Elecciones turcas: los islamistas asestan un duro golpe al establishment laico (ARI)

Elecciones turcas: los islamistas asestan un duro golpe al <i>establishment</i> laico (ARI)

Tema: El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AK), cuyas raíces están en el islam político, revalidó su permanencia en el poder tras lograr una aplastante victoria en las elecciones. Convocadas de forma anticipada, su objetivo era dar solución a la crisis existente con las poderosas fuerzas armadas, respaldadas por el establishment laico, en torno a quién debería ser el siguiente presidente del país.

Resumen: El AK obtuvo un mayor porcentaje de los votos pero menos escaños debido a que otros tres partidos superaron también el elevado umbral del 10% del voto nacional necesario para acceder al Parlamento. Ahora tiene el mandato de acelerar las reformas, en particular dotar de un nuevo impulso a los intentos de ingreso en la Unión Europea (UE), y, cuando sea absolutamente necesario, enfrentarse al firmemente laico establishment. El porcentaje del electorado que acudió a las urnas se situó en el 84%, muy por encima del 75% registrado en 2002, año en que el AK llegó al poder por primera vez. Aun así, queda por resolver la espinosa cuestión de que un miembro del AK pueda llegar a ocupar la Presidencia. El Parlamento podría volver a intentar elegir al presidente, o podrían celebrarse, por primera vez, elecciones directas a ese cargo.

Análisis: Las elecciones celebradas el 22 de julio tuvieron lugar cuatro meses antes de lo previsto al haber amenazado las fuerzas armadas –los autoproclamados guardianes de la firmemente laica constitución– con intervenir si el AK mantenía en abril su candidato a la presidencia, Abdulá Gül, ministro de Asuntos Exteriores, para sustituir a Ahmet Necdet Sezer, un antiguo magistrado cuyo mandato finalizaba el 16 de mayo (véase el anterior análisis del autor al respecto, en www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/Elcano_es/Zonas_es/Europa/ARI+51-2007.
La mujer de Gül, al igual que la de Erdogan, utiliza el pañuelo islámico (hiyab), prohibido en todos los edificios públicos y que, en opinión del denominado “poder fáctico” (las fuerzas armadas, la judicatura y otros segmentos de la sociedad) ha pasado a simbolizar una amenaza para la república secular fundada en 1923 por Kemal Atatürk. A los militares les costó mucho aceptar el primer Gobierno del AK y consideraron (y quizá sigan considerando) que su control de la Presidencia sería ir demasiado lejos. El presidente, que jura lealtad al “carácter secular de la República”, es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, responsable de nombrar a determinados cargos superiores, y tiene poder de veto sobre las leyes que aprueba el Parlamento. Y Sezer no ha dudado en usar ese poder.

En vez de ceder y proponer un candidato distinto, más aceptable para la elite secular, el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, hizo una atrevida apuesta y decidió salir del impasse adelantando las elecciones a un nuevo Parlamento. Y parece que esa táctica le ha dado buen resultado, aunque el AK ha obtenido 21 escaños menos en el Parlamento –de 550 miembros– y carece por sí mismo de la mayoría de dos tercios necesaria para elegir a un nuevo presidente (véase la Figura 1). De forma sorpresiva, dos semanas antes de las elecciones, el Tribunal Constitucional decidió respaldar la propuesta del Gobierno de permitir que fueran los ciudadanos, y no el Parlamento, quienes eligieran al presidente, cuando anteriormente había respaldado, sin embargo, la cuestionable argumentación del Partido Republicano del Pueblo (CHP, por sus iniciales en turco), perteneciente a la oposición, de que el Parlamento no pudo elegir a Gül por no haberse conseguido el quórum parlamentario necesario de 367 de los 550 diputados en la primera ronda de votaciones (boicoteada por el CHP). Aún está por ver si Erdogan tratará de buscar un candidato de consenso para que lo apruebe el Parlamento o si, por el contrario, decidirá dejar que Gül se presente a unas elecciones directas.

   Figura 1. El islam político en Turquía: % de votos y escaños en el parlamento de partidos

   islamistas, 1972-2007

 19721977198719911995199920022007
PartidoVEVEVEVEVEVEVEVE
Salv. Nac.11,8488,624
Bienestar7,2016,96221,4158
Virtud15,4111
AK34,036346,4340

V = votos; E = escaños.

Fuente: Ministerio del Interior turco.

