La importancia estratégica de Asia Central (I)

La importancia estratégica de Asia Central (I)
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El Observatorio de Asia Central (OAC) fue establecido en 2007 por tres instituciones interesadas en la zona: Casa Asia, CIDOB y el Real Instituto Elcano


Tema: Las repúblicas centroasiáticas crecen en importancia en el contexto de unas relaciones internacionales muy centradas en cuestiones de seguridad en la región.

Resumen: Surgidas a la independencia con la desintegración de la URSS, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán han cobrado desde entonces gran importancia estratégica por diversos motivos. Tras dejar de ser relevantes en términos de seguridad clásica con la entrega por parte de Kazajistán a Rusia de las 1.400 cabezas nucleares que albergaba, pasaron a constituir un rincón olvidado hasta que el efecto combinado del debate energético, por un lado, y la lucha contra riesgos/amenazas como el terrorismo o el tráfico de drogas, por otro, las puso en el centro de la actualidad internacional. Ambas cuestiones, unidas a otras como la naturaleza de los regímenes o el deterioro medioambiental, sitúan a estos países en el punto de atención internacional, atrayendo no sólo el interés de vecinos inmediatos como Rusia o China sino también el de otros interlocutores comprometidos de forma creciente como son EEUU o la UE (y algunos de sus Estados miembros).

Análisis: Aparte de la dimensión energética, que trataremos en otro ARI, es importante tener en cuenta que estos Estados comenzaron destacando tras las independencias por su dimensión musulmana, aunque entonces tal dimensión aún no era considerada estratégica. Aunque los soviéticos fueron derrotados en Afganistán y este escenario se mantuvo inestable (guerras en Afganistán y Tayikistán, inestabilidad paquistaní, redespliegue de al–Qaeda en la segunda mitad de los 90, etc.), hubo que esperar hasta el 11–S para que Asia Central fuera incorporada a las agendas de las grandes potencias.

Unos Estados descompensados

Es a partir de ahí que muchos comenzaron a cortejar a Estados que gestionaban prudentemente sus independencias sin perder de vista a Moscú, mientras buscaban valores añadidos para emanciparse. Tales Estados estaban y están descompensados, con emergentes productores de hidrocarburos como Kazajistán y Turkmenistán, y en menor medida Uzbekistán, y el resto sobreviviendo con dificultades.

Los regímenes han estado dirigidos por presidentes inamovibles, heredados algunos de la época soviética (Nursultán Nazarvayev en Kazajistán, Islam Karimov en Uzbekistán y Saparmurat Niyazov, hasta su muerte en 2006, en Turkmenistán). En Kirguizistán el presidente Askar Akaev estuvo casi 15 años en el poder hasta su derrocamiento en marzo de 2005 por un levantamiento popular; en Tayikistán Imomali Rahmon es presidente desde 1992; y, en Uzbekistán, Islam Karimov va por su tercer mandato tras unas elecciones fuertemente contestadas.

Los cinco Estados se han ido consolidando desde sus independencias, y si bien algunos aún adolecen de importantes déficit en términos de seguridad, también coadyuvan a permitir hablar de una región que antaño sólo era geográfica pero que hoy es geopolítica y geoeconómica. No es región en términos de cooperación interestatal, si bien sí existen estructuras en las que pueden concertarse en cuestiones sectoriales.

En la región, poblada por unos 60 millones de habitantes, más de 10 millones viven por debajo del umbral de la pobreza y hay flujos migratorios desde los países más pobres a los más ricos, y hacia Rusia como antigua metrópoli. Por ello, Kazajistán invierte y mucho en Kirguizistán y en Tayikistán y algo menos en Uzbekistán, por jugar Karimov a ser su rival regional. Ello no impide a Kazajistán estudiar actualmente los beneficios que obtendría construyendo un gasoducto para transportar gas turkmeno a China a través de Uzbekistán.

