¿Quiénes se abstuvieron y por qué?: la participación en el referéndum sobre el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa

¿Quiénes se abstuvieron y por qué?: la participación en el referéndum sobre el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa

Tema: Este análisis examina la participación registrada en el referéndum celebrado el 20 de febrero de 2005 sobre el Tratado por el que se establece una Constitución Europea.

Resumen: La participación registrada en el referéndum sobre la Constitución Europea ha sido del 42,3%. El análisis de los datos disponibles permite realizar las siguientes afirmaciones. En primer lugar, las pautas de distribución territorial son muy similares a las de las pasadas elecciones europeas; una vez más, la abstención ha sido mayor en la periferia que en el centro del país. En segundo lugar, la participación tiene un claro perfil sociológico: la abstención ha sido mayor entre las mujeres, los jóvenes menores de 25 años, las personas con niveles de estudios inferiores, los parados y las amas de casa. Esto permite interpretar la abstención más como un signo de indiferencia que de rechazo. Tercero, la participación ha sido más elevada entre los votantes afines a posiciones ideológicas de izquierda, aquellos que valoran positivamente la gestión del Gobierno y aquellos que confían en el presidente Rodríguez Zapatero. Cuarto, el voto en blanco ha sido inusualmente elevado. A falta de estudios postelectorales más precisos, la abstención puede explicarse como resultado de: el elevado desconocimiento y la complejidad del tema objeto de la votación; la previsibilidad del resultado; las actitudes políticas; y las presiones cruzadas y mensajes contradictorios recibidas por los electores.

Análisis

El nivel de participación

Desde la convocatoria de este referéndum la atención general ha querido centrarse en la participación que, se presumía, iba a ser escasa. Al darse prácticamente por seguro el triunfo del “Sí”, el porcentaje de electores que acudirían a las urnas se convirtió en la verdadera prueba de fuego del Tratado. El resultado ha sido poco sorprendente dentro de las pesimistas previsiones. El 20 de febrero acudieron a votar 14.204.663 electores, el 42,3% de los registrados. Unos meses antes, se acercaron a las urnas para elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo 15.666.491 votantes, es decir, un 44,9% de los electores. La participación ha sido baja, como se esperaba, pero no mucho más que en las elecciones al Parlamento Europeo, que constituyen un punto de comparación ineludible para este referéndum.

A primera vista nos encontramos por lo tanto ante una elevada abstención que parece afectar de manera similar a todas las convocatorias europeas y no sólo en España. Los resultados del referéndum en términos de participación han confirmado una pauta tan preocupante como definida. En las elecciones al Parlamento Europeo la participación se ha reducido muy acusadamente. Si en 1979 la participación media para el conjunto de la entonces Comunidad Europea alcanzaba el 63%, la tendencia desde entonces ha sido claramente descendente hasta situarse en el 46% en la última convocatoria. Los nuevos países miembros, con las excepciones de Chipre y Malta, han contribuido a reducir aún más los niveles medios de participación.

Gráfico 1. Participación en el referéndum de 2005 y en las elecciones europeas de 2004

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio del Interior

Gráfico 2. Evolución de la participación en elecciones europeas en España y la UE

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Parlamento Europeo y del Ministerio del Interior

La excepcional movilización de las elecciones europeas de 1987 (69%) y 1999 (64%) en España se debió sin duda a su coincidencia con los comicios locales y para los parlamentos autonómicos que se eligieron simultáneamente. La participación diferencial española, más de 15 puntos superior a la media europea en 1999, desaparece una vez se diluye el efecto de arrastre de esta coincidencia, y España pasa a situarse en un nivel de participación ligeramente inferior al de la media europea en 2004.

La distribución territorial de la participación

La cuestión crucial pasa a ser entonces si este referéndum sobre la Constitución Europea es un punto más en la pendiente del descenso de la participación en convocatorias electorales europeas, o si tiene algún rasgo específico o característico destacable. Para ello puede resultar esclarecedor examinar algunos aspectos de la distribución territorial de la participación, de manera que sea posible apreciar si la participación sigue las mismas pautas de distribución territorial que otras convocatorias o bien otras diferentes.

