La India emergente como asignatura pendiente para la política exterior española

La India emergente como asignatura pendiente para la política exterior española

Tema: La visita oficial del Rey don Juan Carlos a la India en la segunda mitad de octubre ofrece una oportunidad excelente para ampliar los incipientes vínculos políticos y económicos con el país asiático.

Resumen: La emergencia económica y política de la India en la última década ha generado un interés creciente en España por profundizar las relaciones con esta renacida potencia asiática. Existen importantes oportunidades económicas para España en una relación más estrecha y fluida con la India que incluya también una mayor dimensión política. En el marco de la visita oficial que el Rey don Juan Carlos realizará al país en la segunda parte de octubre, el presente análisis dibuja un panorama de los retos y oportunidades de la relación bilateral.

Palabras-clave: India, España, relación bilateral, comercio, inversiones, foros políticos.

Descriptores: Viaje de SM el Rey a la India (octubre de 2012).

Análisis: A finales de octubre el Rey don Juan Carlos liderará una visita oficial a la India, junto con una importante delegación de políticos y empresarios españoles, con el objetivo de potenciar la relación entre ambos países. Este viaje se enmarca en una apuesta por reforzar los vínculos con el país asiático como una de las prioridades establecidas en los últimos años por gobiernos españoles de diferente signo político.

Como potencia emergente, en el contexto de la crisis económica europea actual, la India puede suponer un interesante mercado para la exportación de bienes y servicios y la inversión empresarial desde España y también una fuente actual y futura de inversión, turistas y estudiantes. Más allá de la estabilidad de su sistema democrático, el dinamismo de la demografía o su fuerza atómica militar, la emergencia de la India y su nueva relevancia internacional se apoya en un poder económico en expansión: en la última década, ha registrado un crecimiento anual medio superior al 8%.

Un pujante sector de servicios, industrias de tecnologías de la información en expansión o una clase media en continuo aumento que está generando un crecimiento importante del consumo interno, son algunas de las bases en la que se ha sostenido el denominado milagro económico indio y sus pretensiones de mayor liderazgo y protagonismo en instituciones políticas y económicas internacionales.

Dicho crecimiento ha dado muestras de ralentizarse con los últimos datos macroeconómicos (5,3% en el primer cuarto de 2012) y los retos para consolidarlo a medio y largo plazo, como las desigualdades sociales, la falta de infraestructuras adecuadas o la dependencia energética, son significativos. Pese a estas incógnitas y a la actual desaceleración económica, la emergencia de la India continúa siendo un reto esencial para la acción exterior española en el nuevo siglo y para su capacidad de afrontar un sistema internacional en pleno proceso de cambios.

Un momento decisivo para reforzar las incipientes relaciones bilaterales
España lleva mucho tiempo de retraso en las relaciones con la India respecto a otros países europeos, pero en los últimos años parece existir una mayor conciencia política y empresarial sobre la importancia de fortalecer la relación bilateral, como lo demuestra la prioridad otorgada al país en los recientes Planes Asia-Pacífico, así como los sucesivamente más ambiciosos Planes Integrales de Desarrollo de Mercado para la India del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio o la creación de la Fundación Consejo España India.

En esta línea, la visita del Rey a Nueva Delhi se suma a la del presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en 2006 y a la de los Príncipes de Asturias en noviembre de 2009. Por parte india, también parece consolidarse un mayor interés ya que, tras años de bajo perfil, la presidenta Pratibha Patil realizo en abril de 2009 la primera visita oficial a España de un jefe de Estado de la India desde su independencia y, en tan sólo los dos últimos años, una decena de ministros y secretarios de Estado indios han aterrizado en España para afianzar lazos políticos y económicos.

En este sentido, el gobierno español parece más consciente de que la distancia con la India generada por la lejanía geográfica y la falta en el pasado de una confluencia histórica, política o económica, tiene que ser superada con una política más activa de acercamiento, ya que existen enormes oportunidades para España en una relación más estrecha y fluida con el país asiático.

El punto de partida para este objetivo ha de ser realista. España es un actor que no tiene peso político en Asia, por lo que su capacidad de apoyar o influir en los conflictos regionales que afectan a la India, como es el caso de Cachemira o las crisis en Pakistán o Myanmar es muy reducida. A los ojos de los líderes políticos indios España, salvo por las noticias que llegan de la crisis económica actual, no deja de ser un país casi desconocido del sur de Europa, cuya relevancia para la realidad india actual es similar a la que puedan tener Italia, Polonia o Portugal. Es importante, por tanto, considerar que estamos ante una relación asimétrica ya que, por el contrario, la India genera cada vez más interés internacional por razones económicas y políticas.

