Debilidades de la emigración española

Monumento a la Madre del Emigrante en Gijón. Foto: R.A (CC BY 2.0)

Tema

Los españoles que han emigrado a otros países a partir de la crisis lo han hecho en peores condiciones que los emigrantes procedentes del resto de Europa del Sur.

Resumen

Este ARI compara la situación de los emigrantes cualificados españoles con la de los griegos, italianos y portugueses, a partir de los resultados de la primera encuesta europea sobre ellos. Aunque desde el comienzo de la crisis el paro y el riesgo de pobreza entre los graduados universitarios españoles han sido superiores a la media de los otros grupos nacionales, los universitarios españoles tardaron más que los demás en emigrar al extranjero. La posición de los emigrantes españoles en los países de destino ha sido más débil que la de los demás, con mayor paro y salarios medios más bajos. Su experiencia vital ha sufrido más dificultades, en parte porque han salido del país en condiciones de mayor precariedad y en parte porque su dominio del idioma local es significativamente más bajo. El análisis permite también evaluar el número total de emigrantes autóctonos españoles en casi el triple que el que figura en las estadísticas, porque sólo el 36% se ha registrado en su Consulado.

Análisis1

Introducción

La crisis económica que ha afectado a Europa desde el año 2008 ha tenido un impacto mucho mayor en Europa del Sur, donde ha producido un aumento muy notable de las tasas de desempleo y ha causado un ascenso de la emigración laboral, dando lugar a una nueva oleada migratoria interna a la UE, desde el Sur hacia el Norte, y también externa hacia América y otros continentes.

En este marco, y en el momento de mayor profundidad de esa crisis, se realizó la encuesta “Emigrando en tiempos de crisis” a partir de la colaboración de cuatro instituciones de Italia, Irlanda, Portugal y España,2 cuyos datos permiten por primera vez comparar la experiencia de la emigración española reciente con la procedente de los demás países de Europa del Sur. El estudio se dirigió a cinco grupos de emigrantes internacionales: italianos, griegos, portugueses, irlandeses y españoles. Estos nacionales han sido los más afectados por la crisis económica iniciada en 2008, tanto en términos de desempleo como de recortes de los presupuestos estatales. El cuestionario, elaborado en cinco idiomas y accesible en Internet mediante el programa Survey Monkey, estuvo abierto durante tres meses (del 21 de mayo al 18 de agosto de 2013), y recibió un total de 6.750 respuestas válidas, 1.543 de ellas de españoles. Sus preguntas giraban en torno a los diferentes elementos de la trayectoria migrante, la situación en origen, los motivos de la salida, las dificultades encontradas en destino y la situación laboral y de ingresos allí. En el análisis que se presenta aquí, los datos correspondientes a los emigrantes irlandeses se han excluido para obtener una muestra más homogénea y referida a Europa del Sur.

El primer problema al que se han enfrentado todas las investigaciones que han intentado analizar las características de la emigración española reciente es la ausencia de información estadística suficiente. Por eso, todos los estudios cuantitativos emprendidos en este tema han usado técnicas de encuesta con muestreos basados en “la bola de nieve” utilizando Internet para realizar la encuesta y las redes sociales, ya sean físicas o electrónicas, para difundir su existencia y contactar con los emigrantes.

En este análisis de la encuesta “Emigrando en tiempos de crisis” se han descartado los individuos que habían emigrado antes de 2007, los no-autóctonos de España, Grecia, Italia o Portugal, así como los que tienen un nivel educativo inferior al universitario.3 Con estas restricciones, la muestra reducida que se analiza es de 4.058 personas, 982 de ellas españolas.

Una migración tardía

Un resultado relevante que se deduce de la comparación entre los cuatro países de la muestra es el carácter más tardío de la emigración española pese a que la crisis económica llegó antes a España por el agotamiento de la burbuja inmobiliaria en 2007. Los datos recogidos en la Figura 1, a partir de los resultados de la encuesta, son coherentes con la evolución de salidas que presenta el Instituto Nacional de Estadística (INE) en la que se aprecia igualmente un fuerte repunte en 2012. La comparación con los ritmos de salida de los entrevistados procedentes de los otros tres países de origen muestra cómo el ritmo de los españoles está por debajo del de los demás grupos hasta el segundo semestre del 2010 y sobrepasa a los demás a partir de 2011.

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Si se comparan los gráficos de la evolución en el ritmo de salidas con los de la evolución en la tasa de paro de los universitarios en los cuatro países, resulta manifiesta la disonancia entre ellos: la tasa de paro de los universitarios españoles es, junto con la griega, la más alta en el grupo desde el 2008.

