Desplazamientos forzados de la población iraquí

Desplazamientos forzados de la población iraquí

Asunto: Irak tiene una larga historia de desplazamientos forzados de población. El presente análisis estudia la magnitud actual de esos desplazamientos y sus causas, así como los movimientos potenciales de la población en caso de que haya guerra en Irak.

Resumen: Los desplazamientos forzados de la población iraquí han estado y siguen estando entre los más elevados del mundo, superados tan sólo por los de Afganistán y Burundi. Entre 2 y 3 millones de iraquíes están involuntariamente fuera de su lugar habitual de residencia. Muchos de ellos viven en campamentos provisionales y requieren ayuda internacional para sobrevivir. Si a esta situación se añade el desplazamiento que podría derivarse de una guerra en Irak, nos encontramos con una carga potencial de personas desplazadas o refugiadas de entre 6 y 9 millones, bien dentro de Irak o en Estados vecinos. Haya o no haya guerra, el reasentamiento de los iraquíes desplazados o refugiados y la restauración de las condiciones normales de vida de los iraquíes será una tarea humanitaria de enorme envergadura para la comunidad internacional una vez termine la crisis.

Análisis: El presente análisis consta de tres partes. En la primera se evalúa la situación actual y la magnitud del número de refugiados y solicitantes de asilo procedentes de territorio iraquí. En la segunda se analiza la situación de los iraquíes internamente desplazados. En la tercera y última, se evalúan las posibles consecuencias de una guerra en Irak para los refugiados y desplazados.

Refugiados

Irak se ha mantenido como uno de los principales orígenes de refugiados del mundo desde la guerra entre Irán e Irak. En 2001 ocupó el tercer puesto mundial en cuanto a población refugiada (530.000), por detrás de Afganistán y Burundi, y el segundo, tan sólo precedido por Afganistán, en cuanto al número de solicitudes de asilo (52.000) en los países industrializados.[1]


Aunque en 2001 este país ocupó el tercer puesto a nivel mundial en cuanto a número de refugiados, en la actualidad su cifra de refugiados reconocidos se encuentra por debajo del máximo alcanzado, unos 1,4 millones registrados en 1992. Este máximo fue el resultado de una serie de conflictos armados: la guerra entre Irán e Irak de 1980 a 1987, la invasión de Kuwait en 1990, la posterior Guerra del Golfo en 1991 y las sublevaciones fallidas de musulmanes chiítas y kurdos tras dicha guerra. La República Islámica de Irán es, sin comparación, el principal receptor de refugiados iraquíes. En 1992 acogió alrededor de 1,2 millones de refugiados y en 2001 se encontraban todavía en el país 386.000 de ellos.


En 2001 más de 50.000 iraquíes solicitaron asilo en Europa: ésta representa la cifra anual más elevada de solicitantes de asilo en Europa hasta la fecha. En el período comprendido entre 1997 y 2001 los solicitantes de asilo iraquíes supusieron cerca del 10% del número total de solicitantes de asilo en Europa (véase cuadro a continuación).

Origen de los solicitantes de asilo por país de asilo, 1997-2001 

 

Solicitantes de
asilo provenientes
de Irak

1997-2001

 

% deltotal

Cifra total
de solicitantes
de asilo
1997-2001

Austria

9.921

11,1%

89.031

Bélgica

1.704

1,3%

136.770

República Checa

1.439

3,5%

41.613

Dinamarca

9.542

22,7%

42.014

Francia

1.351

0,8%

162.985

Gran Bretaña

18.450

6,1%

302.840

Alemania

59.054

11,5%

512.308

Hungría

3.103

8,3%

37.327

Irlanda

334

0,9%

37.652

Italia

13.603

19,0%

71.528

Países Bajos

25.746

13,0%

198.867

Noruega

7.463

16,1%

46.428

Polonia

512

2,7%

18.956

España

582

1,6%

37.449

Suecia

20.181

27,4%

73.555

Suiza

6.330

4,2%

149.596

Turquía

13.049

44,7%

29.223

Total para el periodo

192.364

9,7%

1.988.142

Fuente: ACNUR, 2002

Si incluimos también a las personas indocumentadas y a aquellas que no han sido formalmente reconocidas como refugiados, se estima que la cifra total de iraquíes que viven en el extranjero es de entre 1 y 2 millones de personas. El Comité Estadounidense para los Refugiados calcula que Jordania está acogiendo entre 250.000 y 300.000 iraquíes indocumentados y que Siria acoge alrededor de 40.000.

