India: ¿es sostenible el auge económico reciente?

India: ¿es sostenible el auge económico reciente?

Tema: El fuerte crecimiento de la economía de la India desde 2003 ha hecho que los más optimistas afirmen incluso que está apareciendo un serio competidor de China. En realidad, la pauta de la India es muy diferente de la de su vecino oriental. Además, la continuidad del alto crecimiento indio dependerá de que se eviten a corto plazo posibles desequilibrios financieros graves y de que se produzcan a medio plazo importantes cambios en la estrategia de desarrollo.

Resumen: Este análisis repasa, en primer lugar, las causas del elevado crecimiento económico reciente de la India. En segundo término, destaca la importancia adquirida en el país por la subcontratación internacional de servicios de tecnologías de la información. En tercer lugar, señala los inconvenientes principales de la pauta india de crecimiento. Finalmente, evalúa las perspectivas del país, concluyendo que serán positivas siempre que se evite la aparición de desequilibrios financieros graves en el corto plazo y que se registren, a medio plazo, importantes modificaciones en la estrategia de desarrollo.

Análisis: Desde 2003 la economía india ha registrado un crecimiento anual medio del 8%, el segundo mayor del mundo. En el año fiscal 2003 (abril de 2003-marzo de 2004) el crecimiento fue del 8,5%. En 2004 fue del 7,5%, con arreglo a la última revisión (enero de 2006) de la Organización Estadística Central. Se prevén tasas de crecimiento cercanas al 8% en los ejercicios 2005 y 2006. Durante los tres primeros años del 10º Plan Quinquenal (2002-2006), el crecimiento anual medio del PIB fue del 6,6%, en comparación con el 4,5% registrado durante el período de vigencia del 9º Plan (1997-2001).

Las razones de ese auge son diversas. En primer lugar, el consumo y la inversión del sector privado han crecido de manera apreciable, como consecuencia de la consolidación de una clase media cada vez más numerosa así como del aumento del crédito interno en un contexto de bajos tipos de interés, factor éste potenciado por las importantes entradas netas de capital extranjero (48.000 millones de dólares en el bienio 2003-2004, frente a los 19.000 millones de 2001-2002). La tasa de inversión ha aumentado del 24,2% en 2000 al 30,1% en 2004, un aumento de casi seis puntos de PIB sustentado en un incremento casi equivalente de la tasa de ahorro, que ha pasado del 23,5% en 2000 al 29,1% en 2004.

En segundo término, se ha mantenido una política fiscal expansiva, especialmente en gasto corriente, con un déficit público total que se ha mantenido prácticamente estable en torno al 9% del PIB en los últimos años y una deuda pública que ha superado el 80% del PIB desde 2002.

En tercer lugar, han aumentado las exportaciones de mercancías, especialmente a Asia oriental, y de servicios, particularmente a EEUU. El cociente entre las exportaciones de bienes y servicios y el PIB, que era del 13,2% en 2000, alcanzó el 18,8% en 2004.

Pese al alto crecimiento, la inflación se ha mantenido relativamente baja, entre otras razones por la esterilización del aumento de las reservas en divisas que ha llevado a cabo el banco central y, en los últimos años, también porque el gobierno no ha repercutido plenamente en los precios internos el incremento del coste del petróleo importado.

La importancia de los servicios subcontratados
Ese auge, sólo superado en el mundo por el de China, se ha basado fundamentalmente en el sector servicios y, más concretamente, en la subcontratación internacional (offshore outsourcing) de servicios de tecnologías de la información (STI). Tales servicios consisten, por un lado, en software y servicios relacionados (en inglés ITSS, o information technology software and services). En el subsector de ITSS, la India ha destacado por la alta relación calidad-coste de actividades como, entre otras, desarrollo y mantenimiento de aplicaciones informáticas, integración de sistemas, mejora de paquetes informáticos o alojamiento de páginas web. Por otro lado, los STI incluyen un segundo subsector, formado por los servicios integrales a empresas, esto es, por servicios dependientes de las tecnologías informáticas (ITES, o information technology-enabled services) y servicios de subcontratación de procesos empresariales (BPO, o business process outsourcing), como son los servicios de atención al cliente por teléfono (call centres) o correo electrónico, administración de personal, contabilidad, mantenimiento de páginas web, etc. Están naciendo, además, procesos subcontratados basados en el conocimiento especializado (KPO, o knowledge process outsourcing), como análisis financieros y jurídicos, diagnósticos médicos a distancia, estudios de ingeniería, operaciones actuariales, etc.

