Los cambios estructurales de la globalización

Los cambios estructurales de la globalización. La Géode en París (Francia). Foto: Behzad Ghaffarian (Unsplash).
La Géode en París (Francia). Foto: Behzad Ghaffarian (Unsplash).
Los cambios estructurales de la globalización. La Géode en París (Francia). Foto: Behzad Ghaffarian (Unsplash).
La Géode en París (Francia). Foto: Behzad Ghaffarian (Unsplash).

¿Ha entrado la globalización en retroceso? El tema está siendo objeto de debate en los últimos tiempos. Se apunta que el comercio internacional, los movimientos de capital, y otros fenómenos asociados con la globalización se están desacelerando, o incluso contrayendo. The Economist publicó hace unas semanas una portada que tuvo gran impacto con el título de Slowbalisation.

Al margen de que los intercambios internacionales se estén frenando, lo que sí se está produciendo es un cambio profundo en la estructura de la globalización. Vamos a repasar en este post algunos de los elementos más importantes de esta transformación.

Aumento de la participación en los intercambios internacionales de la información, las ideas, el conocimiento

Hace pocas semanas se publicó la última edición (2018) o del DHL Global Connectedness Index, que elaboran los profesores de la Stern School of Business Steven A. Altman, Pankaj Ghemawat y Phillip Bastian (Ghemawat también es profesor en el IESE). Según este trabajo, la globalización creció en 2017, aunque en los años anteriores, los años de la crisis, registró caídas importantes en algunos de sus componentes, como puede verse en el siguiente gráfico.

En este índice de conectividad global se consideran cuatro grandes componentes: comercio (de bienes y servicios), capital (flujos y stocks de inversión directa e inversiones de cartera), información (tráfico de Internet, llamadas telefónicas internacionales y comercio de material impreso), y personas (migraciones, turismo y estudiantes extranjeros).

Pues bien, lo que más llama la atención en el gráfico es sin duda el espectacular crecimiento del componente de flujos de información. La globalización, pues, sigue avanzando pero los flujos tradicionales de comercio, capitales y personas han sido sustituidos en su dinamismo por la globalización de las ideas, datos, conocimiento.

Fuente: P. Ghemawat & S. A. Altman (2019): "The State of Globalization in 2019, and What It Means for Strategists", Harvard Business Review.
Fuente: P. Ghemawat & S. A. Altman (2019): “The State of Globalization in 2019, and What It Means for Strategists“, Harvard Business Review.

Espectacular crecimiento de los servicios en el comercio internacional

Los cambios en curso en la globalización han sido estudiados con detalle en un interesante trabajo publicado recientemente por el McKinsey Global Institute, Globalization in transition: The future of trade and value chains.

Según este trabajo, el comercio de servicios crece con un 60% más de intensidad más que el comercio de bienes. Además, se destacan tres tipos de servicios que hasta ahora no han sido contabilizados en las estadísticas:

  • Los servicios incorporados en bienes. Representan un tercio del valor de estos bienes.
  • Los intangibles enviados por empresas a sus filiales: diseño, marca, software.
  • Los servicios digitales gratuitos: email, redes sociales, Youtube, Facebook, Wechat, etc.

De acuerdo con las estadísticas tradicionales, los servicios representan un 23% del comercio. Incorporando estos otros servicios no contabilizados, serían más del 50%.

En el caso de España hay que destacar la especial vitalidad de los servicios no turísticos: según María Cruz Navarro, “durante los últimos 25 años, las exportaciones de servicios no turísticos se han multiplicado por 7,4, las de bienes por 5,9, y las de turismo por 3,9”.

Pérdida de fuerza de las cadenas globales de valor

Las cadenas globales de valor fueron los grandes protagonistas de la globalización hasta hace poco, impulsadas por las mejoras en los transportes y las comunicaciones, y por los procesos de liberalización comercial que han acarreado reducción de aranceles y otras barreras al comercio.

Diversos factores están haciendo que las cadenas globales de valor pierdan fuerza. Por un lado, el ascenso de los salarios en muchos países en desarrollo ha hecho que disminuyan las ventajas de costes de deslocalizar. Por otro, la robotización está provocando que disminuya la importancia del factor trabajo en los procesos de producción.

Según McKinsey, sólo el 18% del comercio de bienes está basado hoy en día en motivos de arbitraje de costes laborales, es decir, en explotar la ventaja comparativa de mano de obra más barata.

Con el desarrollo de la automatización, de la inteligencia artificial, estas tendencias se intensificarán en el futuro. Las cadenas globales de valor cada vez son más intensivas en conocimiento y en trabajo de alta cualificación.

Otros factores inciden en la pérdida de fuerza de las cadenas globales de valor. En muchos países en desarrollo el aumento del nivel de vida está provocando un aumento del consumo, y que disminuya por tanto la parte de la producción disponible para la exportación. Como señala McKinsey, “a medida que crece el consumo, más de lo que se fabrica en China se vende ahora en China. Esta tendencia está contribuyendo a la disminución de la intensidad del comercio. Dentro de las cadenas de valor de la industria que hemos estudiado, China exportó el 17% de lo que produjo en 2007. En 2017 el porcentaje de exportaciones bajó al 9%. En 2002, India, por ejemplo, exportó el 35% de su producción final en prendas de vestir, pero en 2017 esa participación se había reducido a la mitad, a un 17%, a medida que los consumidores indios aumentaban sus compras”.

Regionalización del comercio

Está aumentando la concentración regional de los flujos comerciales y de las cadenas globales de valor. Según McKinsey, “la participación del comercio de bienes entre países dentro de la misma región (a diferencia del comercio entre compradores y vendedores más alejados) disminuyó del 51% en 2000 al 45% en 2012. Esa tendencia ha comenzado a revertirse en los últimos años. La participación intrarregional en el comercio global de bienes ha aumentado 2,7 puntos porcentuales desde 2013, reflejando en parte el aumento del consumo en los mercados emergentes”.

Un concepto que está ganando creciente popularidad es el de producción en proximidad, es decir, producir cerca de los centros de consumo para responder con más flexibilidad y rapidez a los cambios en los patrones de demanda de los consumidores.

La creciente importancia de la proximidad ha determinado que en una serie de productos haya una tendencia hacia la localización del proceso de producción de forma “regional”. Es decir, los centros de producción, innovación, diseño y marketing no se sitúan necesariamente en el mismo país, pero si en países próximos los unos a los otros.

En resumen, la globalización sigue avanzando. Pero está cambiando de manera radical su estructura. Las ideas, la información, los servicios, están aumentando con fuerza su importancia. Y pierden importancia relativa las cadenas globales de valor y con ellas los flujos tradicionales de comercio y capitales.