El diálogo euromediterráneo y los conflictos regionales

El diálogo euromediterráneo y los conflictos regionales

Tema: Texto, en español, de la conferencia pronunciada por el ministro de Asuntos Exteriores de Túnez en el Real Instituto Elcano.

Resumen: La Unión Europea, en su trabajo para lograr una Europa estable y pacífica, pretende ser un interlocutor importante para los países de la ribera sur del Mediterráneo en materia de cooperación. Al crear una Asociación Global y Estratégica con estos países, se pretende hacer del Mediterráneo “un espacio común de paz, estabilidad y una zona de prosperidad compartida”.

Análisis: La Unión Europea, en su trabajo para lograr una Europa estable y pacífica, pretende ser un interlocutor importante para los países de la ribera sur del Mediterráneo en materia de cooperación. La UE, a través de un proceso euromediterráneo, ha querido implicarse en la creación de una Asociación Global y Estratégica con los países de la ribera sur que se vayan incorporando con el tiempo, a la que ha destinado medios financieros, considerados insuficientes con respecto a las aspiraciones y a las ambiciones comunes de los PTM (Países Terceros del Mediterráneo). Al reafirmar su voluntad de consolidar esta asociación, se sobreentiende que la aspiración de la UE no es otra que mejorar la consecución de tales objetivos.

Dada la importancia que tienen las relaciones euromediterráneas, se espera que esta Asociación Política y de Seguridad logre algunos de los objetivos esenciales establecidos en Barcelona que figuran en la declaración de principios de la conferencia inaugural de la asociación global: hacer del Mediterráneo “un espacio común de paz, estabilidad y una zona de prosperidad compartida”.

A este respecto, el fin establecido por los 27 países implicados es:

–          Global: con respecto a la interdependencia de todas las partes implicadas en la asociación, sobre todo en el ámbito de la “dimensión social”, cultural y humana, con el fin de cubrir estas necesidades mediante acciones de cooperación.

–          Político: un acuerdo de asociación política entre nuestros países es clave para poder establecer cualquier tipo de cooperación en un ámbito tan delicado, en el que es necesario ponerse de acuerdo para poder instaurar un proceso de diálogo abierto y profundo entre los países con el fin de delimitar las verdaderas líneas consensuadas de cooperación.

Actualmente, esta Asociación Política y de Seguridad evoluciona con dificultad por el bloqueo en el que está inmerso el proceso de paz en Oriente Medio, debido a su vez a la tendencia a contemporizar desde un nivel de “cuarteto” en lo que concierne a la adopción de la “hoja de ruta” establecida. Hoy en día, se limita a:

–          Dos diálogos sobre el terrorismo, las migraciones y los intercambios de población.

–          Los ejes prioritarios del programa euromediterráneo “Justicia y Asuntos de Interior”, que se centra en:

o        El fortalecimiento del sector de la Justicia

o        El apoyo a la consolidación del Estado de derecho en el ámbito de la seguridad, sobre todo en lo que atañe a la lucha contra el crimen organizado en cualquiera de sus formas.

o        El fortalecimiento de las instituciones democráticas y el respeto de los derechos humanos.

Sin poner en duda los nobles objetivos de la asociación, cabe señalar que las orientaciones e incluso los ejes de cooperación correspondientes, sobre todo en lo que concierne a las materias denominadas JAI (Justicia e Interior):

–          Se sitúan dentro de la perspectiva europea, ya que pretenden alcanzar el fortalecimiento de la cooperación de los países del Mediterráneo con la puesta en marcha de objetivos que interesan principalmente a la Unión.

–          Aún no responden a los problemas reales:

–          Por un lado: Respecto a la evolución del contexto político y de seguridad:

§         Se está produciendo un fortalecimiento de las medidas de control. Particularmente, la militarización de las fronteras y las políticas restrictivas de inmigración.

§         Siguen existiendo desequilibrios económicos, inseguridades culturales y sociales.

§         Se da incluso un mayor fortalecimiento de las organizaciones criminales transnacionales que son, en su mayor parte, responsables de la financiación del terrorismo.

§         La globalización se percibe como una forma de agresión: la respuesta ha sido poner en marcha lo que podríamos llamar el aparato de seguridad de la globalización, de lo que subyace la seguridad en el ámbito social.

§         Se está produciendo una crisis en las relaciones internacionales, lo que hace que los países del sur busquen nuevos derechos para lograr un nuevo modelo de asociación más próspera y más humana.

§         Existen reticencias en lo que a diversidad cultural se refiere.

