La ’Ndrangheta calabresa: crimen global, COVID-19 y macrojuicio

Luzzi, Calabria. Foto: Alexander Abero (@alexabero)

Tema

A mediados de enero de este año 2021, en Italia empezó el macrojuicio a la mafia calabresa, la ’Ndrangheta. Pero ¿qué es la ’Ndrangheta? ¿Cómo ha ido adquiriendo el peso que tiene en el organigrama del crimen organizado global actual? ¿Cómo ha sabido explotar la crisis sanitaria del COVID-19?

Resumen

Este análisis repasa la evolución de la mafia italiana más peligrosa en la actualidad, la ’Ndrangheta, desde su fase más arcaica, allá por los 70 del siglo XX, hasta el actual proceso de modernización criminal que le ha llevado a ser una pieza clave del crimen organizado global. En estas páginas se observa cómo la ’Ndrangheta fue paulatinamente sustituyendo a la Cosa Nostra como organización criminal de más peso en Italia; se valoran las diferentes actitudes de esta mafia dentro y fuera de su país de origen; se sopesan sus infiltraciones en la política local y se describe la explotación de las nuevas oportunidades ocasionadas por la crisis sanitaria del COVID-19. Por último, se traza un breve análisis del macrojuicio que acaba de empezar y que merece la pena seguir de cerca.

Análisis

Introducción

En la segunda semana de enero de 2021 se inauguró en Calabria, región en el extremo sur de Italia, un macrojuicio contra la ’Ndrangheta, la mafia italiana actualmente más activa y extendida dentro y fuera del país. Sus orígenes se remontan a antes de la unificación italiana y ha ido evolucionando hasta convertirse en una organización criminal de tipo global. Sin embargo, durante demasiados años sus actividades delictivas estuvieron asociadas exclusivamente a una tipología de crimen rural, arcaico, mísero y pedigüeño. Hoy, en cambio, la ’Ndrangheta domina el mercado de la venta de drogas a nivel internacional y se ha instalado en las altas finanzas, desarrollando actividades ilegales de “cuello blanco”, perpetradas por personas con un estatus socioeconómico y una formación académica consolidados, pertenecientes a la que se ha llegado a denominar burguesía mafiosa.1

Su capacidad de infiltración en el territorio es preocupante, ya que logra afianzarse allá donde la presencia del Estado es débil y la población se siente desamparada. De esta manera, parte de ella percibe a la ’Ndrangheta no como una amenaza sino como una oportunidad, en algunos casos la única que le queda para sustentarse.

Antes de valorar la situación actual, que pivota alrededor del juicio, merece la pena deslindar brevemente la evolución de esta mafia, todavía poco conocida, para comprender mejor cómo ha adaptado sus negocios a la economía global, cómo ha logrado sustituir a la Cosa Nostra siciliana en el vértice del organigrama criminal nacional, de qué manera ha ido constituyendo una especie de Estado paralelo evitando conformarse como anti-Estado y contaminando la política local infiltrándose en ella, de su presencia en Italia y fuera del país transalpino y, por último, de cómo podría explotar la nueva oportunidad de lucrarse que le brindó la crisis sanitaria provocada por el COVID-19. La propagación del virus ha disparado el abanico de posibilidades de infiltración en la economía legal y los clanes han procurado lavar su imagen rescatando económicamente familias, comercios y empresas en dificultad, a la espera de que llegue a Italia el dinero del Plan de Recuperación predispuesto por la UE que, si es mal gestionado a nivel institucional, podría convertirse en una oportunidad única para las mafias italianas de acceder a enormes cantidades de dinero público.

Érase una vez una mafia primitiva

Fue a partir de los años 70 del pasado siglo cuando la ’Ndrangheta acaparó la atención de los italianos debido al auge de los secuestros, una actividad extremadamente lucrativa, favorecida por las características geográficas de Calabria, una región de aproximadamente dos millones de habitantes repartidos en un territorio de 15.000 kilómetros cuadrados, el doble de extenso, por ejemplo, que el País Vasco, y con una población poco inferior. Las montañas calabresas conforman una barrera orográfica casi infranqueable, lo cual explica la tradicional incomunicación de esa región con el resto del país y su abandono por parte de las instituciones. Esa especie de “Sierra Maestra” en pleno Mediterráneo conforma también una defensa natural que las familias de la mafia han aprovechado para escabullirse de la justicia y promover actividades delictivas lejos de ojos indiscretos. A eso hace falta añadir un cierto desinterés por parte de las fuerzas de seguridad del Estado hacia la mafia calabresa, más centradas, por lo menos hasta los años 90, en derrotar el terrorismo y la Cosa Nostra, la mafia siciliana.

