Haciendo frente a la demografía: ¿Se complica el reclutamiento militar?

Haciendo frente a la demografía: ¿Se complica el reclutamiento militar?

Tema: Este análisis compara las condiciones demográficas para el reclutamiento militar de 16 países europeos miembros de la OTAN entre los años 2004 y 2050.

Resumen: Una consecuencia directa de la transición demográfica es la creciente escasez de personas jóvenes en Europa, lo que hace que la competencia por ellas sea previsiblemente más dura en el futuro. Esto afectará a la mayoría de las instituciones europeas, pero tendrá un efecto particularmente grave sobre la capacidad de las fuerzas armadas europeas de mantener su actual número de efectivos. En el peor de los casos, la efectividad de las fuerzas armadas podría verse seriamente limitada. Este análisis describe las perspectivas demográficas de una serie de países europeos miembros de la OTAN y sus consecuencias para el reclutamiento militar.

Análisis: Europa está en pleno proceso de transición demográfica. El patrón histórico, en el que cada nueva generación era más numerosa que la anterior, se ha visto sustituido en los últimos veinte años por la tendencia inversa, con cada nueva generación siendo numéricamente inferior a la anterior. Europa está experimentando cambios demográficos que se manifiestan en la parte inferior de la pirámide de edades y que, con el paso del tiempo, van ascendiendo lentamente hasta alcanzar los grupos de mayor edad. Si los cambios son persistentes, pueden incluso llegar a afectar a varios grupos de edades y, en última instancia, a generaciones enteras.

Por ejemplo, en 1991, la revolución demográfica española solo afectó al tamaño de los grupos de edades menores de 14 años. En 2004, afecta ya al tamaño de todos los grupos de edades menores de 25 años. Si la tendencia continúa, para el año 2050 todos los grupos de edades menores de 75 años se verán drásticamente reducidos como resultado de la transición demográfica. Hay que señalar que para el año 2050 la población española de mas de 75 años de edad será la cohorte de edad más numerosa y no la más reducida, como era el caso en 1991. Esto apunta a otra de las consecuencias de la transición demográfica: la población está envejeciendo a un ritmo extremadamente rápido. Esta tendencia no afecta sólo a España sino que es un fenómeno pan-europeo.

El envejecimiento de la población no es sólo el resultado de la reducción de la tasa de fertilidad. Así como las tasas de fertilidad han alcanzado mínimos históricos, la esperanza de vida ha mejorado extraordinariamente desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

También debemos considerar los efectos de la inmigración. Gran parte del crecimiento de la población europea de los últimos años se debe a la inmigración. De hecho, la inmigración ha sido responsable de hasta el 80 % del crecimiento de la población de la Unión Europea en la última década.

Tanto el aumento de la esperanza de vida como la inmigración están retrasando el inevitable descenso de la población en muchos de países europeos. Esto significa que el mayor problema demográfico para las próximas décadas no será tanto el descenso en el tamaño de la población sino su reestructuración, pasando de tener una población predominantemente joven a una predominantemente mayor.

Las implicaciones del cambio demográfico para las fuerzas armadas

El desarrollo demográfico ha alcanzado un punto en la mayoría de los países de Europa en que las generaciones más jóvenes, nacidas después del comienzo de la transición demográfica, están empezando a reemplazar a la de sus padres al ir entrando en la población activa. En otras palabras, estamos entrando en lo que desde el punto de vista de la sociedad es una fase mucho más sensible de la transición demográfica.

Las fuerzas armadas serán de los primeros sectores en sufrir los efectos de la nueva realidad demográfica, dado que dependen del reclutamiento continuo de jóvenes para llevar a cabo la misión que tienen encomendada. En un análisis anterior publicado en esta serie ya expliqué detalladamente cómo podría influir el “nuevo” orden demográfico en el reclutamiento de las fuerzas armadas españolas (véase Las barreras demográficas al reclutamiento militar).

El presente análisis aborda el mismo problema desde un punto de vista comparativo, centrándose en el modo en que los cambios demográficos afectan a los países europeos que son miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. En particular, mostraré que el desarrollo demográfico actual es un obstáculo potencial al reclutamiento militar en todos los países europeos que también son miembros de la OTAN.

