo, colaboraciones en la industria de defensa pueden ser relevantes para realizar nuevos desarrollos tecnológicos y mantener el grado de competitividad español en este ámbito, en un contexto de reajuste e integración de la industria de defensa europea.

Con este trasfondo, el gobierno español debería tener un comportamiento muy activo y sin complejos respecto a las relaciones con Rusia. En especial, resulta injustificable doblegarse al liderazgo de otros países europeos, como Alemania y Francia, y, más aún, en un contexto de cambio en la estructura de las relaciones internacionales. Así pues, el gobierno debería aumentar las iniciativas para desarrollar las relaciones económicas entre ambos países, bien ampliando las áreas de colaboración (telecomunicaciones, aspectos financieros, servicios a empresas, etc.), bien contribuyendo a la construcción de una infraestructura política adecuada que permita introducir a las empresas privadas españolas en ese mercado, máxime cuando éstas son de gran tamaño y las inversiones pueden ser voluminosas. Adicionalmente, el incremento de la cooperación científica y cultural, más allá del testimonialismo actual, pueden transformarse en una inversión importante, cuyos efectos positivos se pueden obtener a medio y largo plazo. Un aumento en el estímulo de las relaciones con Rusia requeriría la creación de una comisión interministerial que centralizase la información, al tiempo que coordinase la toma de decisiones, su ejecución y el control de los resultados. Por supuesto, el desarrollo de las relaciones con Rusia supone aumentar el volumen de financiación destinado por las autoridades españolas, elemento inevitable para escapar del mero voluntarismo.

Antonio Sánchez Andrés
Departamento de Economía Aplicada, Universidad de Valencia