Los secuestros aumentaron sobre todo en la década de los 70. Los mafiosos calabreses no eran los únicos que practicaban esa odiosa actividad criminal. Había también grupos de bandidos de Cerdeña, organizaciones terroristas y criminales comunes. Un dato será suficiente para comprender mejor la envergadura de este fenómeno criminal. De las 20 regiones italianas, en sólo cuatro no se llevó a cabo ningún secuestro. Entre 1972 y 1989 en Italia fueron raptadas 593 personas, 75 en 1977, el peor año en este sentido.2 Sólo a partir de 1991 acabaron los secuestros, tras la introducción de una ley3 que imponía la congelación de los bienes patrimoniales de las familias de los secuestrados.4

La brutalidad con la cual los “ndranguetistas” (los afiliados a la ’Ndrangheta) gestionaban los secuestros fomentó la imagen de personajes toscos, asilvestrados y despiadados, instalados en áreas rurales y dedicados a actividades criminales primitivas. A principios de los 90, sin embargo, la ’Ndrangheta impulsó su posicionamiento en el organigrama del crimen. Las drogas habían conquistado el mercado ilegal. Los calabreses no desperdiciaron la oportunidad de penetrar en ese lucrativo negocio. Se aprovecharon de sus buenas relaciones con los mayores productores de cocaína de Sudamérica (especialmente con las AUC colombianas), invirtieron en ese negocio parte de la enorme cantidad de dinero recaudado de los rescates y explotaron la comodidad de disponer de uno de los principales puertos del Mediterráneo, el de Gioia Tauro, en la costa oeste de Calabria, para meterse de pleno en el negocio del narcotráfico.5 Que, con el paso del tiempo, ese puerto se haya convertido en un punto de referencia del comercio de estupefacientes queda claro analizando los datos proporcionados por la policía italiana, que comparan las incautaciones de cocaína en los últimos 10 años en Gioia Tauro y en Génova, dos de los puertos situados en la parte occidental del país y, por lo tanto, los más utilizados para introducir mercancía ilegal.

Figura 1. Incautaciones de cocaína en los puertos de Génova y de Gioia Tauro entre 2010 y 2019 (kg)
Figura 1. Incautaciones de cocaína en los puertos de Génova y de Gioia Tauro entre 2010 y 2019 (kg)
Figura 2. Cocaína: incautaciones en el puerto de Gioia Tauro, 2010-2019 (kg)
Figura 2. Cocaína: incautaciones en el puerto de Gioia Tauro, 2010-2019 (kg)

En las Figuras 1 y 2 se puede apreciar que la cantidad de cocaína introducida en Italia por Calabria es mucho más elevada que la que llega a Génova, un puerto más grande a nivel comercial y sujeto a rígidos controles policiales. Sólo se registra una inversión de tendencia en 2019, que, por otra parte, es el año de mayor incautación de cocaína en Gioia Tauro.6

De la crisis de la Cosa Nostra al auge de la ’Ndrangheta

Algunas circunstancias allanaron el camino de los ndranguetistas hacia el nuevo mercado de la venta de drogas. Cuando, en la segunda mitad de los 80, se celebró en Palermo un macrojuicio contra la mafia siciliana,7 los mafiosos respondieron con plomo a la ristra de condenas recibidas. Los atentados mortales contra dos de los magistrados involucrados personalmente en el juicio, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino (en mayo y julio de 1992), y, el año siguiente, los atentados en Milán, Florencia y Roma, intensificaron la ofensiva de las fuerzas de seguridad. La Cosa Nostra llegaba a la culminación de una estrategia suicida inaugurada años antes. A partir de los 80, es decir, una vez consolidados en el poder los clanes de los corleoneses, liderados por el sanguinario Totò Riina, la mafia siciliana no rehuyó del asesinato de los hombres de las instituciones, proponiéndose como una especie de anti-Estado. Se trataba de una actitud poco habitual para las mafias italianas, que prefieren fusionarse con el Estado, entremezclando poder político y negocios criminales o, si acaso, proponerse como un Estado paralelo, llenando los espacios que el mal gobierno deja vacíos.8 En ese aspecto, reside quizá el principal éxito de las mafias. Isaia Sales lo destaca con claridad al recordar que “si las mafias siguen activas desde hace un par de siglos, eso significa que no representaron un poder alternativo y contrapuesto al oficial, sino un poder relacionado con él”.9

Eso explica por qué no es raro asistir a la defensa de los mafiosos por parte de determinados segmentos poblacionales. Como si de una ONG se tratara, y lejos de proponer una imagen de clanes que sólo se dedican a cometer fechorías, las mafias pretenden auxiliar al ciudadano en dificultades económicas, asesorarle y proporcionarle respuestas rápidas a sus problemas, allá donde el político choca contra los innumerables enredos burocráticos o contra sus propias limitaciones. Todas las iniciativas de asistencia social sirven para lavar la imagen de los clanes, para fomentar una aceptación social que no se puede basar únicamente en el miedo y en la amenaza constante.

De hecho, los ndranguetistas consolidan su poder y el control territorial generando consensos a su alrededor. Sólo controlando parte de la comunidad, creando vínculos de dependencia y proporcionando una imagen severa, pero al mismo tiempo benefactora, el mafioso logrará el respeto. Inspirar exclusivamente miedo puede llegar a ser incluso contraproducente. El magistrado Nicola Gratteri, uno de los máximos conocedores de la ’Ndrangheta y fiscal del juicio que comenzó en 2021, suele contar la siguiente anécdota: “en una escucha telefónica entre dos ndranguetistas uno le dice al otro: ‘Cuidado Antonio, que cuando quemas coches, disparas contra los escaparates de las tiendas [de las personas que estás extorsionando], estás perdiendo el apoyo de la población y eso, tarde o temprano, lo acabarás pagando’”.10 El mensaje que hay detrás de esta advertencia es claro: las amenazas y los castigos reiterados merman la moral de los ciudadanos, y el miedo constante no favorece una relación de sometimiento y fidelidad, sino que impulsa el rencor y la venganza. Por lo tanto, el día que el mafioso necesite esconderse (y tarde o temprano todo mafioso precisa de auxilio), una llamada anónima, a la Policía o al clan rival, lo traicionará. Por otra parte, el exceso de violencia y la explotación del miedo suelen ser también señales de debilidad y de pérdida de control sobre un determinado territorio.

