Resumen

Este DT pretende examinar, primero, si es posible inscribir la relación de la UE con Asia Central dentro del esquema de seguridad energética a corto plazo o en una probabilidad de aumento de las interconexiones energéticas a largo plazo. En segundo lugar, intenta explorar desde la segunda perspectiva las posibilidades de la relación de la UE con Kazajistán, el país más relevante para Bruselas, y desde la perspectiva kazaja de diversificación de clientes o multivectorialismo, al que se podría sumar Turkmenistán, pese al acuerdo gasístico acordado por Moscú con Ashgabat y que incluye a Astaná, alcanzado en mayo pasado. En tercer lugar, intentará detectar alguna opción de los países centroasiáticos para cooperar en un esquema triangular laxoque incluya a la UE y a la hoy distante Rusia, y que abarque tanto el ámbito político como el energético. Y cuarto, tendrá en cuenta las orientaciones generales que en estos temas y en los de seguridad podría barajar la OCS en el arco espacial euroasiático.

Introducción

Durante el último año se ha discutido en el seno de la UE sobre el creciente control de la industria de hidrocarburos por parte del Estado ruso, su presión sobre productores y países de tránsito y, en particular, sobre la producción y canalización de la energía desde el Caspio. Tal enfoque, alimentado por la misma emergencia energética del entorno caspiano, llevó a Bruselas a revalorizar al Asia Central y específicamente a Kazajistán como el Estado petrolero más confiable. Tras la muerte del presidente turkmeno, Saparmurat Niyazov, en diciembre pasado, parecieron abrirse nuevas perspectivas para un igualmente confiable aprovisionamiento de gas. Estas posibilidades aparecen sobrepasadas por la oferta rusa de inicios de mayo de compra y canalización de la producción gasística turkmena, aceptada por Turkmenistán y Kazajistán que, a su vez, también se ha comprometido a incrementar sus envíos de petróleo a Rusia. Así las cosas, ya no cabría la pregunta sobre las garantías para aprovisionamientos energéticos en un esquema triangular cuyas partes fuesen la UE, Asia Central y Rusia, hipótesis aún plausible en marzo pasado. Sin embargo, no cabría desechar esta posibilidad en el medio y largo plazo. Simultáneamente, hay paralelos acontecimientos y procesos de integración regional de significado económico y de seguridad claves para Bruselas, que apuntan a un Asia Central como parte de un todo que es Eurasia.

La UE y Asia Central en algún esquema de seguridad energética en Eurasia

Un importante escollo al acercarnos a Asia Central es que cognitivamente hablamos de una región no homogénea. Es más, desde 1991 aspectos básicos de las nuevas identidades nacionales centroasiáticas se han visto en un proceso de redefinición, cuando no de conflicto, en un empeño encabezado por los líderes postsoviéticos por diferenciarse de la era anterior, partiendo por la constitución de cada Estado y sus respectivos aparatos diplomáticos.[1]

Responder a la pregunta de si es posible inscribir la relación de la UE con Asia central dentro del esquema de seguridad energética a corto plazo o en una probabilidad de aumento de las interconexiones energéticas a largo plazo es un ejercicio de proyección complicado.[2] Hace muy pocos años habría parecido irreal pensar en importar gas y petróleo a la UE desde el entorno del Caspio.[3]

Allí se estima que hay acumuladas unas reservas de gas natural que alcanzan los 9,5 billones de metros cúbicos, cerca de un 50% más que Arabia Saudí, con una producción estimada superior a los 250.000 millones de metros cúbicos (mmc) al final de esta década, equivalente a la producción actual de Oriente Próximo. En cuanto al petróleo, las reservas no son las espectaculares que ofrece el gas, aunque sí son importantes, alcanzando los 40.000 millones de barriles, una tercera parte de lo atesorado por Irak. En 2020 podrían producirse hasta 5 millones de barriles diarios (mbd), más del doble de la producción actual.[4]

Un asunto específico para la adopción de una óptica a largo plazo es la inexistencia aún de un acuerdo común entre los cinco países ribereños del Mar Caspio en torno a su titularidad. Aunque hay avances. Se ha entreabierto la puerta para expectativas de explotación integral de largo plazo con el acuerdo logrado en 2003 entre Kazajistán, Rusia y Azerbaiyán, atribuyéndose cada país un 27%, un 19% y un 10%, respectivamente, lo que significa un 64% del Mar. Es un acuerdo del que están fuera Turkmenistán e Irán, reclamantes de espacios que no concitan el consenso, algunos superpuestos en los intereses de los demás.[5]

A nivel doctrinal se han enfrentado dos tesis. Por un lado Azerbaiyán, defendiendo la posición del Caspio entendido como “mar interior” con bloques económicos exclusivos. Por otro, la tesis del “lago” defendida por Rusia e Irán, abogando por la explotación concertada de condominio, con 10 millas exclusivas. Turkmenistán ha oscilado entre ambas posturas.[6]

Por otro lado, tras el acuerdo tripartito Rusia-Kazajistán-Azerbaiyán relativo al Caspio, las autoridades kazajas desvelaron en 2003 su intención de dotarse de una flota de guerra para defender sus riquezas de hidrocarburos en caso de necesidad. El plan se planteó entonces para un plazo de entre cinco a siete años. Rusia, Turquía y EEUU ofrecieron colaboración en este empeño publicitado como defensivo.[7]

Pero en el último lustro hay indicios de cooperación regional y extrarregional.[8] Un acuerdo positivo lo constituye el firmado en agosto de 2006 y por el que los cinco países del Caspio se comprometieron a concertar esfuerzos y revertir el daño medioambiental por la extracción de los hidrocarburos. También destaca la denominada Iniciativa de Bakú para desarrollar la cooperación energética y de transporte entre la UE y los países del Mar Negro y del Caspio, que ha celebrado en Astaná su segunda conferencia ministerial el pasado 30 de noviembre. Igualmente, se le conoce como el Mapa de la Ruta de la Energía.[9] Formalmente acordó privilegiar cuatro áreas para la cooperación en el campo de la energía: convergencia de mercados, fortalecimiento de la seguridad energética y apoyo al desarrollo de la energía sostenible, además de atracción de inversiones para proyectos energéticos.[10]

Un proyecto reciente, saludado como emblemático durante años y donde se ha concretado una extendida cooperación regional (aunque no para todos los actores del Caspio) es el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan (BTC). Fue construido con expectativas en alza porque no es ni energía proveniente de la OPEC ni de Rusia, como una muestra de una concreta interconexión entre Europa, el Cáucaso meridional y parte del Caspio. En buenas cuentas, un millón de barriles diarios provenientes de allí de los 15 que la UE consume diariamente estaría llamado a potenciar sinergias en la zona. Una ruptura en el suministro significaría un impacto palpable y por tanto una preocupación añadida en el ámbito de la seguridad; como lo sería una disminución por debajo de las expectativas, efecto deducible en lo inmediato de los acuerdos entre Rusia, Turkmenistán y Kazajistán de mayo pasado.

Una ventana de oportunidad como ésta implicaría replantear el proyecto TRACECA (Transport Corridor Europe-Caucasus-Central-Asia), lanzado a comienzos de los noventa, que preveía una serie de conexiones por ferrocarril, carretera y mar. Ha sido desatendido técnica y políticamente, dejando estancado el desarrollo de comunicaciones entre la UE con el Cáucaso y Asia Central y por extensión con China e incluso India. El retraso ha afectado la credibilidad de la UE como actor en la región.[11]

La UE identifica a Kazajistán como un país estratégico

Kazajistán es el país más relevante para la UE en Asia Central. Lo atestiguan los recientes contactos de alto nivel que le ha dispensado la UE, aunque no al más alto nivel, que intentan acercarnos al país cuya producción petrolera se ha incrementado más entre 1985 y 2005 en el espacio ex soviético, pasando de 470.000 barriles diarios a superar ligeramente el 1.300.000 barriles diarios.[12]

En su discurso del pasado 17 de octubre en Astaná, la comisaria de Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner, afirmaba que Europa veía un “serio vacío estratégico” en la relación bilateral que debería revertir para hacer de Kazajistán un país muy cercano (en cualquier caso, en los últimos años más cercano espacialmente con la ampliación de la UE al Este), para constituir una “sociedad estratégica” que considerase a todos los actores involucrados en la industria de los hidrocarburos: productores, países de tránsito y consumidores.