§         Existen preocupaciones por la identidad en el ámbito de la seguridad: creación de una nueva identidad de riesgo: “los extranjeros”, cuya lógica se basa en:

· La mezcla de conceptos de extranjero, “orden público y seguridad nacional” limita la libre circulación y el intercambio humano entre ambas orillas del Mediterráneo, fomentando la inmigración clandestina. 

–          Por otro lado, en lo que respecta a las preocupaciones propias de los países de la ribera sur del Mediterráneo:

o        La problemática de la seguridad se basa en el conjunto de desafíos a los que se enfrentan estos países y que en su mayor parte tienen que ver con cuestiones de desarrollo económico, social, cultural y con las condiciones de vida de sus poblaciones, que no les aseguran un umbral mínimo de seguridad, económico, social y cultural y los vuelven, por consiguiente, muy vulnerables, al tiempo que los exponen a toda clase de amenazas.

Por esa razón, Túnez siempre ha abogado por un concepto de la seguridad basado en la indivisibilidad geográfica y en la globalidad, manifestando su interés por que los países que forman parte del proceso lleguen a análisis comunes y a orientaciones compartidas, principalmente la de integrar la problemática del desarrollo de la ribera sur del Mediterráneo en el enfoque militar y de seguridad de Europa.

Por último, cuando determinados círculos europeos evocan la condición política inmersa en la ayuda recibida, estableciendo exigencias específicas y urgentes que se deben ejecutar en materia de derechos humanos y democracia, olvidan mencionar lo que ellos deben proporcionar para acelerar el proceso de desarrollo y de seguridad en los Países Terceros del Mediterráneo. La cuestión queda abierta.

Europa tiene una estrategia propia para el Mediterráneo y ésta se inserta en el ámbito de la seguridad regional. Para los países del sur del Mediterráneo, Europa no debe erigir su seguridad a costa de ésta y de la soberanía de estos países, y aún menos a costa del equilibrio de la seguridad regional.

Teniendo en cuenta el contexto de negociación en el que se ha desarrollado, el Proyecto de Carta para la Paz y la Estabilidad no ha logrado disipar las preocupaciones y las percepciones realistas de los países terceros, a saber: establecer un marco de seguridad mediante un diálogo político y tener en cuenta aquellos desafíos y demás aspectos vinculados a la globalización, lo que implica:

–          Adscribirse a una nueva proyección política y económica.

–          Trabajar en pos del estricto respeto de la legalidad internacional del derecho internacional y de la Carta de Naciones Unidas.

–          Reafirmar la finalidad de la Carta: reforzar la paz y la estabilidad.

Desde nuestro punto de vista, el asunto principal que gira alrededor del Proyecto de Carta es el establecimiento de la confianza entre las distintas partes implicadas.

El objeto del Proyecto de Carta presentado por la Unión Europea es, en realidad, la puesta en marcha de una asociación fortalecida en favor de la estabilidad y la seguridad, cuyos ambiciosos objetivos se centran esencialmente en aspectos relacionados con el mantenimiento de la paz, la gestión de crisis y de conflictos, la reconstrucción posbélica, el control de los armamentos convencionales y no convencionales, la no proliferación de las armas de destrucción masiva… Este proyecto, que presenta el esbozo de una “Futura Infraestructura de Seguridad”, no tiene en cuenta el ineludible equilibrio Desarrollo-Seguridad-Estabilidad que debe existir entre las diferentes partes implicadas en la asociación euromediterránea, así como la puesta en práctica de acciones de cooperación eficaces con el fin de fortalecer cada día más la seguridad y la estabilidad en el Mediterráneo.

Se trata de:

–          Instaurar y consolidar una puesta en marcha dinámica y eficaz de la cooperación económica y financiera, cultural, social y humanitaria con el fin de reforzar la estabilidad en nuestra región.

–          Institucionalizar el aspecto político y de seguridad en forma de diálogo político centrado en todos los elementos y medidas que apuntan a reforzar la estabilidad: es lo que llamamos Medidas de Creación de la Asociación, vinculadas a la estabilidad principalmente en los siguientes ámbitos:

o        La lucha contra el terrorismo.

o        La lucha contra las organizaciones criminales transnacionales y el tráfico ilegal bajo cualquiera de sus formas.

o        La lucha contra la xenofobia, la intolerancia y el racismo.

o        La buena gobernanza y el fortalecimiento de la democracia.

o        El refuerzo de las relaciones de buena vecindad y de cooperación transfronteriza.

o        La lucha contra la degradación del medioambiente.

o        La lucha contra las catástrofes naturales.

o        La lucha contra la pobreza.