Otra circunstancia que, allá por los 90, benefició a la ’Ndrangheta en detrimento de la Cosa Nostra, fue el aumento de los mafiosos que comenzaron a colaborar con la justicia. Con tal de aprovechar las reducciones de condena, no fueron pocos los “hombres de honor” que accedieron a delatar a sus antiguos compañeros. Algunos de ellos, piezas importantes del tablero mafioso, provocaron con sus delaciones el derrumbe de clanes enteros como si de castillos de naipes se tratara. En el mundo del hampa, la omertà, la ley del silencio, asume una importancia casi dogmática. Difícilmente unos criminales llegarían a formalizar acuerdos con alguien que podría traicionarlos. Fue así cómo los principales productores de drogas de América Latina desviaron su atención de los sicilianos a los calabreses. Los vínculos de parentesco, ampliados a través de la “práctica cada vez más extendida de los matrimonios internos en los grupos mafiosos”,11 conforman la base estructural de la mafia calabresa, lo que la hace menos vulnerable a las traiciones internas.12 Para un ndranguetista, denunciar a uno de los suyos significa delatar al padre, al hermano o al hijo, algo, por lo general, muy poco probable. De hecho, el número de mafiosos calabreses que han colaborado con la justicia es extremadamente reducido.

Las diferentes actitudes de la ’Ndrangheta dentro y fuera de Italia

Con el nuevo negocio de la venta de drogas (sobre todo de la cocaína) las arcas de los clanes de la ’Ndrangheta se han ido llenando de dinero que hay que blanquear. Eso se hace, pero no en la desolada Calabria, sino en el resto de Italia, con especial interés en las regiones industrializadas del norte, y en el extranjero, allá donde su presencia se ha ido consolidando.13 La ’Ndrangheta, lejos ya de ser una organización criminal local, se ha convertido en una pieza clave del crimen global. De hecho, cumple con las características que describen a una organización criminal de ese tipo. Por un lado, está presente en muchos países, incluso en varios continentes, siendo Canadá y Australia las áreas geográficas más densamente pobladas por ndranguetistas, después de Italia; por otro, lleva a cabo negocios en diferentes mercados; y, por último, su fama y su prestigio van más allá de las fronteras dentro de las cuales ha nacido, algo que le pasó, allá por los 80, al cártel de Medellín, sólo por poner otro ejemplo de organización cuyo nombre era bien conocido fuera de su país.14 La estructura de la mafia calabresa –se descubrió hace pocos años– es unitaria, ya que por encima de los diferentes clanes existe una cúpula, llamada Crimine, cuyos miembros son reelegidos cada año y cuya tarea principal es armonizar los negocios, procurando que no haya disputas internas.15

La ’Ndrangheta actúa de manera diferente dentro y fuera de Italia. En territorio italiano diversifica más sus actividades, es más visible e incluso agresiva. Está presente en varias regiones, con especial interés en las más ricas. El asentamiento de clanes en las áreas más prósperas se remonta a la segunda mitad del pasado siglo y se debe, en parte, a una desafortunada medida que, en lugar de contrarrestar el poder mafioso, tal y como se proponía, acabó favoreciendo su difusión allá donde no había mafia. Con el objetivo de alejar a los mafiosos de sus zonas de influencia, esperando así que eso truncara sus contactos con la organización y mermara la estructura criminal, se empezó a aplicar la medida cautelar n. 575 de 1965, que obligaba a los mafiosos más peligrosos a vivir temporalmente en otra localidad del país bajo la vigilancia de las fuerzas de seguridad del Estado. Cuanto más lejos de su residencia habitual, mejor. Comenzó así un traslado forzoso del sur al norte de delincuentes con un alarmante pedigrí criminal. Como consecuencia de ello, los clanes, en lugar de detener sus actividades delictivas, aprovecharon la oportunidad que se les brindaba para penetrar en las ricas provincias septentrionales, reconstruyendo allí, en un contexto diferente, los vínculos de tipo amistoso y familiar que conformaban la base del éxito mafioso.16

A partir de los 80 la ’Ndrangheta comenzó a participar en la política activa. Ya no se limitaba a un apoyo externo a un determinado candidato, como solía hacer en el pasado, sino que, en algunos casos, algunos de sus miembros empezaron a presentarse a las elecciones municipales (o regionales). De ser elegidos, podían manejar desde el interior del sistema político la asignación de las licitaciones públicas o, más en general, favorecer los negocios de los suyos. La infiltración en la administración pública fue creando una red clientelar consolidada difícil de desmantelar.