Como es habitual en el comportamiento electoral español, los resultados muestran variaciones territoriales significativas. En el caso de la participación electoral se ha constatado una mayor participación en las regiones del centro de la península y una mayor abstención en las zonas periféricas. Esta pauta general se da también en el caso del referéndum sobre la Constitución Europea. En efecto, como muestra el Gráfico 3, la participación ha sido inferior al 30% en Melilla y Ceuta, entre el 33% y el 39% en los dos archipiélagos, el País Vasco, y Asturias, e inferior a la media del 42,3% en Andalucía, Cataluña, Murcia y Navarra. Por el contrario la participación ha rozado el 50% en Extremadura, Castilla-León y La Rioja. Galicia, una comunidad con niveles de abstención tradicionalmente superiores a la media, ha registrado una participación superior a la media estatal continuando con ello su tendencia a converger con los niveles de participación medios. En la distribución territorial de la participación no hay por tanto rasgos significativamente diferentes a los que presenta la participación electoral en términos generales.

Gráfico 3. Participación en el referéndum por comunidades autónomas

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio del Interior.

Tabla 1. Correlación entre participación, voto en blanco, voto nulo y voto favorable

 % voto blanco% voto nulo% voto favorable
% voto0,400,120,23
% votos blanco0,19-0,22
% votos nulo-0,06

N = 52 (provincias).

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio del Interior.

La participación parece estar ligeramente relacionada con el voto favorable al Tratado. Hay más participación en aquellas provincias con más homogeneidad en el resultado, es decir, con mayor porcentaje de votos afirmativos (la correlación entre el porcentaje de participación y el porcentaje de votos favorables es de 0,23). Por lo tanto, parece que donde más fuerza ha tenido el “No”, mayor ha sido también el nivel de abstención. Esto puede deberse a que las regiones periféricas suelen presentar niveles más elevados de abstencionismo y simultáneamente de oposición al Tratado. Otra explicación posible es que una campaña más enérgica por el “No” en determinadas zonas haya desactivado electores poco convencidos que finalmente se han abstenido.

El voto en blanco

Lo que sí parece claro es que allí donde la participación ha sido más elevada se ha registrado un mayor número de votos en blanco (en este caso la correlación asciende a 0,40). Más del 6% de los electores que votaron lo hicieron en blanco, una cifra solo superada en el referéndum de la OTAN. Parece que hay un perfil de elector que no lo tiene claro y que en algunos lugares se abstiene mientras que en otros vota en blanco. El nivel más alto de voto en blanco se registra en Cataluña, donde supera el 7%.

Gráfico 4. Voto en blanco

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio del Interior.

La comparación con las elecciones europeas

Si se compara la diferencia de la participación registrada en este referéndum con la registrada en las elecciones europeas de 2004 se vuelven a confirmar la similitud entre ambas convocatorias. Entre las provincias la correlación entre ambos valores asciende a 0,90. En algunas comunidades se ha producido una cierta desmovilización (Murcia, Madrid, Cantabria, Comunidad Valenciana, Asturias, País Vasco y Castilla-La Mancha). Solo en tres comunidades se produce un aumento, muy pequeño en todos los casos, en la participación con respecto a las pasadas elecciones europeas: Extremadura, Canarias y Cataluña. Es difícil explicar estas diferencias territoriales a simple vista. El análisis de los dos casos extremos, Región de Murcia y Cataluña, puede ser ilustrativo. En el primer caso nos encontramos ante una comunidad en la que la defensa del “No” ha tenido un peso muy escaso en la campaña electoral, donde los dos partidos políticos con presencia en las principales instituciones representativas de la Región estaban a favor del Tratado. Se trata además de un territorio con una clara hegemonía política del PP cuyos esfuerzos movilizadores no han sido comparables a los realizados para la campaña de las europeas. En el caso de Cataluña la campaña por el “No” ha sido mucho más intensa, lo que ha podido movilizar relativamente a más electores.

Gráfico 5. Diferencias en la participación con respecto a las elecciones al parlamento europeo de 2004

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio del Interior.

Perfil sociológico de la abstención ¿Quiénes se abstuvieron?

Gran parte de esta escasa participación, que sigue unas pautas muy similares a las de las últimas elecciones europeas, puede caracterizarse haciendo referencia a los factores habituales: las características socioeconómicas y las actitudes políticas de los electores. Aunque para hacer un diagnóstico más preciso será necesario esperar a tener algún estudio postelectoral, el estudio preelectoral más cercano a la convocatoria (barómetro de enero del CIS) refleja que la intención de participar ha sido, según el esquema clásico, más baja entre las mujeres, los jóvenes menores de 25 años, las personas con niveles de estudios inferiores, los parados y las amas de casa.