El acceso al poder del AK para un nuevo mandato quinquenal representó, en gran medida, una victoria personal para Erdogan y puso claramente de manifiesto que una gran mayoría de los turcos no considera que su partido se haya propuesto imponer disimuladamente la sharia (o ley islámica). De la misma forma, puede considerarse que las elecciones supusieron una gran derrota para el CHP, el partido turco más antiguo, cuyo emblema de seis lanzas representa las bases de la ideología kemalista: republicanismo, nacionalismo, estatismo, populismo, laicismo y revolución. El CHP, que utilizó para su campaña el argumento de la amenaza al secularismo, obtuvo 111 escaños (un 20,9% de los votos), frente a los 178 escaños y el 19,4% de los votos que obtuvo en 2002, cuando fue el único otro partido que obtuvo escaños en el parlamento (los candidatos independientes obtuvieron nueve), y el Partido de Acción Nacionalista (MHP, por sus iniciales en turco) regresó al Parlamento con 72 escaños y un 14,3% de los votos (frente a los 57 escaños y el 18% de los votos que obtuvo en 1999). El MHP se benefició del aumento del nacionalismo en Turquía como consecuencia del desencanto generado por el interminable proceso de adhesión a la UE, la oposición cada vez mayor de países como Francia al ingreso de Turquía en la Unión y el resurgimiento del terrorismo del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, por sus iniciales en turco). Los candidatos independientes del sudeste turco, de mayoría kurda, obtuvieron 27 escaños.

El nuevo Parlamento refleja mucho mejor la extremadamente compleja composición del país que el anterior, que sólo contaba con dos partidos debido al umbral del 10% del voto nacional necesario para obtener escaños en el Parlamento (diseñado básicamente para mantener a los partidos manifiestamente kurdos fuera de él). La presencia en el parlamento de diputados kurdos y del ultranacionalista MHP (cuyos Lobos Grises fueron en parte responsables del aumento de la violencia política en la década de 1970, antes del golpe de Estado de 1980) podría ser una mezcla explosiva. El número de votantes que acudió a las urnas fue muy elevado (84%): muchas personas interrumpieron sus vacaciones para regresar a votar a su lugar de residencia, lo cual pone de relieve la vital importancia que los turcos otorgaban a estas elecciones.

La victoria del AK vino a confirmar los resultados del último sondeo sobre religión llevado a cabo en Turquía, que reveló que los turcos eran más religiosos que en 1999, pero al mismo tiempo se mostraban cada vez más contrarios a un Estado basado en la ley islámica.[1] El apoyo popular que recibe el AK proviene de comerciantes y empresarios musulmanes socialmente conservadores de Anatolia, excluidos del poder durante decenios por la elite urbana y laica asentada, fundamentalmente, en Ankara y Estambul y que ahora están accediendo a él para disgusto –casi esnob– de los partidarios del statu quo. Según Kemal Kirisci, profesor Jean Monnet en la Universidad del Bósforo, la aparente paradoja radica en que “a medida que Turquía se ha ido haciendo más democrática, su pueblo ha empezado a sentirse más cómodo y seguro de su verdadera identidad, étnica y religiosa”. El sondeo trató de determinar con exactitud la posición de los ciudadanos turcos con respecto a los argumentos de que Turquía se encontraba sometida a la amenaza del fundamentalismo islámico. Tan sólo el 33% de los encuestados se mostró de acuerdo con estos argumentos. Es más, al ser preguntados si el laicismo podría mantenerse sin ayuda de los militares (la justificación de las fuerzas armadas para derrocar a cuatro Gobiernos electos desde 1960), prácticamente el 60% de los sondeados contestó que sí, frente a menos del 25% que contestó que no. Cuando se preguntó si consideraban que el AK creía en la democracia, el 53,7% contestó que sí, mientras que en 1999 sólo el 26% consideró que el predecesor del AK (el Partido de la Virtud) creía en ella.

En bastante menos de 10 años han cambiado muchas cosas en Turquía, pero el modo de pensar del establishment laico sigue siendo prácticamente el mismo. Esto se debe en parte a que las medidas adoptadas por el AK no han contribuido a mejorar su imagen de cara a los laicistas, especialmente el intento fallido por parte del propio Erdogan de prohibir el adulterio en 2005, los intentos de algunos alcaldes de crear zonas libres de alcohol y la intención de favorecer lagunas legales que permitan a los estudiantes de las escuelas imam hatip, creadas en la década de 1950 como centros de formación de imanes (clérigos) y hatips (predicadores), ser transferidos a centros de enseñanza superior antes de graduarse, otorgándoles así un trato preferente a la hora de acceder a asignaturas troncales no relacionadas con la teología en las universidades. Las nuevas leyes aprobadas en 1997 establecían que quienes se graduasen en escuelas imam hatip debían entrar a la universidad con troncales de teología, como se pretendía inicialmente. Esto redujo el crecimiento de estas escuelas, pero desde que el AK llegó al Gobierno, con un ministro de Educación, Hüseyin Çelik, que ha fomentado la contratación de graduados de las escuelas imam hatip como profesores, el número de estudiantes de estas escuelas ha aumentado. Según Soner Cagaptay, director del Programa de Investigación de Turquía del Washington Institute for Near East Policy,[2] “no se trata de una cuestión técnica, sino más bien de un enconado debate interno sobre la educación secular universal, un pilar del secularismo turco”.