Pocas semanas después, el ministro de Exteriores de Alemania, que este año preside la UE, Frank-Walter Steinmeier, visitaba los cinco países centroasiáticos con el declarado objetivo de explorar las posibilidades de acercamiento, especialmente con Astaná, con el que Berlín tiene vínculos históricos sin parangón dentro de la UE.[13]

Desde la óptica de la UE la relación es de mutua dependencia y Bruselas se ha presentado como un cliente estable y dispuesto a la cooperación. A la vez, la UE insistía en octubre y diciembre pasados en el necesario apoyo político para el desarrollo del corredor Transcaspiano hacia el Mar Negro con el argumento de que la diversificación de rutas fortalecería la seguridad en el aprovisionamiento, contribuyendo a la vez a altos precios de exportación para Kazajistán y otros productores.[14]

La relativa urgencia de conectar mejor con Kazajistán se plasmó pocas semanas después, en diciembre, con la visita a Bruselas del presidente kazajo, Nursultán Nazarbayev. Ambas partes firmaron un acuerdo sobre cooperación energética y una declaración sobre el uso pacífico de la energía nuclear. El acuerdo cubre las áreas de la seguridad nuclear, la fusión nuclear controlada, la investigación y el desarrollo y el comercio de materiales nucleares.[15] Recuérdese que el país centroasiático posee la segunda reserva de uranio del mundo, un 17% del total.[16]

El marco de la relación UE-Kazajistán se ha inscrito en el compromiso kazajo de inserción en una economía de mercado. Añadidamente, por su posición geográfica, que se entiende encajonada pero también como puente de rutas Este-Oeste, y por el precio de sus recursos, Kazajistán alberga ambiciones de protagonismo que le distinguen de todos sus vecinos. En 2009, Astaná aspira a presidir la OSCE y ha pujado por el apoyo de la UE.

A fines de marzo, en la más reciente visita de altos funcionarios al Asia Central, la UE escogió a Astaná para anunciar formalmente que entre 2007 y 2013 destinaría 750 millones de dólares a los cinco países centroasiáticos ex soviéticos y que entre las áreas de cooperación se contemplaba apoyar la construcción de un gaseoducto transcaspiano a Europa, la implicación de la UE en el contraterrorismo y el control de límites, en la promoción de la democracia y el intercambio educativo.[17]

Los vectores de Kazajistán: del multivectorialismo a un reacercamiento con Moscú

Conviene recordar que Kazajistán sigue siendo uno de los países más estables del espacio ex soviético.[18] Ha habido una tenue contestación interna, que no ha logrado desestabilizar al régimen.[19]

En la vertiente negativa ofrece un alto índice de corrupción y grandes desigualdades sociales. Además, sus márgenes meridionales están expuestas a los relativamente desestructurados países vecinos. Las fronteras son porosas y propicias para el tránsito de opio y heroína producidos a partir de la amapola en Afganistán y para una inmigración de refugiados parcialmente absorbida, predominantemente originaria de Uzbekistán. Igualmente, tiene el potencial de porosidad más nebuloso ante crisis originadas más al Sur, provenientes del valle de Fergana, relacionadas con fundamentalismos de extendida influencia regional.

El país se asienta en una Constitución que, de hecho, da poderes discrecionales al presidente, con unos medios de comunicación fuertemente controlados, unas leyes electorales restrictivas y unas votaciones que periódicamente arrojan resultados casi unánimes a favor del presidente Nazarbayev. Su posición se ha reforzado dramáticamente en mayo de este año al modificar la Constitución, que en adelante le permitirá presentarse como candidato cuantas veces quiera.[20] Con todo, pese a las críticas desde la UE y debido a lo que ha estado en juego, el carácter dictatorial relativamente moderado de Kazajistán no logra obstaculizar las relaciones con la UE.

En verdad, es en el campo de la energía donde mejor se ha manifestado durante años la perspectiva flexible del régimen. Esto es, en la diversificación de socios o multivectorialismo. Hasta el sorpresivo acuerdo con Moscú, en mayo de este año, Kazajistán se ha estado integrando en una compleja red energética.

Como es sabido, existía el oleoducto Atirau-Samara, de la era soviética, hoy en proceso de ampliación desde sus 15 millones de toneladas anuales a 20 millones de toneladas anuales. Añadidamente, el Kazajistán postsoviético ha tenido tres importantes opciones: desarrollar una línea paralela a la existente, canalizar el petróleo de Kashagan al oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan (BTC) y/o exportar a China.[21] El primer oleoducto postsoviético construido fue el del consorcio conocido como Caspian Pipeline Consortium (CPC), que en 2001 conectó el campo petrolífero de Tengiz, en la costa kazaja del Caspio, a la costa del Mar Negro ruso. De allí la producción circula por buque cisterna hacia el Bósforo. Sin embargo, las cantidades de petróleo que ha producido el proyecto Kashagan, estimadas en 450.000 barriles por día en 2010, con posibilidad para alcanzar 1,5 millones de barriles, requiere de –por lo menos– otro oleoducto para la exportación. [22] Pero esta probable potenciación paralela mediante oleoducto y buque cisterna por el Bósforo no ha sido factible porque significaría permitir el paso de un volumen adicional de 1 millón de barriles por día por el medio de Estambul. Surge el tema de la sobreexposición al riesgo medioambiental y al factor de seguridad que se puede gatillar. De hecho, varios atentados posteriores al 11-S han demostrado a Turquía su vulnerabilidad ante el terrorismo. Una concentración de flujo energético podría convertir a Estambul en un magneto mayor. De hecho, Turquía ya lo es con su candidatura a la UE.[23]

La segunda opción, el BTC, se ha llegado a evaluar como crucial por su dimensión regional.[24] En este oleoducto el petróleo kazajo cruza el Caspio en un buque cisterna. Para que sea comercialmente viable requeriría que su capacidad llegase a 1.700.000 barriles por día.Astaná se ha negado a la construcción de un oleoducto submarino para unir a los puertos de Atyrau y Bakú e integrarlos por esta vía al BTC, como se pide desde Occidente. E igualmente se ha negado ante similar demanda para el caso de un gaseoducto submarino desde Kazajistán.[25]

Kazajistán se ha distinguido por mantener una perspectiva macrorregional para sortear su encajonamiento geográfico. El más reciente ejemplo, antes de mayo de este año, había sido su estimación hecha pública de construir una refinería en Georgia, una decisión con un beneficio estratégico reforzado porque era una señal de diversificación y un aviso para Rusia.[26]

En cuanto a la perspectiva hacia el oriente, en 2005 finalizó la construcción del tramo entre Atasú, en medio del país, hasta la frontera con China en Alashankou, y se trabaja en los tramos occidentales que restan desde el Caspio. La construcción del a menudo aplazado oleoducto hacia allí, por un valor de 3.000 millones de dólares y con capacidad para transportar hasta 400.000 barriles por día (principalmente desde los depósitos de Kumkol), se ha estimado insuficiente para colmar la capacidad total. Así, en principio, el flujo debiera aumentar para alcanzar su rentabilidad real y por ello se estima que debiera integrarse en él por lo menos una parte de la producción del campo de Kashagan.

Pekín despliega una dinámica acción para el control tanto de la producción como del transporte energético. En el entorno caspiano las empresas semiestatales y estatales chinas pagan regularmente con poco regateo y al más alto precio del mercado, desplazando efectivamente a sus competidores. Destaca, hace dos años, la compra del tercer productor de petróleo kazajo, Petrokazakhstan, y más recientemente la ocupación del espacio vacío que dejó Repsol en el área de Darjan, en el Caspio, hoy asignada a la petrolera china CNPC.

Por último, hay que recordar una vez más que China se presenta como un actor que podría llegar a ser un importante factor en el Caspio, que Europa tendrá que considerar. Pekín continuará intentando asegurarse una posición mayor en esa zona ampliada que le es inmediata, acometiendo como Estado cada proyecto de hidrocarburos para reducir tanto como le sea posible la dependencia del Golfo Pérsico y diversificar sus opciones.