La relación entre participación y edad sigue la típica curva según la cual la participación es mínima entre los jóvenes (37%), aumenta hasta los 65 años (50%) y se reduce ligeramente para el grupo de edad mayor (47%). La relación con el nivel de estudios es sorprendentemente intensa; claramente, los grupos con niveles educativos inferiores presentan una menor intención de votar y también el tamaño de hábitat refleja una relación que podríamos definir como clásica pero poco frecuente: la mayor participación se alcanza en los grandes municipios (56%), mientras que la menor se registra en la de los municipios medianos de 100.000 a 500.000 habitantes (34%). Los pequeños municipios muestran niveles medios. Con relación a la situación ocupacional, los trabajadores (48%), trabajadores jubilados (52%) y estudiantes (45%) muestran los mayores niveles de participación frente las amas de casa (38%) y los parados.

Gráficos 6-10. Perfil sociológico de la participación

Datos sobre intención de participar.

Fuente: Elaboración propia a partir del estudio 2589 del CIS.

¿Indiferencia o rechazo?

El perfil del abstencionista en estas elecciones es claramente periférico desde el punto de vista socioeconómico, y por ello es más plausible identificarlo con una actitud de indiferencia más que de rechazo. Varios factores pueden explicar esta situación: el desconocimiento y la complejidad del tema objeto de la votación y la previsibilidad del resultado.

Todos los sondeos previos al referéndum subrayaban el desconocimiento de los españoles acerca del Tratado. En el barómetro de enero del CIS más del 92% de los entrevistados reconocen tener un conocimiento bajo, muy bajo o nulo del Tratado. La campaña, al menos hasta entonces, en poco modificó esta situación. La intención de participar está fuertemente relacionada con el grado de conocimiento: mientras que más del 70% de los que decían conocer la Constitución declara su intención de ir a votar con toda seguridad, el porcentaje desciende hasta el 36% de aquellos con un conocimiento nulo de la misma. Como es previsible, también las actitudes directamente relacionadas con el Tratado (la valoración de su contribución a la integración europea) y con la pertinencia de celebrar este referéndum se relacionan positivamente con la participación.

A la complejidad inherente al texto, se añadía la dificultad para transmitir el imprescindible análisis evolutivo, es decir para situar el Tratado dentro del proceso complejo y largo de integración europea. Además, en este referéndum se votaba algo desconocido también en otro sentido: la creación de una entidad política nueva. Todo ello ha redundado en una percepción de que se iba a votar “sin saber muy bien”, lo que puede favorecer la abstención, y con un coste percibido de adquirir la información muy importante. Aunque las consignas de los partidos pueden servir como atajo en estas situaciones, no siempre son suficientes para movilizar el voto, especialmente si los mensajes son ambiguos (¿se vota al Tratado? ¿a Europa? ¿al Gobierno?) o si existen presiones contradictorias.

Gráfico 11. Evolución de la intención de voto en el referéndum

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del CIS.

Un segundo factor que favorece la abstención es el hecho de que el resultado del referéndum (en términos del porcentaje de votos afirmativos) era previsible. Todas las encuestas arrojaban una cómoda victoria del Sí, mientras que el No quedaba a una gran distancia con un porcentaje de voto equiparable al voto en blanco. El voto favorable era la opción defendida por los dos grandes partidos de ámbito estatal (PSOE y PP, aunque con distinto énfasis entre uno y otro), los dos partidos nacionalistas más importantes (CiU y PNV), y actores sociales tan relevantes para la movilización como los sindicatos.  El No a su vez era apoyado por la izquierda (IU, IC-V) y el resto de partidos nacionalistas. Sólo la Iglesia reclamó o justificó la abstención. Esta reducida competitividad no suele ser un elemento que empuje a votar masivamente. De hecho, como se aprecia en el Gráfico 11, el porcentaje de electores que afirmaba que votarían seguro se reduce conforme aumenta la proporción de votos favorables a lo largo de la campaña.

El perfil ideológico de la participación

Pero la participación en este referéndum también tiene un perfil político relativamente claro. En este caso la izquierda (quizá porque se presenta fragmentada entre las dos opciones posibles) parece estar algo más movilizada que la derecha (aunque este efecto desaparece en un análisis multivariante). Los votantes de PSOE e IU-ICV en las elecciones generales de marzo de 2004 eran los electores con una intención de participar en el referéndum más elevada. El número de casos disponible es demasiado reducido para poder interpretar con fiabilidad el caso de los partidos de ámbito no estatal, pero sí parece que el nivel de participación desciende aún más entre los ex votantes de partidos nacionalistas.