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Por otra parte, la mayor tasa de paro española no resulta compensada por elementos de protección estatal que podrían, teóricamente, estar cumpliendo la función de amortiguar las consecuencias de ese paro en el bienestar de los individuos. Los datos de Eurostat muestran que el porcentaje de la población de nivel educativo universitario que se encontraba en riesgo de pobreza (con una renta disponible por debajo del 60% de la mediana) era más alta en España en el período examinado que en los demás países del grupo. De esta comparación puede deducirse, por tanto, que existen factores diferentes al empleo o los ingresos que han frenado la salida de emigrantes autóctonos desde España.

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Más motivada por el desempleo

El mayor peso del paro como causa de la emigración en el caso de los españoles aparece nítidamente en las respuestas de los emigrantes a la pregunta directa sobre cuáles fueron sus principales motivos para emigrar, en una pregunta de respuesta precodificada. Por el contrario, la movilidad motivada por el deseo de mejorar la formación, de probar nuevas experiencias, de avanzar profesional o salarialmente, o de encontrar mejores oportunidades de negocio, tiene entre los emigrantes españoles menos peso que en cualquiera de los otros países.

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Antes de decidirse a migrar, los españoles estaban en paro en origen con una frecuencia significativamente más alta que la de los demás emigrantes de la muestra (el 48%, frente a la media del 39% de los otros tres países). Como resultado de esa movilidad más forzada por el paro, el proyecto migratorio se realiza en peores condiciones de preparación y de capacidad de negociación y, como se muestra a continuación, el éxito del proceso migratorio es menor, tanto en términos de situación ocupacional como de ingresos obtenidos.

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Pese a que el paro tiene más fuerza en España que en los otros países del grupo como causa de la migración, el desempleo no es, en la propia explicación de su experiencia por los protagonistas, el motivo más citado ni en España ni en ninguno de los otros tres países, un resultado en el que coinciden también los estudios realizados entre emigrantes españoles por la OIM y por el IUEM.4 Los protagonistas de la emigración cualificada reciente desde Europa del Sur explican su decisión sobre todo a partir de la falta de expectativas. Como se ve en la Figura 4, la opción “No veía futuro para mí en el país” alcanza el 50% de las menciones en la media de los cuatro países, una respuesta que expresa un profundo pesimismo respecto a la evolución previsible, algo que documentan también para el caso español otros estudios.5

Menos exitosa

En tercer lugar, de la comparación de los resultados se deduce que la situación en destino de los emigrantes españoles es más débil que la de los emigrantes procedentes de los otros tres países. Por una parte, los españoles estaban en paro en el país de destino con mayor frecuencia que los portugueses o los italianos, en una situación semejante a la de los griegos.

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Por otra parte, entre los emigrantes que han accedido a un empleo, los españoles se encuentran sobre-representados en las ocupaciones que requieren menor formación e infra-representados entre los profesionales.

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En consonancia con esta desigual situación en el mercado de trabajo, los ingresos de los españoles en el país de destino son más bajos como media. Su presencia destaca entre los que ganan menos de 1.000 euros mensuales y se concentra en los niveles intermedios, entre 1.000 y 3.000 euros, con baja representación en los niveles más altos.

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Un análisis de correlaciones logit permite medir el peso del factor “ser español” y “estar en paro antes de emigrar” sobre la situación de empleo en el país de destino.6 Del modelo logit se deduce que la probabilidad de que un español esté ocupado en el país de destino es un 44% menor a que lo esté alguien procedente de alguno de los otros tres países. Por otra parte, el desempleo en origen es fuerte predictor de la situación ocupacional en destino: si el emigrante trabajaba ya antes de emigrar, la probabilidad de que ahora también lo esté haciendo es un 70% superior a si estaba desempleado en origen. Y, puesto que los españoles estaban desempleados en origen con mayor frecuencia que los griegos, portugueses o italianos, se enfrentan al paro en destino también con mayor frecuencia.

