Mauritania: Perspectivas políticas después del intento de golpe de Estado

Mauritania: Perspectivas políticas después del intento de golpe de Estado

Tema: El frustrado golpe de Estado del 8 de junio ha puesto a Mauritania en el primer plano de la actualidad. Este análisis pretende indagar en las posibles causas del mismo y en sus repercusiones político-internacionales, con especial referencia a las que afectan a España.

Resumen: A pesar de sus vínculos -históricos y actuales- con España, Mauritania es un país al que se ha prestado escasa atención. La complejidad política interna de Mauritania y su posición en las relaciones internacionales ha suscitado la pregunta de cuál puede ser el detonante del frustrado golpe de Estado del 8 de junio de 2003, cuestión que se tratará de responder aquí. Igualmente se analizarán las eventuales consecuencias del golpe tanto en la política interna como en la política exterior de Mauritania. En este punto se incidirá acerca del papel que puede jugar España en relación con este país en la encrucijada entre el Magreb y el África negra.

AnálisisLa compleja realidad socio-política mauritana
Mauritania, con una extensión de más de un millón de kilómetros cuadrados (casi toda desértica) es un Estado complejo social y políticamente.

Socialmente, Mauritania cuenta con una población que no alcanza los 3 millones de habitantes, casi totalmente islámica y, en general, de creencias sumamente profundas (no en vano los almorávides y almohades, corrientes fundamentalistas islámicas, provenían de este espacio desértico). Este país se halla compuesto de dos etnias diferentes: los “moros” (que, no en vano, dan nombre al país) y los “negros” (un 20% aproximado de la población), que ocupan fundamentalmente el sur del país y que se encontraban en el resto en condición de esclavos (a pesar de que el Islam prohíbe a un musulmán esclavizar a otro musulmán). Hoy en día, la esclavitud está formalmente abolida pero sigue existiendo en la práctica. La mayoría “mora” se encuentra a su vez fragmentada por la pertenencia a distintas tribus. El factor tribal sigue siendo importante en la actualidad. A esta población debe sumarse una cantidad reducida, pero activa, de refugiados saharauis concentrados fundamentalmente en la capital económica y pesquera de Nuadibú y en la ciudad minera de Zuerat. Además de los refugiados existen saharauis de tribus comunes al Sahara Occidental y a Mauritania que están definitivamente instalados en Mauritania.

Políticamente, Mauritania presenta una diversidad de tendencias políticas. Aunque tiene un sistema multipartidista desde que se aprobara la Constitución de 1991, no siempre estas tendencias se encarnan en un determinado partido. En primer lugar, existen nacionalistas panárabes tanto en la línea del partido Baaz (presentes en algunos sectores del Ejército que fueron purgados en 1995 y en sectores de la sociedad civil que fueron reprimidos un mes antes del golpe) como en la línea de Gadafi (como el “Movimiento por el Desarrollo y la Democracia” presidido por Amar Uld Rabeh y que no ha sido legalizado). En segundo lugar, hay integristas wahabitas (poco antes del golpe fueron detenidos 32 de ellos por conjura contra el orden constitucional) fomentados desde el Instituto saudí de estudios islámicos de Nuakchot, cerrado dos días después del frustrado golpe, y con influencia incluso en algunos miembros del gobierno destituidos poco antes del golpe. En tercer lugar, existen corrientes pro-marroquíes (presentes, fundamentalmente, en el Partido Unión de Fuerzas Democráticas, liderado por Ahmed Uld Daddah, hijo, precisamente, del presidente de Mauritania  Mohtar Uld Daddah que firmó con Marruecos el reparto del Sahara en 1975-1976). En cuarto lugar, existen tendencias pro-saharauis que se encuentran en algunos elementos del Ejército (fue el coronel Juna Uld Haidalah, entonces jefe de Estado, quien firmó el reconocimiento de la RASD por Mauritania) y del Partido gobernante (el Partido Republicano Democrático y Social) y que se explican por el hecho de que varias tribus mauritanas también están presentes en el Sahara Occidental. En quinto lugar, también hay posturas pro-senegalesas, fundamentalmente entre la población negra, en movimientos políticos prohibidos como “Conciencia y Resistencia”.

Las relaciones exteriores de Mauritania antes del golpe del 8 de junio
Cuando Mauritania recibe la independencia de Francia, el 28 de noviembre de 1960, se encontraba con unas graves carencias organizativo-políticas y defensivas, así como con una estructura económica colonial basada en el “monocultivo” de las exportaciones de hierro de las minas de Zuerat. A partir de ese momento, Marruecos se opone a reconocer al Estado mauritano, intentando anexionarse el país en el marco de la política expansionista del “Gran Marruecos”. Para hacer frente a esas debilidades, Mauritania continuó en brazos de Francia. En 1970, Marruecos, por propia iniciativa o bajo inspiración francesa, cambió de estrategia y reconoció a Mauritania, intentando, a partir de entonces, conseguir el apoyo de ésta a su intento de anexión del Sahara Occidental. A cambio del reconocimiento mauritano de la anexión de todo o la mayor parte del Sahara Occidental, Marruecos se comprometía a respetar la independencia de Mauritania. Esta alianza marroquí-mauritana fraguada entre Hassán II y Mohtar Uld Daddah se reflejó en el acuerdo de Madrid de 14 de noviembre de 1975 y en el acuerdo marroquí-mauritano de 14 de abril de 1976 por el que se fija la frontera entre ambos Estados tras el reparto del Sahara. En 1976, Mauritania y Argelia rompieron sus relaciones diplomáticas. Entonces, Francia era la potencia tutelar de ambos países del Magreb, si bien la presencia francesa en Mauritania era mucho más “directa” que en Marruecos por medio de la presencia de “asesores militares” e incluso aviones que en 1977 y 1978 participaron en bombardeos contra posiciones saharauis en la guerra del Sahara.

La política pro-marroquí se vio abocada al fracaso como consecuencia de la derrota militar infligida por el Frente Polisario a Mauritania. Esta situación llevó al golpe de Estado contra Uld Daddah que el 10 de julio de 1978 llevaron a cabo varios militares liderados por el teniente coronel Mustafá Uld Salek, prosaharaui, y que llevó a la firma, el 5 de agosto de 1979, de un acuerdo de paz entre ambas partes, bajo los auspicios de Argelia, con el consiguiente abandono por Mauritania de casi todo el territorio saharaui obtenido en el reparto de 1975-1976 (excepto la localidad de La Güera, vecina del importante puerto de Nuadibú, que sigue en manos de Mauritania). Mauritania y Argelia restablecieron sus relaciones diplomáticas. A Uld Salek pronto le sustituyó el teniente coronel Mohamed Uld Luly que, pronto fue sustituido por el teniente coronel Juna Uld Haidallah, de claro alineamiento pro-saharaui. La nueva política pro-saharaui de Haidallah molestó considerablemente a Marruecos, que el 16 de marzo de 1981 promovió un golpe de Estado que fracasó. La posición antimarroquí de la Mauritania de Haidallah se acentuó aún más con el reconocimiento de la RASD el 27 de febrero de 1984. Quizás esta gran proximidad con la RASD de la Mauritania de Haidallah explica el hecho de que el 12 de diciembre de 1984 fuese, a su vez, depuesto por un nuevo golpe de Estado, esta vez conducido por el coronel Mauya Sid Ahmed Uld Tayá, que mantenía posiciones más equidistantes entre Marruecos y el Frente Polisario. No en vano, Uld Tayá contó con la ayuda de los servicios secretos franceses para lograr el éxito.

El régimen de Uld Tayá inició un nuevo acercamiento a Marruecos. En 1985, Hassán II invitó a Uld Tayá a la conferencia islámica que se celebró en Casablanca. Allí parece que Uld Tayá se comprometió a retirar el reconocimiento de la RASD. Sin embargo, esta retirada no se produjo, inicialmente por el temor a un levantamiento de las poblaciones del Norte y de los sectores del Ejército cercanos a los saharauis. La política de proximidad con Marruecos se quebró el 9 de abril de 1989 por los sangrientos enfrentamientos en la ciudad fronteriza senegalesa de Diawara. Marruecos se alineó con Senegal y sintiéndose atenazado, Uld Tayá, manteniendo las relaciones con Francia, se alejó de Marruecos aproximándose a otros países árabes como Irak (que, por cierto, también tenían buenas relaciones con el país galo). En la primera guerra del Golfo, septiembre de 1991, Mauritania fue uno de los países que más fervientemente apoyaron a Sadam Husein.

En 1999, varios acontecimientos provocan un nuevo cambio en la política exterior mauritana. En julio de ese año, el capitán Ely Uld Dah fue detenido y procesado por “delitos de tortura” cometidos contra individuos negros en Mauritania. No debe olvidarse que también Senegal constituía en ese momento un espacio de influencia francesa. Como reacción a este acto de “hostilidad” de Francia, Uld Tayá decidió la retirada de los “asesores” militares franceses que se hallaban en el país. Unos meses después, el 28 de octubre, Mauritania establece relaciones diplomáticas con Israel y a continuación rompió sus relaciones con Irak. A partir de esta fecha, Mauritania se va alejando de la órbita francesa y aproximándose a Estados Unidos. Para efectuar este giro pronorteamericano Mauritania contó con el apoyo de Argelia que, en estos últimos años se hizo valedora de la penetración de EEUU en el Magreb, en detrimento de la Francia que apoya a Marruecos.

El fallecimiento de Hassán II en julio de 1999 marcó un nuevo proceso de aproximación marroco-mauritano. En abril de 2000, Uld Tayá visitó a Mohamed VI en Tánger, donde el régimen marroquí le organizó un grandioso recibimiento. En septiembre de 2001, Mohamed VI devolvió la visita a Uld Tayá, viajando a Nuakchot. Era la primera vez que un rey marroquí visitaba la Mauritania independiente. Fue algo así como la simbólica renuncia a la anexión de Mauritania por Marruecos. Las relaciones marroco-mauritanas se reforzaron progresivamente: la empresa mauritana de comunicaciones “Mauritel” es poseída conjuntamente por “Maroc Telecom”, el Estado mauritano y Abdallahi Uld Nueigued, un multimillonario propietario del grupo AON y primo de Taya Uld Nueigued que también posee una docena de licencias de pesca en las aguas del Sahara bajo control marroquí y autorización de tener sus grandes refrigeradores de pescado en Dajla (Antigua Villa Cisneros). Las cada vez más estrechas relaciones económicas y políticas con Marruecos, sin embargo, no han supuesto una disminución de las relaciones políticas y económicas que Mauritania mantiene con Argelia.

Las posibles causas del golpe de Estado del 8 de junio
El golpe de Estado del 8 de junio fue, sin duda, una sorpresa generalizada. Por ello, y porque los golpistas no emitieron ningún comunicado manifestando sus posiciones, se ha especulado acerca de las motivaciones que lo provocaron. Esta ausencia de explicaciones nos obliga a analizar exhaustivamente todas las hipótesis posibles. Pueden mencionarse varias: algunas “externas” (Marruecos, Argelia, el Polisario, Libia, Francia) y otras “internas” (integrismo, nacionalismo mauritano, panarabismo, tribalismo). Seis han circulado en diversos medios y las otras dos, no mencionadas en ninguno, se sugieren aquí como posibilidad de estudio.

Primera hipótesis: un golpe de inspiración marroquí. Aunque nadie la ha formulado expresamente, sería oportuno plantearla, dados los antecedentes de la historia mauritana (golpe frustrado de 1981 inspirado por Marruecos; posibles conexiones franco-marroquíes en el propio golpe de Tayá de 1984). Para más señas, resulta sospechoso que el primer medio que conoció y difundió la identidad del líder golpista (Salek Uld Hanana) fue la agencia oficial de prensa marroquí, la MAP. Como posible motivación se hallaría la negativa de Uld Tayá a retirar el reconocimiento de la RASD. Frente a esta hipótesis cabría alegar que, a pesar de que Mauritania sigue reconociendo a la RASD, Uld Tayá ha estrechado muchísimo las relaciones políticas y económicas con Marruecos.

Segunda hipótesis: un golpe de inspiración argelina o saharaui. Esta hipótesis tampoco ha sido sugerida expresamente por ningún medio, si bien un periódico español en su edición del 11 de junio sugiere esta complicidad complementaria con su hipótesis panarabista. También aquí habría antecedentes que avalarían esta hipótesis (golpe de Uld Salek de 1978). En contra de esta hipótesis se podría decir que las relaciones políticas y económicas de Mauritania y Argelia son bastante intensas. Pocos días antes del golpe se reunión en Nuakchot la comisión mixta argelino-mauritana con presencia del primer ministro argelino (Alí Benflis en ese momento) y varios de sus ministros. La política mauritana de convergencia con Estados Unidos coincide con la argelina. Argelia está, además, cooperando con Mauritania en el sector petrolífero. Alguien podría decir que Argelia o el Frente Polisario desearían una mayor implicación de Mauritania a su favor, pero entonces no se explica por qué el golpe no se dio antes. Igualmente, un periódico español de difusión nacional (en sus ediciones de 11 y 17 de junio) llegó a afirmar que Tayá derrotó a los golpistas con la intervención de unidades militares marroquíes de elite, lo que confirmaría la implicación argelina o saharaui de los golpistas. Sin embargo, ese dato puede considerarse falso. Ningún medio mauritano privado (como el diario Nouakchot-Info) ni público (AMI), ni marroquí, ni internacional (AFP, Al Yazira, Le nouvel Afrique-Asie, presentes sobre el terreno) ha mencionado en ningún momento ese dato. Todos los medios coinciden en que los golpistas fueron derrotados con la llegada de varias unidades del resto del país.

Tercera hipótesis: un golpe de inspiración libia. Es la hipótesis que ha circulado en medios periodísticos mauritanos (como Le Calame) y de ella se ha hecho eco la Agencia France Press en un despacho del 19 de junio El mayor argumento a favor de esta hipótesis se produce “ex post facto”. Libia es uno de los pocos países que no han condenado el golpe. Aunque ciertamente, la política exterior de Gadafi es errática, es difícil argumentar qué motivo tendría Libia para cambiar el régimen mauritano. Si se especulara con la posibilidad de que ello se debería a que Mauritania reconoció en 1999 a Israel, lo que suscitó un enérgico rechazo de Gadafi, habría que recordar también que Gadafi ha moderado mucho sus posiciones frente a Estados Unidos, como se ha comprobado sin ir más lejos en la Última Guerra del Golfo, en 2003.

Cuarta hipótesis: un golpe de inspiración francesa. Esta hipótesis fue presentada en un primer momento por la BBC en un despacho del 13 de junio. El argumento sería que Francia intentaría recuperar posiciones en lo que hasta 1999 era una de sus indiscutidas zonas de influencia. Dado que para Francia el Magreb es la única región del mundo en la que puede tener una efectiva influencia internacional, el cambio de régimen de Mauritania sería parte de una estrategia que complementaría con el acercamiento actual a Argelia, que se sumaría a las excelentes relaciones mantenidas con Túnez y Marruecos. A posteriori se podría alegar el extraño comportamiento del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores francés, que el día 11 de junio (dos días después del fracaso del golpe) rehusó por dos veces felicitarse por el fracaso del mismo, lo que evidentemente, no excluye que luego mostrase su “apoyo” y “solidaridad” con el triunfador.

Quinta hipótesis: un golpe de inspiración integrista. Esta idea fue defendida por Musa Aliyu en el Nigeria’s Daily Trust y recogida en el despacho de la BBC de 13 de junio y la contempla como posible Ahmed Uld Daddah, líder de la Unión de Fuerzas Democráticas. También parece que puede desecharse esta opinión. A favor de esta hipótesis hay varios datos: la población mauritana es fervientemente musulmana; Arabia Saudí ha sido muy activa en la propagación del wahabismo a través del Instituto saudí de estudios islámicos de Nuakchot; antes del golpe se detuvo a 32 integristas acusados de conspirar contra el orden constitucional; y dos días después del golpe, el gobierno clausuró el Instituto saudí de estudios islámicos de Nuakchot. Sin embargo, esta hipótesis tiene varias debilidades. Por un lado, es un hecho que ninguno de los militares comprometidos con el golpe pertenecía a movimientos islamistas. Como recuerda el profesor Logourmo, secretario de Asuntos Exteriores del partido opositor negro-mauritano “Unión de Fuerzas Populares”, en una entrevista para Radio France International el día 12 de junio, los fundamentalistas islámicos no tienen una presencia significativa en el Ejército. Por otro, no parece que hubiera una “trama civil” integrista de apoyo, pues incluso en los momentos en que pareció triunfar el golpe no hubo manifestación civil alguna de apoyo a los golpistas. Esto es tanto más sorprendente cuanto que el integrismo se fragua en la sociedad “civil”, en las mezquitas y centros de enseñanza religiosa. No parece que los 32 integristas detenidos antes del golpe puedan considerarse como “trama civil”, sobre todo si se tiene en cuenta que después del golpe no se han detenido a nuevos integristas (y, sin embargo, sí se han detenido, interrogado y destituido a otras personas por motivo de su pertenencia tribal). La explicación de por qué después del golpe el gobierno mauritano ha acentuado su política de represión del wahabismo (con la disolución del Instituto saudí) estaría en que el gobierno aprovechó el momento idóneo que se presentaba con el apoyo internacional recibido tras el golpe, para liberarse de las semillas de lo que podría ser un problema en el futuro.

Sexta hipótesis: un golpe de inspiración nacionalista mauritano. Es una tesis de escaso eco. El diario “La Razón” (edición del 11 de junio) ha afirmado que el golpe estaría protagonizado por oficiales “nacionalistas mauritanos” que pretenderían, nada más y nada menos, recuperar la parte del Sahara que correspondió a Mauritania en el reparto de 1975-1976. Habida cuenta de la existencia del muro defensivo marroquí en el desierto y de la enorme superioridad militar marroquí sobre el Ejército mauritano, esta hipótesis sólo puede ser calificada de pura fantasía o de intoxicación interesada.

Séptima hipótesis: un golpe de inspiración panarabista. Se habla no de un “nacionalismo mauritano” sino de un nacionalismo árabe o panarabismo como desencadenante del golpe. Es la hipótesis más extendida y está defendida por diversos medios (Jeune Afrique-L’intelligent, Nouvel Afrique-Asie en su número de julio-agosto). También defiende esta posibilidad  Ahmed Uld Daddah, líder de la opositora Unión de Fuerzas Democráticas (que no excluye tampoco una hipótesis distinta que es la fundamentalista). Si bien hay un gran descontento en ciertos sectores del Ejército por la política pro-israelí y pro-norteamericana de Tayá, esto no parece ser decisivo. En efecto, esta hipótesis deja sin explicar varios hechos. El primero, por qué los golpistas carecían de todo apoyo civil, siendo, como es, una realidad el hecho de que amplísimos sectores de la población critican ese alineamiento a favor de Estados Unidos e Israel y contra el Irak de Sadam. Y, el segundo, por qué la mayor parte de ese Ejército, supuestamente tan pro-iraquí y anti-israelita apoyó al gobierno.

Octava hipótesis: un golpe de inspiración tribalista. Es la tesis defendida por el grupo opositor prohibido “Conciencia y Resistencia” en un análisis publicado el 26 de junio. También le otorgan cierta credibilidad Maroc Hebdo (en su número 562), Le Nouvel Afrique-Asie (como hipótesis “que no se debe excluir”). A favor de esta hipótesis se encontraría el hecho de que casi todos los rebeldes son de la misma región y de la misma tribu. La relación que hace el periódico privado mauritano Nouakchot-Info en su número 415 del 15 de junio es verdaderamente reveladora. En efecto, tanto Hanana como la gran mayoría de los implicados son originarios de Aiún (población de la región Este de Mauritania, que no se debe confundir con El Aaiún del Sahara Occidental) y de la tribu Ulad Nasser. El golpe sería una protesta contra la política de Uld Tayá de favorecer a la gente de su región (el Adrar) y de su tribu en detrimento de los Uld Nasser, que sin embargo proporcionan numerosos soldados al Ejército. Es más, después del golpe fueron destituidos importantes cargos civiles que no tenían relación con el mismo (como el presidente del Tribunal Supremo, la ministra de la condición femenina, el gobernador de Nuadibú, el director de la agencia de prensa oficial AMI) que también son de esa tribu y de esa región.

A nuestro modesto entender, esta última hipótesis es la más probable al estar apoyada en hechos objetivos. Cuestión distinta es si este movimiento tribal fue instigado desde el exterior (por Libia, Francia, Marruecos o Argelia). No hay ninguna prueba de ello. Es más, el portavoz del gobierno mauritano afirmó el 25 de junio que “no existen posición oficial o informaciones sobre la implicación de ningún país extranjero en lo que ha ocurrido recientemente en el país”. Por tanto, sólo podemos hacer especulaciones (que no son más que eso, especulaciones, a falta de pruebas) sobre una implicación extranjera aún no descubierta o sobre los posibles beneficiados en el exterior por el cambio de régimen. Un cambio en la política exterior mauritana, en principio, sólo podría beneficiar a Francia (un alejamiento de Mauritania de Estados Unidos) y a Marruecos (la eventual retirada del reconocimiento de la RASD por Mauritania). Difícilmente podría beneficiar un cambio a Estados Unidos, a España, a Argelia (que, no en vano, ha mostrado un apoyo matizado al nuevo plan Baker para el Sahara Occidental que goza del apoyo mauritano) o al Polisario (que difícilmente podría influir en una tribu, la de los Uld Nasser, que no está presente en el Sahara Occidental).

Eventuales consecuencias del fallido golpe de Estado del 8 de junio
El fracaso del golpe contra el gobierno de Mauya Sid’Ahmed Uld Tayá sin duda tendrá profundas repercusiones en la política interior y exterior mauritanas. En el plano interior ha servido para legitimar una mayor represión de los elementos opositores de tipo integrista (wahabita) y panarabista que a partir de ahora quizá queden totalmente erradicados. Por el contrario, la política de represión tribal contra los originarios del Este (ciudad de Aiún, principalmente, y tribu Ulad Nasser) que se ha iniciado tras el fracaso del golpe corre el riesgo de poner las semillas de una futura inestabilidad política por motivos tribales. Después de los hechos, puede darse por segura la reelección de Uld Tayá en las elecciones presidenciales que se deben celebrar en noviembre de este año.

En el plano exterior, el régimen de Uld Tayá ha conseguido un formidable apoyo que permite considerarlo como totalmente consolidado. La alianza con Estados Unidos ha salido notoriamente reforzada. Esto ha quedado simbolizado en la presencia, por primera vez en su historia, de soldados norteamericanos que han sido enviados a Mauritania para “proteger” la legación diplomática y a los ciudadanos estadounidenses: donde hasta 1999 había militares franceses, ahora hay militares de bandera estadounidense. En relación con Francia, no parece que Uld Tayá vaya a modificar su política de progresivo alejamiento de la ex metrópoli, a pesar de la visita que hizo Dominique de Villepin a Nuakchot después del golpe para expresar el apoyo francés. ¿Cambiará cualitativamente la relación con Marruecos? Después del golpe, el rey de Marruecos Mohamed VI ha efectuado una visita relámpago a Uld Tayá que permite inferir quizá un reforzamiento aún mayor a las relaciones de Mauritania con Marruecos. Tras la visita, Mohamed VI dirigió a Uld Tayá una carta, fechada el 23 de junio,  en la que expresa “nuestro entendimiento perfecto sobre todas las cuestiones de interés común”. Sin embargo, en tanto en cuanto Mauritania reconozca a la RASD y siga sin reconocer la anexión del Sáhara (que se traduce en la negativa a abrir un consulado en Villa Cisneros) esta frase debe ser puesta en cuarentena. En cuanto a Argelia no parece que haya cambios en las relaciones que, en este momento, son bastante buenas. Las relaciones con la RASD -no muy intensas- no parece que vayan a cambiar. En definitiva, el intento de golpe, lejos de modificar las líneas de la política exterior mauritana, muy probablemente no hará sino confirmarlas.

En cuanto a España, el golpe ha puesto de relieve las enormes posibilidades que España puede jugar en este importante territorio. En este momento, hay una excelente colaboración en materia pesquera: cincuenta barcos españoles están faenando en las aguas mauritanas. Además, desde Canarias siempre han existido relaciones comerciales con Mauritania. Esas relaciones económicas se pueden intensificar mucho más a medida que Mauritania cuente con una economía cada vez más diversificada y potente. Las relaciones económicas deben corresponderse con unas relaciones políticas cada vez más estrechas. Piénsese que Canarias está más cerca de Mauritania que de la Península Ibérica. La colaboración con Mauritania es importante en materia de inmigración y deber ser cada vez mayor (Mauritania es tierra de paso de inmigrantes que cruzan el muro del Sahara Occidental, con la complicidad del Ejército marroquí, para llegar a El Aaiún o a Marruecos y dar el salto a España). También es necesaria la colaboración mauritana para evitar el tráfico de todo-terrenos robados en Europa. No sólo eso. Las estrechas relaciones políticas de España con los Estados Unidos deberían ser combinadas con la cercanía de Canarias a Mauritania para convertir a España en un elemento de apoyo que garantice la estabilidad política mauritana frente a eventuales agresiones externas y su anclaje en el mundo occidental. Sería bueno diversificar la cooperación económica y empresarial española en el Magreb para evitar la concentración de esfuerzos (y riesgos) en un solo país y a tal efecto las posibilidades que ofrece una Mauritania común aliada con Estados Unidos no debieran ser desaprovechadas.

Conclusión: Mauritania ha conseguido una relativa estabilidad política a pesar de su complejidad sociopolítica. Desde su independencia, su política exterior ha sufrido varias oscilaciones en relación con algunos países como Marruecos o Argelia. En este momento parece haber conseguido una equilibrada relación con ambos países tanto más meritoria cuanto que también reconoce a la RASD. Desde 1999, Mauritania se ha alejado de la órbita francesa para aproximarse a Israel y EEUU. El fracaso del golpe de Estado del 8 de junio probablemente consolidará el gobierno de Uld Tayá en el interior y reforzará las líneas básicas de la política exterior mauritana (acercamiento a EEUU, alejamiento de Francia, equilibrio en el Magreb). La posición geográfica de España gracias a Canarias y las buenas relaciones con Estados Unidos que comparten España y Mauritania abren a nuestro país muchas posibilidades de convertirse en un actor político de enorme relevancia en el futuro de Mauritania.

Carlos Ruiz Miguel
Catedrático de Derecho Constitucional
Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Escrito por Carlos Ruiz Miguel