El “no” francés del 29 de mayo de 2005: comprender, actuar*

El “no” francés del 29 de mayo de 2005: comprender, actuar*

*Nota: Notre Europe y el Real Instituto Elcano son miembros del Comité Ejecutivo de la Red EPIN de institutos de política exterior. Fruto de su estrecha colaboración a lo largo del año 2005, ambas instituciones han celebrado dos seminarios conjuntos en Paris en torno al proceso de ratificación de la Constitución Europea (Les référendums chez les autres: l’Espagne, Maison de l’Europe, 31 de enero, y “Un pacte avec les citoyens européens”, Colegio de España, 3 de noviembre). En razón de su extraordinario interés, presentamos al público español un resumen de las principales aportaciones de este trabajo elaborado por José Ignacio Torreblanca, Investigador Principal para Europa del Real Instituto Elcano.

Tema: Este trabajo ofrece un resumen del estudio en profundidad realizado por Gaëtane Ricard-Nihoul titulado Le « non » français du 29 mai 2005 : comprendre, agir , sobre el  “no” en el referéndum francés del 29 de mayo en relación al Tratado Constitucional para Europa y las posibles salidas a la crisis ratificatoria.

Resumen: Gaëtane Ricard-Nihoul propone, en este texto, un proceso e itinerario que, en su opinión, permita al tren europeo “salir del atolladero” tras el “no” francés del 29 de mayo al Tratado por el que se establecía una Constitución para Europa. Pero antes de proponer soluciones, hay que ofrecer un diagnóstico veraz y útil, lo que requiere explorar minuciosamente las causas del “no”. Se trata, por tanto, de un enfoque dividido en dos etapas: comprender lo ocurrido para, a continuación, actuar en consecuencia.

Análisis

Planteamiento
El referéndum del 29 de mayo en Francia ha supuesto un shock para los europeos convencidos, por mucho que la mayoría esperase que tarde o temprano acabaría manifestándose un sentimiento de desafección por el proyecto europeo, habida cuenta de las tendencias que se iban marcando. El hecho de que estas tendencias suelan tener que ver más con la percepción del ciudadano que con la realidad, no debe llevarnos a minimizar su importancia.

Las diferentes “fracturas” de la sociedad francesa apuntan de manera inquietante hacia el carácter elitista del proyecto europeo. La diferencia “de escalas de referencia” entre las motivaciones del “sí” y las del “no” nos hacen cuestionarnos la propia pertinencia de Europa dentro de la globalización. La falta de conocimiento sobre los asuntos europeos, unida a la falta de debates fuera de los períodos de referéndum, ponen de manifiesto los puntos débiles de la práctica democrática en el seno del espacio público europeo.

Al tomar en consideración la proporción del voto del 29 de mayo, este estudio defiende ante todo que el shock causado no debería tener un efecto paralizante. Esto puede resultar paradójico, tanto porque una serie de datos coyunturales deberían permitir relativizar la amplitud del “no”, como porque las causas y tendencias más profundas deberían provocar reacciones ambiciosas, a la altura del desafío histórico que se les presenta a los responsables de la toma de decisiones europeos.

No debemos temer llegar hasta el final del proceso democrático iniciado, ya sea a corto plazo organizando un verdadero debate en los Estados miembros, a medio plazo continuando con las ratificaciones y, a más largo plato, redefiniendo una forma de revisión y ratificación de los Tratados que permita seguir avanzando, en lugar de contentarnos con prácticas que resultan cómodas, pero que no son viables.

Las democracias de principios del siglo XXI tienen problemas para encontrar su camino en la globalización. La Unión Europea ya no puede “acomodarlas” en el seno de sus realidades económicas comunes, tiene que conducirlas hacia un nuevo espacio político. La crisis actual pone de manifiesto la urgencia de conservar y ampliar esta dinámica, y dejar de ponerle trabas.

Comprender lo ocurrido
El análisis del referéndum depara algunas sorpresas y permite matizar una serie de estereotipos.

Un nuevo análisis de los sondeos demuestra, por ejemplo, que más de la mitad de los votantes del “sí” y del “no” tenían decidido su voto mucho antes de que comenzara la campaña electoral. Sin embargo, mientras que el “sí” se mantuvo estable a lo largo de la campaña, el “no”, comenzando de un nivel más bajo, consiguió finalmente movilizar a su favor a un gran número de indecisos. Por tanto, la campaña del “no” fue mucho más eficaz en términos de argumentación y movilización que la campaña del “sí”, que fue predominantemente defensiva y centrada en los aspectos institucionales del Tratado (menos atractivos para el público).

En segundo lugar, el “no”, pese a su amplitud (54.68%), no puede ser interpretado como un deseo de frenar el proceso de integración europea puesto que diversos sondeos posteriores al referéndum indican que más de tres cuartas partes de los franceses siguen valorando positivamente la pertenencia de Francia a la Unión y consideran necesaria una Constitución (incluido un 66% de los que votaron “no”).