Así, merece la pena plantear la siguiente pregunta: ¿Por qué sigue teniendo Irak una de las mayores poblaciones de refugiados del mundo cuando el último conflicto armado de envergadura tuvo lugar hace ya más de una década? Parte de la respuesta reside en que todavía existen motivos justificados para que los países que firmaron la Convención de Ginebra admitan refugiados procedentes de aquel país. Por ejemplo, desde 1999, quienes abandonan Irak de forma ilegal se arriesgan a pasar hasta diez años en prisión al volver y, hasta hace muy poco, intentar obtener el estatuto de refugiado estaba castigado con la pena de muerte. La continua persecución étnica y los ataques contra los grupos minoritarios realizados por el actual gobierno iraquí, que se detallan más adelante, también son motivo de preocupación entre los países que reciben refugiados y solicitantes de asilo procedentes de Irak.

Los desplazados internos

Además del problema de los refugiados, un elevado porcentaje de la población iraquí se encuentra desplazada dentro del territorio del país. La cifra total de personas internamente desplazadas se calcula en la actualidad entre 0,8 y 1,2 millones[2], de los cuales entre 600.000 y 800.000[3] están en las  tres prefecturas del Norte de Irak, Dohuk, Erbil y Suleymaniyah, y entre 100.000 y 300.000[4] en Irak central y meridional. Finalmente, en Irak hay otros 128.000 refugiados, la mayor parte de ellos palestinos, turcos e iraníes, bajo responsabilidad del ACNUR.

De los desplazados en el Norte, entre 500.000 y 600.000 son kurdos, víctimas de las deportaciones sistemáticas realizadas en las áreas centrales de Irak durante las décadas de 1980 y 1990. En ese grupo se incluyen aproximadamente 200.000 supervivientes de la denominada campaña “Al-Anfal” que tuvo lugar durante la primavera y el verano de 1988, en la que las fuerzas gubernamentales destruyeron más de 4.500 localidades kurdas, y acabaron con la vida de entre 50.000 y 200.000 personas mediante armas químicas de destrucción masiva. Una gran parte de este grupo sigue viviendo en las mismas instalaciones provisionales que se crearon en la época de las deportaciones, y depende en gran medida de la ayuda humanitaria para sobrevivir.

Un segundo grupo de desplazados en el Norte está formado por unas 50.000-100.000 personas (predominantemente kurdos, turcomanos y asirios) identificadas como objetivo del programa de arabización del gobierno iraquí. El programa, denominado “corrección nacional”, pretende homogeneizar la población dentro de las zonas controladas por el gobierno iraquí. La arabización consiste en obligar a las minorías a renunciar a su pertenencia étnica actual y adoptar la árabe. Las personas que se resisten son expulsadas al Norte o a la zona de exclusión aérea del Sur, y sus tierras y sus pertenencias son expropiadas por el gobierno. Según fuentes internacionales, este programa sigue estando operativo, aunque se desconoce la magnitud de las deportaciones actuales.

Por último, cerca de 40.000 desplazados internos son refugiados que regresan de Irán. Dichos refugiados huyeron de Irak para evitar las deportaciones mencionadas anteriormente o los conflictos militares iraquíes de los años ochenta y primeros noventa. Otras 50.000-70.000 personas se encuentran desplazadas internamente debido a las luchas internas entre kurdos.

La situación en el centro y el Sur de Irak es diferente a la del Norte. El centro y el Sur albergan al movimiento opositor de musulmanes chiítas, que se rebeló contra Sadam Husein después de la Guerra del Golfo, rebelión que las fuerzas gubernamentales consiguieron sofocar. Los chiítas, en su huída, buscaron refugio en las inaccesibles zonas marismeñas del Sur, habitadas en aquella época por los “árabes de las marismas”, un pueblo tribal fuera del control de Bagdad.

Persiguiendo a los rebeldes chiítas y con la intención de hacerse con el control de los árabes de las marismas, el gobierno iraquí lanzó una operación civil y militar conjunta en esa parte del país. La operación, consistente en drenar las marismas desviando los cauces de los ríos, comenzó en 1991. A medida que el drenaje fue progresando, y facilitando el acceso a las localidades situadas en el interior de las marismas, los militares avanzaron, atacando las zonas pobladas con napalm y armas químicas (Fawcett and Tanner 2002). El resultado ha sido la desecación de las marismas y la total desaparición de los musulmanes chiítas y los árabes de las marismas de esta región.

