La interdependencia de la economía británica: una contribución al debate sobre Brexit

David Cameron ante el Consejo Europeo (20/3/2015). Foto: Arron Hoare. Number 10 / Flickr. Crown copyright. CC BY-NC-ND

Ver también versión en inglés: The interdependence of the British economy: a contribution to the Brexit debate

Tema

Es difícil justificar la salida del Reino Unido de la UE sobre la base de argumentos económicos.

Resumen

Este artículo analiza la interdependencia de la economía británica, tanto en términos comerciales como de inversión directa para evaluar la justificación económica de un hipotético Brexit. Concluye que es difícil justificar la salida del Reino Unido de la UE sobre la base de argumentos económicos. La economía británica tiene lazos económicos muy estrechos con el resto de países de la UE, que se podrían ver adversamente afectados en caso del citado Brexit.

Análisis1

Introducción

La pertenencia del Reino Unido a la UE está en el aire. David Cameron, primer ministro británico, se ha comprometido a renegociar los términos de la membresía británica en la Unión, y consultará a la ciudadanía en un referéndum si quiere que el país continúe siendo un Estado miembro.

Tras varios meses de tira y afloja, Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, lanzó una propuesta a los líderes de los 28 países que conforman la UE. Dicha propuesta ha sido del agrado de Cameron, que ha visto cómo sus cuatro bloques de peticiones (gobernanza económica, competitividad, soberanía y beneficios sociales) han recibido atención. Si todo marcha como se prevé, habrá un acuerdo en el Consejo Europeo de febrero o en el de marzo, y el referéndum se celebrará antes del verano de 2016. En caso contrario, el plebiscito podría tardar en celebrarse, y tendría lugar como muy tarde a finales de 2017.

Más allá de las dificultades de la negociación y de las pasiones que rodean a este debate en el Reino Unido, no cabe duda que, desde que el país se integrara en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) en 1973, sus lazos económicos con sus socios comunitarios no han hecho más que aumentar. En este ARI objetivamos mediante un índice de interdependencia cuál es la relación económica –entendida en sentido amplio– entre el Reino Unido y sus principales socios (tanto dentro como fuera de la UE), con el fin de evaluar la conveniencia económica de que el Reino Unido se mantenga o abandone la UE.

Como mostraremos a continuación, parece claro que existe un débil fundamento económico para justificar la salida del Reino Unido de la Unión. Aunque hay variables que quedan fuera de nuestro análisis, y aunque el Reino Unido pudiera sustituir su pertenencia a la Unión por tratados de libre comercio e inversión (en realidad, como señala Jean-Claude Piris en un paper para el CER,2 se abrirían distintos escenarios ante el Brexit, y nadie sabe realmente cuál tendría lugar), no cabe duda de que su salida implicaría importantes costes. El fin de la libre circulación de factores (bienes, servicios, capitales y trabajadores) supondría la aparición de nuevas trabas a los intercambios económicos y la estabilidad del marco jurídico vigente que asegura el mercado interior se pondría en cuestión, lo que seguramente reduciría los flujos económicos del Reino Unido con el resto de países comunitarios, muchos de los cuales son sus principales socios comerciales e inversores.

Tras presentar la metodología del índice, el artículo analiza la interdependencia de la economía británica, tanto en términos comerciales como de inversión directa. Nuestro ánimo es, por tanto, presentar datos objetivos, a los que añadimos algunas consideraciones sobre la no conveniencia del Brexit en la sección final.

El índice Elcano de oportunidades y riesgos estratégicos

El índice Elcano de oportunidades y riesgos estratégicos se elaboró por primera vez para la economía española en 2005, y se ha venido actualizando desde entonces. Este artículo lo desarrolla para la economía británica. El Índice se configura a partir de dos elementos: un índice de interdependencia económica (construido con datos de comercio de bienes y servicios, flujos y stocks de inversiones directas y flujos bancarios transfronterizos), y un índice de riesgo económico y político para todas las demás economías del mundo. Ambos índices permiten configurar un mapa –o radar– de oportunidades y riesgos estratégicos, que refleja la importancia y nivel de riesgo de los 35 países del mundo con los que la economía británica mantiene relaciones económicas más intensas. Así, como muestra la Figura 1, cada uno de los países se clasifica en una de las siguientes categorías:

  • Socios fundamentales: países con los que existe un alto grado de interdependencia económica y que presentan bajos niveles de riesgo. Se trata de países con los que hay que mantener el intenso entramado de relaciones económicas existentes.
  • Oportunidades estratégicas: países con menores niveles de interdependencia y bajos niveles de riesgo. Se trata de países con los que hay que intentar intensificar las relaciones económicas.
  • Retos estratégicos: países con diversos grados de interdependencia y mayores niveles de riesgo. Son países con los que existen oportunidades para intensificar las relaciones económicas pero a los que hay que estar muy atentos, ya que pueden evolucionar tanto hacia mayores como hacia menores niveles de riesgo.
  • Riesgos en potencia: países con grados de interdependencia medios o bajos y con muy altos niveles de riesgo. Son países con los que sería mejor reducir las relaciones económicas existentes a menos que éstas generen una rentabilidad muy elevada que compense el riesgo.
  • Riesgos estratégicos: países con altos niveles de interdependencia y también elevados niveles de riesgo. Son socios económicos poco deseables con los que urge reducir las relaciones económicas.
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Deconstruyendo la interdependencia de la economía británica

Tanto las relaciones comerciales como las de inversión de la economía británica se concentran en un reducido número de países, y muy especialmente los principales países de la UE y EEUU. En 2014, 23 países fueron los destinatarios del 82,3% de las exportaciones de bienes del Reino Unido, al tiempo que sus importaciones procedieron también en un 88% de 23 países, las compras de inputs energéticos se llevaron a cabo en un 79% en cinco países y el turismo procedió casi en un 50% de ocho países (véase la Figura 2). Por lo tanto, tanto en las transacciones comerciales como el aprovisionamiento de inputs energéticos se ha verificado un alto grado de concentración.

Una situación similar se ha registrado en el ámbito de las inversiones directas. Cerca del 88% de los flujos de inversiones directas en el exterior tuvieron como destino 11 países, al tiempo que casi un 82% de las inversiones directas recibidas por el Reino Unido procedieron de siete países. Esta alta concentración de los flujos de inversiones directas realizadas y recibidas se verifica también en el caso de los stocks.

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El stock de las inversiones directas recibidas por el Reino Unido es originario en un 81% de ocho países. El stock de la inversión directa realizada por el Reino Unido registra un menor grado de concentración puesto que el 78% se encuentra localizado en 11 países (véase la Figura 3).

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El radar general de oportunidades y riesgos estratégicos de 2014 refleja que el principal socio económico del Reino Unido es, con mucha diferencia, el resto de países de la UE. Así, el valor del índice de interdependencia alcanza el valor de 30 para los 27 países de la UE (28 menos el Reino Unido), mientras que solo alcanza el valor de 16 para el segundo socio económico británico, que es EEUU. Por lo tanto, según nuestros cálculos, el Reino Unido tiene casi el doble de intensidad económica con el resto de países de la UE que con EEUU, que es su principal socio si los países de la UE se contabilizan por separado y no como un bloque.

En el área de “socios fundamentales” del radar, situada en la parte noroeste, se encuentran los países con los que el Reino Unido registra un elevado grado de interdependencia y unos reducidos niveles de riesgo. En 2014 cinco países se presentaban como socios fundamentales del Reino Unido: EEUU, Luxemburgo, los Países Bajos, Noruega y Alemania (véase la Figura 4). EEUU y Alemania son socios fundamentales de la economía británica porque son los dos principales destinos de sus exportaciones: el primero y el cuarto países de origen de las importaciones y los principales países de origen de los ingresos por turismo. Al mismo tiempo, destacan como los principales países originarios de los flujos de inversiones directas a la vez que son los más destacados receptores de las inversiones directas realizadas por la economía del Reino Unido. Por tanto, registran un perfil muy relevante como países de destino del stock de inversiones directas realizadas por las compañías del Reino Unido, así como el origen de las recibidas por este país.

La alta interdependencia con Noruega obedece a la elevada intensidad del comercio de petróleo y, en menor medida, a la existencia de inversiones directas cruzadas. Con los Países Bajos la interdependencia alcanza cotas muy significativas, puesto que ambos países son socios relevantes en las relaciones comerciales. También se registra una importante aportación de ingresos por turismo y, sobre todo, cuentan con una posición muy destacada en inversiones directas, tanto en flujos como en stocks. Sin embargo, con Luxemburgo las relaciones obedecen exclusivamente al alto grado de interdependencia en el ámbito de las inversiones directas, puesto que el país es una destacada plataforma financiera para la canalización de inversiones internacionales hacia el Reino Unido y del Reino Unido hacia otros países destinatarios finales.