Con un menor capital humano (idioma)

Un importante factor relacionado con el menor éxito relativo de la emigración española cualificada reciente es el del escaso dominio de otros idiomas. Más de la mitad de los españoles entrevistados, el 55%, señala éste como uno de los problemas encontrados en el país de destino, frente a sólo un 31% de los portugueses, un 35% de los italianos y un 37% de los griegos. Este dato es consistente con los resultados del Eurobarómetro Especial número 386 (Comisión Europea, 2012) dedicado monográficamente al manejo de otros idiomas en Europa: los españoles son los europeos de la UE con un nivel más bajo de dominio del inglés. Sólo un 14% de los españoles dicen conocer lo suficientemente bien el inglés como para poder tener una conversación en ese idioma, menos de la mitad de la media de la UE (32%) y muy lejos de los países que encabezan el ranking, como Suecia, con un 82% y Dinamarca con un 79%. El manejo del alemán entre los españoles (1%) está también en la parte baja del ranking europeo: la media en la UE es del 5%. Sólo en el caso del francés, que un 4% de los españoles dicen hablar “como para poder tener una conversación en ese idioma”, España está cerca de la media de la UE27 (5%), aunque por debajo de Portugal (8%) y de Irlanda (10%).

En el caso de los españoles, ese menor dominio de la lengua del país de destino disminuye sus oportunidades laborales y, en general, hace más difícil la resolución de cualquier trámite, ya sea la búsqueda de un alojamiento, las gestiones administrativas para el reconocimiento de la titulación o para recibir atención médica, o cualquier otra actividad que necesite fluidez en el uso del idioma local. Así, ante la pregunta de qué problemas han encontrado en el país de destino, los españoles indican con más frecuencia que cualquiera de los otros grupos nacionales problemas para encontrar trabajo (25%, frente al 14% como media en los otros grupos), para conseguir un seguro médico (13% frente al 6%), alquilar vivienda (34% frente 30%) u obtener el reconocimiento de su titulación (16% frente a 7%); y además reciben ofertas de puestos de trabajo por debajo de su cualificación en un 23% de los casos, frente al 7% de media entre los demás emigrantes del grupo. Sólo un 17% de los españoles afirma que no encontró ninguna dificultad, frente al 30% de los griegos, el 37% de los italianos, o el 32% de los portugueses.

Y poco registrada

Aunque legalmente el registro consular en el país de destino es obligatorio para los que residen durante más de tres meses fuera de España, no existen mecanismos de sanción contra el incumplimiento de esta norma ni incentivos suficientes para cumplirla, especialmente para aquellos individuos que se encuentran en una primera fase de su experiencia migratoria y desconocen durante cuánto tiempo van a residir en ese país. El registro en el consulado debe realizarse en persona y eso supone en muchos casos desplazamientos desde el lugar de residencia hacia alguna de las ciudades del país en las que existe un consulado español. Por otra parte, las ventajas del registro son escasas y a ello desde 2013 se añade un coste, el de perder el derecho al acceso a la sanidad pública gratuita en España.7 Los incentivos son especialmente bajos para los que emigran a otros países de la UE, puesto que en ellos el emigrante español tiene derecho a residir como ciudadano comunitario.

Los resultados de las encuestas muestran que el infra-registro es un problema común para los cuatro países de Europa del Sur, especialmente en el caso griego: sólo uno de cada siete emigrantes procedentes de ese país está registrado. En el caso español sólo un 36% de los españoles que emigraron a partir de 2007 estaban registrados en el momento de la encuesta. De esto se deduce, por tanto, que habría que multiplicar por 2,7 la cifra de registrados para obtener una estimación del número real de emigrantes españoles autóctonos.

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La probabilidad de registrarse aumenta con el período de estancia: entre los españoles que emigraron antes de 2007 el 78% está registrado, pero sólo el 26% de los emigrados durante 2012. Esto sugiere una pauta de comportamiento en la que el emigrante sólo acude al registro consular cuando su proyecto migratorio está ya consolidado.

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Fuente: Encuesta “Emigrando en tiempos de crisis”.8

Por otra parte, junto a la antigüedad, el país de destino es otro factor discriminante: la probabilidad de que se inscriban en el consulado los emigrados a países de la UE es menor que la correspondiente a los emigrados a cualquier otra zona del mundo.

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Al indagar en las motivaciones para no registrarse en el Consulado destaca la percepción de que el registro no es útil y que no compensa el coste (de tiempo, viaje, gestión, etc.). El aspecto normativo (es obligatorio registrarse) apenas tiene peso en la toma de decisión de los individuos, lo que permite suponer que el infra-registro seguirá siendo habitual en el futuro salvo que dicho trámite se facilite mucho más (haciéndolo posible por Internet, por ejemplo) y se creen incentivos positivos para ello.