La información acerca de la magnitud actual de los desplazados en el Sur y el centro de Irak es escasa y ambigua. La prudente estimación del Comité Estadounidense para los Refugiados es que existen cerca de 100.000 personas desplazadas en la zona. Excluyendo a los 40.000 árabes de las marismas que huyeron a Irán, Fawcett and Tanner estiman que entre 170.000 y 190.000 de los árabes de las marismas están muertos o bien están desplazados. Si consideramos las estimaciones menos fiables, pero perfectamente plausibles, del número de refugiados resultantes de la guerra entre Irán e Irak, los musulmanes chiítas desplazados y las víctimas de la arabización mencionada anteriormente, los datos aportados por Fawcett and Tanner indican que hasta 300.000 personas podrían estar internamente desplazadas en esta parte del país.

Merece la pena señalar que Irak ha firmado un acuerdo con Naciones Unidas por el que se permite que los desplazados reciban asistencia, y que una gran cantidad de ONG y organizaciones internacionales están trabajando para mejorar la situación de estas personas. No obstante, algunos informes recientes indican que los esfuerzos actuales son insuficientes y que el gobierno iraquí está violando los principios rectores de las Naciones Unidas para los desplazados. Además, el gobierno iraquí sigue denegando el acceso a determinadas partes de su territorio a los agentes internacionales de asistencia humanitaria, haciendo que sea imposible evaluar de forma correcta la situación actual.

La crisis actual y la posibilidad de desplazamientos adicionales

Es muy posible que los esfuerzos de la comunidad internacional para neutralizar el programa iraquí de armas de destrucción masiva tengan como resultado una guerra sobre territorio iraquí. De estallar tal conflicto, la cantidad de iraquíes desplazados aumentaría de forma drástica. Estos movimientos dependerán de la naturaleza y la duración del conflicto, y por tanto resulta muy difícil predecir su magnitud. No obstante, es evidente que a la hora de acoger a una potencial oleada de refugiados, ésta recaerá principalmente en los países vecinos de Irak, los cuales, de acuerdo con algunas fuentes, ya acogieron a más de tres millones de personas durante la Guerra del Golfo.

No puede excluirse tampoco la posibilidad de que el propio Sadam use los flujos de desplazados como táctica para minar el respaldo público occidental a una intervención militar, siguiendo el ejemplo de su amigo Slobodan Milósevic durante la campaña aérea de 1999 en Kosovo.

En los países vecinos ya se han puesto en marcha los preparativos para un éxodo similar al de 1990 y 1991. Estos preparativos son, en cierta medida, indicativos de la posible magnitud del flujo de refugiados que cabe esperar. Irán se está preparando para recibir entre 500.000 y 900.000 refugiados, en función de la naturaleza del posible conflicto. Se calcula que otros 50.000 se dirigirán a Arabia Saudí. Turquía y Siria, por su parte, han declarado que en caso de conflicto armado cerrarán sus fronteras a los refugiados iraquíes, instalando a cambio campamentos próximos a la frontera, pero dentro del territorio iraquí. Algunas fuentes apuntan a que unas 500.000 personas podrían dirigirse a estos países. No obstante, tan sólo Turquía ya recibió 500.000 refugiados en 1991, y por eso en esta ocasión se considera posible que la cifra sea superior. Finalmente, Jordania ha anunciado que sólo contribuirá al tránsito de refugiados hacia un tercer país.

En principio se considera poco probable un aumento directo de refugiados con dirección a Europa en caso de guerra. No obstante, Jordania, que no acogerá refugiados, ha declarado que no escatimará recursos para facilitar el tránsito de los refugiados iraquíes hacia otros países. Esto implica que el flujo de refugiados podría llegar más allá de los países vecinos y probablemente a Europa. En caso de un conflicto prolongado, es probable que el número de refugiados y solicitantes de asilo en Europa aumente considerablemente. Europa debería esperar un aumento del número de solicitantes de asilo procedentes de Irak si permanece la situación actual dentro del país.

Las estimaciones disponibles en torno al número de refugiados en caso de que haya guerra, indican que aproximadamente un millón y medio de iraquíes podrían dirigirse hacia los países vecinos. Aunque esta cifra iguala el número de refugiados iraquíes oficialmente reconocidos tras la guerra de 1992, es inferior a los 3 millones de refugiados que extraoficialmente se estima hubo entonces. Si a esto se añade que se calcula que la población de Irak ha crecido en 6,5 millones de habitantes (un 37%)[5] desde 1991, se deduce que el número de refugiados potenciales en caso de conflicto armado podría ser considerablemente superior al número de personas que los países vecinos de Irak se preparan para recibir en la actualidad.