Con el paso del tiempo, la ’Ndrangheta ha ido diversificando sus actividades a lo largo y ancho del territorio italiano. Además de la venta de drogas y del blanqueo de dinero, se ha dedicado a la extorsión, a la especulación, a la corrupción y a la contaminación de las reglas del libre mercado, apoderándose de empresas y damnificando a otras. Las que perciben dinero de la ’Ndrangheta, o las que son directamente gestionadas por la mafia calabresa, beneficiándose de una liquidez indefinida, adquieren una competitividad imposible de alcanzar por parte de la competencia. De esa manera, cualquier nuevo empresario que quiera asomarse a sectores ya ocupados por empresas mafiosas es inexorablemente expulsado. Muchos de ellos son extorsionados. En algunos casos se les impone hasta con quién tienen que hacer negocios o se les obliga a contratar a personas afiliadas a los clanes. Eso se convierte en el primer paso de infiltración mafiosa dentro de una empresa. Como si de un virus se tratara, la presencia de un ndranguetista en la plantilla favorece el control mafioso de una compañía y la hace más frágil. Como consecuencia, la libertad de un empresario como hombre de negocios y como ciudadano se ve tremendamente mermada. Eso acarrea también que empresas del resto del país o extranjeras no se planteen invertir en Calabria, lo que aumenta el estado de abandono en el que se encuentra la región del sur de Italia.

En el extranjero, la mafia calabresa se dedica principalmente al blanqueo de capitales y adopta, por lo general, un perfil bajo, evitando agresiones y actitudes que atraigan la atención de las fuerzas de seguridad. Ese esfuerzo por pasar desapercibido se vio severamente mermado en 2007 cuando, en la ciudad alemana de Duisburgo,17 dos clanes rivales se liaron a tiros. Seis de sus miembros perdieron la vida. Los reflectores se encendieron improvisamente sobre la ’Ndrangheta. Los periódicos de medio mundo hablaron de lo ocurrido y las acciones policiales se intensificaron. Sin embargo, después de ese repentino interés, la mafia calabresa volvió paulatinamente a desaparecer del foco mediático, así como de los intereses investigativos de la policía alemana.

La presencia de la ’Ndrangheta en muchos países de la UE es difícilmente contrarrestable sin unas modificaciones radicales del ordenamiento jurídico del Eurogrupo. En 1982 en Italia se aprobó la ley 646 del Código Penal que, en su artículo 416.bis, regulaba el delito de pertenencia a asociación mafiosa, permitiendo condenar a un individuo sólo por el hecho de ser miembro de una organización mafiosa.18 Permitía también la confiscación de los bienes, muebles e inmuebles, como medida preventiva, incluso sin una condena en firme, si el acusado no podía explicar la procedencia lícita de dichos bienes. Sólo les serían devueltos después de una sentencia absolutoria. En Europa, semejantes medidas no encuentran una aceptación unánime. Son especialmente los países del norte los que más se oponen a ellas, al considerarlas lesivas de los derechos humanos. Solo en 2014 los países miembros aprobaron una directiva (2014/42/EU) que permitía “el decomiso, total o parcial, de los instrumentos y del producto del delito, o de bienes cuyo valor corresponda a dichos instrumentos o producto, previa resolución penal firme condenatoria”. En Italia (pero son de la misma opinión también Europol y Eurojust) se considera que esta medida es insuficiente, de complicada aplicación, y que difícilmente entorpecería los negocios del crimen organizado si hay que esperar a que haya una condena en firme del acusado para proceder al decomiso. Quienes trabajan en primera línea contra las mafias saben que lo que más daño hace a los clanes es que se ataque su entramado económico. Debilitándolos allí, se puede mermar todo el sistema criminal.

Las infiltraciones mafiosas en la política

Según las cifras de las que disponemos, desde 1991 el Estado italiano autorizó la disolución de 351 ayuntamientos (véase la Figura 3) infiltrados por una de las cuatro mafias italianas: ’Ndrangheta, Cosa Nostra (Sicilia), Camorra (Nápoles y Campania) y Sacra Corona Unita (Apulia).19 Esto fue posible gracias a la aprobación, ese mismo año, de una ley específica, la n. 221.

El proceso de disolución comienza con una investigación por parte de la policía que identifica la presencia de contactos entre políticos y crimen organizado. A menudo, las investigaciones comienzan por razones ajenas a la presencia de mafiosos en las administraciones locales. El siguiente paso, una vez individuadas las posibles conexiones entre mafia y política, es la creación de una comisión que en tres meses tiene que decidir si el ayuntamiento debe de ser disuelto. Para ello redactará un informe que será notificado al Ministerio de Asuntos Interiores el cual, a su vez, tendrá que decidir si, efectivamente, el ayuntamiento merece ser disuelto. Frente a una decisión positiva en ese sentido, será el presidente de la República quien deberá dictaminar dicha disolución.20

Figura 3. Número de ayuntamientos disueltos por infiltración mafiosa en Italia entre 1991 y 2020
Figura 3. Número de ayuntamientos disueltos por infiltración mafiosa en Italia entre 1991 y 2020

Calabria, con sus 123 ayuntamientos disueltos por infiltración mafiosa, es la región italiana donde más se aplicó esa medida.22 La mafia calabresa no centró su interés únicamente en los municipios, se infiltró también en algún centro de salud pública (véase la Figura 4).

