Dos instantáneas sobre las noticias del COVID-19

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¿Cómo se ha informado acerca del COVID-19? ¿Qué países comenzaron a informar antes y cuáles más tarde? ¿Cuál es la presión informativa de este tema sobre la opinión pública? Para responder a algunas de estas preguntas venimos analizando, de forma intensiva, las noticias publicadas en algunos de los mayores países del mundo en busca del modo en el que la noticia sobre la nueva epidemia pasó a ocupar el centro de la conversación pública.1

“Las implicaciones políticas, económicas y de todo orden que tienen tanto la fecha efectiva del descubrimiento del virus como de la difusión de noticias sobre él son incalculables”.

Primero: los plazos. Los datos disponibles a la fecha de redacción de este texto permiten afirmar que las primeras hospitalizaciones por la neumonía en Wuhan se produjeron en torno a mediados de diciembre de 2019. Coincidiendo con el fin de año occidental, el 31 de diciembre, la agencia oficial de noticias china difundió por primera vez la noticia de los 27 casos de neumonía detectados en Wuhan, la capital de la provincia de Hubei, todos relacionados con el mercado de pescado de la ciudad. La nota es recogida inmediatamente por las principales agencias internacionales. Tras un primer comunicado ese mismo día, la Organización Mundial de la Salud (OMS) comenzó en los siguientes días a publicar boletines regulares acerca del brote y la situación en Wuhan, primero hablando del nCoV (novel-coronavirus) y, desde el 11 de febrero, de COVID-19, las siglas en inglés de la enfermedad del coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019).

Las implicaciones políticas, económicas y de todo orden que tienen tanto la fecha efectiva del descubrimiento del virus como de la difusión de noticias sobre él son incalculables, y seguirán ocupando, no cabe duda, una parte vertebral del debate en torno a la pandemia durante meses. Ante todo, por la responsabilidad de las autoridades chinas en el control de la información relativa al virus en un país cuyas restricciones permanentes a la libre circulación de información son permanentemente denunciadas por las organizaciones internacionales. China ocupa el puesto 177 (de 180 países) en la clasificación internacional de libertad de expresión y sigue teniendo a día de hoy más de 100 periodistas encarcelados, recuerda RSF. Amnistía Internacional fue muy explícita al respecto a principios de febrero: “Los profesionales médicos de China trataron de dar la alarma sobre el virus. Si el Gobierno no hubiera intentado minimizar el peligro, el mundo podría haber respondido a la propagación del virus a tiempo”. El oftalmólogo del Hospital Central de Wuhan, Li Wenliang, denunció el 30 de diciembre de 2019 la presencia de una nueva enfermedad, similar al temible SARS de 2002, y la noticia saltó de los grupos privados de WeChat a Weibo al día siguiente, dando inicio al año de la pandemia. Gracias al valor de Li Wenliang, las autoridades de Wuhan se vieron obligadas a reconocer la existencia de 27 pacientes afectados por una nueva enfermedad “prevenible y controlable”. Li fue obligado, el 3 de enero, a firmar una declaración asegurando que las informaciones que había difundido eran falsas; a los pocos días fue contagiado por una de sus pacientes en el hospital, mientras las autoridades trataban de reprimir el uso del hashtag “#WuhanSARS” en las redes sociales. El 7 de febrero, Li falleció por coronavirus. En ese momento, la enfermedad que trató de desvelar había matado ya a casi 600 personas en China.

Fueron esas primeras –y valientes– filtraciones las que obligaron al Estado chino a desvelar las primeras informaciones sobre la nueva enfermedad el 31 de diciembre, pusieron en alerta a los gobiernos de todo el mundo y activaron a las instituciones internacionales. Los medios occidentales le prestaron muy poca atención al coronavirus en esas primeras semanas, aunque el aparato ruso de desinformación sí comenzó entonces a difundir algunos de los bulos que comenzaron a circular por las redes, especialmente el que se refería a la autoría estadounidense del virus como arma biológica, transportada a China durante los juegos militares que se habían celebrado en Wuhan en octubre de 2019, destinada a acabar selectivamente con los enemigos de EEUU –se llegó a hablar de un diseño biológico destinado a ser especialmente mortal en China–, destruir a la UE e instaurar un nuevo orden internacional. La implicación de las grandes farmacéuticas, el papel de Bill Gates como cerebro de la trama (“Gates of hell”, era el lema de esos mensajes) y el objetivo último de reducir la población mundial son algunas de las apocalípticas ideas que circularon durante esas semanas en las redes sociales.