Por otro lado, a más de 1.500 kilómetros de mares y océanos y con media docena de países que trasponer para alcanzar a algunos de sus potenciales clientes, Astaná debe mantener sus opciones abiertas reajustando continuamente las posibilidades de aprovisionamiento petrolero para lograr un balance entre Rusia, China y el Cáucaso meridional. Y ese ejercicio vendrá dictado tanto por consideraciones económicas como políticas y geoestratégicas, todos elementos que aconsejan extrema cautela. El régimen de Nazarbayev es consciente de la joven soberanía del país y cuesta pensar que la dilapidará a la ligera.[27]

De allí el necesario cuidado a la hora de evaluar cuánto ha ganado Moscú, que sin duda es mucho, en su reciente acuerdo con Kazajistán en el marco de la cumbre del 11 y 12 de mayo en la ciudad de Turkmenbashi, donde logró un ventajosísimo acuerdo gasífero con Turkmenistán (detallado en el siguiente apartado, que también implica el tránsito por Kazajistán), y petrolífero, que igualmente atañe a Kazajistán. En ese encuentro trilateral, Nazarbayev ha acordado un importante incremento de su petróleo hacia Rusia, con el probable potencial para afectar el suministro a Europa vía el BTC.[28]

El caso de Turkmenistán: otro ejemplo de los límites de acción de la UE

Turkmenistán es el segundo productor de gas natural en el espacio postsoviético, con una producción 10 veces menor que la rusa. Aunque sus reservas siempre han estado envueltas bajo la niebla de los designios de Niyazov, se ha podido afirmar que éstas rondan los tres trillones de metros cúbicos.[29]

Los recientes acontecimientos evidencian algunas variaciones de política exterior en el régimen del recientemente fallecido Saparmurat Niyazov, sistema, en lo interno, megalómano y paranoico, y en lo externo, cerrado a la cooperación regional.[30] Niyazov entorpeció la cooperación con la Comunidad Económica Euroasiática en asuntos básicos, como los controles de aduanas, un endurecimiento en la concesión de visados para los ciudadanos de los países vecinos e incluso no cooperó en la vital cuestión de la gestión regional del agua. Por añadidura, tuvo una postura zigzagueante sobre el estatus del Caspio, oscilando entre la tesis del lago y la del mar interior.

En la ceremonia de investidura del pasado 14 de febrero, tras ganar una controlada votación con casi un 90% de votos favorables en una elección celebrada tres días antes con una participación del 98% del electorado, el nuevo presidente, Gurbangulí Berdimujammédov declaró que respetaría los contratos internacionales.

Igual que otros países ex soviéticos, la política seguida tras 1991 ha sido intentar evitar la dependencia de Rusia para no repetir la dependencia de la época soviética. Pero como en el caso de Kazajistán, inicialmente Moscú logró imponer un acuerdo antes de que el país independiente pudiera ver más alternativas, cuando Azerbaiyán se convirtió en competidor de Turkmenistán al descubrirse gas en el campo de Shah-Deniz, al Sur de Bakú. Esto introdujo al primero en el negocio, dejando de ser un hipotético y mero punto de tránsito del segundo, según discutían ambos países a fines de la década pasada. En esa nueva situación, Moscú logró que Ashgabat consintiera en firmar un acuerdo de larga duración para exportar su gas a través de Rusia. El destino principal ha sido Ucrania.

Pero en el período final de la presidencia de Saparmurat Niyazov creció la insatisfacción por la exportación por la vía de los gasoductos rusos a unos precios por debajo de los aceptados en el mercado internacional. Por un lado, Moscú pagó durante años 57 dólares por cada 1.000 metros cúbicos, de los cuales la mitad en trueque de bienes, cuyo precio incluso se consideraba devaluado. De tal arreglo, Moscú ha dispuesto importar el gas turkmeno para consumo interno, exportando el suyo a Europa a 250 dólares. Sólo el año pasado Moscú y Ashgabat alteraron al alza el precio hasta alcanzar los 100 dólares por cada 1.000 metros cúbicos, cifra acordada para el período entre 2007 y 2009.[31]

Como Kazajistán, Ashgabat ha buscado opciones, pero la diferencia fundamental entre ambos es que el segundo, como se ha dicho, no ha cooperado realmente con sus vecinos. Con todo, en abril pasado se especulaba aún con no descartar que Berdimujammédov adoptase una versión propia de la política kazaja de multivectorialismo de alcance continental.[32]

Sin embargo, la decisiva declaración hecha por Putin junto a Berdimujammédov y Nazarbayev en el puerto turkmeno de Turkmenbashi, el pasado 11 y 12 de mayo, parece dejar semicerrada las puertas a la UE, secundada por EEUU, que pretendía transportar gas hacia Occidente por el fondo del Caspio.[33]

Putin logró que Turkmenistán y Kazajistán prometieran sumarse a un proyecto en el que se reconstruirá un gasoducto con una capacidad de 10 billones de metros cúbicos anuales, además de otro gasoducto paralelo. Ambos bordearán el Caspio desde Turkmenistán hacia Rusia pasando por territorio kazajo. En el encuentro anunciaron la firma de un acuerdo formal, antes del 1 de septiembre, para que los trabajos se inicien a partir de la segunda mitad de 2008.

Es evidente que Moscú ha arrebatado una importante iniciativa a los demás actores del Caspio. Pero el acuerdo no necesariamente cierra añadidas alternativas para Turkmenistán, y por extensión para la UE. Recuérdese el carácter aún ignorado de las reales reservas. Podrían ser, finalmente, de tales dimensiones para no descartar varios vectores (gaseoductos), que en cualquier caso tardarán años en desarrollarse, no en esta década.[34]

En lo inmediato, la UE dispone de algunas cartas, que debiera jugar inteligentemente teniendo en cuenta la nueva constelación estratégica. En efecto, en junio se debieran dar a conocer aspectos más específicos de la nueva política de la UE con ayudas e incentivos para Asia Central.[35]

Turkmenistán hacia el Sur y hacia el Este; y la UE

Turkmenistán podría seguir manteniendo la opción adicional de enviar gas hacia el Asia meridional. De ser aún así, implicaría reabrir el proyecto TAP (Trans-Afghan Pipeline, o Turkmenistán-Afganistán-Pakistán) para que el gas turkmeno atravesase Afganistán hacia Pakistán y la India, opción apoyada por Washington. En 2005 el Banco de Desarrollo Asiático manifestó su interés en el proyecto porque consideró su potencial para proporcionar fondos importantes para una real alternativa al floreciente negocio de la droga en Afganistán y a un cierto sentido de país.[36] Firmas indias, chinas y rusas (Gazprom entre ellas) igualmente manifestaron interés. Aunque, por supuesto, hay enormes obstáculos, el proyecto, de prosperar, podría contribuir a la cooperación entre los “señores de la guerra” afganos, y así, a la vertebración de gestión de país, tal como análogamente se estimó a mediados de la década pasada, cuando se acercaron con esa lógica de negocio a los talibanes petroleras como Bridas y Unocal.[37]

En resumen, hay observadores que ven unos recursos turkmenos suficientes para colmar dos alternativas de magnitud para Europa, la transcaspiana y la conducente hacia la India. La primera concierne directamente a la UE, y en no menor medida, aunque en un enfoque distinto, también la segunda. Esto puede llegar a ser así por la presencia de la OTAN en Afganistán, un escenario donde al parecer la Organización está destinada a jugarse su credibilidad en una misión con plazo indefinido y donde cabe especular con misiones adicionales a las que despliega en la actualidad.[38]

Por otro lado, el presidente turkmeno, Berdimujammédov podría estimar plausible una profundización del acercamiento a Irán, ya perceptible con Niyazov, cuando se establecieron conexiones ferroviarias bilaterales.[39] De hecho, ambos países tienen en común su perspectiva insatisfecha por la división del Caspio. Aunque, a la vez, resalta la crisis entre Teherán y Occidente que relativiza toda planificación,[40] incluso la más barata y atractiva opción que ha sido la hipótesis de Irán de convertirse en el país de tránsito de la producción gasística turkmena y de gran parte de los hidrocarburos centroasiáticos.

Por su parte, Pekín había logrado promesas de aprovisionamiento de gas ilimitado y el cierre de un contrato con Ashgabat, en abril de 2006, que establecía la construcción de un gasoducto hacia China a través de Uzbekistán, promesa que ahora no necesariamente cabría relativizar por la ofensiva energética rusa en el Caspio si nos atenemos a que pocos días antes Kazajistán se ofrecía como tránsito del gas turkmeno hacia el Este, antes de la famosa reunión Nazarbayev-Putin-Berdimujammédov.[41] Por su parte, en 2005 Uzbekistán, un actor energético hasta ahora menor, con notables reservas de gas (parte de las cuales vende a Rusia), firmó un amplio acuerdo de prospección de gas y petróleo con la china Sinopec.[42] La situación es fluida porque hace dos meses Sinopec anunció su retirada del proyecto por la alta carga impositiva, ante lo cual Uzbekistán anunció que buscaría la cooperación con la también china CNPC.