Por ello, para construir una relación de confianza desde la que posicionar en el medio plazo a España como un aliado de la India en el contexto internacional, el gobierno debe plantear una política más ambiciosa e imaginativa centrada en los aspectos donde se puedan ofrecer ventajas comparativas tanto en lo político como en lo económico, social o cultural.

Desde el punto de vista político, un aspecto clave sería la puesta en marcha de un proceso formal de diálogo en varios niveles, como correspondería a una relación bilateral en expansión. En el pasado, uno de los ejemplos más claros de la necesidad de un cambio de orientación en ha sido la poca frecuencia de viajes de autoridades políticas de ambos países. Como ya se ha apuntado, el nivel y periodicidad de los contactos oficiales ha aumentado en los últimos años y la visita del Rey don Juan Carlos debería aprovecharse para la consolidación de un diálogo político institucionalizado.

A su vez, esta estrategia bilateral tiene que complementarse con una mayor cooperación en organismos internacionales y en otros foros multilaterales como Naciones Unidas y el G20, con vistas a hacer frente de manera conjunta a los retos globales que ambos países comparten, como la lucha contra la amenaza del terrorismo transnacional, la seguridad energética y el desarrollo de fuentes alternativas de energía o las operaciones multilaterales de mantenimiento y construcción de paz.

La lucha internacional contra el terrorismo es un punto de confluencia relevante para dos países que han sido víctimas habituales de esta lacra, tanto en su dimensión nacional (ETA y las diversas facciones nacionalistas violentas en la India) como en un nivel transnacional, con la amenaza compartida de grupos yihadistas vinculados a al-Qaeda. Desde la década de los 90, ambos Estados han reiterado conjuntamente en diversas ocasiones su firme condena a la amenaza terrorista en todas sus formas y manifestaciones. Sobre este punto de encuentro conviene elaborar acuerdos específicos que contribuyan a reforzar esta cooperación antiterrorista a nivel bilateral, donde España puede ser un socio importante para intercambiar información y compartir medidas preventivas, estrategias legales, policiales y de inteligencia sobre cómo afrontar el terrorismo desde la legalidad democrática.

Un ámbito a tener en cuenta para mejorar las relaciones políticas es la transferencia de conocimientos y técnicas en las que España cuenta con una trayectoria de referencia a nivel internacional como, por ejemplo, en el desarrollo del sector turístico, un reto clave para la India en los próximos años. Otros casos concretos serían la posible cooperación entre las elites administrativas de ambos Estados –ya que la estructura y formación de cuadros española es conocida por sus niveles de excelencia– y nuestro sistema público de exportación, que ha facilitado la internacionalización de la empresa española, ya que el país asiático tiene pendiente construir un sistema similar para apoyar el creciente peso que sus empresas punteras podrían desarrollar en el exterior.

El otro ámbito prioritario para promover las relaciones políticas es el marco de colaboración entre la India y la UE. La UE es el mayor donante y socio comercial y la principal fuente de inversión externa de la India, aunque el país asiático todavía está por detrás como socio comercial de otros Estados emergentes como China, Brasil y Sudáfrica. En este contexto, un primer paso para España sería aumentar significativamente su papel, hasta ahora muy reducido, en el diseño y la aplicación de la política de la UE con respecto a la India, promoviendo nuestra presencia en proyectos e iniciativas en marcha, con prioridad para el acuerdo bilateral de libre comercio, cuyo dilatado proceso de negociación parece de nuevo estancado.

Estas medidas políticas deben acompañarse también por otras de cooperación cultural y educativa. Con la intención de desarrollar la imagen de España en la India es importante promover diferentes medidas para dar a conocer nuestro país como un excelente destino turístico. El fortalecimiento del entramado institucional del Instituto Cervantes –como respuesta a la creciente demanda de aprendizaje del español–, los proyectos de colaboración con Bollywood –la industria cinematográfica del país asiático–, la puesta en marcha de foros de diálogo entre representantes de la sociedad civil española e india y una mayor cooperación en el ámbito educativo con intercambios culturales y académicos son algunas propuestas que deberían ser incluidas en la agenda de la visita del Rey don Juan Carlos.

El fortalecimiento de los vínculos económicos y comerciales
La creciente internacionalización de las empresas españolas, hasta ahora muy limitada a ámbitos de relevancia histórica para nuestro país (Europa y América Latina), tiene que adaptarse a una nueva configuración internacional y por ello expandirse geográficamente. La India, por sus enormes posibilidades, debería convertirse en un eje fundamental de esta diversificación. Nuestras relaciones comerciales parten de unos niveles muy limitados. En la década 1995-2005, por ejemplo, sólo suponían un 0,22% del total acumulado de las exportaciones españolas y un minúsculo 0,04% en la inversión directa de nuestras empresas.