Figura 4. Ayuntamientos y centros de salud pública disueltos por infiltración de la ’Ndrangheta en Calabria desde 1991 hasta 2020
Figura 4. Ayuntamientos y centros de salud pública disueltos por infiltración de la ’Ndrangheta en Calabria desde 1991 hasta 2020

Después de Calabria, las regiones donde más se infiltraron las mafias en los ayuntamientos son Campania y Sicilia (véase la Figura 5). En el resto del país, especialmente en el norte, aun siendo un fenómeno todavía marginal, ha ido aumentando en los últimos años, siendo la ’Ndrangheta la organización criminal que más ha logrado infiltrarse en la política local fuera de su región de origen.

Figura 5. Ayuntamientos y centros de salud pública investigados por infiltración mafiosa en toda Italia entre 1991 y 2020
Figura 5. Ayuntamientos y centros de salud pública investigados por infiltración mafiosa en toda Italia entre 1991 y 2020

A nivel social, analizando los datos proporcionados por el Ministerio del Interior de Italia, la reacción de la ciudadanía frente a la disolución de un ayuntamiento por infiltración mafiosa suele ser de “indiferencia, de desconfianza hacia las intervenciones estatales y, en muchos casos, de resignación”.25 Una tercera parte de la población, tal y como se puede apreciar en la Figura 6, se muestra indignada frente a esa evidencia de mala gestión política, actitud que repercute en una pérdida de credibilidad hacia el Estado. Por ello, las autoridades suelen acompañar la disolución de un ayuntamiento con acciones propedéuticas de concienciación ciudadana fomentando encuentros en las escuelas o en el mundo empresarial, e intensificando la colaboración con las asociaciones civiles presentes en el territorio, con las organizaciones sindicales y con las entidades religiosas.

Figura 6. Reacción por parte de la población a la noticia de la disolución de un ayuntamiento o de un centro de salud pública por infiltración mafiosa
Figura 6. Reacción por parte de la población a la noticia de la disolución de un ayuntamiento o de un centro de salud pública por infiltración mafiosa

El COVID-19 y la explotación de nuevas oportunidades

La ’Ndrangheta se ha ido infiltrando paulatinamente en la economía legal, explotando sectores muy rentables como son el inmobiliario, las empresas de energía, las comunicaciones y las finanzas. Su presencia global cuenta con clanes en todos los continentes del mundo.26

Desde 2020, además, puede ampliar sus negocios aprovechándose de la crisis sanitaria generada por el COVID-19.27 Las inversiones de empresas vinculadas con la mafia calabresa en el “ciclo de la sanidad” se centran en la producción de dispositivos médicos (mascarillas, respiradores, etc.), en la distribución de productos farmacéuticos, en la desinfección ambiental, en la gestión de la eliminación de residuos especiales (mascarillas, geles…) y en la infiltración en el negocio de las funerarias. Siguen las presiones ejercidas a nivel de sanidad pública y privada para imponer en el mercado esos productos y servicios, promoviendo así una competencia desleal con las empresas legales.

A nivel local, en una región como Calabria, con una tasa de desempleo del 21,2%28 (y mucho más elevada la del paro juvenil) y donde en algunos hogares no hay ninguna fuente de ingresos, la ’Ndrangheta –para agilizar el blanqueo de dinero, crear vínculos y, de paso, lavar su imagen– concede ayudas económicas a familias en dificultad. Esto activa una peligrosa relación de dependencia con parte de la colectividad que se podría convertir, con el tiempo, en votos útiles a los fines criminales de determinados clanes o en mano de obra para, por ejemplo, ocultar armas, transportar drogas o dar cobijo a algún afiliado.

Los clanes logran penetrar en el mundo empresarial de manera, si cabe, más sencilla. Aquellas empresas que por la pandemia necesitan una inmediata inyección de liquidez para solventar los pagos de sus trabajadores, hacer frente a las deudas o a los gastos de gestión o simplemente para pagar impuestos podrían acudir a la ’Ndrangheta. Los ndranguetistas conceden una financiación y se aprovechan de esa coyuntura para penetrar en empresas sanas, pero con dificultades. Las ayudas, a menudo materializadas a través de préstamos a interés, por lo general favorables, se convierten en la herramienta que permite a los mafiosos hacerse con la empresa si el empresario no consigue devolver el dinero prestado. Frente a esa imposibilidad, comienzan una serie de presiones orientadas a que el propietario ceda, a un precio muy competitivo, su negocio. Los clanes expropiarán así la actividad logrando entrar en el mercado legal y favoreciendo el blanqueo de dinero.

Pero esas dinámicas no funcionan exclusivamente con las empresas, pues también pesan sobre actividades comerciales como el sector de la restauración o del turismo, muy afectadas por la crisis económica derivada de la propagación del virus. Acceder al préstamo de dinero concedido por los clanes resulta ser la única opción para salvar, a corto plazo, el negocio. Sin embargo, a medio y largo plazo, esa medida suele convertirse en la manera más rápida de perderlo todo.

