¿Volverá el cinturón industrial a darle la presidencia a Trump?

Luna rosada sobre el cinturón industrial (Southwest Ohio, EEUU). Foto: Lucian (CC BY-NC-ND 2.0)

De cara a las elecciones estadounidenses del próximo 3 de noviembre, las encuestas otorgan una probabilidad superior al 80% a la victoria al candidato demócrata Joe Biden. No obstante, sin desdeñar la utilidad de los modelos de predicción, cabe ser cauteloso recordando que la probabilidad otorgada a Hillary Clinton hace cuatro años superaba el 70%. En aquel entonces, Donald Trump cimentó su inesperado triunfo imponiéndose en la práctica totalidad de estados del decadente cinturón industrial del Medio Oeste, el denominado “Rust Belt” (“cinturón de óxido”), cuyo apoyo se ganó en buena medida con la promesa de devolverles el esplendor fabril que el proceso globalizador les había arrebatado en forma de tratados de libre comercio y deslocalizaciones.

Y ciertamente cabe admitir que, a su manera, desde que tomó posesión del despacho oval el presidente Trump se puso manos a la obra para cumplir su promesa: sacó al país del Acuerdo Transpacífico, enterró el proyecto del TTIP, bloqueó la renovación de miembros del Órgano de Apelación de la OMC con el objetivo de colapsar el funcionamiento de la institución multilateral (que considera lesiva para los intereses estadounidenses), y emprendió una guerra arancelaria que tuvo a China como principal destinatario.

Sin embargo, todas estas medidas proteccionistas implementadas para cumplir con su lema Make America Great Again no tuvieron a corto plazo el efecto deseado. Así, aunque en el periodo 2017-2019 se dio continuidad al freno en el declive industrial estadounidense, iniciado a comienzos de la pasada década al calor de las ayudas otorgadas a los fabricantes automovilísticos, la Administración Trump no pudo evitar que en 2019 el peso económico y laboral del sector manufacturero cayera respectivamente por debajo del 11% y 9%.

Evolución del peso económico y laboral del sector manufacturero sobre el conjunto de EEUU.  Fuente: elaboración propia con datos del Bureau of Economic Analysis.
Evolución del peso económico y laboral del sector manufacturero sobre el conjunto de EEUU.  Fuente: elaboración propia con datos del Bureau of Economic Analysis.

Tal circunstancia pone sobre la mesa dos aspectos ligados a los procesos de reindustrialización. El primero de ellos es que la mera aplicación de medidas abiertamente proteccionistas puede que no sea la manera más efectiva de llevar a cabo esta política, por otro lado deseable debido a las numerosas externalidades positivas del sector y su fortaleza ante las crisis. El segundo (y más importante en el actual contexto electoral) es que, tal y como se ha asumido en Europa, revertir una tendencia estructural de esta naturaleza es un proceso que requiere bastante más tiempo de lo que dura una legislatura, y quizás la clase trabajadora de Pennsylvania, Michigan y Wisconsin (territorio a su vez especialmente azotado este mes por el COVID-19)  no tenga tanta paciencia. Hace cuatro años, Trump consiguió los 46 votos del Colegio Electoral de estos tres estados del “Rust Belt” por apenas 80.000 papeletas de votantes que, de haberse decantado del lado demócrata, habrían convertido a Hillary Clinton en presidenta de EEUU.

Así pues, volviendo a la pregunta que da título a este post, parece muy improbable que el cinturón industrial propicie la reelección de Donald Trump. Sin embargo, tras errar en mi previsión hace cuatro años, seré prudente y no diré que sea imposible.


Imagen: Luna rosada sobre el cinturón industrial (Southwest Ohio, EEUU). Foto: Lucian (CC BY-NC-ND 2.0)