Situaciones diversas

Kazajistán (con 15 millones de habitantes), que va a presidir la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en 2010, no sólo es importante por su envergadura y por su papel energético sino que también reúne otras cualidades relevantes. En dos años puede convertirse en el primer productor mundial de uranio, estando ya especializando en su extracción y procesamiento. Libre de contenciosos importantes con sus vecinos inmediatos, incluida China con la que comparte 7.000 kilómetros de frontera, Kazajistán ha adquirido importancia por su pragmatismo, por su peso energético y por su búsqueda de mecanismos imaginativos de gestión de la vecindad en la zona. Llegó incluso a proponer hace años la creación de una Unión Centroasiática para distribuir mejor energía y agua, propuesta que acaba de renovar durante la visita a Astaná del presidente tayiko Rahmon el 14 de mayo pasado. Por otro lado, la visita del presidente ruso Dimitri Medvedev a Astaná, en su primer viaje al extranjero como jefe de Estado, sirvió para reforzar su cooperación energética pero también para mostrar el despegue kazajo en su industria espacial, tras haber lanzado su primer satélite en 2006, preparando el lanzamiento de un segundo en breve y formando a un astronauta que pueda ser enviado a la Estación Espacial Internacional. La relación entre Kazajistán y Rusia es y seguirá siendo especial, habida cuenta de la población rusa que vive en el primero (6 millones de kazajos son étnicamente rusos) y de la existencia del Caspian Pipeline Consortium ruso para dar salida al crudo kazajo al exterior.

Nazarbayev dinamiza una prudente apertura que incluye la aproximación a Europa y que cristalizaba el 2 de abril con la creación del Club Europeo, foro que promociona una estandarización de valores que permita la integración en el Consejo de Europa como primer paso a una aproximación mayor mientras se asegura una democratización tranquila. Aunque aún colean las denuncias de su yerno, Rakhat Aliev, sobre corruptelas situadas hace una década y calificadas por los medios de “Kazajigate”, Nazarbayev se inserta bien en la sociedad internacional. Su yerno, en cambio, vive en Austria, país en el que fue embajador hasta mayo de 2007 y que se niega a extraditarle, y recibía este año una condena en ausencia de 40 años de prisión en su país acusado de corrupción, de conspiración y de intento de golpe. Su esposa, Darigha Nazarbayeva, quien ha visto cómo su figura política y su partido Asar han caído en picado por este escándalo, dificultando la sucesión, está divorciada de él.

También en Tayikistán (7,3 millones de habitantes) encontramos al poder implicado en casos oscuros, como lo demuestra el caso de Hasan Sadulloev, uno de los tayikos más ricos, director de Orienbank y de otras 13 compañías y cuñado del presidente Rahmon, y a quien se da por desaparecido desde abril, lo que ha hecho que circulen diversos rumores. Esa situación está debilitando la figura de Rahmon, quien no acudió a las festividades del Día de la Victoria, el 9 de mayo, y hay que considerar también que un crudo invierno sin calefacción y con los precios de los alimentos disparándose están erosionando aún más su figura en un país que es autoritario, como Kazajistán, pero donde, a diferencia de este último, no se acometen reformas económicas. Tras una guerra civil (1992–1997) con más de 100.000 muertos, el régimen decidió legalizar el Partido del Renacimiento Islámico, único partido islamista legalizado en toda Asia Central, pero ello no blindó al país frente a los yihadistas, bien asentados en la confluencia de Tayikistán con Uzbekistán y Kirguizistán y canalizados a través de organizaciones como Bayat. Tras haber sufrido varios atentados con bomba entre 2005 y 2007 el régimen persigue toda indumentaria islamista en centros administrativos, concede el uso de una base a aviones a la OTAN en misión en Afganistán y otra, la de Ayni (Farkhor), al uso conjunto de aviones rusos e indios con idéntica misión, y ha detenido y juzgado a miembros del Hizb ut–Tahrir en 2007, entre otras medidas.