El COVID-19 ha disparado la brecha social. Las familias de la mafia se podrían aprovechar (todavía no lo han hecho, pero son proyecciones plausibles) del descontento generalizado para fomentar la rebelión y el desorden, instrumentalizando los desajustes económicos en áreas del país ya de por sí bastante vulnerables. Frente a ese malestar general, los ndranguetistas presentan su lado más auxiliador, proponiéndose como alternativa al Estado, ofreciendo diferentes tipos de asistencia, promocionando una imagen de personas respetables y logrando apoyos en algunas capas de la sociedad, no exclusivamente en las más desfavorecidas económicamente, sino también en aquella zona gris conformada por la ya citada burguesía mafiosa.

En los próximos meses se espera que Italia reciba 209.000 millones de euros del Fondo de Recuperación Europeo, alrededor del 28% de los 750.000 millones de euros destinados a los Estados miembros.29 Esa enorme cantidad de dinero deberá ser gestionada con extremo control para que no acabe siendo aprovechada por sociedades pantalla o tapaderas de las mafias italianas. La experiencia nos enseña que en Italia cuando, en los 50 y para hacer frente a la pobreza endémica de las regiones meridionales, se instauró la Cassa del Mezzogiorno (un ente público que tenía que servir para realizar mejoras en las infraestructuras, ayudar a la agricultura de aquellas áreas e incentivar la inversión industrial), al margen de algunos logros, se convirtió en un despilfarro de dinero público que acabó engrosando las arcas del crimen organizado local.

Un claro ejemplo de esa malversación de fondos estatales fue la construcción del tramo final de la autopista entre Salerno (en Campania) y Reggio Calabria. Las empresas a las que se adjudicó la licitación accedieron a sellar compromisos con las familias de la ’Ndrangheta, contrataron a miembros de los clanes, pagaron sobornos y adquirieron material de las empresas gestionadas por la mafia. El resultado más evidente de todo eso fue un aumento del 15% del precio del producto final; otro, menos inmediato, fue el uso de materiales de baja calidad, lo que conllevó a un peligro para la colectividad.30

El macrojuicio a la ’Ndrangheta

Nicola Gratteri es el fiscal jefe que preside el juicio a la ’Ndrangheta, inaugurado a principios de 2021. Los más de 300 imputados, que en su mayoría fueron arrestados en diciembre de 2019 en una macrooperación contra el crimen organizado, deberán responder a cargos como homicidio, tráfico de drogas, extorsión, blanqueo de dinero, corrupción, abuso de poder, tráfico de influencias y corrupción. Entre ellos también hay funcionarios y políticos, además de nombres ilustres de la alta sociedad calabresa.

El juicio se celebra en Calabria, en el corazón de la ’Ndrangheta.31 Se calcula que sólo en Reggio Calabria, la ciudad más poblada de la región, habría alrededor de 10.000 afiliados a los clanes, y que, en las demás provincias, serían decenas las familias que se reparten los territorios. La decisión de celebrar el juicio allí es una clara señal de desafío por parte del Estado y una señal necesaria para que la sociedad calabresa vea que las instituciones no la han abandonado. En este sentido, la reafirmación de la legalidad es fundamental allá donde a menudo se sufren vacíos legales y de poder.

El proceso está inspirado en el que se celebró en Palermo en los años 80. En esa ocasión se juzgó a medio millar de miembros de la Cosa Nostra, siendo el mayor juicio a la mafia celebrado en Italia hasta la fecha. Por seguridad, fue necesario construir un búnker con muros de hormigón reforzado capaz de soportar la explosión de bombas y los ataques de armas aire-tierra. En su interior contaba con celdas desde donde los mafiosos podían presenciar las sesiones y cristales antibalas para proteger a los testigos y a los colaboradores con la justicia. El tribunal de Lamezia Terme, donde se celebrará el juicio, también se ha construido para juzgar a centenares de mafiosos y cuenta con numerosas medidas de seguridad.

El juicio de Palermo concluyó con 360 condenas, incluyendo cadenas perpetuas para 19 jefes mafiosos, entre los cuales se encontraba Totò Riina, en ese momento todavía fugado de la justicia. La sentencia definitiva, después de varias apelaciones, llegó en 1992, confirmando casi todas las sentencias condenatorias. La mafia siciliana, duramente mermada, pero al mismo tiempo enfurecida por los duros castigos recibidos, se vengó matando a dos de los magistrados que más habían trabajado en la realización de ese proceso: los ya mencionados Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.

El magistrado Gratteri es consciente del peligro que corre, pero es un hombre extremadamente pertinaz en su oficio. También calabrés, como la casi totalidad de los acusados, tiene la complicada tarea de lavar el nombre de Calabria. No va a ser una tarea sencilla, ya que, además de enfrentarse a un entramado mafioso altamente conflictivo y peligroso, tendrá que lidiar también con parte de la clase media que se solidariza más con los acusados que con la Justicia.32

Conclusiones

La ’Ndrangheta, organización criminal situada en la actualidad en el centro del tablero del crimen organizado global, mantiene sus pautas bien ancladas en una tradición fundada en el código de honor y en las dinámicas internas de vínculos parentales y del arraigo al territorio, pero al mismo tiempo se ha ido asomando a la modernidad rápidamente. Su capacidad de diversificar sus actividades la hace tambalearse entre algunos negocios claramente ilegales y otros semilegales o incluso legales, implicándose, en estos últimos años, en formas delincuenciales cada vez más complejas y refinadas, de difícil detección.