Así, nos encontramos con un panorama impensable hace una década, en el que convergen con fluidez en el Caspio los intereses energéticos y de seguridad de la UE, Rusia, China, Asia meridional y EEUU.

¿Hacia una cooperación macrorregional?

Resta por analizar las opciones y la voluntad de los países centroasiáticos para cooperar en triangulaciones que incluyan a la UE y Rusia, que abarquen tanto el ámbito político como el energético. Esto se plantea pese a la triangulación estratégica del gas y el petróleo, que es el anuncio cooperativo de mayo pasado entre Rusia, Turkmenistán y Kazajistán, que no excluye combinaciones intermedias.

En varios casos, en el Caspio las transnacionales de la energía anteceden la acción de las diplomacias de sus Estados de origen. En el caso kazajo ha existido la voluntad política de cooperar en esquemas triangulares o de más miembros que faciliten los esquemas de inversión de consorcios transnacionales de la energía. Es el reflejo de cómo entiende Astaná su circunstancia territorial encajonada y rodeada de potencias.

El precedente triangular más reciente es la firma, en noviembre pasado, de un acuerdo por el que Repsol participa en un consorcio en el área de Zhambay, en el Caspio, en el que adquirió el 25%, al igual que la rusa Lukoil, mientras que la kazaja Kazmunaigaz, el 50%.A este caso se agregan otros ejemplos triangulares (prácticamente los más importantes proyectos que se desarrollan en el Caspio kazajo) que no tienen equivalencia en Rusia, notablemente más restrictiva a la inversión extranjera.

La obertura energética rusa de mayo de 2007 no implica el cese de la implicación transnacional en el Caspio. Los países centroasiáticos recibirán incentivos de Occidente para no permanecer encajonados. Si los aceptan, los proyectos continuarán, y, como antes, este esfuerzo seguirá exigiendo una gran coordinación sin precedentes, de nivel histórico, por el conjunto combinado de factores. Primero, por los volúmenes de energía. Segundo, por la cantidad de actores involucrados (Estados y empresas), que en todas las opciones de inversión, explotación y tránsito, no bajan de la media docena y que incluyen a los países más poderosos del mundo. Tercero, por la distancia a los principales mercados: un mínimo de 1.200 kilómetros a los principales puntos de desembarco inicial. Cuarto, por la cercanía, y a veces, casi solapamiento del factor energético con los principales focos de amenazas a la seguridad mundial.

Por supuesto, hay que aceptar que Rusia sigue siendo el factor principal y las perspectivas de entendimiento estrictamente político no son promisorias durante el tramo final del mandato de Putin.[43] Desde la óptica de Moscú, a mediados de 2007 no procede una política triangular con la UE y las potencias centroasiáticas (todo a la vez) debido, por un lado, a su percepción de cerco que vuelve a sentir Moscú desde la Europa báltica, y en particular desde Hungría y la República Checa con la perspectiva del emplazamiento allí del escudo antimisiles propiciado por Washington. A lo que se añade, como es sabido, el distanciamiento de una gran parte de la históricamente cercana Ucrania y del Cáucaso.

Por otro lado, a Moscú importan progresivos grados de integración con el espacio ex soviético aún posible de reordenar. Es cierto que el mayor intento de integración de ese espacio ha fracasado. Así ha ocurrido con la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que ha conocido la división interna y la fragmentación. Pero si se revisa con atención el último lustro, se advierten unos crecientes esquemas de cooperación subregional. Así ocurre con la Comunidad Económica Euroasiática (CEE), compuesta por Bielorrusia, Kazajistán, Kirguizistán, Rusia y Tayikistán, cuyos objetivos son declaradamente similares a los de la Comunidad Económica Europea.[44] También, se constata la existencia desde hace un lustro de la cada vez más activa Organización del Tratado de Seguridad Colectiva de la CEI (TSC), compuesta por Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán. Otro éxito político en la región fue la admisión de Rusia en la Organización para la Cooperación Centroasiática, en octubre de 2004. Hasta hoy, además de Tayikistán, en la organización participan Kirguizistán, Kazajistán, Tayikistán y Uzbekistán. Al ingresar, Moscú hizo una serie de anuncios de inversiones en la zona que esperan materializarse.[45] Un reciente antecedente de cooperación es el pacto para mantener un espacio común desnuclearizado, firmado en septiembre de 2006 por Kazajistán, Uzbekistán, Kirguizistán, Tayikistán y Turkmenistán.[46]

La perspectiva energética de Rusia incluye el empeño por defender su opción preferente como puente de tránsito hacia Europa, relacionando a Asia Central con la explotación de los recursos en su propio territorio (como coordina señaladamente con el gas proveniente de Turkmenistán). Y también incluye la exportación directa de su propia producción futura (como son las interesantísimas perspectivas de aprovisionamiento desde la Siberia occidental y oriental, tanto hacia Occidente como hacia Japón y China) como parte del fortalecimiento de la óptica monopolista del negocio de la energía, a la vez recurso de su política internacional.[47]

Como se decía, una triangulación energética tiene sus requisitos de integración añadidos. Aquí cuenta el agua como recurso crítico. Según las proyecciones existentes hoy, dentro de una década Asia Central sufrirá los efectos de un rápido crecimiento poblacional y la falta de agua debido a una previsible disminución de las reservas de las cadenas montañosas del Pamir y el Tianshan, de las que dependen en distinto grado Afganistán y China, además de Kazajistán y Uzbekistán. Se trata de una dependencia única en el mundo, por la magnitud estratégica de la zona, con alguna similitud a la dependencia del aprovisionamiento energético (incluida la electricidad) como legado interdependiente de la era soviética. El problema se podría agudizar algo con el añadido factor de una China que se empeñará en el desarrollo de su Plan Oeste, diseñado para explotar su hasta ahora despobladísima mitad occidental de territorio.[48]

Se estima que la población de 60 millones de Asia Central se duplicará antes de que la actual generación de recién nacidos llegue a su madurez. Así, el agua, más que los hidrocarburos, se convertirían en el recurso crítico e inmediato en el desarrollo de Asia Central. Kirguizistán y Tayikistán, que controlan las cabeceras, se podrían ver tentados a ejercer un cobro por este recurso ya que carecen de petróleo y gas en abundancia como algunos de sus vecinos. La mala gestión del agua puede enrarecer la atmósfera de creciente cooperación de los Estados centroasiáticos como preludio de la cooperación con la UE e incluso con Rusia.

Por su parte, la UE atraviesa, paradójicamente, una crisis que coincide con su ampliación al Este. Y añadidamente, hasta ahora, fuera de Europa las compañías europeas no defienden o comparten calcadamente lo que son los intereses europeos o paneuropeos, sino que maximizan sus propias posibilidades.[49]

Tampoco cabe pensar que unas contrapartidas en el ámbito de la geopolítica logren modificar la óptica del Kremlin. Sólo cabe esperar, en este orden de factores, que se demuestre un potencial de reservas de hidrocarburos para una salida multivectorial hacia distintos mercados, una capacidad de soft power europeo y una inteligente realización de la nueva política de la UE hacia Asia Central.

Se ha dicho que si la UE alcanza un mayor consenso sobre cuestiones internas, aumentan las posibilidades de incidir en Asia Central. Si no, el alcance de la proyección será menor.[50] Una gran opción técnica de credibilidad es potenciar TRACECA, ligada consustancialmente a INOGATE (Interestate Oil and GAS Transport to Europe). Estas líneas maestras se han denominado genéricamente “Ruta de la Seda”. Y es que si la UE avanza en su relación en Asia Central, se habrá encontrado con la idea de Eurasia. Y probablemente tendrá que entender su aproximación al Este en una perspectiva mucho más amplia, que llega hasta China.[51]

El espacio de entendimiento creado por la OCS en Eurasia

La Organización para la Cooperación de Shanghai (OCS) no ha destacado hasta hoy por dar en su seno una exacta respuesta a los aspectos técnicos de las cuestiones energéticas. Hasta ahora ha sobresalido por ser un marco de notable entendimiento político para sus seis miembros, que son Rusia, China, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán, que conforman la mayor organización euroasiática. El año pasado cumplió cinco años de existencia.