El sector servicios de la India ha aumentado su contribución al PIB del 52,2% en 2000 al 55,4% en 2004, en detrimento de la agricultura y minería (24,3% y 20,8%, respectivamente), puesto que el peso relativo del sector secundario ha permanecido prácticamente constante (21,2% y 21,6%, respectivamente).

El volumen de ventas del sector de STI ha aumentado de 8.000 millones de dólares en 2000 (con 6.200 millones de exportaciones) a más de 22.000 millones en 2004, de los que 17.200 millones provinieron de la exportación.

Inconvenientes de la pauta de crecimiento
Esa especialización en la producción y exportación de servicios no deja de tener inconvenientes. Uno es que supone un abandono relativo de la agricultura y, en menor medida pero también, de la industria. La agricultura supone todavía la quinta parte del PIB y genera dos terceras partes del empleo. Además, depende mucho de las lluvias monzónicas y de su distribución geográfica en el país. En los últimos años el crecimiento de la producción agrícola ha tenido muchos altibajos y ha sido, en términos medios, muy escaso (1,9% de media anual en 1995-2004 frente al 3,2% registrado en 1980-1995). En cuanto a la industria, aunque su crecimiento ha sido considerable desde 2000, especialmente en algunos sectores (hardware, productos farmacéuticos, biotecnología, automóviles, componentes de automoción, etc.), el sector manufacturero ha mantenido constante su peso relativo en el PIB, en torno al 15%, y no ha creado apenas empleo neto.

Además, la especialización en servicios ha permitido al gobierno prestar una atención insuficiente a la necesaria inversión en infraestructuras de transporte (carreteras, aeropuertos, puertos de mar, etc.) y energía, en beneficio de la de comunicaciones, a la que se ha otorgado prioridad para favorecer las exportaciones de servicios.

Por añadidura, la especialización internacional en el sector servicios es menos provechosa que la especialización en mercancías, entre otras razones porque el comercio mundial de servicios (2,1 billones de dólares en 2004) es cuatro veces menor que el de mercancías (8,9 billones de dólares).

Otro inconveniente de la pauta reciente de crecimiento de la India ha sido el deterioro de la balanza corriente, que ha pasado a ser deficitaria en 2004, como consecuencia del incremento de las importaciones provocado por el fuerte tirón del consumo y por los altos precios del petróleo. Hasta entonces, los superávit en remesas de emigrantes y servicios superaban sobradamente al déficit comercial, de manera que hubo superávit corriente entre 2001 y 2003. En 2004 apareció de golpe un déficit corriente equivalente al 0,9% del PIB. Un problema adicional es que el déficit corriente se financia sobre todo con inversión en cartera y/o con deuda externa. La entrada neta de capital extranjero ha pasado de 8.840 millones de dólares en 2000 (1,9% del PIB) a 31.027 millones en 2004 (4,5% del PIB). De esa cantidad, la correspondiente a la inversión directa extranjera neta ha disminuido de 3.272 millones en 2000 a 3.240 millones en 2004, en beneficio de la inversión en cartera, los créditos comerciales y los préstamos bancarios.

Un tercer problema es el de las importaciones de petróleo, que suponen el 66% del consumo y el 30% de las importaciones totales. Entre 2000 y 2005 el consumo de petróleo ha pasado de 2,1 a 2,6 millones de barriles al día (mbd), mientras que las importaciones han crecido de 1,5 a 1,8 mbd. El encarecimiento del crudo ha supuesto un alto coste para la balanza comercial.

Un cuarto problema es que el auge económico se ha distribuido geográficamente de manera muy desigual. Ha sido mucho más alto en los Estados del Sur y Oeste (como Gujarat, Andhra Pradesh o Kerala) que en los del Norte y Este (como Uttar Pradesh, Assam o Arunachal Pradesh).

Perspectivas a corto y medio plazo
Con todo, las perspectivas a corto plazo parecen positivas, ya que el crecimiento superará probablemente el 7% en 2005-2006 y en 2006-2007, con una inflación moderada, pero con unos tipos de interés al alza y con una moneda crecientemente apreciada.

