La victoria de Romney

El moderado gobernador de Massachusetts – ese gran desconocido para la mayoría del público llamado Mitt Romney –  no ha logrado ganar al presidente de EEUU. Su empeño no explícito de evitar cualquier comparación con George W. Bush no ha logrado su resultado. La mayoría del electorado siga pensando que Bush es más culpable que Obama por las actuales y difíciles condiciones económicas del país. Además, su empeño por  apostar por una esfera gubernamental  más pequeña se vio ligeramente empañado por un huracán que requirió un papel determinante del gobierno federal, y así se hizo de la mano de Obama.

Aunque lo que más se ha subrayado en el día después  es la poca capacidad del Partido Republicano para acomodarse a la nueva cara de América, la América de las minorías, y conectar con ella. Ya lo advirtió hace tiempo Newt Gingritch, con especial referencia a los hispanos (¿será en el futuro Texas un “swing state”?). Sin embargo mucho menos se ha mencionado, y menos aún criticado, que los demócratas también estén perdiendo terreno entre otros ámbitos del electorado, como la clase trabajadora blanca con profundas raíces demócratas, y gente del campo y viejas generaciones que agradecidos por el New Deal económico y de modernización de los programas se dirigieron hacia los demócratas.

Lo que no debería olvidarse es la tenacidad mostrada por Romney hasta el último segundo del último día de campaña. Trató de transmitir al electorado su ímpetu, su compromiso, su deseo y su optimismo para cambiar el rumbo el país, al igual que hizo Obama en 2008. Que se empeñara en luchar en Ohio – un Estado que vive de la industria automovilística, la misma que Romney pidió que se dejara caer y que sobrevivió a golpe de talonario de Obama – y que los demócratas sintieran allí su aliento con miedo, sugiere que Romney sí consiguió algo. Ha demostrado tener una alternativa económica y a pesar de una imagen estereotipada y algo errónea más allá de las fronteras norteamericanas, no son pocos los que ya advierten de que las relaciones con China o incluso con Europa  hubieran podido ser mejores con Romney que con un segundo mandato de Obama.

Enhorabuena a Barack Obama, y sobre todo a ese gran rival que ha demostrado ser Mitt Romney que ya ha conseguido algunas pequeñas victorias.