Uzbekistán es el país centroasiático más poblado, con 27,3 millones de habitantes, trata de explotar hidrocarburos de su subsuelo y aún sigue dependiendo de la herencia soviética del monocultivo del algodón. No obstante, el gas que produce y exporta a Kirguizistán, Tayikistán e incluso al sur de Kazajistán le permite tener un instrumento de presión sobre ellos. El régimen es extremadamente autoritario en el país más importante desde una perspectiva religiosa. La oposición más firme a Islam Karimov es islamista radical, desde el Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIU), fundado a fines de los 90 por Tahir Yuldashev, hasta el Hizb ut–Tahrir como vanguardia más visible. Junto a ambos instrumentos de oposición existe Akramiya, una red de la que también forman parte hombres de negocios del país y a la que el régimen considera yihadista. Tras haberse alejado de Occidente inmediatamente después de los sangrientos disturbios de Andiján, el 13 mayo de 2005, el régimen vuelve a acercarse y, en paralelo, enfría unas relaciones con Moscú que habían ido por buen camino en los tres últimos años –se adhirió a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO) y a la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS)– mientras mantiene su aproximación a China. Las ofertas occidentales de reforzar lazos lanzadas en los últimos meses han sido bien recibidas en Tashkent, que ha tenido varios gestos poco cordiales con Moscú. En la reunión de ministros de Defensa de la OCS celebrada en Dushanbe el 15 de mayo, fue el único país que envió un representante de bajo nivel y ha aceptado, sin coordinarse con Moscú, la propuesta de la OTAN de construir una línea de ferrocarril para facilitar el transporte logístico hacia Afganistán. Ello permitirá recuperarse en parte del golpe que supuso para EEUU tener que abandonar, en 2005, la base aérea de Karshi–Khanabad (K–2), en el sur del país. Es evidente que dicho ferrocarril, que atravesará Ucrania, Bielorrusia, Rusia, Kazajistán y Uzbekistán, requiere de un acuerdo entre la Alianza y la CSTO, léase Rusia, y esta última, que tiene bases en Kirguizistán y Tayikistán y firmó un acuerdo bilateral con Uzbekistán en 2006, ya ha comenzado a aplicar medidas de retorsión contra Karimov, interrumpiendo la importación de algodón y otros productos. Karimov se mantenía fiel a su espíritu gregario cuando a fines de abril rechazaba en Astaná la propuesta de su homólogo kazajo de contribuir a crear una Unión Centroasiática, propuesta que poco antes y también en Astaná apoyaba el kirguiz Bakiev.

Kirguizistán es muy montañoso y fronterizo con China y está presidido por Kurmanbek Bakiev a raíz del triunfo de la llamada “Revolución del Tulipán”, de marzo de 2005, en la que las movilizaciones contra un fraude electoral consiguieron echar del país a Askar Akayev. Importa el 20% del cereal que consume desde Kazajistán y ahora prevé la construcción de un segundo gasoducto (Tashkent–Bishkek–Almaty) desde dicho país. Las elecciones parlamentarias de diciembre de 2007, con Bakiev obteniendo 71 de los 90 escaños, han dejado a la oposición dividida y ello en un país que está desgarrado en clanes. Poco poblado (5,2 millones de habitantes) y disponiendo en su suelo de una base estadounidense y de otra rusa, mantiene cuidadosamente los equilibrios: el pasado 28 de abril cuatro funcionarios eran encarcelados –con penas de entre 4 y 14 años– acusados de espiar para Rusia. También se mantiene firme en la lucha contra la expansión de la ideología islamista y de su variante radical yihadista, pues ha prohibido el partido Hizb ut–Tahrir, cuyos miembros en Kirguizistán se estiman en unos 10.000 y está bien implantado entre los uzbekos étnicos instalados en el Valle de Fergana, donde se han intervenido armas en los últimos meses.

Turkmenistán es un país desértico y poco poblado (5 millones de habitantes) que cuenta con las quintas reservas mundiales de gas, que exporta por gasoductos rusos y que es fronterizo con Irán. Muy cerrado y autoritario hasta 2006, se está abriendo progresivamente, incluso a la cooperación con una OTAN que valora mucho su frontera con Afganistán. Tras la muerte del veterano y extravagante Saparmurat Niyazov, en diciembre de 2006, su sucesor, el pragmático Gurbanguly Berdymukhammedov, ha introducido un nuevo dinamismo en su política exterior al abandonar su tradicional neutralismo. Cabe recordar que, aunque con Niyazov Turkmenistán fue el primer Estado centroasiático en adherirse –en 1994– a la Alianza para la Paz (PfP), tal vínculo no se reflejó en nada, pero Berdymukhammedov acudió en abril a la Cumbre aliada de Bucarest donde se entrevistó con el presidente Bush, y está permitiendo que cada vez más aviones de transporte de la OTAN reposten en su país. Es evidente que habrá evaluado previamente los riesgos que ello puede comportar para sus relaciones con Moscú y con Teherán.

Tayikistán adolece de importantes problemas de seguridad que se arrastran desde la guerra civil que desgarró el país. Es el más pobre de todos los países centroasiáticos: más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y medio millón de tayikos –el 7% de la población total– sufre de malnutrición. Además, en la actualidad hay abierta una investigación sobre corrupción en la que el propio Banco Central tayiko ha debido reconocer el uso impropio de préstamos del FMI. Por otro lado, el pasado 27 de mayo una importante banda de traficantes de drogas sufría un golpe policial en la ciudad meridional de Kulyab que llevaba a la detención, tras duros enfrentamientos, de ocho de sus miembros incluyendo a su jefe y a dos ciudadanos afganos, mejorando con ello la imagen del país.

