Mujeres africanas que construyen la paz

El Presidente del Real Instituto Elcano, Emilio Lamo de Espinosa, y la Presidenta de la Fundación Mujeres por África, María Teresa Fernández de la Vega, han inaugurado hoy la mesa redonda “Mujeres Africanas que construyen la paz”, que reúne a mujeres protagonistas en negociaciones de paz, activistas por los derechos de las mujeres y expertas en materia de paz y seguridad.

Oumou Sall Seck (@OumouSallSeck), alcaldesa de la ciudad maliense de Goundam y participante en las conversaciones de paz de Argel; Hibaaq Osman, presidenta de la asociación Karama en favor de los derechos de las mujeres; Nicole Ndongala, coordinadora y mediadora Intercultural del Centro de Formación de la Mujer en Karibu, y Caddy Adzuba (@bellebukavu), premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2014, han compartido sus experiencias sobre el terreno, las mejores prácticas en la materia, y las dificultades que aún persisten para lograr la plena participación de las mujeres en la consecución y la consolidación efectiva y duradera de la paz.

La mesa redonda tuvo lugar en el marco del XV aniversario de la histórica resolución 1325 (2000) de Naciones Unidas, que reconoce el efecto desproporcionado y singular (distinto al que sufren los hombres y niños) que causa el conflicto armado en las mujeres y las niñas, y el papel clave de las mujeres en la prevención y resolución de los conflictos, y en la construcción y la consolidación de la paz. Asimismo, coincide con la x, entre cuyas prioridades ha señalado impulsar la agenda “Mujeres, paz y seguridad”.

La Resolución 1325 convierte la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en una preocupación internacional de paz y seguridad. Como señala ONU Mujeres, la exclusión de la mitad de la población en la consolidación de la paz, además de injusta, es ineficiente, pues en muchos contextos las mujeres son imprescindibles para establecer acuerdos de paz socialmente relevantes y efectivos, y para garantizar la inclusión social y una distribución justa de los dividendos de la paz.

El balance de estos quince años de la resolución 1325, según informes realizados por Naciones Unidas, así como por organizaciones de la sociedad civil, es claramente insuficiente y con progresos muy desiguales según los países: las mujeres siguen sufriendo, de manera recurrente y sistemática, violencia sexual en conflictos armados (como en Costa de Marfil, Mali, Siria, República Centroafricana, Sudán del Sur y la República Democrática del Congo), y padecen nuevas formas de violencia (como la que ejerce Boko Haram en Nigeria), además de continuar estando infrarrepresentadas en la construcción de la paz, y en la prevención y la resolución de los conflictos. Algunas cifras avalan este balance decepcionante: de un total de 585 acuerdos de paz firmados de 1990 a 2010, apenas 92 contenían alguna referencia a las mujeres. Desde 1992 hasta 2011 sólo el 9% de los negociadores en las mesas de negociación de la paz eran mujeres. Las mujeres encabezan sólo el 19% de todas las misiones de Naciones Unidas sobre el terreno.

El examen de alto nivel sobre el cumplimiento de los objetivos marcados por la resolución 1325, celebrado el pasado 13 de octubre, ha subrayado la urgencia y la necesidad de un compromiso más firme con la agenda “Mujeres, paz y seguridad”, que contribuya a superar los obstáculos que aún persisten para avanzar. En su calidad de presidencia de turno España ha promovido, junto con otros Estados miembros, la aprobación de una nueva resolución del Consejo de Seguridad –la resolución 2242– que aspira a fortalecer el compromiso del sistema de Naciones Unidas con esta agenda, e insta a los Estados miembros a implementar medidas adicionales para garantizar la protección de los derechos humanos de las mujeres y las niñas en los conflictos, su presencia plena en la prevención y resolución de los conflictos armados, y su participación en la construcción y la consolidación de la paz. Para que esta resolución tenga efectos e impacto positivo en las mujeres y las niñas, los compromisos asumidos tendrán que contar con medios humanos y financieros, así como con mecanismos de rendición de cuentas y evaluación.