En el área de “oportunidades estratégicas” se encuentran países con los que la economía británica ha establecido niveles de interdependencia de intensidad inferior a la alcanzada con los “socios fundamentales”, y que presentan además el atractivo de ser países con reducidos niveles de riesgo con los que, sin embargo, existe potencial de intensificación de relaciones económicas, bien sean comerciales o de inversiones directas. En esta zona se encuentra de manera muy destacada Francia, puesto que es el cuarto país en interdependencia comercial con el Reino Unidos, al tiempo que ocupa la misma posición en inversiones directas. En la parte media de “oportunidades estratégicas” se encuentran:

  • En Europa: Suiza y Bélgica.
  • En la cuenca Asia-Pacífico: China, Hong Kong, Japón, Australia y Singapur.
  • En América: Canadá.

Cabe destacar que en esta misma zona se situarían España –con un grado de interdependencia superior al de China y equivalente al de Suiza–, Irlanda –ligeramente por debajo del de China– e Italia –con un grado de interdependencia con el Reino Unido superior al de Japón–. El hecho de que España, Irlanda e Italia no se sitúen en esa zona de oportunidades estratégicas se debe al deterioro de su rating de riesgo provocado por la intensidad de la crisis de la eurozona en estos últimos años.

En Europa, el Reino Unido ha establecido vínculos estables de comercio, turismo e inversiones directas con Suiza y Bélgica. En la cuenca Asia-Pacífico, con China, la interdependencia se caracteriza por la mayor intensidad de las relaciones comerciales y en menor medida por las inversiones directas; con Hong Kong, Japón, Australia y Singapur, sin embargo, la interdependencia está principalmente determinada por la mayor intensidad de las inversiones directas y en segundo término por las relaciones comerciales, un patrón casi idéntico al que se verifica en el caso de Canadá.

Este patrón característico de la interdependencia con Hong Kong, Japón, Australia y Canadá, se repite en el caso de la interdependencia con España con una interesante variante. Al mismo tiempo que se verifica una alta intensidad en las inversiones directas –con un grado similar al de Japón y Singapur y ligeramente inferior al de Canadá–, también se registra una significativa posición en el ámbito de las relaciones comerciales en las que España se sitúa como el noveno país en importancia para el Reino Unido. Con Irlanda e Italia el Reino Unido ha establecido una interdependencia que es similar a la de España por la importancia tanto de las relaciones comerciales como de las inversiones directas. Irlanda es el octavo socio comercial del Reino Unido, detrás de Argelia y en inversiones directas se sitúa ligeramente por debajo de China; e Italia es el 10º socio comercial del Reino Unido, justo detrás de España y al mismo nivel que Nigeria, y en inversiones directas se sitúa al nivel de Hong Kong y Rusia y muy por debajo de España e Irlanda.

En la parte inferior de “oportunidades estratégicas” se encuentran tres tipos de países:

  • Un amplio grupo de países de la UE: Suecia, Polonia, Dinamarca, Austria y la República Checa.
  • Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Kuwait en Oriente Medio.
  • Corea del Sur y Malasia en la cuenca Asia-Pacífico.

Con Suecia, Polonia, Dinamarca y Austria la interdependencia establecida por la economía del Reino Unido tiene el doble carácter de comercio y de inversiones directas. En el caso de la República Checa es determinante la naturaleza comercial de las relaciones. Con los tres países de Oriente Medio –Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Kuwait– la interdependencia es esencialmente de comercio. Con Corea del Sur la interdependencia es de doble naturaleza, es decir, tanto de comercio como de inversiones directas, mientras que en el caso de Malasia tiene exclusivamente naturaleza comercial.