Un número creciente de países europeos miembros de la OTAN están sustituyendo el servicio militar obligatorio por unas fuerzas armadas profesionales basadas en la contratación voluntaria de personas (de ambos sexos) en edades comprendidas entre los 15 y los 29 años[1]. En otras palabras, el grupo de jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años constituye un importante nicho demográfico, puesto que dicta de forma indirecta la capacidad de defensa y reclutamiento de un país determinado. Cuando el nicho se expande o contrae, cambian simultáneamente las condiciones sobre las que los gobiernos y ministerios de Defensa basan sus decisiones acerca del número de efectivos que tendrán sus fuerzas armadas.

Los cambios demográficos mencionados anteriormente resultarán, y de hecho ya están resultando, en una drástica reducción en el número de personas con edades comprendidas entre los 15 y 29 años. El alcance del cambio es tal que es probable que siga influyendo durante las próximas dos décadas en los países europeos que dependen (o que están en vías de depender) del reclutamiento voluntario de efectivos para sus fuerzas armadas.

Para ilustrar la gravedad del problema analizaré primero los cambios anuales en el tamaño del contingente o “nicho” de reclutamiento comparando el número de personas que cumplen 15 años, y que entran en él, con el número que lo abandona (es decir, aquéllos que cumplen 30 años). Los datos provienen de las proyecciones facilitadas por el US Census Bureau y disponibles en su base de datos internacional (http://www.census.gov/ipc/www/idbnew.html).

El Gráfico 1 es revelador en la medida en que nos da una idea de la magnitud de los cambios anuales en el nicho de reclutamiento debidos al desarrollo demográfico actual en los países europeos que son miembros de la OTAN. Una observación general derivada del Gráfico 2 es que la tendencia dominante en todos los 12 Estados miembros de la OTAN objeto de este estudio es un descenso anual reiterado en el nicho de reclutamiento.

Gráfico 1.

Los cambios que muestra el Gráfico 1 obviamente afectarán el tamaño absoluto del nicho de reclutamiento de una manera totalmente desconocida hasta ahora. Para ilustrar hasta que punto, el Gráfico 2 muestra el tamaño absoluto de los nichos de reclutamiento de cada país. La tendencia predominante en los países europeos miembros de la OTAN es de un rápido descenso, con la única excepción de Luxemburgo.

Para hacerse una idea de la magnitud de los cambios es preciso analizar con detalle los cambios absolutos en cada país. En España, por ejemplo, el tamaño del nicho de reclutamiento era de 10 millones de personas en 1989. En 1999, cuando España decidió sustituir el servicio militar obligatorio por el reclutamiento voluntario, el nicho ya se había reducido a alrededor de 8 millones de personas, y para el 2050 se prevé que apenas llegue los 4 millones. El caso italiano es similar: de 14 millones de personas en 1990 descenderá previsiblemente a 7 millones para el año 2040. El nicho de reclutamiento de Alemania caerá de 18 a 11 millones. Sin embargo, los países del Norte de Europa experimentarán una evolución más favorable. Se prevé que El Reino Unido, los Países Bajos, Francia, Dinamarca y Noruega registren una disminución menor que la de sus vecinos del sur. Desde la perspectiva de la OTAN es importante señalar que Turquía ya está empezando experimentar un desarrollo demográfico similar al de los demás miembros europeos de la OTAN en Europa en las dos últimas décadas.

No obstante, es importante destacar que estas previsiones cubren un período de tiempo relativamente extenso, llegando al año 2050. Como siempre ocurre cuando se hacen previsiones, el principal obstáculo es la falta de información. Mucho puede cambiar y no se puede descartar que la tendencia actual se invierta o incluso que se acentúe aún más. Pero si restringimos el análisis para incluir solo a personas ya nacidas, tendremos información suficiente para estimar con relativa facilidad el tamaño del nicho de reclutamiento hasta el año 2020. Como se puede apreciar en el Gráfico 2, una interpretación mas conservadora de los datos no introduce ningún cambio en la dirección de la tendencia principal antes señalada.

Gráfico 2.

Hasta ahora hemos analizado cada país independientemente de los demás. También hemos restringido el análisis del tamaño del nicho de reclutamiento, al no tener en cuenta los cambios demográficos en el resto de la población. Aunque esto es instructivo, no nos ofrece una comparación entre diferentes países, ni hace posible evaluar las implicaciones estructurales de la transición demográfica que pueden ser importantes a la hora de decidir el número de efectivos y la capacidad de reclutamiento de un ejército.