La OCS posee dos ramas, una de seguridad, que abarca aspectos predominantemente militares, y notablemente menos de inteligencia, centrada en el extremismo, el separatismo y el terrorismo, con una oficina antiterrorista en Tashkent. Ha sido descrita superficialmente como la “OTAN del Este” o comparada con el Pacto de Varsovia, pero carece de la infraestructura, los medios y de una historia para las analogías. Con todo, sus decisiones están llamadas a tener impacto. En lo inmediato destaca la declaración de la OCS, que en 2005 solicitó la retirada norteamericana de los Estados centroasiáticos.

A nivel político, hasta ahora, no contempla una doctrina hacia el Oeste más acá del Caspio, sólo a nivel doctrinal respecto de la unidad y la estabilidad nacionales de los Estados del espacio postsoviético y chino. Por ejemplo, se constatan periódicos apoyos de la Organización a Rusia ante el separatismo checheno y análogos apoyos para China ante actitudes soberanistas de Taiwán.

Una cuestión de importancia en el largo plazo es la interoperabilidad de tropas chino-rusas en el gran arco de actuación de una gran Asia Central, armonización que podría alcanzar un sentido centro-meridional en la medida en que en el se futuro se acercasen más a la Organización los países observadores, como Irán, la India y Pakistán.[52]

La otra dimensión de la OCS son los vínculos comerciales, para los que cuenta con una oficina en Pekín, con un presupuesto y personal hasta ahora escaso para la dimensión de los actores involucrados. En el último año la OCS ha comenzado a orientarse en un esquema más decididamente comercial a partir del dinamismo de la economía china. Declaradamente se contempla la inversión y explotación en los sectores de hidrocarburos, el transporte, las comunicaciones, incluido el comercio electrónico, que desde hace tres años impulsa China con Kazajistán.[53] Concretamente, en la reciente reunión de ministros celebrara el pasado septiembre en Dushanbe, Tayikistán, los miembros manifestaron expresamente su deseo de expandir la infraestructura comercial y desarrollar rutas de exportación de energías.

En su última reunión cumbre de jefes de Estado, en junio de 2006, el tema central era el Irán de Ahmadineyad, asunto que previsiblemente volverá a la agenda en la cumbre de este año, siempre con un alto protagonismo porque sus miembros continúan sin descartar la posibilidad de que Teherán pueda convertirse en un futuro en miembro de pleno derecho de la OCS. Es una posibilidad de magnitud cuya materialización cuesta imaginar porque alienaría de manera significativa a EEUU de la Eurasia Central.

Volviendo al Caspio, Irán apoya su propia versión de un gasoducto alternativo al TAP (Trans-Afghan Pipeline, o Turkmenistán-Afganistán-Pakistán), que en este caso habría de transportar gas de Turkmenistán hacia la India pasando por Irán y Afganistán.[54] Irán igualmente plantea un desafío mayor en el arco del Asia Central hacia Oriente. Los intereses chinos están bien avanzados en Irán. China recibe de allí cerca del 13% de sus importaciones de petróleo y las previsiones apuntan a una extraordinaria expansión de esos intereses. En noviembre de 2004 ambos países firmaron en Pekín un preacuerdo por un valor superior a los 100.000 millones de dólares para que la empresa estatal china Sinopec compre 250 millones de toneladas de gas natural licuado por un período superior a 25 años y realice prospecciones en el campo petrolífero de Yadavarán, en el Caspio meridional, desde el que se prevé la exportación a China de 150.000 barriles de crudo diarios.[55]

De concretarse esos proyectos, se abrirían las posibilidades para que, en algún futuro, oleoductos iraníes conectaran hacia China por la Eurasia interior. Todo lo anterior no conduce a proyectar una triangulación o una figura cuadrilátera con Europa ni mucho menos. Pero se trata de una relación que no se puede ignorar porque hace del Caspio un foco fundamental de Eurasia.

Igualmente, conviene considerar el foco de inseguridad que es el valle de Fergana y su entorno inmediato, uno de los orígenes de contestaciones internas y fundamentalismo militante exportable, especialmente por los vínculos macrorregionales de diversos grupos locales.[56] Es un factor con el que habrá que contar. Conviene recordar la serie de inéditos atentados con decenas de víctimas, algunas provocados por suicidas, en el centro de Uzbekistán.[57]

Por último, tanto en el esquema de la UE como en el de los países de la OCS también entra Japón, actor de un salto al corazón energético de Eurasia con un enfoque muy directo, con implicaciones económicas y de seguridad. En junio pasado se desarrolló en Tokio el diálogo Asia Central + Japón a nivel de ministros de Exteriores y preámbulo de la visita de Junichiro Koizumi a Kazajistán y Uzbekistán tres meses después.[58]

Japón proyecta explotar las minas de uranio de Kazajistán, que constituyen la segunda reserva del mundo y las de Uzbekistán, la décima. El objetivo declarado es convertir a Kazajistán en el primer productor de uranio del mundo. Obviamente, en Japón se capta el sentido de “la importancia de la entrada en serio de Japón en el corazón de Eurasia, donde los intereses y negocios de estadounidenses, europeos, chinos y rusos giran en torno a los abundantes recursos allí existentes, [y] no se limita a frenar a China y a Rusia; es indispensable desde el punto de vista de la seguridad de la energía en una época en la que el abastecimiento del petróleo procedente del Próximo Oriente es cada vez más inestable”.[59]

Recuérdese que a los primeros años de la OCS centrados en la seguridad, sucede un período más reciente de mayor interés por abordar la temática energética. De allí la perceptible atención de la UE hacia la OCS en estos últimos meses.[60]

 Del Foro Económico de San Petersburgo a la armonización entre la OCS y el TSC

Los más reciente indicios para mejor apreciar la relación entre Rusia, Asia Central, la UE y Occidente en general apuntan, a la vez, hacia una mayor interacción y confrontación de estrategias en Eurasia.

En primer lugar, cabe mencionar el Foro Económico de San Petersburgo, celebrado entre el 8 y el 10 de junio, que permite actualizar las perspectivas.

Las novedades aquí son cinco. La primera, que en San Petersburgo se congregaron influyentes personalidades internacionales del mundo empresarial y político, que a diferencia de lo que solía ocurrir no se reunieron en Londres en el marco del ya conocido Foro Económico de Rusia.[61] El cambio está llamado a ser permanente y marca un claro mensaje del Kremlin en clave nacional: para apreciar las posibilidades de la economía rusa y acelerar la firma de posibles contratos, una ciudad rusa prevalece sobre una ciudad global antagónica.[62]

Segundo, Putin habló a una audiencia de occidentales, rusos, centroasiáticos y orientales de las posibilidades de una “integración mutuamente ventajosa” apelando a la confianza entre las partes y resaltando la importancia de la situación geoestratégica de Rusia, reafirmando el deseo de convertirla en vía preferente de tránsito de hidrocarburos para los países centroasiáticos. Afirmó que la inversión extranjera no siempre se considera una ventaja, especialmente en los sectores de las infraestructuras, la energía y las comunicaciones.[63]

Tercero, como corolario de lo anterior, se confirma la señal del Kremlin: al espacio postsoviético se entra por una Rusia ampliada. En efecto, durante el encuentro una serie de intervenciones de ponentes rusos aludieron repetidamente a los conceptos de Eurasia y Espacio Euroasiático.[64] Las alusiones encajaban perfectamente con la asistencia de los 12 países de la CEI, miembros inherentes del Foro, bajo cuya asamblea parlamentaria se fundó en 1997, pero acostumbrados a ser parte de un encuentro menor. Resta saber con mayor precisión si las más recientes declaraciones de Putin sobre Eurasia son una constatación geoestratégica o el preludio de mayores ambiciones.[65]

Sin embargo, cuarto, el presidente kazajo, Nursultán Nazarbayev, en quien actualmente recae la presidencia de la CEI, volvió a dar indicios de que no se apartará de su política de multivectorialismo al recalcar que la fragmentación de la CEI había demostrado ser más relevante que su pretendida fuerza integradora, insistiendo en las dificultades para su profundización de contenido.[66] Esto sería una señal para indicar que la UE mantiene ciertas opciones abiertas de relación con Asia Central, o por lo menos en relación con Kazajistán.