Atenta a la imagen que puede proyectar sobre la ciudadanía, se dedica a contribuir a un determinado bienestar en las zonas que controla, no por una dedicación caritativa, sino para imponerse más fácilmente en el territorio. Hace décadas que su presencia no se limita a la región de Calabria, sino que se ha extendido al resto de la península italiana y a países europeos y extraeuropeos, logrando desenvolverse perfectamente en los mecanismos de un mundo cada vez más globalizado.

Los jóvenes cachorros de la ’Ndrangheta hoy se marchan de su pueblo para formarse en las mejores universidades nacionales o internacionales, adquiriendo así las nociones para poder manejarse con una economía que requiere competencias profesionales cada vez más complejas.

En la actual situación sanitaria, y teniendo en cuenta el debilitamiento estructural que van a sufrir las economías, se perfilan dos posibles escenarios. Uno, a medio plazo, prevé una consolidación de la mafia calabresa en el territorio, donde presumiblemente aumentará su apoyo a través de una labor asistencial que, en un futuro, capitalizará de la manera que considere más oportuna (votos, favores…). El préstamo de dinero a empresas o a pequeños comercios podría convertirse en un arma cómoda y sencilla para hacerse con actividades legales que, una vez adquiridas, servirían para el blanqueo de dinero o serían revendidas, aumentando así el poder adquisitivo de los clanes.

Otro escenario se dibuja más bien a medio y largo plazo. La ’Ndrangheta podría lograr un posicionamiento cada vez mejor dentro del crimen global (donde ya está bastante bien posicionada). Su intervención en la economía internacional, necesitada de liquidez inmediata, podría chocar directamente con los mercados. La inyección de dinero de la mafia en el mundo empresarial acabaría falseando las dinámicas comerciales y de competitividad entre diferentes empresas, alterando el principio de la libre competencia. Las empresas más débiles serán fagocitadas por las grandes y el mercado sufrirá unos desajustes donde empresarios sin escrúpulos se aprovecharán de los apoyos que les brindan los clanes para colocar mejor sus productos.

Como medida para contrarrestar el poder de la ’Ndrangheta, al margen de las operaciones policiales, hace falta fomentar una sensibilización social que cuestione la opinión, demasiado extendida, de una ’Ndrangheta buena y un Estado malo. Sin embargo, para lograr esa labor propedéutica, es necesario que el Estado funcione y que no sea percibido como una presencia dañina, depredadora e inútil. En este sentido no ayudó lo ocurrido durante el confinamiento por el COVID-19. El 21 de marzo de 2020 (coincidiendo con algunas revueltas en un puñado de cárceles del país) se puso bajo arresto domiciliario a alrededor de 500 detenidos, algunos de ellos mafiosos. Hizo falta modificar urgentemente una ley para rectificar la aplicación de esas medidas alternativas a la detención. El daño ya estaba hecho. Entre la población más afectada en su territorio por la presencia de la mafia cuajó, una vez más, la idea de un Estado débil e ineficiente, cuyo poder es efímero comparado con el del crimen organizado.

Ahora, el Estado italiano tiene la oportunidad de lanzar un mensaje firme al crimen organizado. Hace falta seguir con mucha atención el desarrollo del primer macrojuicio a la ’Ndrangheta, ya que probablemente marque la historia futura de Italia.

Matteo Re
Universidad Rey Juan Carlos | @matteore23 


1 Vincenzo Scalia (2016), Le filiere mafiose, Ediesse, Roma, p. 81; Stefano D’Alfonso, Aldo De Chiara y Gaetano Manfredi (2018), Mafie e libere professioni, Donzelli, Roma, p. 11 y ss.

2 Giovanni Maria Bellu (1989), “In diciassette anni 600 sequestri”, La Repubblica, 17/VI/1989.

3 Se trata de la ley n. 82 aprobada el 15 de marzo de 1991. Para mejor entender la importancia de esta medida, será suficiente leer la parte inicial de dicho decreto: “Considerando la extraordinaria necesidad y urgencia de emanar, debido al grave fenómeno de los secuestros de persona, nuevas disposiciones para prevenir y reprimir semejantes hechos criminosos, se emana…”.

4 Esa medida, que podría resultar muy radical, al imposibilitar el pago del rescate, acabó teniendo éxito. Véase Enzo Ciconte (1998), “Un delitto italiano: il sequestro di persona”, en Luciano Violante, Storia d’Italia, Annali criminalità, Einaudi, Turín.

5 En el puerto de Gioia Tauro cada año se incautan entre tres y cuatro mil kilos de cocaína, lo que representa tan solo el 10 % de la cantidad de cocaína que llega a Europa.