Como expliqué inicialmente, los cambios demográficos son provocados principalmente por un importante descenso en la tasas de fertilidad y por un aumento continuo y significativo en la esperanza de vida. Dada la naturaleza de estos dos factores, el cambio demográfico no implica necesariamente una disminución de la población a corto o medio plazo. Por ejemplo, entre el 2004-50 el descenso agregado de la población para los países de la OTAN aquí estudiados es de solamente un 3 %. Es decir, la transición demográfica, actualmente y durante algún tiempo, llevará sobre todo a una importante reestructuración de la población de los Estados europeos integrados en la OTAN: de tener una gran proporción de jóvenes y pocos mayores pasará a tener pocas personas en los grupos de edad más jóvenes y muchas en los grupos de edad más mayores. (Esto no significa que la población no descenderá: lo hará, pero más tarde).

¿Qué tiene esto que ver con la capacidad de reclutamiento militar? Los demógrafos usan la expresión “ratio de dependencia”, comparando la proporción de la población en edad activa con la proporción de personas jóvenes y mayores en una sociedad, para mostrar el aumento potencial en la carga que supone una población en rápido proceso de envejecimiento. De la misma manera, podemos hablar de ratios de dependencia en el contexto de la defensa nacional.

El objetivo primario de la mayoría de las fuerzas armadas es proporcionar una defensa sostenible a una nación y a su población. A menudo, pero no necesariamente siempre, el número de efectivos de un ejército es proporcional al tamaño de la población. Es decir, así como la población económicamente activa mantiene a los niños y ancianos, la población en edad militar proporciona un potencial o una capacidad de defensa para el resto de la población. Si la parte de la población en edad militar, es decir, el número de personas en el nicho de reclutamiento, disminuye en relación con el resto de la población, la carga que supone la defensa aumenta para el grupo de los que están en edad militar. Dicho en otro modo, hay menos personas en edad militar para defender a un número creciente de personas no aptas para el reclutamiento. Aplicando este razonamiento a la terminología demográfica, podríamos llamar a esta relación el “Ratio de dependencia del nicho de reclutamiento de las Fuerzas Armadas”.

El Gráfico 3 muestra la evolución del ratio de dependencia del nicho de reclutamiento de las fuerzas armadas en los Estados europeos miembros de la OTAN. Los cambios en dicho ratio se producen bien cuando el número de personas en el nicho de reclutamiento desciende, bien cuando el número de personas con edades inferiores a 15 años y superiores a 29 aumenta, o bien cuando se produce una combinación de ambos factores.

Una característica importante de este ratio es que nos permite hacer comparaciones directas entre países (la escala en el eje y es la misma para todos los países).

Gráfico 3.

Los resultados presentados en el Gráfico 3 son indiscutibles. Todos los países europeos de la OTAN están atravesando una fase de crecimiento rápido de sus ratios de dependencia del nicho de reclutamiento de las fuerzas armadas.

Algunos países experimentarán cambios mucho más pronunciados que otros. Por ejemplo, el ratio de dependencia se multiplica por dos en países como España, Italia y la República Checa. Mientras que en estos tres países hay en la actualidad aproximadamente 3 personas por cada persona en el nicho de reclutamiento, para el año 2020 habrá aproximadamente 6. Para el año 2050, y si la tendencia actual se mantiene, la proporción se acercaría a 7:1. Una evolución similar se observa también en Polonia, Grecia, Hungría, Alemania y Portugal.

En resumen, los recursos humanos necesarios para nuestra defensa nacional están en crisis y es probable que el creciente déficit de personas aptas para su reclutamiento en las fuerzas armadas Europeas afecte la capacidad de contratación de nuevos reclutas durante gran parte de este siglo.

Agregando la información para el conjunto de la OTAN-Europa, obtenemos una perspectiva regional de los cambios demográficos que afectan al reclutamiento militar (véase el Gráfico 4). Para el período 2004-2050, se prevé que el nicho de reclutamiento total de OTAN-Europa registre una pérdida de cerca de 35 millones de personas, equivalente a una disminución del 50 %. Este descenso contrasta con la reducción estimada de la población en general, que se prevé será de solo el 3% en el mismo periodo. El ratio de dependencia del nicho de reclutamiento de las fuerzas armadas en el área de la OTAN pasará de 3.5 a 5.5 personas por cada persona en el nicho de reclutamiento de las fuerzas armadas.

Gráfico 4.

Conclusiones: Dado el escenario futuro descrito, debemos preguntarnos si las fuerzas armadas europeas están preparadas para el desafío demográfico actualmente en curso. La pregunta, por supuesto, es de incluso mayor importancia para los países que no tienen servicio militar obligatorio.

