Implicaciones económicas del terremoto de Japón

Implicaciones económicas del terremoto de Japón

¿Cuál será el coste económico del terremoto?

Además de la enorme pérdida en vidas y sin saber todavía cómo se resolverá finalmente la situación de los diversos reactores nucleares afectados, todo apunta a que el terremoto de Sendai del 11 de marzo de 2011 puede acabar siendo la catástrofe natural más costosa hasta la fecha. Aunque es demasiado pronto para disponer de estimaciones fiables, algunas analistas apuntan a que el coste podría superar a los de los terremotos de Northridge (California) de 1994 (145.000 millones de dólares actuales) y de Kobe (Japón) de 1995 (115.000 millones de dólares actuales). A la destrucción masiva de viviendas e infraestructuras y a la inundación, a causa de los tsunamis, de varias ciudades en las prefecturas costeras (Aomori, Ibaraki, Iwate, Miyagi y Fukushima) al norte de Tokio, hay que sumar el cierre de numerosas fábricas y los cortes de suministro eléctrico.

¿Qué implicaciones tendrá para la economía japonesa?

La economía japonesa se estaba recuperando, aunque de manera frágil y desigual, del fuerte impacto que sufrió por la crisis financiera internacional de 2007-09. En 2009 el PIB se redujo el 6,3%, la mayor caída entre los países avanzados. En 2010 creció el 3,9%, pero en el último trimestre de ese año cayó el 1,3%, en tasa anualizada, por la retirada del estímulo fiscal y una situación externa menos propicia.

El impacto económico del terremoto será naturalmente negativo a corto plazo y podría frenar en seco el crecimiento en 2011 (previsto, antes del 11 de marzo, en una horquilla del 1,5% al 2%), al menos durante la mayor parte del año. El terremoto se ha producido en un momento internacional particularmente adverso, debido al incremento del precio de los hidrocarburos, de los que el país es muy dependiente (importa el 85% de la energía que consume).

A medio plazo, la reconstrucción supondrá un estímulo al crecimiento, aunque provocará un aumento del déficit público (9,6% del PIB en 2010) y de la deuda pública (226% del PIB en 2010, la más alta de la OCDE), que el gobierno estaba intentando controlar. El aumento previsible de la deuda pública podría afectar negativamente al mercado de bonos. A principios de 2011, algunas agencias calificadoras (como Standard and Poor’s en enero y Moody’s en febrero) ya habían rebajado la calificación de la deuda soberana de Japón.

¿Qué consecuencias tendrá para la economía mundial?

Tras ser superado por China, Japón se convirtió en 2010 en la tercera mayor economía del mundo, con el 9% del producto global. Su escaso crecimiento en los últimos años ha hecho que fuese responsable de apenas el 5% del incremento del producto bruto mundial en 2005-10 (frente al 21% de China, al 14% de la UE o el 12% de EEUU). Sin embargo, Japón es una gran potencia financiera y tecnológica.

Es de prever una caída de la bolsa de Tokio, con efectos inciertos de reverberación en otros mercados. Es de suponer que se repatriarán fondos hasta ahora colocados en activos en monedas extranjeras (Japón posee 900.000 millones de dólares en títulos del Tesoro de EEUU), lo que tenderá a apreciar el yen. Sin embargo, el Banco de Japón luchará contra esa tendencia, que acentuaría la deflación (el IPC cayó el 1% en 2010) y perjudicaría a las exportaciones. Habrá un coste, seguramente elevado, para las compañías aseguradoras locales y extranjeras. La interrupción de suministros, especialmente en componentes electrónicos (sobre todo semiconductores) y automóviles, podrá tener efectos apreciables en el comercio internacional, especialmente si es duradera.