Estos datos han ido mejorando en los últimos años. En 2011 se ha superado la barrera de los 4.000 millones de euros de intercambio comercial, casi el doble que cinco años antes, aunque se mantiene un déficit crónico de la balanza comercial ya que de manera continuada importamos aproximadamente el doble de lo que exportamos a la India. Como apunta el profesor Pablo Bustelo, en comparación con la media de la UE, también la presencia comercial española es muy escasa, ya que exportamos a la India cinco veces menos que la media europea. Estos porcentajes están muy alejados de lo que resultaría razonable a la vista del atractivo que el estado asiático ofrece para el comercio y la inversión.

En los últimos años el gobierno ha enfocado buena parte de sus recursos disponibles en convertirse en un punto de apoyo para que las empresas españolas con trayectoria y vocación internacional puedan asentarse en la India, como un mercado clave de futuro. Este potencial es ya una realidad para los pioneros de algunos sectores: alrededor de 150 empresas españolas están desarrollando planes de negocio e incorporándose al mercado indio.

Un factor clave es la selección de sectores estratégicos. Un ejemplo claro donde se están generando oportunidades significativas es en el desarrollo de infraestructuras. Las carencias de partida son notables: se requieren grandes inversiones en el sistema eléctrico, tanto de transporte como de distribución, en la modernización de la red ferroviaria, la ampliación de la red de carreteras y el reforzamiento de los servicios públicos urbanos (agua potable, recogida y tratamientos de basuras, red de alcantarillados…). El gobierno de Nueva Delhi ha de afrontar la mejora de dichas infraestructuras para evitar que la deficiente dotación se convierta en un cuello de botella para la consecución de los objetivos de desarrollo. Un factor que muchos analistas señalan como una de las causas de la actual desaceleración económica.

Las empresas españolas, líderes en muchos de estos sectores a nivel mundial, están jugando un papel creciente en todo este proceso. Por ejemplo, el grupo Isolux es uno de los primeros inversores europeos, con 4.500 millones de euros, y está construyendo cuatro autopistas de peaje. El Grupo ACS logró la adjudicación de la construcción y gestión durante 30 años de una terminal del puerto de Mumbai, el de mayor tráfico marítimo de la India. El grupo Cobra ha sido responsable de llevar a cabo parte de la reforma del sistema eléctrico de la ciudad de Nueva Delhi, así como una línea de transmisión de electricidad entre Punjab y Cachemira.

España y la India comparten una situación de dependencia energética con el exterior, especialmente en hidrocarburos, por lo que la capacidad puntera española en el ámbito de las energías alternativas como la hidroeléctrica, la eólica o la solar representa otro sector que también cuenta con un evidente potencial económico y comercial. Acciona, Iberdrola y Gamesa tienen ya proyectos en marcha en este sentido.

Para consolidar y ampliar esta presencia española, la promoción de alianzas específicas con grandes conglomerados empresariales indios, como Reliance Industries, Tata o Aditya Birla, por parte de nuestras empresas es un factor fundamental, que puede facilitar la entrada en un mercado con un complejo entramado burocrático y legal. Igualmente es importante priorizar un enfoque descentralizado, dando mayor peso a los estados que forman un arco de desarrollo al occidente y el sur, especialmente Gujarat, Maharashtra, Karnataka, Kerala y Tamil Nadu.

Conclusiones: Desde la perspectiva de la construcción de una mejor relación en el ámbito político, sería un gran paso adelante desarrollar un programa de contactos de alto nivel con carácter periódico y regular que permita la creación de un diálogo político institucionalizado. Un objetivo concreto sería poner las bases para la celebración de una Cumbre bianual España-India con participación de los jefes de gobierno y Estado de ambos países, y otras reuniones periódicas de los ministros de Exteriores, Defensa e Industria y Comercio.

Dentro de este proceso de diálogo y cooperación política, España tiene que trabajar con la India en los grandes desafíos globales con prioridad para aquellos, como la lucha contra el terrorismo y la seguridad energética, donde existen intereses y experiencias comunes.

Para mejorar las posibilidades de inserción de empresas españolas en un mercado complejo, pero con grandes atractivos, un paso clave sería la puesta en marcha de un nuevo Plan Integral para el Desarrollo del Mercado en la India con una fase de promoción plurianual más intensa y focalizada en sectores como infraestructuras y energías renovables y con un nivel de recursos económicos y técnicos crecientes, para consolidar los incipientes logros y entrar en una nueva etapa más ambiciosa.

Por último, para responder a todos estos retos planteados es imprescindible reforzar la especialización de los recursos profesionales en el sector público español, tanto en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, lo cual incluye al personal de la embajada de Nueva Delhi y el consulado de Mumbai, como en el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, especialmente en las oficinas comerciales.

Rubén Campos
Profesor especializado en Asia Meridional y Sudeste Asiático en diversos cursos de posgrado en España; trabaja como Coordinador de Programas en el Club de Madrid