La confianza en los principales líderes políticos y en la gestión de sus partidos al frente del gobierno y la oposición respectivamente también afecta significativamente a la participación en el referéndum. En el primer caso, la confianza en Zapatero tiene un fuerte efecto movilizador. Mientras que entre los que encuentran que Zapatero inspira mucha confianza la intención de participar es del 67%, entre los que no le tienen ninguna confianza el porcentaje se reduce al 37%. En el caso de Rajoy el efecto es mucho más tenue y desaparece en los análisis multivariables. Para los que le tienen máxima confianza el nivel de participación es del 57%, mientras que entre sus detractores la participación es del 43%. Igualmente, la valoración acerca de la gestión del gobierno tiene un fuerte impacto sobre la participación; cuando es muy buena, la intención de votar supera el 70% mientras que cuando es muy mala se reduce al 34%. En el caso de la valoración del PP, si se ignora la categoría superior que contiene muy pocos casos, aparece una tenue relación inversa entre valoración e intención de participar que desaparece en los análisis multivariantes (no mostrados aquí).

Aunque los datos no contienen información suficiente para hacer un análisis entre participación y actitudes nacionalistas parece haber claros indicios de que la identificación con los nacionalismos periféricos reduce la probabilidad de votar en este referéndum.

Gráficos 12-15. Perfil político de la participación

Datos sobre intención de participar. Fuente: Elaboración propia a partir del estudio 2589 del CIS.

Este perfil político de la participación asociada con posiciones ideológicas de izquierda, una valoración positiva del gobierno y la confianza en Zapatero es poco habitual según algunos estudios que afirman que la izquierda es más sensible a la abstención. La razón de esta participación desigual puede buscarse en los partidos o en los ciudadanos, aspectos que desde luego no carecen de relación. Desde la primera perspectiva las diferencias en la participación debidas a orientaciones políticas pueden considerarse un reflejo de unos esfuerzos movilizadores desiguales entre partidos con distinta orientación ideológica, más intensos o al menos más claros entre la izquierda que entre la derecha.

Desde la perspectiva de los electores las diferencias en la participación pueden haber sido motivadas por la existencia de presiones cruzadas. Los votantes afines al PP pueden haber optado por la abstención antes que dar un voto favorable a un referéndum convocado por un gobierno del PSOE. Los votantes de los partidos nacionalistas que apoyaban el Tratado (PNV y CiU) pueden haber sido sensibles al argumento de que el proyecto de Constitución no reconocía suficientemente el papel de los pueblos. Finalmente, los votantes de los partidos que optaban por el “No” (Iu, Ic-V, Erc, Ea y ChA) con fuertes convicciones europeístas también podían verse sujetos a presiones contradictorias, optando finalmente por la abstención. Estas contradicciones, que se han hecho notar en el seno de los propios partidos (con intensos debates en muchos de ellos antes de fijar posiciones) pueden haber incidido sobre la participación. Los análisis postelectorales deberán confirmar o descartar esta hipótesis.

Conclusiones: La participación registrada en el referéndum sobre la Constitución Europea ha sido del 42,3%, ligeramente inferior a la de las elecciones europeas de 2004. Las pautas de distribución territorial son muy similares entre ambas convocatorias. Se detecta una relación positiva entre participación y voto favorable y, especialmente, entre participación y voto en blanco. La participación en este referéndum tiene, según las encuestas preelectorales, un claro perfil sociológico: la intención de participar ha sido más baja entre las mujeres, los jóvenes menores de 25 años, las personas con niveles de estudios inferiores, los parados y las amas de casa. Esto puede explicarse en parte por el elevado desconocimiento y la complejidad del tema objeto de la votación, así como por la previsibilidad del resultado, y apunta a una abstención más indiferente que protestataria. También hay un claro efecto de las actitudes políticas: la participación parece verse favorecida por las posiciones ideológicas de izquierda, la valoración positiva del gobierno y la confianza en el presidente del gobierno Rodríguez Zapatero. Aunque los análisis elaborados sobre intención de participación no permiten confirmarlo, es posible que la abstención haya respondido también a presiones cruzadas recibidas por los electores, que debían enfrentar argumentos contradictorios a la hora de decidir el voto.

Eva Anduiza Perea, UAB