En lo que respecta a este último punto, quisiera recordar la iniciativa del Presidente Ben Alí de crear un Fondo Mundial de Solidaridad para la lucha contra la pobreza. Esta iniciativa pone de relieve una de las preocupaciones más importantes de la Comunidad Internacional en el contexto de la globalización y que también forma parte de un proceso de seguridad para nuestros países, nuestros pueblos y para toda la humanidad. Algunas de estas medidas dirigidas a la creación de la asociación requieren la puesta en marcha de mecanismos apropiados, sobre todo en el ámbito de esta carta:

–          Un mecanismo de seguimiento y prevención de crisis que se ocupe de los aspectos económicos, sociales, culturales y humanitarios en calidad de dispositivo de alerta rápido y flexible.

–          Un mecanismo de solidaridad que prevenga las crisis sociales y consolide la estabilidad y la seguridad en los países del sur del Mediterráneo y que considere también el concepto de solidaridad que sea parte integrante del concepto de seguridad cooperativa.

No obstante, las cuestiones que subyacen en mayor o menor grado en la “Hard Security”, como la gestión de crisis, la prevención y la gestión de conflictos y el mantenimiento de la paz que figuran en el proyecto de Carta concebido como un marco evolutivo, no podrán ponerse en marcha hasta que se alcance una fase posterior, sobre todo hasta que las condiciones del proceso de paz en Oriente Medio lo permitan. Siguiendo esta línea de pensamiento, Túnez sugiere:

–          La puesta en marcha de un Centro de Prevención de Conflictos en el Mediterráneo.

–          Nuestro país considera absolutamente primordial que la futura Carta euromediterránea de la Paz y la Estabilidad no desemboque en la creación de un espacio común de seguridad que funcione a doble velocidad (lo que la parte europea denomina Asociación Reforzada). Se habría cometido entonces un grave error estratégico.

La globalización persigue actualmente dos objetivos estratégicos principales: la seguridad y el triunfo de los valores democráticos y de los derechos humanos en todo el mundo. Sólo podremos superar estos desafíos a escala mundial una vez que hayamos aportado respuestas que se adapten a todas las amenazas a las que están expuestos.

Hoy en día está emergiendo una nueva forma de fundamentalismo que no sólo polariza, sino que también deshumaniza al tiempo que confiere legitimidad a una violencia extrema. Este fundamentalismo, que se caracteriza no solamente por las desigualdades en el desarrollo, por la marginación social, sino también por la fractura cultural, ha tenido graves consecuencias, principalmente un terrorismo de carácter internacional y multiforme, por no decir sofisticado; por esta razón, la verdadera lucha contra el terrorismo requiere una visión estratégica que emane de sus causas fundamentales.

En este ámbito, Túnez ha reafirmado en varias ocasiones su firme intención de cooperar en la lucha contra las amenazas terroristas actuales y venideras.

Durante la celebración de diversas reuniones, tanto en el contexto ministerial como en el de los expertos y, principalmente, en el de la elaboración del Código de Conducta del Foromed, Túnez ha desarrollado un Enfoque Político y de Seguridad, según el cual se trata de:

–          Tener en cuenta las nuevas problemáticas y desafíos, que son cada vez más interdependientes.

–          Identificar, desarrollar y poner en práctica una ética de paz basada en el respeto mutuo, la justicia internacional, la justicia social, los derechos humanos, la dignidad y las formas no violentas de solución de los conflictos.

–          Desarrollar una idea común y volver a pensar en el enfoque y los métodos de cooperación relativos a este ámbito evitando para ello toda forma de cooperación “unilateral”.

–          Huir de los pretextos que favorezcan políticas partidistas.

–          Emplear la coordinación política junto con medidas financieras, judiciales y policiales y no sólo militares.

–          Priorizar las soluciones preventivas adecuadas (sociales–económicas– culturales y políticas). Hoy por hoy es cada vez más necesario dar prioridad a las acciones de prevención mediante la lucha activa contra las causas profundas del terrorismo, a saber; la pobreza, la exclusión bajo cualquiera de sus formas y la injusticia.

–          Llevar a cabo, asimismo, una lucha contra las demás amenazas existentes.

Quisiera recordar la propuesta del Presidente de la República de Túnez relativa a la adopción, por parte de la Comunidad Internacional, en el contexto de las Naciones Unidas, de un Código de Conducta Internacional respecto a la lucha contra el terrorismo. Dicho Código apuntará a: 

–          Tener en cuenta las preocupaciones comunes: los problemas internacionales de seguridad vinculados al terrorismo y a su evolución.

–          Definir de manera conjunta la estrategia y las acciones de lucha a seguir para hacer frente a dicha amenaza.