Unos tipos de interés cada vez más altos aumentarán el diferencial de tipos con los países desarrollados y generarán una creciente entrada de capital extranjero, lo que apreciará la moneda y perjudicará al saldo corriente, cuyo déficit podría superar el 3% del PIB en 2006-2007. Esa evolución puede ser preocupante, ya que no cabe descartar que se produzcan desequilibrios que podrían tener algunas similitudes con las crisis asiáticas de 1997-1998 en lo relativo, por ejemplo, a una eventual fuga de capitales. No obstante, hay que tener en cuenta que las reservas en divisas han alcanzado una cifra muy elevada e incluso superior a la deuda externa total.

Además, el desarrollo a medio plazo del sector de STI dependerá de que se produzcan mejoras sustanciales en la educación terciaria. De los 2,5 millones de licenciados universitarios anuales, menos del 10% es susceptible de ser empleado en el sector. Ya se está registrando una escasez de mano de obra cualificada, que genera aumentos salariales del 25% o 30% cada año. Además, algunos estudios prevén que el empleo que necesitará el sector aumentará de 1 millón en la actualidad a 2,3 millones en 2010, esto es, un crecimiento superior al ritmo de generación de licenciados susceptibles de ser empleados. De seguir las tendencias actuales, la India tendrá en 2010 un déficit de casi medio millón de trabajadores cualificados. Para reducir ese déficit, es necesario reformar radicalmente la enseñanza universitaria y la formación profesional.

En ausencia de problemas financieros graves y si se inicia una profunda reforma educativa, la India podrá mantener una tasa de crecimiento del 7% u 8% en el próximo lustro y crear un enorme mercado de consumo. Entre 2005 y 2010, el consumo privado podría pasar de 300.000 millones a 400.000 millones de dólares. La creciente prosperidad alterará las pautas de consumo hacia la sanidad, los transportes y las comunicaciones. Las instituciones financieras podrán sacar provecho del fuerte aumento del ahorro familiar provocado por las tendencias demográficas y aumentar la inversión en actividades productivas (siempre que descienda la imponente deuda pública, que hace que muchos bancos inviertan en  bonos gubernamentales en lugar de en el sector privado). Algunos sectores económicos destacarán por su fuerte dinamismo: los STI, la industria del automóvil (incluyendo la auxiliar) y el sector de productos farmacéuticos, entre otros.

El largo plazo: demografía, infraestructuras e integración
En cuanto a las perspectivas a largo plazo, parecen igualmente favorables, pero siempre que la India aproveche el dividendo demográfico que se le avecina, mejore sustancialmente su infraestructura de transporte, energía y comunicaciones, así como la educación, y proceda a una mayor integración en la economía mundial.

En lo que atañe a la demografía, puesto que el crecimiento de la población ha sido relativamente elevado (1,5% en 2000-2004, frente al 0,7% de China), la población es bastante joven: el 33% tiene menos de 15 años (23% en China) mientras que el 80% tiene menos de 45 años. El resultado de esa estructura demográfica es que la India registrará, durante los próximos veinte años, una entrada masiva de gente joven en el mercado de trabajo. Entre 2005 y 2025 el porcentaje de la población con una edad comprendida entre 15 y 65 años pasará del 61% al 70%, de manera que caerá temporalmente la tasa de dependencia (ancianos y niños con respecto a los activos). Esa situación permitirá que aumenten el ahorro privado, el consumo interior y los ingresos impositivos, pero sólo si se crean suficientes empleos y se registra un crecimiento sustancial de la inversión en capital humano y físico.

En lo que se refiere a las infraestructuras, el déficit público impide un aumento considerable de la baja inversión pública. Ésta supone apenas el 6% del PIB en la India, frente al 24% en China.

La India necesita una mejora considerable en educación, sector en el que hay además fuertes desequilibrios de género. Según datos del PNUD para 2003, la tasa de alfabetización de adultos fue del 61% (73% para los hombres y 48% para las mujeres), frente al 91% de China; la tasa de alfabetización de jóvenes (15-24 años) fue del 76%, frente al 99% de China; la tasa de matrícula combinada en los tres niveles educativos fue del 60% (64% para los hombres y sólo 56% para las mujeres), frente al 69% de China; la diferencia es aún mayor en la enseñanza secundaria, puesto que la tasa bruta de matrícula en 2001 fue de sólo el 48%, frente al 68% de China. La tasa de matrícula en la enseñanza terciaria es de apenas el 12% (es del 62% en España). El panorama educativo deja por tanto mucho que desear, pese a que existan “bolsas de excelencia”, debidas al importante número y a la elevada preparación de científicos, técnicos e ingenieros.