Quinto, la cita tuvo un novedoso carácter político, tono en el que el presidente anfitrión propugnó una “nueva arquitectura de las relaciones internacionales”, desacreditando a la vez el papel de las organizaciones internacionales. A la vez, el comisario de Comercio de la UE, Peter Mandelson, presente en San Petersburgo, insistió en que el tránsito de energía demandaba reglas claras y que “la globalización no respeta las esferas de influencia”, en una alusión bastante directa a la pretensión hegemónica del Kremlin en Asia Central.[67]

El otro acontecimiento, aparte del Foro de San Petersburgo, importa también porque atañe a la seguridad del Asia Central. Se trata de la serie de ejercicios militares que por primera vez realizará la OCS en asociación con el TSC en calidad de observador en agosto de este año. Como es bien sabido, el TSC está encabezado por Rusia. Coincidentemente, varios de los miembros del TSC coparticipan a la vez en la OCS.[68]

Se prevé que las maniobras principales de la serie de 11 ejercicios de este año, denominadas “Misión de Paz 2007”, se concentren en la simulación de una situación de terrorismo nuclear en un distrito militar de los Urales, en los mismos márgenes de la Europa geográfica vecina a la vez del Asia Central. Desde Oriente acudirán tropas chinas, justa invitación a una anterior cita ruso-china en el Este.[69]

Es interesante constatar lo novedoso de los ejercicios, muy alejados de la lucha contra el tráfico de drogas, el crimen organizado y el separatismo étnico, objetivos fundacionales de la OCS, hace seis años, que requieren de la coordinación de unidades notablemente menores y de equipamiento menos sofisticadas.[70]

Puede ser un dato inquietante o tranquilizador para los inversores y operadores en recursos minerales y de hidrocarburos, pero es evidente el alto grado de compenetración política entre las dos estructuras regionales lideradas por Rusia y China.[71]

Por otro lado, desde hace un año, Afganistán, donde se juegan intereses de seguridad de los países de la UE bajo el paraguas de la OTAN, es el primer Estado en participar en los diálogos de partenariado bilateral que mantiene la OCS. Así, este verano una delegación de Kabul también podría participar como observadora en los ejercicios militares que se desarrollarán a las puertas de Europa.[72]

Los ejercicios y la interacción militar implican una continua armonización o interoperabilidad de parte de las fuerzas armadas de los países miembros de ambas organizaciones. Puede llegar a revestir cierta importancia extrarregional en la medida en que entre sus socios se desarrolle tecnología que de otra manera podría ofrecer Europa.[73]

Como se ve, el horizonte geoestratégico que afronta la UE en Asia Central es más dinámico que nunca. Corresponde a una realidad euroasiática que abarca la economía, la energía y sus rutas reales y posibles, así como la noción de un comercio ampliado. Y por tanto, implica un concepto coherente de política y seguridad megacontinental.

Conclusiones

A la UE-27 se le plantea el desafío de actuar cohesionadamente en la cercana y estratégica Asia Central justamente cuando más difícil le resulta. Pero si no llega a actuar con unidad de propósito, obviamente los países y las compañías europeas de la energía seguirán operando desde su marco empresarial y nacional sin esperar decisiones del entramado europeísta de Bruselas.

Esto no significa que desde la política de bloque haya poco que contribuir. Al contrario. Pero concentrarse sólo en el aprovisionamiento y las redes energéticas exige una integral red de infraestructuras y un prestigio añadido para el mantenimiento de esos mismos intereses sólo alcanzado con un compromiso visible de larga duración. De allí la importancia de redimensionar y activar el desatendido proyecto TRACECA.

También importa contribuir más profundamente al desarrollo de la región. El Asia Central postsoviética se viene recuperando de una abrupta caída material sin parangón en el mundo en tiempos de paz y caldo de cultivo para una variedad de dramáticas oposiciones internas y marginales aunque amenazantes actuaciones de grupos fundamentalistas. Esta necesidad de enfoque integral será el desafío de concreción que tiene el plan de ayuda para Asia Central que la UE acaba de lanzar en marzo y cuyos detalles se publicarán pronto.

Con todo, desde mayo la iniciativa en el Caspio la tiene Moscú, con una tradición de vínculos personales e históricos en el Asia Central de los que carece la actualmente perpleja UE, incapaz de desplegar en la zona, por lo menos hasta ahora, los contactos políticos al más alto nivel necesarios para equilibrar esos otros vínculos presidenciales, que al final han llevado a la inclinación de la baraja a favor de Rusia.

El ascenso de la riqueza petrolera y del gas dentro del contexto del nacionalismo energético del ámbito postsoviético es un fenómeno nuevo. Pero hay diferencias. Kazajistán permite en su territorio la inversión de consorcios transnacionales de la energía y Rusia los restringe como parte de una estrategia de seguridad mayor en el contexto de un gran desencuentro con Occidente. Así, la hipótesis de si Rusia permitirá a los países del Asia Central y del Cáucaso la autonomía o el margen para establecer una triangulación de intereses energéticos con ella y con la UE ya no parece válida en esta década.

Sin embargo, cuando la UE logre posicionarse de acuerdo a las actuales circunstancias, probablemente verá la necesidad de una estrategia continental todavía mayor. Porque cabría enriquecer un concepto de la seguridad para el aprovisionamiento energético en un marco que incluyese la apreciación de los aspectos geoestratégicos y de seguridad técnica más evidentes, y otros novedosos aún no plenamente enfrentados, como el tráfico de droga que financia el terrorismo, acaso parcialmente reversible por un negocio del gas entendido como una riqueza nacional compartida, que es el potencial que representaría un gasoducto en Afganistán proveniente de Turkmenistán (el TAP).

Por lo anterior, urge igualmente entender la cuestión afgana desde la perspectiva de su hipotético impacto en el entorno de las redes energéticas transcaspianas. En Afganistán opera la OTAN y, pese a ello, a la vez, continúan difundiéndose allí y desde allí y los Estados circundantes amenazas hacia el occidente de Eurasia. Así, la preocupación por los asuntos afganos es también un tema de seguridad en el flanco de seguridad inmediata de la UE. Esta dimensión la contempla hoy por hoy la UE en el horizonte de sus próximos diálogos con la OCS, pero se echa en falta una visión integral de Eurasia.

En la apreciación de la actividad de las transnacionales de la energía importa captar la particular acción de las compañías chinas, competidoras con ofertas formidables en su proyección al Oeste cuando logran posicionarse. Habría que evaluar con ellas, vale decir, directamente con Pekín, factibles sinergias en el ámbito de las infraestructuras. He aquí una dimensión posible para el diálogo de la UE con la OCS que podría indirectamente incidir en un renovado diálogo con Rusia.

Entretanto, tanto en los escenarios de suministro de hidrocarburos como en el nuclear se mantiene el interesante perfil de socio potencial que ofrece Kazajistán como productor de uranio, en una perspectiva de largo plazo que podría también incluir a Uzbekistán, pese a que Japón se ha situado en una inmejorable posición como socio de estos dos países.

Por la dimensión que a fin de cuentas está adquiriendo la vinculación de la UE hacia la ex URSS –y en particular hacia el Asia Central, donde también operan China y Japón– cabe la posibilidad de potenciar áreas de análisis en nuestro medio específicamente dedicadas a Eurasia.

Augusto Soto
Consultor y profesor, ESADE, Barcelona


[1] Véase Augusto Soto, “Reflexiones sobre Rusia y Asia Central: senderos que se cruzan y bifurcan”, Revista CIDOB d’Afers Internacionals, nº 59, octubre/noviembre de 2002, pp. 123-139.

[2] Esta dimensión de la seguridad se inspira en las alternativas planteadas por Gonzalo Escribano en “Seguridad Energética: concepto, escenarios e implicaciones para España y la UE”, DT nº 33/2006, Real Instituto Elcano. Igualmente, toma en consideración el completo enfoque del área de Aurèlia Mañé Estrada, “Territorios ricos en hidrocarburos de Asia Central ¿Países productores, enclaves exportadores o países de tránsito?”, Revista d’Afers Internacionals, nº 70-71, 2005.

[3] La relación de la UE con la región tiene más de una década de desarrollo. El “Acuerdo de Asociación y Cooperación” firmado por la UE y Kazajistán, en enero de 1995, entró en vigor en julio de 1999.

[4] Véase Paul Isbell, “El ‘gran creciente’ y el nuevo escenario energético en Eurasia”, Política Exterior, nº 110, marzo/abril de 2006, p. 113.

[5] Un punto de ellos suscitó un enfrentamiento armado entre patrulleras azeríes e iraníes en 2001, en el campo de Alborz (que Azerbaiyán denomina Alov), manteniéndose inexplorado durante un tiempo.

[6] Para las alternativas de la delimitación en el Caspio, véase Barbara Janusz, The Caspian Sea: Legal Status and Regime Problems, Chatham House, Londres, 2005 (versión digital).