La dimensión medioambiental

Otra de las dimensiones de la seguridad, la medioambiental, es especialmente preocupante en algunos de los Estados. Tradicionalmente se había creído en Asia Central que, en términos de abastecimiento de agua, Tayikistán y Kirguizistán la recogerían en invierno para facilitar la necesaria a los otros tres Estados centroasiáticos más secos. En realidad, no están adoptando medidas frente a esos problemas y muestran divisiones. El Valle de Fergana, compartido por Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán, sufre escasez y ello agrava algunos viejos litigios territoriales, como el que afecta a la provincia tayika de Soghd y a la región de Batken en Kirguizistán. A fines de marzo, unos 150 tayikos intentaron destruir una presa construida por las autoridades kirguizas al considerar que la habían hecho en su territorio.

Conclusiones. Desde que el 19 de octubre de 1994 los presidentes de Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguizistán, Uzbekistán, Turkmenistán y Turquía firmaran en Estambul la Declaración de su II Cumbre –la primera había tenido lugar en Ankara en octubre de 1992– hasta la actualidad, las dimensiones turca y musulmana allí reflejadas, y en buena medida también la energética, se han mantenido. Sin embargo, hoy los países centroasiáticos, incluyendo a Tayikistán, han diversificado sus relaciones con otros actores. La dimensión euroasiática allí presente se enriquecía años después con la creación de la OCS, en la que Rusia y China se introducen en las agendas exterior y comercial de esos Estados. Por otro lado, las referencias en la citada Declaración tanto a la Ruta de la Seda como eje vertebrador como a los desafíos medioambientales, bien reflejados en la situación del Mar de Aral, siguen siendo actuales hoy.

Cuando Dimitri Medvedev presida a finales de junio, en la localidad siberiana de Janti–Mansiisk, la cumbre entre Rusia y la UE, los representantes de los 27 tendrán ante sí a un mandatario que en el poco tiempo transcurrido desde su investidura ha fijado con firmeza algunas de las líneas fundamentales de la política exterior rusa. En lo que a Asia Central respecta, Moscú es más claro y coherente que Bruselas o que las capitales de los Estados de la UE. Sí es preciso constatar una creciente incorporación de esta región a la agenda de la UE, aún cuando no esté incluida en la Política Europea de Vecindad (PEV) y esté sólo presente en la cooperación al desarrollo, y algunos de los Estados comunitarios son cada vez más visibles en términos energéticos y de diálogo político.

Pierre Morel tiene ante sí, como enviado especial de la UE a Asia Central, un horizonte prometedor siempre que la voluntad política de la Unión y de sus Estados miembros le arropen. La UE ha dedicado en 15 años hasta 1.300 millones de euros en ayudas a la región, más de 150 millones de ellos invertidos desde 1993 en infraestructuras en el marco del proyecto Transport Corridor Europe Caucasus Asia (TRACECA). Tal montante global hace de la UE el mayor inversor extranjero en Asia Central, pero lamentablemente la realidad nos demuestra que su visibilidad política es mucho menor que la de Rusia o China.

Junto a una amenaza terrorista que es claramente transfronteriza, los países de Asia central deben superar problemas como la pobreza, la debilidad de las instituciones, el terrorismo transnacional y la falta de agua, además de evitar posibles conflictos entre ellos. El ataque terrorista realizado por miembros del Hizb ut–Tahrir el 12 de mayo de 2006 en la frontera entre Tayikistán y Kirguizistán, en el que murieron varias personas, o la detención a principios de julio de 2007 de miembros del mismo y origen centroasiático en Afganistán, mostraban la porosidad de las fronteras, realidad esta que coadyuva a que las amenazas y los riesgos se afiancen. Por otro lado, sus decisiones actuales y en un próximo futuro en torno a los recursos energéticos, que recogeremos en otro ARI, tendrán también sus consecuencias para las relaciones entre sí, para sus vecinos y para las potencias implicadas aquí citadas.

Carlos Echeverría Jesús
Profesor contratado y doctor en Relaciones Internacionales de la UNED