–          Lograr que las distintas medidas que han sido objeto de consenso sean más “operativas”. (12 convenciones internacionales, además de una resolución del Consec adoptada bajo el capítulo de la Carta de la ONU).

La salvaguarda de la seguridad y de la estabilidad exige la edificación de pasarelas entre el mundo musulmán y el occidental. Por lo tanto, el diálogo entre civilizaciones, culturas y religiones debe:

–          Mostrar una voluntad real de comprensión y de solidaridad con vistas a crear la cultura de lo universal.

–          Situar los derechos humanos, la libertad, la modernidad, la autenticidad y el apego a la identidad en tanto que valores permanentes mutuamente respetados.

–          Poner en práctica una visión intercultural y de creatividad compartida para así desembocar en la necesidad de erigir un nuevo humanismo de la convivencia, lo que implica:

o        Consolidar y diversificar los numerosos vínculos y afinidades tradicionales que existen entre los países del norte y del sur de la región Euro-Mediterránea (vía de intercambios y de comunicación entre las ideas, las experiencias de creación y los seres humanos).

Constatamos cada vez más que las consideraciones sobre el Islam como factor de disturbio en el seno de las relaciones internacionales ha fortalecido una visión de seguridad. En efecto, la lucha contra la inmigración clandestina puede llegar a transformarse en una lucha contra la libre circulación de personas.

La realidad y los valores del Islam, religión monoteísta, se pueden comparar a los de las demás religiones. De hecho, el Islam, el Judaísmo y la Cristiandad poseen valores sagrados que emanan de un mensaje divino único.

El Islam es una fuerza contra cualquier forma de violencia, principalmente el terrorismo. El diversificado y amplio mundo del Islam consagra a la propiedad y a la dignidad la Universalidad de los valores relacionados con la tolerancia a la libertad de culto, el derecho a la vida y el derecho a profesar una religión. Ibn Khaldoun ha manifestado una visión de la historia y ha luchado contra la inseguridad cultural de la intelligentsia, al tiempo que ha abogado por la abolición de la antigua teocracia. 

La declaración universal de la igualdad de derechos también está contenida en el Corán.

Habría que proteger nuestras libertades vulnerables. El proceso euromediterráneo debe suponer una pasarela política cuyo objetivo sea acercar a los pueblos, mediante la puesta en práctica de diferentes medidas que no son otras que la expresión del concepto de paz, de seguridad, de estabilidad y de desarrollo, todo ello basado en una asociación responsable y estratégica.

Este proceso debe permitir una relectura de los problemas transnacionales dictada por la lógica geopolítica y estratégica de la región, y deberá ser objeto de una percepción común.

De este modo, los principios fundamentales que deben caracterizar las relaciones en el seno del proceso son la indivisibilidad de la seguridad, la globalidad de la cooperación y la concertación regular.

A este respecto, se trata de:

–          Reforzar una gestión común de las interdependencias del espacio Euro-Mediterráneo.

–          Apoyar la evolución de este proceso en su papel real y activo de asociación y solidaridad renovada.

–          Desarrollar una apreciación positiva y replantearse los métodos de trabajo.

–          Poner en práctica un concepto de prevención y gestión de conflictos y crisis que dará prioridad absoluta a la diplomacia preventiva y a la concertación política. Dicho concepto deberá mejorarse siempre de manera conjunta.

–          Trabajar en pos de una solución de los conflictos en Oriente Medio y en el ámbito del mundo árabe. 

La lógica de la inevitable durabilidad de la conflictividad reposa sobre el hecho de  inventar una nueva amenaza nacida de un largo proceso de maduración de las tesis que se han desarrollado sobre la situación de permanencia de los conflictos en el Mediterráneo. Algunos proceden de nuestra memoria histórica común y otros duran desde el siglo pasado.

Frente a la difícil situación que atraviesa el pueblo iraquí debido a la guerra, el Presidente de la República de Túnez ha hecho un llamamiento a las partes internacionales implicadas a fin de que desplieguen todos los esfuerzos y medidas que sean indispensables para paliar las secuelas de la crisis con vistas a poder garantizar de este modo al pueblo iraquí y a toda la región las condiciones de seguridad, de estabilidad y de paz.

Más allá de sus consecuencias políticas y humanitarias en la zona, la guerra en Irak tiene indudables repercusiones económicas a escala mundial que suscitan reflexiones y preocupaciones varias. Habiéndose dado cuenta muy rápido de la importancia de esta cuestión y habiendo establecido un plan adecuado para hacer frente a la misma, Túnez no deja de seguir atentamente la evolución de la situación con el objetivo de limitar las incidencias y de promover la continuación de su actividad económica con la cadencia adecuada.