6 Informe Anual de la Direzione Centrale dei Servizi Antidroga della Polizia italiana, 2020, p. 56.

7 Matteo Re (2016), No quieren cambiar. Códigos, lenguaje e historia de la mafia, Dykinson, Madrid, pp. 115-128.

8 La mafia siciliana adelantó, a escala mucho más reducida, lo que hoy ocurre en México, donde, desde el nuevo siglo, los carteles chocan frontalmente contra el Estado. Véase Thomas Aureliani (2017), “Messico, narcotraffico, attori criminali e resistenze civil”, en Nando Dalla Chiesa, Mafia globale, Laurana Editore, Milán, pp. 214-215.

9 Isaia Sales (2015), Storia dell’Italia mafiosa. Perché le mafie hanno avuto successo, Soveria Mannelli, Rubbettino, p. 14.

10 Ahora en Nicola Gratteri y Antonio Nicaso (2009), Hermanos de sangre, Debate, Barcelona, p. 72.

11 Ibid., p. 70.

12 Francesco Forgione (2009), ’Ndrangheta. La mafia menos conocida y más peligrosa del planeta, Ediciones Destino, Barcelona, pp. 48-49.

13 Varese, Federico, Mafie in movimento. Come il crimine organizzato conquista nuovi territori, Torino, Einaudi, 2011; Ilaria Meli (2016), “Le forme di insediamento territoriale della ’ndrangheta nelle regioni del Nord”, en Nando Dalla Chiesa (ed.), Passaggio a Nord, Edizioni Gruppo Abele, pp. 197-215.

14 Sobre la conceptualización de organizaciones criminales globales véase Dalla Chiesa, Mafia globale…, pp. 13-17.

15 Commissione parlamentare di inchiesta sul fenome delle mafie e sulle altre associazioni criminali anche straniere (2018), Relación conclusiva, 7/II/2018, p. 49.

16 Monica Massari (1998), “Gli insediamenti mafiosi nelle aree ‘non tradizionali’”, Quaderni di sociologia, 18, pp. 5-27.

17 Martina Bedetti y Nicolò Dalponte (2017), “La ’ndrangheta globale: il caso tedesco”, en Dalla Chiesa, op. cit., p. 60.

18 Sobre el artículo 416.bis véase el capítulo 5 del libro de Yolanda Pardo González (2019), “El delito de pertenencia a asociación mafiosa”, en Las mafias italianas, Dykinson, Madrid, p. 127 y ss.

19 La cifra de 351 medidas de disolución se obtiene cruzando los datos presentes en Parlamento Italiano y en Avviso Pubblico.

20 Diego Forestieri (2016), “La rappresentazione dell’infiltrazione mafiosa, dallo stupore alla disaffezione dalla política”, Osservatorio sulla Legalità, año XXVII, julio/septiembre, p. 53.

21 https://lavialibera.libera.it/it-schede-402-comuni_sciolti_per_mafia_dalle_difficolta_alla_terza_via.

22 https://www.avvisopubblico.it/home/wp-content/uploads/2020/12/06.-Riepilogo-Calabria.pdf.

23 https://www.avvisopubblico.it/home/home/cosa-facciamo/informare/documenti-tematici/comuni-sciolti-per-mafia/amministrazioni-sciolte-mafia-mappe-interattive/.

24 https://www.avvisopubblico.it/home/home/cosa-facciamo/informare/documenti-tematici/comuni-sciolti-per-mafia/amministrazioni-sciolte-mafia-mappe-interattive/.

25 Relazione del Ministro dell’Interno (2019), “Ministero dell’Interno sull’attività della Commissione per la gestione straordinaria degli enti sciolti per infiltrazione e condizionamento di tipo mafioso”, Dipartimento per gli Affari Interni e Territoriali, p. 82.

26 Rocco Sciarrone y Luca Storti (2019), Le mafie nell’economia legale, Il Mulino, Bolonia.

27 Sobre ’Ndrangheta y COVID-19 véase la relación del ministro del Interior en el Parlamento basada en el informe de la Dirección Investigativa Antimafia (DIA) de 2019. A pesar de tener fecha 2019, a ese informe se le añadió un apartado sobre el COVID-19 y las nuevas tácticas mafiosas para lucrarse en período de pandemia, pp. 12-27. Véase también United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC) (2020), The impact of COVID-19 on organized crime.

28 Véanse los datos sobre la situación económica de Calabria en el informe anual de la Banca d’Italia (2020), n. 40, noviembre, pp. 13-16.

29 Libera Associazioni (2020), La tempesta perfetta. Le mani della criminalità organizzata sulla pandemia, 30/XI/2020, p. 17.

30 Enzo Ciconte (2017), Mafie del mio stivale, Manni, San Cesareo di Lecce, pp. 105-106.

31 Según datos oficiales de 2011, pero que probablemente se mantienen en esa misma proporción en la actualidad, Calabria es la región italiana con el mayor porcentaje de densidad mafiosa (27%), por delante de Campania (12%), Sicilia (10%) y Apulia (2%). Véase Enzo Ciconte (2011), ’Ndrangheta, Soveria Mannelli, Rubbettino, p. 169.

32 “Ndrangheta, Gratteri: ‘Mi rattrista solidarietà ceto medio agli indagati’”, Gazzetta del Sud, 28/I/2021.

Luzzi, Calabria. Foto: Alexander Abero (@alexabero)