Erdogan también presenta una faceta muy pragmática, así como una tendencia a actuar, ocasionalmente, en contra de sus propios intereses. Esto quedó claramente de manifiesto poco después del enfrentamiento con los militares, cuando 150 diputados fueron sacados de la lista del partido para las elecciones de julio, algunos de los cuales podían haber irritado a los votantes de centro con sus opiniones “reaccionarias”, y sustituidos por rostros más modernos, entre ellos Mehmet Simsek, un economista de Merrill Lynch anteriormente afincado en Londres y el más joven de los nueve hijos de una familia kurda extremadamente pobre, que fue el principal candidato del AK en Gaziantep –la sexta ciudad más grande de Turquía y epicentro del cultivo del pistacho– y que fue ampliamente utilizado como imagen pública del partido.

Además de convencer a la mayoría de que no tiene ningún programa oculto (aunque aún no ha conseguido convencer, de mente y corazón, a la elite secular), el AK se benefició también del boom económico al que contribuyeron sus reformas a lo largo de cuatro años, especialmente de una inflación mucho menor y del consiguiente descenso de los tipos de interés (véase la Figura 2). Turquía ha experimentado un período de crecimiento sostenido sin precedentes. No es de sorprender que la Bolsa de Estambul alcanzase un máximo histórico el 23 de julio tras la victoria del AK, ya que el partido es favorable al sector empresarial y su segunda victoria clara significa que puede formar otro Gobierno sin necesidad de coaliciones. Hasta la llegada al poder del primer Gobierno del AK, en 2002, Turquía había venido experimentando una larga serie de Gobiernos de coalición ineptos y sumidos en constantes disputas que hicieron muy poco por modernizar el país desde un punto de vista económico, político o social. Algunos turcos inicialmente escépticos con respecto al AK pero que posteriormente se han visto convencidos por su historial, impresionante en gran medida, llegan a declarar incluso que si Atatürk viviera hoy en día votaría al AK y no al CHP, que se ha anquilosado.

 Figura 2. Crecimiento del PIB real e inflación

 A los inversores extranjeros también les alegró la victoria del AK. En 2006 invirtieron más en el país que en los cinco años anteriores (véase la Figura 3). En la última adquisición significativa, ING, el grupo neerlandés de banca y seguros, acordó en junio comprar Oyak Bank por 2.670 millones de dólares al Fondo de Pensiones de las Fuerzas Armadas. También se han registro elevadas entradas de turistas en el país (véase la Figura 4). Los ingresos turcos derivados del turismo fueron el año pasado los novenos mayores del mundo.

   Figura 3. IED en diferentes países europeos (miles de millones de dólares)

 200120022003200420052006
Francia50,549,142,532,681,081,1
Alemania26,453,632,4-9,235,842,9
Hungría3,93,02,14,57,66,1
Italia14,914,616,416,820,016,6
Polonia5,74,14,912,59,513,9
España28,339,225,824,825,020,0
Turquía3,41,11,82,99,820,2
Reino Unido52,724,116,856,0193,7139,6

Fuente: OCDE.

   Figura 4. Principales destinos turísticos a nivel internacional

RankingEntradas(millones)RankingIngresos(US$ miles de millones)
1. Francia79,11. EEUU85,7
2. España58,52. España51,1
3. EEUU51,13. Francia46,3
4. China49,64. Italia38,1
5. Italia41,15. China33,9
11. Turquía18,99. Turquía16,9

Cifras de 2006.
Fuente: World Tourism Organisation.

Una agenda muy apretada
Erdogan prometió de inmediato redoblar los esfuerzos encaminados a lograr el ingreso turco en la UE, un proceso que se detuvo en 2006 debido a la ralentización del ritmo de reformas en Turquía y al problema de Chipre. En diciembre de ese año se suspendieron las negociaciones en relación con ocho capítulos, después de que Turquía se negara a abrir sus puertos a los buques de Chipre, un Estado miembro de la UE, y el presidente francés Nicolas Sarkozy consiguiera bloquear en junio las negociaciones en torno a la Unión Económica y Monetaria (véase la Figura 5). Sarkozy es abiertamente contrario a la adhesión de Turquía en la UE y en general el apoyo a dicho ingreso entre el resto de los Estados miembros de la Unión está disminuyendo también.[3]

Figura 5. Progreso en la adhesión turca a la UE

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Se emitiría una señal muy positiva si el nuevo Gobierno reformara rápidamente el ignominioso artículo 301 del Código Penal, aprobado en mayo de 2005, que sigue tipificando como delito insultar la “identidad turca” y las instituciones estatales y que confiere a los fiscales amplia libertad para perseguirlo. Un veredicto de culpabilidad puede suponer penas de prisión de hasta tres años. Entre las personas que han sido llevadas a juicio acusadas de este delito figuran Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura, y Hirant Dink, periodista turco-armenio que fue asesinado en enero, a plena luz del día, en una calle de Estambul entre rumores de una supuesta participación de las fuerzas de seguridad turcas en el incidente.