Aparte de los refugiados que se dirijan al extranjero, es probable que, si el conflicto empeorase, aumentara radicalmente la población internamente desplazada. De nuevo, la magnitud de este incremento dependerá de la naturaleza y la duración del conflicto, y por lo tanto resulta muy difícil calcularla. Fuentes no oficiales han estimado que sólo en el centro y el Sur de Irak hasta 2 millones de personas corren el riesgo de convertirse en desplazados internos o refugiados en territorio iraquí, y que entre 1 y 2 millones de personas, aun permaneciendo en las inmediaciones de su residencia, no dispondrían de cobijo suficiente como consecuencia de los daños causados por la guerra.

Para resumir la situación actual, la cifra de iraquíes reconocidos como refugiados o solicitantes de asilo, junto con la de aquellos reconocidos como desplazados internamente, está entre 1,2 y 1,7 millones de personas. Si añadimos los indocumentados y otros emigrantes o exiliados, es posible que entre 2 y 3 millones de personas (esto es, cerca del 10% de la población iraquí) se encuentren fuera de su lugar habitual de residencia. En el caso de un conflicto armado, las estimaciones disponibles indican que existe una probabilidad muy elevada de que este número se duplique o incluso se triplique, alcanzándose una carga potencial de entre 6 y 9 millones de refugiados y personas internamente desplazadas, la mayoría de los cuales dependería de los suministros de ayuda humanitaria para poder sobrevivir.

Conclusión: Caben pocas dudas de que las autoridades iraquíes son responsables de los desplazamientos forzados de la población iraquí. Dichos movimientos son, en muchos casos, irreversibles. El drenaje de las marismas es un ejemplo de ello. Otro ejemplo es la destrucción sistemática de propiedades y la expropiación de pertenencias tanto en el Norte como en el Sur del país. Mejorar la situación actual exige alejarse radicalmente de las continuadas políticas de separación y discriminación de Bagdad y reconocer firmemente los derechos de las personas independientemente de su etnia, incluyendo la plena cooperación con organizaciones internacionales y ONG, y darles acceso a todas las partes del país. La experiencia de la década de 1990 es que las perspectivas de cambio bajo el régimen actual son escasas, si bien una consecuencia inesperada de una aplicación satisfactoria de la Resolución 1441 de Naciones Unidas podría ser una ONU reforzada en Irak, con una mayor capacidad para operar de forma eficaz dentro del país en la puesta en marcha de sus programas de ayuda humanitaria.

Las perspectivas en torno al posible éxodo en caso de conflicto armado no son muy optimistas y sugieren que tanto el gobierno iraquí como la comunidad internacional deben ser responsables e intentar aplicar soluciones pacíficas al presente conflicto. En caso de guerra, el escenario descrito anteriormente, infravalore o sobrevalore los flujos potenciales de población, sugiere que la decisión de recurrir a la fuerza militar debe ir acompañada de una preparación y una planificación minuciosas, a fin de garantizar la existencia de recursos suficientes para lo que podría convertirse en una de las mayores acciones de ayuda humanitaria del mundo.

Con todo, aun cuando la crisis actual se resolviese por medios pacíficos, este análisis demuestra que Irak cuenta ya con una de las mayores poblaciones desplazadas del mundo. Esto implica que en una sociedad iraquí post-crisis, uno de los mayores desafíos seguirá siendo resolver las necesidades de la población desplazada y trabajar en pro del restablecimiento de la normalidad.

Rickard Sandell

Investigador Principal, Demografía y Migración
Real Instituto Elcano


[1] ACNUR, 2002. A menos que se especifique otra cosa, todas las cifras referentes a los refugiados proceden de ACNUR 2002.

[2] La gran diferencia entre los dos datos de estas estimaciones se debe a las enormes dificultades de acceso a Irak y a la ausencia de colaboración entre el Gobierno iraquí y la comunidad internacional en estos asuntos.

[3] El dato inferior de la estimación ha sido proporcionado por el Comité Estadounidense para los Refugiados 2002 y el superior, por la encuesta 2000 de ONU-Habitat.

[4] El dato inferior de la estimación ha sido proporcionado por el Comité Estadounidense para los Refugiados 2002 y el superior, por el informe de Fawcett and Tanner (2002) sobre los Desplazados Internamente en Irak.

[5] Oficina Estadounidense del Censo, Base de Datos Internacional.

Rickard Sandell

Escrito por Rickard Sandell