Conclusiones

El efecto de la crisis económica sobre la emigración de los universitarios ha sido más tardío en España que en los demás países de Europa del Sur, pese a que el impacto de esa crisis sobre su tasa de paro y sobre el porcentaje de universitarios en riesgo de pobreza se produjo con celeridad. Desde 2008 el paro de los universitarios en España y Grecia era el más alto de la UE, y España encabezaba el ranking basado en el porcentaje de universitarios en riesgo de pobreza. Por otra parte, España comparte con Italia, Grecia y Portugal un mismo tipo de Estado de Bienestar mediterráneo en el que la familia juega un importante papel complementario al del Estado, por lo que no puede buscarse en esa protección familiar la explicación a la diferencia en el comportamiento migratorio español.

Los españoles han resistido más tiempo que los demás antes de decidirse a emigrar, su posición en origen era la de desempleados con más frecuencia que en los demás países, y sus motivos para emigrar estaban menos basados en estrategias de formación o de mejora profesional y más en la necesidad de encontrar trabajo. Todo ello parece indicar que existen elementos no económicos que explican la decisión de emigrar o de no emigrar, relacionados en España con el rechazo a la movilidad geográfica. Esta hipótesis es coherente con la baja movilidad de los españoles autóctonos dentro del territorio español, a pesar de las altas diferencias en las tasas de paro regionales, mencionada a menudo como uno de los elementos de rigidez del mercado de trabajo en España.

Como resultado de esta mayor resistencia a la movilidad, los emigrantes españoles han salido del país en condiciones de mayor vulnerabilidad, con menor capacidad de negociación, su integración en los países de destino es menos exitosa en términos de ocupación e ingresos, y su experiencia vital presenta más dificultades. Otro elemento relacionado con el capital humano, el conocimiento de otros idiomas, juega en contra de los emigrantes originarios de España puesto que, al igual que el resto de españoles, tienen un déficit en este terreno que les coloca en una posición de mayor debilidad en el mercado de trabajo del país de destino.

Carmen González Enríquez
Investigadora principal, Real Instituto Elcano
 | @rielcano

José Pablo Martínez Romera
Ayudante de investigación, Real Instituto Elcano
 | @jpmromera


1 La revista Migraciones dedica su último número, el 43, a la emigración española reciente. En ese número se publica una versión más larga del estudio que se presenta en este ARI.

2 La encuesta fue realizada por el Instituto Universitario Europeo (Florencia), el Instituto Universitario y la Universidad de Lisboa, Trinity College Dublin y el Real Instituto Elcano.

3 Un resultado común de las encuestas realizadas hasta la fecha es el nivel educativo universitario de los nuevos emigrantes. Los que tienen una formación menor son muy pocos, de entre el 4% y el 15% en los diferentes estudios. En el caso de la encuesta “Emigrando en tiempos de crisis”, un 11% de los entrevistados tenían un nivel educativo inferior al universitario.

4 Rosa Aparicio (2014), “Aproximación a la situación de los españoles emigrados: realidad, proyecto, dificultades y retos”, Organización Internacional para las Migraciones, Madrid; y Raquel Caro y Mercedes Fernández (2015), “Perfiles y características de los nuevos emigrantes españoles”, Informe OBIMID de octubre de 2015, Observatorio Iberoamericano sobre Movilidad Humana, Migraciones y Desarrollo, Universidad Pontificia de Comillas, Madrid.

5 Josefina Domínguez-Mujica, Ramón Díaz-Hernández y Juan Parreño-Castellano (2016), “Migrating abroad to get ahead: the emigration of young Spanish adults during the financial crisis (2008-2013)”, Global Change and Human Mobility, Springer, Singapur, pp. 202-223; y Pablo Pumares y Beatriz González (2016), “Movilidad, migración y retorno de jóvenes españoles en el Reino Unido”, Población y Territorio en la encrucijada de las Ciencias Sociales, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, pp. 275-290.

6 Los resultados del análisis de correlaciones pueden verse en nuestro artículo “La emigración española cualificada tras la crisis. Una comparación con la italiana, griega y portuguesa”, en el mencionado nº 43 de la Revista Migraciones, 2017.

7 Ley 22/2013, de 23 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2014.

8 En estos datos se incluye también a los que emigraron antes de 2007 para mostrar cómo el tiempo de residencia en destino influye decisivamente en el registro consular, y se han excluido los datos de 2013 porque muchos de los llegados en ese año habían pasado menos de tres meses en su país de destino en el momento en que se hizo la encuesta y no tenían por tanto obligación legal de inscribirse.