[7] Se habló entonces de una flota superior a los 15 navíos. Los motivos oficiales: combatir el contrabando, el terrorismo, el tráfico de drogas, el comercio ilegal de armas y la inmigración ilegal, Kommersant, 21/III/2007. Con todo, el gasto militar en el área no lo encabeza Kazajistán, con un 1,2% de su PIB. Antes que él está Uzbekistán (cercano al Caspio aunque no ribereño), pero tradicional rival regional. Para el más reciente giro kazajo en política exterior vecinal véase Marat Yermukanov, “Kazakh Foreign Minister Shifts Priorities from Superpowers to Next-Door Neighbors”, Eurasia Daily Monitor, 30/I/2007.

[8] Un factor ha sido el deseo de Irán de no sentirse aislado por el Norte, en el contexto de su enfrentamiento con EEUU.

[9] Fue firmado por la Comisión Europea y los Gobiernos de Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Kazajistán, Kirguizistán, Moldavia, Tayikistán, Turquía, Ucrania y Uzbekistán. La Federación Rusa asistió como observadora.

[10] Igualmente, se propuso facilitar un marco legal regulatorio para un mercado integrado de la energía, con el compromiso de facilitar y movilizar recursos públicos y privados. Particularmente, destaca la asistencia de la UE e instituciones financieras internacionales. Véase “The EU and the Countries of the Black Sea and Caspian Sea Regions Agree on a Common Energy Strategy”, Press Releases, Bruselas, 30/XI/2006.

[11] Véase, Svante Cornell et al., The Wider Black Sea Region. An Emerging Hub in European Security, Central Asia-Caucasus Institute, Silk Road Studies Program, Washington, diciembre de 2006, pp. 91-93. También www.traceca-org.org.

[12] En ese período, Rusia pasó de 10,90 a 9,50 (mbd). Véase Paul Isbell, op. cit., p. 110, y British Petroleum, Statistical Review, 2006.

[13] En Kazajistán aún viven cerca de 300.000 descendientes de alemanes, llegados antes y durante la Segunda Guerra Mundial, mientras que otros centenares de miles han regresado a Alemania tras el colapso de la URSS.

[14] Esta disposición se relativizaría con el reciente anuncio hecho a comienzos de marzo por Rusia, que se compromete a ofrecer petróleo directamente a Bulgaria y a Grecia.

[15] Ya existía un acuerdo bilateral de cooperación científica en el campo de la fusión nuclear controlada, firmado en 2000.

[16] La primera reserva es la australiana. UIC Nuclear Issues Briefing Paper nº 75, marzo de 2007.

[17] Fue la primera reunión conjunta de los más altos funcionarios de la política exterior de la UE con los ministros de Exteriores de los cinco países centroasiáticos. Véase Press Releases, Bruselas, 27/III/2007.

[18] Supo deshacerse de su arsenal atómico a cambio de ayudas económicas y reconocimiento internacional y no se ha balcanizado, teniendo en cuenta que allí conviven más de 120 nacionalidades.

[19] Entre los varios casos de corrupción destaca el conocido como “Kazakhgate”, donde emergieron indicios de cuentas secretas de asesores y miembros de la familia del presidente Nazarbayev como pago por comisiones por contratos con firmas extranjeras en el Caspio. En mayo de este año se ha llevado a cabo la inédita orden de detención lanzada por Nazarbayev contra su yerno, Rajat Alíev, embajador en Austria, por su participación en una serie de casos de chantaje y corrupción y, en primer lugar, por sus ambiciones presidenciales futuras.

[20] Cabe consignar en este giro más autocrático, muy relacionado con la detención de su yerno, un cierto malestar y preocupación en el entorno presidencial como no se recordaba en años. Para una justificación del giro constitucional véase Kazajstanskaya Pravda, 22/V/2007.

[21] Otra opción por la que presiona Astaná últimamente es la que le permita, a través de Rusia, potenciar el suministro a los países bálticos, perspectiva no obstante complicada por el enorme distanciamiento político entre aquéllos y Moscú.

[22] Véase Svante Cornell, op. cit., pp. 88-89.

[23] Por otra parte, si el oleoducto pretendiera evitar la capital, ciertamente aumentan los costes de su construcción.

[24] Se ha notado la relevancia de que operadores del campo de Kashagan posean importantes intereses en el oleoducto. Para diversos aspectos estratégicos a partir de la inauguración del BTC véase Dorian Jones, “Pipeline Could Bring More Energy and Freedom to Europe”, Deutsche Welle, 13/VI/2006.

[25] El pasado marzo el ministro de Exteriores azerí visitó Astaná para discutir la posibilidad submarina de transporte de gas. Esa posibilidad estaba llamada a otorgar un enorme protagonismo a Azerbaiyán como país productor y de tránsito. Tras las ofertas rusas del pasado mayo, discutidas más adelante, Azerbaiyán, políticamente equidistante de Moscú, queda evidentemente tocado en su potencial de tránsito energético, potencial que por otra parte equilibraría en otra dimensión estratégica. Así podría ser si Rusia lograse convencer a EEUU de remodelar una estación de radares rusa de la época soviética en territorio azerí como reemplazo al estacionamiento del escudo antimisiles en la República Checa y Polonia, según la propuesta de Putin en la última cumbre del G-8.

[26] Porque el régimen de Alexander Zakashvili es, después de los Estados bálticos, el más esforzado en el distanciamiento de Moscú y el acercamiento a EEUU.

[27] Durante la década pasada Moscú presionó a Astaná para que enviara petróleo al Oriente a través del sistema de oleoductos siberianos, alternativa que Kazajistán declinó porque habría significado repetir la dependencia de la interconexión Oeste del CPC.

[28] Añadidamente, cabe recordar el otro acuerdo logrado por Putin en Viena, el 23 y 24 de mayo pasados, por el que Austria se integra en la red comercial y de tránsito de Gazprom, todo un reto para el proyecto gasístico Nabucco para Europa central. Véase Vladimir Socor, “US, EU Energy Policies in Eurasia Collapse”, The Jamestown Foundation, 31/V/2007.

[29] Gregory Gleason, “Turkmenistan After Turkmenbashi”, Eurasianet, 23/XII/2006.

[30] Incluso el pasado agosto Niyazov anunció una disminución aún mayor de su escasa cooperación en la CEI. Niyazov murió abruptamente de un ataque al corazón el pasado diciembre. Hay versión conspirativa de su muerte.

[31] El contrato a largo plazo de suministros de gas turcomano a Rusia expira en 2028.

[32] En su discurso inaugural, el nuevo presidente, de 49 años, se comprometió a instaurar la enseñanza de idiomas y el acceso a Internet, restringidos por su antecesor.

[33] Las alternativas de la visita en Kommersant, 12/V/2007.

[34] Es la visión optimista dentro de la UE en estas semanas de desconcierto. Véase Andrew Rettman, “EU Clings to Hopes of Trans-Caspian Gas Pipeline”, EUobserver, 2/VI/2007.

[35] Que incluirán, probablemente, el anuncio de la apertura de nuevas embajadas europeas en Asia Central. Entretanto, en abril de 2007 Bruselas todavía carecía de una representación permanente en Ashgabat.

[36] Véase Svante Cornell, op. cit., p. 91. Se trata de una ruta de 1.680 kilómetros desde Turkmenistán hasta Fazilka, en el límite indopaquistaní, que costaría 3.300 millones de dólares, con una capacidad de 33 billones de metros cúbicos.

[37] Entre los obstáculos se cuenta la relación de desconfianza entre la India y Pakistán; otro es la complejidad de construcción por el montañoso territorio; y la guerra afgana.

[38] Añadidamente, recuérdese que, coincidentemente, los Estados centroasiáticos tienen la calidad de asociados en esquemas de cooperación de la OTAN.

[39] Complementariamente, en la actualidad Turkmenistán vende unos 5.000 millones de metros cúbicos de gas a Irán y el resto es acaparado por Rusia. Véase Antonio Sánchez Andrés, “La interdependencia energética ruso-europea”, DT nº 25/2007, Real Instituto Elcano, 8/VI/2007.

[40] Crisis que a su vez ha hecho que en los últimos dos años Teherán se haya preocupado de fortalecer sus vínculos comerciales y políticos con los países centroasiáticos y con Rusia para fortalecer su retaguardia en su más directo pulso con Washington. Teherán estaría incluso estableciendo contactos en Kazajistán y Tayikistán en el negocio del uranio a través de intermediarios. Véase Stephen Blank, “Iran’s Equities in the Turkmen Succession”, The Central Asia-Caucasus Analyst, 7/III/2007.