“Los medios occidentales le prestaron muy poca atención al coronavirus en esas primeras semanas, aunque el aparato ruso de desinformación sí comenzó entonces a difundir algunos de los bulos que comenzaron a circular por las redes”.

La mayor parte de la catarata de paranoia que circuló durante las primeras semanas en las redes sociales de occidente procedía de Rusia, como ha venido mostrando el observatorio de desinformación de la UE. Hay, sin embargo, una diferencia sustancial: la participación china replicando las técnicas y los instrumentos que habíamos visto en Rusia. Un reciente –y controvertido– informe europeo del Servicio de Acción Exterior subraya que, aunque en menor medida, China está acompañando el esfuerzo ruso de dirigir campañas de desinformación sobre el coronavirus hacia Europa y su vecindario. Buena parte de esas campañas se dirigen, comprensiblemente, a lo que más que desinformación debemos llamar soft power; en palabras del SEAE “desviar cualquier responsabilidad por el estallido de la pandemia y subrayar la ayuda bilateral”. En la medida en que no puede probarse –a día de hoy– que el virus no haya aparecido de forma natural, es más que comprensible la preocupación china por evitar que al virus se le atribuya el gentilicio “chino” como a la gripe de 1918 se la etiquetó de “española”. Las referencias al virus como “gripe china” o incluso como Kung flu que surgieron de la Casa Blanca fueron rápidamente rechazadas por las autoridades del país. La decisión, el 11 de febrero, de la OMS de llamar COVID-19 a la enfermedad obedece a denominarla con un término que “pueda pronunciarse y no aluda a una localización geográfica específica, un animal o un grupo de personas”.

COVID-19 en los medios del mundo

El intensivo seguimiento que desde el Real Instituto Elcano estamos haciendo de la pandemia y sus consecuencias geopolíticas nos permite tener algunas impresiones rápidas del modo en el que esta coyuntura excepcional se está reflejando en los medios mundiales en los últimos –y vertiginosos– cuatro meses. Y las diferencias son muy significativas.

Hemos trasladado esos datos a una herramienta en línea que permite ver, día a día, la cantidad de noticias dedicadas a la pandemia de COVID-19 desde el 1 de enero al 25 de abril de 2020. El gráfico activo permite seleccionar la fecha dentro de los últimos cuatro meses y observar la presión informativa en torno al COVID-19 en los medios nacionales y locales de una treintena de países.

Comprensiblemente, los medios de comunicación asiáticos fueron los primeros en ocuparse del nuevo virus, primero los chinos (en torno al comienzo de la cuarentena en Wuhan, el 23 de enero) y, más tarde y en menor medida, Corea del Sur y Japón. Conforme la epidemia se convertía en una amenaza internacional y con su llegada a Europa, los medios de nuestro entorno empezaron a tratar el asunto ya de un modo central. Los datos permiten apreciar claramente tres períodos:

  1. Un primer momento, desde inicios de enero hasta el final de febrero, en que el virus es tratado intensivamente por los medios asiáticos, pero apenas fuera de la región. Hacia el 22 de febrero, la situación en Italia hace que en ese país ya la mitad de las informaciones de los medios se dediquen al COVID; para entonces, los medios del resto de los países revisados ya están dedicando el 20% de su agenda a la enfermedad.
  2. Entre el 6 y el 10 de marzo se produce una variación muy importante, con los medios de muchos países dedicando la mitad de su repertorio informativo al virus, en un contexto internacional ya desbordado y con la presión informativa en Europa superando el 60%-80% de la agenda diaria. Es el sur de Europa donde esa presión es más importante, pero a partir de esos días son los medios europeos los que más atienden a la pandemia. Solamente a partir de la segunda mitad del mes de marzo los medios norteamericanos lideran la presión informativa, cercana al 80% de media. Curiosamente, en esas fechas Japón y Corea del Sur se mantienen en torno al 40%. Contemplando todos los países revisados, el 24 de marzo se produjo la mayor atención mediática, con el 61,4% de las noticias dedicadas a la epidemia en la treintena de países revisados.
  3. Finalmente, la presión informativa comienza también su agotamiento y su desescalada a partir del 10 de abril, con la mayor parte de los países revisados mostrando indicadores cercanos al 50%.

España en las noticias mundiales del COVID-19

La otra pregunta que nos hemos formulado revisando la información circulante en los medios internacionales sobre el COVID-19 es la del riesgo reputacional para España de aparecer en el centro del escenario, como consecuencia del grave impacto que la enfermedad está teniendo en nuestro país. Ya explicamos en un texto anterior que la enfermedad emergió en las agendas públicas con China en el centro del escenario hasta la irrupción de Italia que, para finales de febrero, pasó a convertirse en el principal punto de interés para los medios mundiales. Los medios británicos y alemanes son quienes mayor atención prestaron a la situación italiana, más incluso que a China a partir de esa fecha. Irán, en las primeras semanas de la pandemia, y el Reino Unido desde la primera semana de abril, se incorporaron también a la agenda mediática de los países que revisamos. Estudiando las noticias publicadas por medios nacionales del Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y EEUU, España es el tercer país más mencionado, siempre por detrás de China e Italia, cuando se trata la actualidad del COVID-19.

Los datos sobre la presencia de España en las noticias mundiales del COVID-19 nos hacen preguntarnos también en qué momentos nuestro país ha ocupado el escenario. Para ello, hemos revisado expresamente las informaciones sobre COVID en las que se mencionaba a España en Alemania, EEUU, Italia, Portugal, el Reino Unido y Francia.

La entrada de España en el escenario informativo internacional se produce en torno al 1 de febrero, con la aparición de los primeros casos en Europa, también en nuestro país. Un día después, la confirmación del segundo caso tiene también la atención de los medios internacionales. El segundo pico de atención inicial se produce con las primeras muertes confirmadas por coronavirus en los primeros días de marzo, con especial atención a la situación en la Comunidad de Madrid. La declaración del estado de alarma el 14 de marzo marca la culminación del crescendo de las noticias sobre la pandemia en España en los días anteriores.

Hay que subrayar la atención que dedican el Reino Unido, EEUU o Alemania a la situación española ese día (siempre tras Portugal, cuya atención a España es siempre muy elevada). El volumen de noticias dedicado por los medios alemanes o británicos a España es desde entonces muy notable.

Es imprescindible seguir observando el interés de los medios internacionales por la incidencia de la pandemia –al menos en esta fase– en España para comprender adecuadamente el impacto que puede tener no sólo en el corto plazo sino en la reputación a medio y largo término. Como bien saben los especialistas en comunicación pública, los medios no sólo definen, sino que resaltan (y también relajan) las condiciones de las crisis. Si esta es una crisis sanitaria mundial sin precedentes, comprender el modo en el que es presentada y representada por los medios debe ser parte del análisis complejo del fenómeno.


1 Unas primeras notas sobre esta cuestión se publicaron en el blog del Real Instituto Elcano, “COVID-19: una gripe sin gentilicio”. La base de datos utilizada es Media Cloud, un proyecto del MIT Center for Civic Media y el Berkman Klein Center for Internet and Society de la Universidad de Harvard. Distribuidos en colecciones nacionales, los medios revisados han sido un total de 20.518 para 28 países. Los gráficos presentados en este análisis pueden consultarse en línea en https://public.tableau.com/profile/angel5981#!/vizhome/COVIDnews_2020/Dashboard1?publish=yes.