Hay varios factores que deben considerarse al evaluar las consecuencias de un déficit creciente de personas en edad militar.

La pregunta más complicada y sin duda más importante es cuál será el número de efectivos de las fuerzas armadas europeas en el futuro. ¿Es aceptable que el número de efectivos actual de las fuerzas armadas descienda cerca de un 50 %? Si la respuesta a esta pregunta es sí, el reclutamiento militar en el futuro sería mucho menos complicado por la simple razón de que un ejército más pequeño implícitamente significaría una menor demanda de nuevos reclutas. Si la respuesta es no, entonces hay buenas razones para preocuparse.

No obstante, aun cuando fuera posible aceptar una fuerte reducción en los efectivos actuales de las fuerzas armadas, la capacidad de reclutamiento podría estar todavía sometida a una fuerte presión. El motivo es que no sabemos cómo el grado de competencia general por los recursos humanos incluidos en el nicho de reclutamiento de las fuerzas armadas se verá afectada por un descenso importante en el número de personas jóvenes.

El descenso en el número de personas de edades entre los 15 y 29 años es una cuestión que no solo preocupa a los militares. El mismo grupo de edad es el que nutre a la mayoría de las empresas y servicios civiles, contrarrestando así la salida del mercado laboral de individuos que llegan al final de su vida laboral.

En la mayoría de los países occidentales, la primera generación del “baby boom” –los nacidos tras el final de la Segunda Guerra del Mundo– está ya saliendo del mercado laboral. ¿Intentarán las empresas reemplazar esa generación nacida en los años 40 por otra mas joven? Si lo hacen, la competición por las personas en las generaciones más jóvenes probablemente se vuelva aun más dura. No es ningún secreto que el mercado del trabajo regular es la alternativa preferida para muchos de los jóvenes comprendidos en el nicho de reclutamiento del ejército. Siendo la opción menos atractiva, en el peor de los casos es posible que las fuerzas armadas solo consigan reclutar aquellos que no son aptos para trabajar en otros sectores de la sociedad. Si esto ocurrirá, la capacidad de defensa nacional no sólo se vería limitada por la reducción del nicho de reclutamiento sino también por un descenso apreciable en la calidad de la tropa.

Por último, es importante no ignorar las diferencias regionales reveladas en este análisis. Europa del Sur y Oriental son las regiones que en términos relativos se enfrentan al déficit demográfico mayor. Ambas regiones son áreas fronterizas importantes en Europa y están por proximidad geográfica más expuestas a focos potenciales de conflicto. Aunque no existe ninguna amenaza inmediata, el futuro siempre es difícil de predecir. Además, es probable que remediar los problemas demográficos tenga un coste más o menos elevado. Hace falta crear incentivos para convertir un trabajo en las fuerzas armadas en un trabajo atractivo. Esto podría resultar problemático, particularmente en Europa Oriental, dado que dicha región está ya bajo cierta presión por la transición económica a la que está sometida.

Al margen del país que se elija, la evolución demográfica apunta a una conclusión: las condiciones básicas para el reclutamiento militar cambiarán sustancialmente en un futuro cercano. La pregunta es: ¿Están los ministerios de Defensa de los países europeos adaptando sus estratégicas de reclutamiento a estos cambios o, por otro lado, están tratando de solucionar sus necesidades de reclutamiento de manera mas o menos igual a que en los últimos años?

Rickard Sandell, investigador principal área  demografía, población, y migraciones internacionales, Real Instituto Elcano

[1] Pudiera parecer cuestionable definir el Nicho de Reclutamiento de las Fuerzas Armadas como aquellas personas comprendidas entre los 15 y los 29 años de edad, puesto que la mayoría de países tienen un límite de edad mínimo de 18 años. Además, muchos países tienen también un límite máximo de edad: España y el Reino Unido tienen límites máximos de 28 y 30 años respectivamente. Mi motivo en incluir en el nicho de reclutamiento a todos aquellos entre las edades de 15 a 29 años es la carencia de datos. No obstante, el hecho de que los límites de edad considerados no concuerdan con los de todos los países comprendidos en el estudio no debiera alterar las conclusiones generales, dado que el tamaño resultante del nicho de reclutamiento aplicando el intervalo 15-29 probablemente corresponda, si no es que excede, el tamaño “real” que hubiera resultado de restringir el nicho de acuerdo con las limitaciones de edad de cada Estado.