[41] Jean-Christophe Peuch, “Turkmenistan: New President Modifying Niyazov’s Neutrality Policy”, RFERL, 11/V/2007.

[42] Tres meses después de ese acuerdo Moscú anunció que proveería de gas a China en 2011. La oferta rusa probablemente no colmará la demanda china. Por otro lado, Tashkent tiene una de las situaciones más impredecibles. La apertura internacional del régimen de Islam Karimov contrasta con la de Kazajistán. Además, el fundamentalismo islamista le ha dado fuertes golpes a Tashkent e incluso la oposición moderada le ha desquiciado. La reacción represiva ha sido notable. Destaca la masacre de Andiyán, en 2005, tras la que la UE impuso a Tashkent un embargo a la venta de armas y una restricción en el régimen de visados.

[43] Un mandato con una posibilidad de extensión si se llegase a enmendar la Constitución.

[44] En 2006 se sumó Uzbekistán a la Comunidad, que a su vez anunció la constitución del Banco de Desarrollo Euroasiático.

[45] Putin ha incluso ofrecido inversiones en el Plan Oeste chino, que abarca a ocho de las provincias chinas más cercanas al Asia Central.

[46] Por otro lado, la última reunión de la CEI, de carácter informal, celebrado el 10 de junio en San Petersburgo, volvió a defraudar, como se analiza en el último apartado.

[47] El monopolio es una fuerza natural que impulsa a todos los Estados al verse gozando de un beneficio evidente, ha defendido recientemente durante la jornada internacional, “Dilemas de seguridad y geopolítica de los recursos energéticos”, celebrada el 5 de febrero en CIDOB, Barcelona, el profesor Vladimir Ivanovich Voloshin, director del Centro de Políticas Industriales de la Academia Rusa de las Ciencias de Moscú.

[48] Augusto Soto, “Reflections on Central Asia and the World Economy. Threats and Opportunities”, Security, Diplomacy and International Law, Diplomatic Academy of Kazakhstan, Astaná, 2001, pp. 109-111.

[49] Berlín es la capital mejor situada por el conocimiento de los germano-orientales del espacio ex soviético, y numerosas empresas alemanas cuentan con esos recursos humanos y con las sinergias añadidas facilitadas, por ejemplo, con empresas checas, igualmente experimentadas con el espacio ex soviético.

[50] Luis Martínez Montes, “España, Eurasia y el nuevo teatro del mundo”, Documentos CIDOB, Asia, nº 15, febrero de 2007.

[51] Como parte de sus diálogos especializados, ASEM ya ha abordado el asunto en el Trans Eurasia Information Network, al que se suma el proyecto Trans-Eurasian railway (también denominado “Iron Silk Road”). Véase http://www.transeurasia.org y también http://www.iias.nl/asem. Para una reciente apreciación del clave Oeste chino véase David Gosset, “The Xinjiang Factor in the New Silk Road”, Asia Times, 22/V/2007.

[52] Mongolia también tiene estatus de observador.

[53] Véase el discurso conmemorativo de la OCS, del pasado 15 de junio en http://www.sectsco.org/502.html.

[54] Para contrarrestar estas ambiciones iraníes y la mayor compenetración energética continental de la India, Washington firmó en 2006 un acuerdo nuclear bilateral con Nueva Delhi.

[55] Ese preacuerdo, firmado como memorando de entendimiento, prevé ventas anuales de 10 millones de toneladas de gas natural licuado e implica una importante inversión en la ampliación de la flota petrolera iraní. Adicionalmente, comprende la participación china en proyectos como el trazado de oleoductos y la industria petroquímica y de gas, y abarca el suministro de materiales para la industria eléctrica en la ciudad de Arak, al Suroeste de Teherán, y participación en el sector servicios. Incluye también la construcción de algunas líneas del metro de la capital, la segunda de ellas encargada a Norinco, empresa estrella del complejo militar e industrial chino.

[56] Entre ellos el Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIU) y Hizb ut-Tahrir.

[57] Dirigidos algunos contra las embajadas de Israel y EEUU en el país, así como en una oficina ministerial.

[58] La visita, la primera de un primer ministro japonés a Asia Central, es probablemente el paso decisivo de una idea lanzada nueve años atrás por el ex primer ministro Ryutaro Hashimoto, quien, como se recordará, fue el primero en hablar de una “diplomacia de la ruta de la seda”.

[59] Japan Brief, 31/VIII/2006.

[60] Pierre Morel, representante de la UE para Asia Central, ve posibilidades de colaboración con la OCS en la lucha contra el terrorismo, la producción y el tráfico de drogas. En cuanto a la energía, aprecia que pese al interés por abordar el tema, la OCS aún lo hace desde una lejana perspectiva de jefes de Estado, desconectada del enfoque integral para la región que persigue la UE. Ante esta aproximación, el alto representante destaca la aspiración europea de contribuir a la remodelación de los sistemas parlamentarios y judiciales centroasiáticos como medio para atraer más inversiones internacionales en el sector de la energía. Véase The International Institute for Strategic Studies, 8/V/2007. Pero conviene recordar que precisamente la implicación personal de un jefe de Estado como Putin es lo que al final ha inclinado la balanza hacia Rusia en la reciente cumbre con Turkmenistán y Kazajistán.

[61] Celebrado periódicamente, pero este año un evento deslavado por orden del Kremlin, que aconsejó a su clase empresarial y política no asistir con la clara intención de aglutinar un gran encuentro en Rusia.

[62] El desplazamiento no se explica sólo por la actual fricción derivada del caso Litvinenko que ha distanciado a Londres y Moscú. Véase la renovada página web del Foro de San Petersburgo, http://rus.forumspb.com.

[63] Yekaterina Dranitsyna, “Hospitality Beyond the Means of the Economy”, The St. Petersburg Times, 13/VI/2007.

[64] Véase Pilar Bonet, “Rusia propone un nuevo orden económico”, El País, 11/VI/2007. Por otra parte, no es casual que dos días después del Foro, en el Día de Rusia, Putin condecorara al Nobel Alexandr Solzhenitsin, en los últimos años defensor de ciertas libertades (por lo que manifiestamente se le reconoció), pero también de posturas acérrimamente nacionalistas y partidario de la recuperación para Rusia de parte del Asia Central ex soviética.

[65] Es bien conocida la atracción de Putin hacia las ambiciosas consideraciones geopolíticas que incluye el concepto de eurasianismo, una corriente de pensamiento antigua en Rusia y que recientemente ha evolucionado a nuevas variantes, como la ultranacionalista representada por Alexandr Dugin.

[66] La más palpable muestra de la inoperancia de la CEI fue la decisión adoptada en San Petersburgo de resolver apenas una cuestión por año para evitar el desencanto de verificar una agenda no cumplida, según Nazarbayev. Así, en vez del tema energético, este año se tratará el de la inmigración, uno no menos importante, pero elemental teniendo en cuenta que se trata de antiguos vecinos con un pasado común necesitados de proyectos comunes.

[67] Andrew E. Kramer, “Putin wants new economic ‘architecture’”, International Herald Tribune, 10/VI/2007.

[68] La asistencia a las maniobras estará encabezada por los presidentes de Rusia y China.

[69] En ejercicios militares bilaterales, en 2006, tropas aeronavales rusas llegaron a desplazarse hasta la provincia marítima china de Shandong. Esto es, volvieron al Mar de China tras más de medio siglo de ausencia. Es conveniente conocer este antecedente, porque el día de mañana Moscú o la misma OCS podría considerar oportuno invitar a participar a China en ejercicios militares, digamos, en los alrededores de San Petersburgo.

[70] Véase Erica Marat, “Russia and China Unite Forces in Peace Mission”, Cacianalyst, 4/IV/2007.

[71] Con todo, ha de considerarse que a día de hoy la OCS continúa sin plantearse oficialmente como una alianza militar. Véanse las más recientes declaraciones de funcionarios de ambos países al respecto en RIA Novosti, 22/V/2007, y Xinhua, 26/IV/2007.

[72] Por añadidura, Afganistán acaba de solicitar a Kazajistán cooperación para desarrollar su sector de hidrocarburos, Kazakhstan Today, 14/VI/2007.

[73] Que por el momento tiene impuestos embargos de armas a China y Uzbekistán.