Frente a los múltiples desafíos a los que se enfrenta la humanidad de hoy, consideramos que el marco de las Naciones Unidas sigue siendo la única opción viable que permite que la Comunidad Internacional se ponga de acuerdo y busque soluciones adecuadas a dichos retos. Túnez siempre ha defendido este enfoque, por lo que la continuación de su acción diplomática partiendo de dicha base no hará sino satisfacer sus intereses en sus relaciones regionales e internacionales.

En el seno de un contexto internacional muy delicado, la situación en los territorios palestinos ocupados sigue deteriorándose debido al efecto causado por la intensificación de los ataques del ejército israelí contra los palestinos.

Las promesas hechas de volver a entablar el proceso de paz entre palestinos e israelíes basándose en la “hoja de ruta” que debían presentar a ambas partes, no parecen estar cerca de concretarse todavía.

Por su parte, Túnez ha permanecido siempre del lado de la paz y de una solución pacífica del problema palestino, trabajando de manera incansable para permitir que Palestina recupere sus derechos legítimos, principalmente su derecho a crear un Estado independiente cuya capital sea “Al Qods”.

Túnez ha hecho varios llamamientos a la Comunidad Internacional para que intensifique sus esfuerzos a fin de lograr el cese de la represión israelí contra los palestinos y de imponer al Estado hebreo el respeto de la legalidad internacional. El Presidente de nuestra República, Zine El Abidine Ben Alí, fue el primero en solicitar que se asegurara una protección internacional al pueblo palestino.

Nuestro país considera fundamental que la Comunidad Internacional llegue a convencer a Israel para volver a entablar negociaciones con vistas a converger en una paz justa, global y duradera en Oriente Medio, basándose para ello en las resoluciones 242, 338 y 1397 del Consejo de Seguridad, así como en las demás resoluciones pertinentes de Naciones Unidas. Esto permitiría que se crearan las condiciones necesarias para que todos los pueblos de la zona vivan en armonía, paz y seguridad.

En lo que atañe a la cuestión del Sáhara occidental, Túnez siempre ha defendido una solución pacífica de la cuestión y ha exhortado a las partes para que continúen su cooperación con Naciones Unidas a fin de dar con una solución aceptable y definitiva, lo que permitirá que los países y pueblos de la zona puedan dedicarse a la creación de la Unión del Magreb Árabe, ya que se trata de una decisión estratégica reivindicada por las generaciones magrebíes precedentes. A este respecto, el Presidente Ben Alí trabaja sin cesar con vistas a consolidar los pilares de la edificación magrebí en cuestión, y lo hace de manera conjunta con sus hermanos dirigentes de la zona.

Actualmente, la Unión Europea se consagra al Proyecto de la Convención Europea. Ya ha establecido los principios y los objetivos que regirán la acción exterior de la Unión Europea, y lo ha hecho en pos de un papel más eficaz de la misma en las relaciones internacionales. Nosotros seguimos con interés este gran proyecto político. Por esta razón, en nuestra opinión, el proceso euromediterráneo es un mecanismo que favorece la convergencia de puntos de vista para que el sentido de la solidaridad pueda mejorar la visibilidad política con respecto a los países terceros del Mediterráneo, un factor exigido por la Convención, y para que responda a los intereses y a los objetivos estratégicos estipulados con vistas a que: “la Unión pueda esforzarse en desarrollar relaciones y en crear asociaciones con los países y las organizaciones regionales o mundiales que comparten estos valores…”.

Las reformas contenidas en este proyecto también deben responder e incrementar el papel de la Unión Europea en lo que atañe a la puesta en práctica de la globalización en un contexto solidario y duradero, un objetivo que comparten asimismo los países del sur.

Frente al nuevo contexto internacional en el que todo gira alrededor del espíritu del 11 de septiembre de 2001 y de las tensiones en Oriente Medio, se impone una acción mundial: crear “Espacios de Convergencia” que puedan:

–          Promover la paz, la estabilidad, la seguridad y el desarrollo duradero en el mundo, dando prioridad a:

o        La creación de asociaciones sólidas y solidarias.

o        La pluralidad cultural orientada a la coexistencia pacífica y al diálogo entre las culturas, las civilizaciones y las religiones.

Y todo esto con vistas a hacer frente a una nueva oleada de radicalización internacional.

Aviv Ben Yahia
Ministro de Asuntos Exteriores, Túnez

Aviv Ben Yahia

Escrito por Aviv Ben Yahia