En tercer lugar, el análisis pone de manifiesto el extraordinario clima de pesimismo político y económico en el que se desarrolló la campaña del referéndum, especialmente en lo referente a la valoración de la situación económica y de empleo (considerada negativa por un 76%) y la evaluación de la gestión del Gobierno de Jean Pierre Raffarin (con una tasa de rechazo superior al 70%).

Un tercer elemento interesante lo proporciona la comparación con el referéndum de 1992 en torno al Tratado de Maastricht. Mientras que en 1992, la derecha, entonces en la oposición, votó negativamente, en mayo de este año fue fundamentalmente la izquierda, en la oposición, la que rechazó el Tratado Constitucional. Mientras que en 1992, el 78% de los socialistas y el 60% de los ecologistas votaron “sí”, en 2005 el 59% de los socialistas y el 60% de los ecologistas votaron “no”.

Por tanto, a la hora del triunfo del “no”, el voto de castigo al Gobierno de Raffarin y al propio Chirac, al que la izquierda se había visto obligada a votar en las presidenciales del 2002 para frenar el paso a Jean Marie Le Pen, fue absolutamente decisivo. El resultado es que socialistas, comunistas y ecologistas fueron responsables del 54% de los “noes”, mientras que la derecha parlamentaria solamente del 36.5% (incluyendo un 19.5% de Le Pen y el Frente Nacional).

Un cuarto elemento relevante es el hecho de que el tramo de edad que más se opuso al Tratado Constitucional, el comprendido entre los 35 y los 54 años, coincide con el que, en su día, se opuso de manera más hostil al Tratado de Maastricht en 1992 (es decir, 25-34 años).

Uno de los muchos elementos que abren nuevas vías para la reflexión es lo que la autora describe como la diferencia “de escalas de referencia” entre las motivaciones del “sí” y las del “no”, que nos remite al problema de identidad a que ha dado lugar la globalización. También se destaca, finalmente, que de acuerdo con los sondeos, seis de cada diez “partidarios del no” pensaban que al rechazar el Tratado Constitucional lograrían un texto más social a través de nuevas negociaciones: una ilusión que, junto con otras conclusiones, llevan a la autora a preguntarse sobre la diferencia que sigue existiendo entre la realidad europea y cómo la perciben los ciudadanos. Para la autora, este hecho se debe a que los Estados miembros se han abstenido de celebrar debates políticos sobre las cuestiones europeas, aparte de los celebrados durante el período de referéndum. Para remediarlo, propone una solución: más deliberación.

Actuar en consecuencia
La historia, afirma Gaëtane Ricard-Nihoul, no se detiene nunca. No se trata de un largo río de aguas tranquilas. Su curso se extiende, alternando crisis con repuntes y atravesando meandros inciertos, hoy para mal y mañana para bien. La construcción europea no puede eludir esta regla ahora, ni lo ha podido hacer en sus cincuenta años de historia. Ayer, asistíamos a la euforia que suponía la espectacular llegada del euro. Hoy, presenciamos la inquietud, e incluso la confusión: tras el doble “no” con el que Francia y Países Bajos se han opuesto al proyecto del Tratado Constitucional, se ha declarado (al menos, implícitamente) un estado de crisis. La Europa institucional se encuentra paralizada, la economía estancada y se avivan los enfrentamientos por la financiación, mientras la Unión continúa apagándose… La opinión se confunde y se indigna. Es urgente reaccionar. Pero, ¿cómo?, ¿cómo restablecer su equilibrio?, ¿cómo reconciliar a Europa con los europeos?

Conclusión: Gaëtane Ricard-Nihoul sugiere un plan de acción. Se trataría de: en primer lugar, adoptar un “pacto con los ciudadanos” que permita vincular estrechamente los debates nacionales con el debate europeo, atajar decisivamente el déficit democrático de la Unión y recuperar la confianza de los ciudadanos en la construcción europea (véase “Un Pacto con los Ciudadanos”, ARI 116/2005, de 26/IX/2005); en segundo lugar, continuar o reanudar el procedimiento de ratificación del tratado constitucional; en tercer lugar, convocar, en 2008, una vez transcurridas las elecciones presidenciales francesas, una nueva Convención con un nuevo mandato centrado esencialmente en la discusión de la Parte III del Tratado (la que menos atención recibió por parte de la Convención que preparó la Constitución); en quinto lugar, celebrar un referéndum europeo en 2009, coincidiendo con las elecciones al Parlamento Europeo. En resumen, un itinerario para “superar” una crisis de confianza que, desgraciadamente, nadie cree que será de corta duración.

Gaëtane Ricard-Nihoul
Secretaria General, “Notre Europe”

Documentos:

Le « non » français du 29 mai 2005 : comprendre, agir. Etudes et Recherches n°44.  Versión completa, en francés, del trabajo de Gaëtane Ricard-Nihoul publicado por Notre Europe

Gaëtane Ricard-Nihoul

Escrito por Gaëtane Ricard-Nihoul