En la zona central del radar se sitúan los países considerados “retos estratégicos”, es decir, los países con los que la economía del Reino Unido registra grados de interdependencia similares a los del área de “oportunidades estratégicas” pero que cuentan con mayores niveles de riesgo que los países situados en esta última zona. En esta área se encuentran:

  • España, Irlanda e Italia que, como se ha explicado antes, se sitúan en ella por el deterioro de sus calificaciones de riesgo sufridas tras la crisis de la deuda soberana de la eurozona pero que poco a poco volverán a la zona de “oportunidades estratégicas”.
  • Rusia, Argelia y Nigeria, que registran una destacada interdependencia, sobre todo por los lazos comerciales –al ser países exportadores de inputs energéticos–, pero con Rusia, sobre todo, y, en menor medida, con Nigeria también se verifican inversiones directas realizadas por el Reino Unido.
  • Sudáfrica, la India, Brasil y Turquía. Con Sudáfrica, la India y Brasil la interdependencia del Reino Unido es tanto de carácter comercial como de inversiones directas, en tanto que con Turquía es fundamentalmente de naturaleza comercial.

El área situada en el nordeste del radar es la de “riesgos estratégicos”. Es una zona en la que resulta altamente improbable que se sitúe ningún país, puesto que tendrían un elevado grado de interdependencia con la economía del Reino Unido y elevados grados de riesgo.

Por último, en el área situada en la parte sureste del radar, la de “riesgos en potencia”, sólo aparece Guinea Ecuatorial, país con el que la interdependencia se basa en la importación de petróleo.

Implicaciones para el debate sobre el Brexit

El análisis de la interdependencia de la economía británica deja claro que los lazos comerciales e inversores más importantes del Reino Unido, además de con EEUU, se dan con el resto de las economías de la UE, especialmente con Alemania, Francia y los Países Bajos (con Luxemburgo, los lazos inversores que aparecen en los datos responden más a la intermediación financiera que a inversiones directas efectivas). De hecho, la interdependencia con Alemania en la actualidad es muy similar a la descrita por Keynes en Consecuencias económicas de la paz respecto a la relación existente antes de la Primera Guerra Mundial cuando afirma que “en cuanto a Inglaterra, exportábamos más a Alemania que a cualquier otro país del mundo, excepto la India, y le comprábamos más que a ningún otro país del mundo, salvo a Estados Unidos”. Exactamente la misma posición que en la actualidad.

Sí que es cierto que EEUU es el principal socio económico del Reino Unido, y que el comercio petrolero con Noruega (país no comunitario) es significativo. Sin embargo, el conjunto de la UE pesa mucho más en los flujos económicos del Reino Unido que EEUU, y, en muchos ámbitos ambos se ven retroalimentados por la estructura de las cadenas de suministro globales. Como se ha señalado, si tomamos la UE (excluyendo al Reino Unido) como un todo, la intensidad de su relación económica con el Reino Unido casi dobla a la de EEUU.

En el ámbito de las inversiones directas, es indudable que los países de la UE y los europeos no comunitarios (Suiza y Noruega) han construido un significativo grado de interdependencia con el Reino Unido, y tomados en su conjunto adquieren un nivel de interdependencia cercano al de EEUU y Canadá. Pero cabría destacar que los países de la UE presentan una interdependencia con el Reino Unido muy superior a la registrada, en su conjunto, con los países de la cuenca Asia-Pacífico.

Asimismo, no existe evidencia alguna que indique que la pertenencia del Reino Unido a la UE sea un impedimento para que las empresas británicas puedan abrirse camino en los mercados asiáticos, que son los más dinámicos del mundo. De hecho, el Reino Unido puede utilizar de forma estratégica su pertenencia a la Unión para aumentar sus exportaciones e inversiones hacia esos países.

Conclusiones

La importancia de las relaciones comerciales, inversoras y la amplitud del grupo de países de la UE que son tanto socios fundamentales como oportunidades estratégicas para el Reino Unido, sumado a que Londres es hoy la principal plaza financiera del euro (algo que difícilmente se mantendría si el Reino Unido abandonara la Unión), debilitan la justificación económica para que los británicos optaran por abandonar la UE.

Alfredo Arahuetes
Profesor ordinario de Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de ICADE (Universidad Pontificia de Comillas) e investigador senior asociado del Real Instituto Elcano

Federico Steinberg
Investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor del Departamento de Análisis Económico de la Universidad Autónoma de Madrid
 | @SteinbergF


1 Los autores quieren expresar su agradecimiento a Robert Robinson, Aurora García Domonte y Carlos Martínez Ibarreta, profesores de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (ICADE), Universidad Pontificia Comillas, por su inestimable ayuda en la elaboración de este trabajo.

2 Jean-Claude Piris (2016), “If the UK votes to leave”, Centre for European Reform, Londres, enero.