Como dice el tópico, la Unión Europea es un “objeto político no identificado”, de un carácter único en el mundo. Es mucho más que un espacio de libre comercio, un territorio de libre tránsito o una alianza de cooperación, y todavía mucho menos que una federación de Estados. Sin embargo, tiene una incipiente política exterior y de seguridad común, y, más allá de la influencia internacional que ejercen sus Estados miembros, la propia UE se ha convertido en un influyente agente en la esfera internacional
En la última edición de la encuesta Barómetro de la Imagen de España se ha indagado sobre la influencia internacional de la Unión Europea. La encuesta se ha realizado en once países, entre ellos siete ajenos a la UE –EEUU, Chile, Ecuador, Japón, China, Turquía y Marruecos–, y en estos siete se ha preguntado por los países y las organizaciones internacionales que los ciudadanos prefieren como aliados del propio país.
La Unión Europea es elegida como la organización internacional más importante como posible aliada para su país en Estados Unidos, Ecuador, China y Turquía. En Estados Unidos su peso es mucho más importante que el de la OTAN, en Turquía ambas organizaciones están prácticamente igualadas, y en China y Ecuador las preferencias por la UE como socio internacional superan por ocho puntos a la organización regional de su área, Mercosur (Mercado Común del Sur) en el caso de Ecuador, que no pertenece a él, y la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) en el caso de China (que, como Japón, pertenece a la ASEAN+3).
En Japón, la Unión Europea ocupa el segundo lugar después de la ASEAN, en Chile el segundo después de Mercosur, y en Marruecos el segundo después de la Unión Africana. Los datos muestran, por tanto, que la Unión Europea es la única alianza internacional que recoge un alto número de apoyos lejos de su propia área geográfica, lo que la convierte en mucho más que una organización regional. A pesar de las debilidades de la política exterior común, la UE se ha convertido en el principal referente internacional, tanto desde la perspectiva de su fuerza como socio económico como desde la óptica de la defensa de la paz, el Estado de Derecho, las libertades individuales o la cooperación al desarrollo, por citar sólo algunos aspectos. Si excluimos a la ONU que, obviamente, no es un actor regional, la Unión Europea se ha convertido en el principal actor internacional colectivo del mundo. Un motivo más para sentirse orgullosos de pertenecer a ella pero, también, una llamada de atención sobre la responsabilidad que acompaña a este papel que el resto del mundo está ya otorgando a la UE.