La infraestructura de transporte, energía, agua y comunicaciones es manifiestamente mejorable: mala calidad y la congestión de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos; suministro poco fiable de electricidad y agua y frecuentes apagones y cortes; escasa capacidad de telefonía fija y móvil, etc. Una infraestructura inadecuada perjudica mucho al crecimiento porque ejerce efectos negativos en los servicios subcontratados y el turismo (el país recibe sólo 3,4 millones de turistas al año, esto es, menos que Singapur) y porque, en el sector industrial, dificulta los esfuerzos para competir con las importaciones, fomentar las exportaciones y atraer más inversión directa extranjera.

Finalmente, en lo que atañe a la integración en la economía mundial, la India debe aumentar su coeficiente de exportación de bienes y servicios (18,8% en 2004, frente al 39,4% de China) así como la entrada de inversión directa extranjera, que en 2004 fue de apenas 5.500 millones de dólares, menos de una décima parte de la registrada en China.

Si se cumplen esas condiciones, la India podría, según un estudio de Deutsche Bank Research, crecer a una tasa anual media del 6% de aquí a 2020, superando incluso el crecimiento de China. Según ese estudio, en 2020 la India tendrá el tercer mayor PIB, medido en paridad de poder adquisitivo (PPA), del mundo, tras EEUU y China. En proporción del PIB de EEUU, pasará del 27% en 2002 al 40% en 2020 mientras que su PIB per cápita en PPA alcanzará los 5.000 dólares, esto es, el nivel actual de China.

Conclusiones: El fuerte crecimiento económico de la India en los últimos tres ejercicios continuará en los próximos años si –y sólo si– se toman medidas para reducir o eliminar los crecientes riesgos de una crisis financiera y si el gobierno hace cambios profundos en su estrategia de desarrollo.

El auge del consumo privado, basado en buena medida en las facilidades crediticias, está generando una economía sobrecalentada. En 2004-2005 reapareció el déficit corriente, tras tres años de superávit. Algunos analistas prevén ya un déficit del 2% del PIB en 2005-2006 y del 3% del PIB en 2006-2007, pero los datos de la primera mitad de 2005-2006 indican que el déficit corriente se podría incluso cuadruplicar, en valor absoluto, con respecto a 2004-2005, cuando ascendió al 0,9% del PIB. El aumento previsible de tipos de interés, tras las cuatro subidas registradas desde octubre de 2004, atraerá seguramente más inversión extranjera en cartera y contribuirá así a una mayor apreciación de la rupia, lo que, a su vez, redundará en mayores desequilibrios de la balanza comercial y por cuenta corriente. Además, el déficit presupuestario sigue rondando el 9% del PIB, mientras que la deuda pública supera el 80% del PIB. En ese escenario, no cabe descartar la posibilidad de un cambio de dirección del capital extranjero (que es en buena medida volátil, por la elevada proporción de la inversión en cartera y los préstamos a corto plazo) e incluso una crisis financiera, si bien es cierto que las reservas en divisas son cuantiosas.

A medio y largo plazo, la India necesita hacer cambios en su estrategia de desarrollo en tres direcciones principales. Para aprovechar la ventana temporal de oportunidad debida a la evolución demográfica, debe crear más puestos de trabajo, para lo cual será preciso potenciar el crecimiento del sector manufacturero, el único capaz de crear masivamente empleos. Para mejorar sustancialmente su capital físico (transporte, energía, agua y comunicaciones) y humano (educación y salud), debe aumentar la inversión pública, lo que sólo será posible si se produce una reducción del déficit presupuestario y de la deuda pública. Para aumentar los efectos de arrastre de su integración en la economía mundial, deberá potenciar las exportaciones de bienes y de servicios y, sobre todo, atraer mucha más inversión directa extranjera. Si las autoridades actúan decididamente en esas tres direcciones, el elefante indio empezará a mostrar similitudes con el dragón chino.

Pablo Bustelo
Investigador principal de Asia-Pacífico, Real Instituto Elcano, y
Profesor titular de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid