Mauritania: análisis tras el intento de golpe de Estado

Mauritania: análisis tras el intento de golpe de Estado

Tema: Tras el intento de golpe de Estado en Mauritania el pasado 8 de junio, el país parece retomar con rapidez su normalidad. El presente análisis señala algunas de las posibles causas que han originado estos altercados y traza unas líneas de prospección de las relaciones españolas con Mauritania ante la visita de su presidente Ould Taya a nuestro país.

 

 

Resumen: Mauritania  presenta unos indicadores de desarrollo alarmantes, con más de la mitad de la población que vive por debajo del umbral de la pobreza y una deuda externa que supera su PIB. Junto a este malestar socio-económico, hay que añadir la desaprobación de la población de ciertas actitudes de la política gubernamental, tanto en sus relaciones exteriores –mantenimiento de las relaciones con EEUU e Israel– como en su política interna, que se han saldado con múltiples represiones en medios islamistas y opositores al régimen. Todos estos factores se perfilan, entre otros, como posibles causas en la intentona golpista y nos demuestran la inestabilidad de un país, a pesar de estar considerado en ocasiones como en «la buena vía», tanto por los aparentes avances democráticos logrados en los últimos años, como por los buenos augurios económicos. España mantiene, y le interesa seguir haciéndolo, lazos que van más allá de los puramente económicos.

 

 

Análisis: La  intentona golpista
El pasado 8 de junio, un grupo de militares, oficiales y suboficiales, liderados por el ex coronel del ejército del aire Saleh Ould Henenna, perpetraron una intentona golpista contra el gobierno mauritano de Maaouya Sid’Ahmed Ould Taya. Una quincena de tanques se adentraron en la ciudad y con relativa facilidad se apoderaron de algunos edificios emblemáticos en la capital Nuakchott (palacio presidencial, aeropuerto, radio y televisión). Fue un golpe inesperado y sangriento que desató en la capital una serie de pillajes de la población, sobre todo a edificios ministeriales.

Aunque la operación fue controlada en algo más de 30 horas, poco faltó para que el golpe triunfara. El presidente tomó el mando de la contraofensiva con militares de confianza, controlando de esta manera la situación. Tras los altercados, Ould Taya está llevando a cabo una purga tanto dentro del ejército (sobre todo en el Batallón de Blindados y el Ejército del Aire, los dos implicados) como en los Servicios de Información. Por la manera de controlar la situación y la rapidez con la que desmanteló el golpe, la imagen del presidente ha salido reforzada del golpe. Todo vuelve a una aparente normalidad, manteniendo inmutables las elecciones presidenciales previstas para el próximo 7 de noviembre.

En la tentativa golpista no parece haber habido participación de la población civil. El grupo de militares implicados estaba encabezado por su antiguo jefe, el coronel Ould Hennena, expulsado del ejército hace un año por haber criticado al presidente ante su tropa. Un primer análisis de lo ocurrido podría hacer pensar que el golpe fue ocasionado por rencores y motivos personales. El gobierno mauritano ha basado su explicación en la cercanía de los militares involucrados con el régimen de Sadam Husein, lo que ha despertado simpatías y apoyo occidentales hacia el gobierno. Sin embargo, debemos reflexionar otras posibles causas, ya que éstas representan eventuales
conflictos que pueden volver a surgir en el futuro.

 

               El malestar del ejército: dentro de este cuerpo se gesta y monta el golpe de Estado frustrado. El medio castrense mauritano se encuentra muy fracturado por querellas internas (en gran parte debidas a cuestiones tribales, por la adjudicación de los puestos de la elite militar a personas cercanas al presidente o de su misma ciudad natal, Atar). La dificultad para promocionarse o la falta de un salario digno constante inciden también en el estado de ánimo de las Fuerzas Armadas, integradas por 15.650 efectivos (datos del año 2001).

 

               Debilidad estatal: probablemente gran parte del descontento de ciertos sectores del ejército provenga de su sensación de que el aparato estatal mauritano adolece de cierta debilidad institucional. No cabe duda de que un Estado como el mauritano, procedente de una descolonización relativamente próxima y que ha atravesado dificultades importantes tanto internas como externas, tiene aún estructuras que deben mejorar su capacidad para formular y desarrollar políticas eficientes. Tal vez esta debilidad estatal, a la que habitualmente son más sensibles los militares, haya podido sumarse a otras causas en la motivación del golpe.

 

               Descontento político: Mauritania ha realizado avances en el camino de la democratización. Ttras el referéndum constitucional y la instauración de elecciones multipartidistas en el año 1991, se celebraron los primeros comicios presidenciales en 1992, poniendo fin a 13 años de régimen militar. Ould Taya fue elegido presidente por un 62,6% de los votos, siendo reelegido en los comicios de diciembre de 1996. A pesar de la instauración del multipartidismo, el campo de acción real de los partidos es muy reducido. Uno de los principales partidos de la oposición, Acción para el Cambio, fue disuelto tras las elecciones de octubre 2001 acusado de racista, extremista y de intentar minar las relaciones con Senegal. El líder del partido disuelto, Boulkhar, declaró que esta decisión se debía a los buenos resultados obtenidos en las elecciones. En los últimos meses se han registrado numerosas detenciones tanto de líderes nacionalistas de la oposición como en medios islamistas, sospechosos de representar un extremismo religioso e incitar a la violencia. El semanario en árabe «Arrayan», también acusado de pro islamista y subversivo, ha sido cerrado en fechas recientes. Muchos consideran estos arrestos una «limpieza» del campo político de cara a las próximas elecciones, previstas para el 7 de noviembre.

 

               Relación con EEUU e Israel. Otro dato clave para entender el desacuerdo político de una gran parte de la población son las excelentes relaciones que mantiene Mauritania con EEUU y las relaciones diplomáticas con Israel (reconocido desde 1999). En marzo y abril de 2002, ante el empeoramiento de la situación en Oriente Medio, partidos políticos, sindicatos y sociedad civil se manifestaron en Nuakchott para que el gobierno suspendiera las relaciones con Israel. Su única reacción fue pedir la retirada israelí de los territorios palestinos. Tras la invasión de Irak por EEUU, la población volvió a salir a la calle pidiendo el fin de las relaciones con el país norteamericano. Ante estas críticas, el gobierno mauritano opta por una postura de simple condena y represión a los opositores, cuyo único resultado es el aumento de las tensiones internas.

 

Las tensiones provocadas por todos estos factores se acentúan al enmarcarlas en un contexto socio-económico francamente difícil: Mauritania se encuentra encasillada entre los últimos países de la lista de Índice de Desarrollo Humano del PNUD, donde ocupa el puesto nº 152 (de un total de 173). Con la mitad de la población viviendo por debajo del umbral de pobreza, el país cuenta con una de las rentas per cápita más bajas del mundo (menos de 1$ al día). Aparte de esto, presenta un índice de analfabetismo bastante alto (59% de la población). Toda esta miseria es hiriente en zonas como las chabolas de Nuakchott y en la cuenca del río Senegal. A pesar de ser una población mayoritariamente nómada, tras varios años de sequía ha habido un proceso de asentamiento. Actualmente, la población urbana representa un 59% del total; las chabolas están cada vez más presentes en las ciudades, donde la población vive en condiciones infrahumanas.

Con una población cercana a los tres millones de personas, Mauritania se encuentra fragmentada en diferentes grupos étnicos, hecho que ha marcado las relaciones sociales y de poder a lo largo de toda su historia. Así, un 60% de de la población es de origen árabe mora y un 40% negro africana (Tubulares, Wolof, Peul, Soninke, Sarakaole).

Éste es el marco político y socioeconómico en que se ha producido el golpe. Sin embargo, su análisis no puede separase de la valoración del futuro que Mauritania puede alcanzar, si valora adecuadamente sus actuales activos.

 

Perspectivas alentadoras ajenas a la población
A pesar de presentar una economía muy subdesarrollada, con el IDH más bajo de todo el Magreb y un PIB que no supera su deuda externa, ciertos datos indican un posible despegue económico del país, algo en lo que algunos creen fervientemente.

Las grandes instituciones financieras internacionales –Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial– confían en la mejora económica y el consiguiente desarrollo mauritano. El país se ha puesto en manos del FMI, que desde 1988 realiza un plan de ajuste y privatizaciones que asfixia a la población, aunque eleva los índices económicos
. Así, aunque bajísimo, el PIB se eleva casi a un 5% anual desde 1999.

Las expectativas en la mejora económica del país se basan en sus recursos naturales: minas de hierro, fosfatos, gas e incluso oro y diamantes. Pero es el petróleo el que da origen a las mayores esperanzas: en mayo de 2001, un consorcio petrolero encontró el primer yacimiento marino de petróleo en Mauritania a unas 1.000 millas al sureste de la costa canaria. La imaginación se disparó al pensar que Mauritania podría acceder al estatus de país productor de petróleo en el año 2005. Aunque las prospecciones afirman que la reserva petrolera no es muy abundante (se estiman unos 200 millones de barriles), ésta adquiere importancia ante la reducida población mauritana.

Sin embargo, todas estas leves mejoras en los indicadores económicos y expectativas son ajenas a la gran mayoría de la población mauritana.

 

Mauritania y España
La estabilidad mauritana, que quedó en entredicho tras la pasada intentona golpista, afecta a España, entre otras razones por su cercanía, por ser pieza clave en el conflicto del Sáhara Occidental –en el que mantiene su apoyo a los saharauis respetando las decisiones internacionales–, por las relaciones históricas que el país mantiene con Canarias, por la riqueza del banco pesquero mauritano, en el que faena la flota española, así como por su pertenencia a una zona, el Magreb, fundamental para nuestro país.

Las relaciones españolas con Mauritania no son muy relevantes desde un punto de vista estrictamente económico, sin embargo para Mauritania el comercio con España cobra bastante importancia: España se encuentra entre sus principales clientes, aunque esta relación comercial sólo alcanza los 28,7 millones de euros. Entre los productos que España importa de Mauritania destacan, con un 72% del total, los productos marinos: pescados, crustáceos y otros invertebrados acuáticos, a los que le sigue, con un 22% de las importaciones, minerales de hierro y sus concentrados. España, a su vez, exporta a este país gran variedad de productos, pero en pequeños volúmenes. Es bastante significativo el comercio informal con Canarias, sobre todo de productos alimenticios, que queda patente por la cantidad de mercancía que se transporta en los vuelos desde Las Palmas y que nutre los comercios mauritanos, aunque últimamente se observa un aumento de los productos procedentes de Marruecos.

Para la Cooperación Española, Mauritania es un país prioritario (tercer país árabe receptor de ayuda tras los Territorios Palestinos y Marruecos). Recibe anualmente de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) 4 millones de euros, aparte de la ayuda que destinan las comunidades autónomas y los créditos FAD. Como prueba del refuerzo de las relaciones y de la cooperación con este país, se inauguró, en julio del año 2000, la Oficina Técnica de Cooperación en Nuakchott. Dentro de la ayuda española destinada a Mauritania, cabe destacar la de la comunidad canaria, que tiene en el país vecino varios proyectos de cooperación, sobre todo de mejoras de infraestructuras pesqueras, de infraestructura y formación sanitaria. No son proyectos de monto elevado, pero significativos por las relaciones entre ambos.

Como es lógico, las relaciones se ven afectadas por una posible inestabilidad del país. Valga como ejemplo el hecho de que la empresa pública de la Comunidad Autónoma de Canarias para promover el comercio exterior (Proexca) y las Cámaras de Comercio de Las Palmas y de Tenerife hayan pospuesto una visita a Mauritania tras la intentona golpista a la espera de que la situación recobre la normalidad.

Tras manifestar su apoyo al presidente Ould Taya ante los últimos acontecimientos y como muestra de un interés en mantener y reforzar las relaciones entre los dos países, la ministra española de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, viajó el pasado 13 de junio a Mauritania. Era el segundo viaje a este país que la ministra realizaba en pocos meses. El presidente mauritano realiza una visita oficial a España los días 1y 2 de julio.

 

Conclusiones: Mauritania es un país importante para España, entre otras cuestiones por su cercanía, por su relación con Canarias (sobre todo en cuestiones pesqueras), por la estabilidad de la zona o la cuestión del Sáhara. La intentona golpista nos evidencia la inestabilidad política de un régimen que quiere mostrar al exterior una imagen de progreso y democratización, pero que cuenta con índices alarmantes de pobreza y falta de libertades. Sin perder de vista las tensiones latentes, que pueden originar nuevos conflictos, se debe apoyar el proceso de democratización que se está llevando a cabo en el país, así como participar en sus planes de lucha contra la pobreza a través de actuaciones concretas de la cooperación.

 

 

Isabel Fajardo
Experta en Magreb y Mundo Árabe

 

 

Isabel Fajardo

Escrito por Isabel Fajardo