El historial de torturas tampoco es tan bueno como al AK le gustaría creer. A pesar de su política de tolerancia cero con estas prácticas, Amnistía Internacional denunció en un informe el pasado julio la “cultura de impunidad” imperante en el sistema de justicia penal turco[4]. En el informe se afirmaba que el compromiso del Gobierno con su política no podía considerarse sincero y efectivo “a menos que se adoptaran verdaderas medidas para combatir el persistente problema de la ausencia de castigos a los funcionarios que contravienen la prohibición absoluta de infligir torturas y otros tipos de maltrato”.

El AK también debe encontrar un modo de frenar el aumento del nacionalismo, encarnado en el retorno del MHP al Parlamento, que no sólo supone una amenaza para el programa nacional de reformas (propugna una vuelta a la pena de muerte, prohibida en los Estados miembros de la UE, y se muestra contrario a cualquier reforma del artículo 301) sino que podría conducir además a una arriesgada incursión en el vecino Irak en busca de terroristas separatistas del PKK, que tienen en las montañas del norte de Irak un refugio seguro desde el que poder acceder a Turquía. El ejército ha venido amenazando con invadir la única parte de Irak relativamente tranquila como consecuencia del asesinato de más de 200 soldados turcos desde comienzos de año. El ejército trató de valerse de la reticencia del Gobierno a autorizar esa misión como táctica para quitar votos al AK, pero no lo consiguió. EEUU también ha venido manteniendo una política de no intervención, uno de los principales motivos del enconado antiamericanismo turco, el mayor de Europa e incluso superior al de los territorios palestinos ocupados, según la última encuesta del Pew Global Attitudes Survey (véase la Figura 6).

 Figura 6. Opinión favorable de EEUU (%)

 2000200220032004200520062007
Gran Bretaña83757058555651
Francia62634337433939
Alemania78614538413730
España5038412334
Rusia37613647524341
Indonesia756115383029
Egipto3021
Pakistán23101321232715
Jordania2515211520
Turquía5230153023129
Nigeria46616270
Japón77776361
India715659
China424734

Fuente: Pew Global Attitudes Survey, 2007.

Conclusión: El mantenimiento del AK en el poder ha sido el mejor resultado posible y el ejército debiera extraer una lección de la “bofetada” que ha recibido la institución más respectada del país (según las encuestas de opinión), aun cuando diste mucho de haber quedado desacreditada.

Esto no quiere decir tampoco que el AK haya recibido un cheque en blanco para pasar completamente por alto al establishment laico. Erdogan lo reconoció cuando declaró tras su victoria que trataría de buscar la unidad nacional y respetar la constitución laica de Turquía. La primera prueba de las voluntades de ambas partes girará en torno a la elección del presidente. Aunque sin duda Erdogan se verá enormemente tentado, dada la magnitud de su victoria, a dejar que Gül se presente otra vez para la Presidencia, quizá sería más conveniente que se mostrara magnánimo y accediera a un candidato de compromiso.

William Chislett
Escritor y periodista


[1] Véase el análisis realizado por Kemal Kirisci del sondeo sobre religión llevado a cabo por Ali Carkoglu y Binnaz Topraz y publicado por la Fundación Turca de Estudios Económicos y Sociales (TESEV): www.edam.org.tr/yayinlar/makaleler/e-bulten/edam-bulletin_spring_2007.pdf.

[2] Véase el análisis sobre las fuerzas armadas turcas que llevó a cabo para el Real Instituto Elcano (www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_in/Content?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/Elcano_in/Zonas_in/ARI+80-2007).

[3] Para acceder al análisis detallado de esta cuestión realizado por Antonia M. Ruiz-Jiménez y José I. Torreblanca, véase “European Public Opinion and Turkey’s Accession: Making Sense of Arguments For and Against”, www.epin.org/pdf/WP16_RuizJimenez_Torreblanca.pdf

[4] Véase “The Entrenched Culture of Impunity Must End”, http://web.amnesty.org/library/Index/ENGEUR440082007?open&of=ENG-2EU