Ante la matanza de Madrid: la conexión con el conflicto iraquí

Ante la matanza de Madrid: la conexión con el conflicto iraquí

Tema: Los atentados del 11-M parecen haber tenido dos objetivos: uno de carácter general, golpear en el corazón de Europa, y otro más específico, forzar la retirada española de Irak. Este análisis explora las posibles conexiones entre el 11-M y la situación en Irak.

Resumen: Los datos conocidos hasta el momento apuntan hacia una posible relación de los terroristas del 11-M con Abu Musab al-Zarqawi, un dirigente de quien se sospecha que pudiera estar detrás de varios de los recientes atentados en Irak. Los objetivos de los atentados de Madrid (forzar la retirada en cadena de las tropas de la coalición) y de Irak (imposibilitar el traspaso de poderes a un nuevo gobierno iraquí) parecen formar parte de una estrategia de conjunto que hace de Irak el escenario clave, en estos momentos, de la yihad terrorista.

Análisis: Varios documentos que se han dado a conocer en los últimos meses proporcionan claves importantes para interpretar la estrategia de la internacional yihadista. Aunque la autenticidad de algunos ha sido puesta en duda, la lectura conjunta de todos ellos proporciona una imagen que resulta coherente con los dramáticos acontecimientos de las últimas semanas.

Comencemos por los documentos en los que supuestamente al-Qaeda ha reivindicado los atentados del 11-M. Uno de ellos es el video encontrado en Madrid poco después de los atentados, en el que un hasta ahora desconocido “portavoz militar de al-Qaeda en Europa” asumía la responsabilidad por lo ocurrido. Del mismo conviene retener dos elementos: la conexión que establece entre los atentados de Nueva York y Washington y los de Madrid, que se producen “justo dos años y medio después” de aquellos, y por otro su afirmación de que constituyen una respuesta “a los crímenes que habéis causado en el mundo y en concreto en Irak y en Afganistán”.

Más extenso es el comunicado que el 12 de marzo publicó el diario editado en Londres al-Quds al-Arabi, en el que los atentados eran reivindicados por las Brigadas Abu Hafs al-Masri de al-Qaeda. Nadie sabe nada acerca de la existencia real de tales Brigadas, que toman su nombre de un destacado dirigente de al-Qaeda, más conocido como Mohamed Atef, que murió en Afganistán. Tales Brigadas se atribuyeron en agosto pasado el apagón de Nueva York, que en realidad se debió a fallos técnicos, y el estilo de su comunicado no es el habitual de los escritos de al-Qaeda, todo lo cual ha generado cierto escepticismo (1). Pero es también posible que se trate de un comunicado genuino, en cuyo caso conviene prestar atención a su primera frase, que define lo ocurrido como el cumplimiento de lo anunciado en su anterior comunicado del 2 de marzo. Lo notable es que ese comunicado del 2 de marzo se refería a los salvajes atentados contra procesiones chiíes en Bagdad y Kerbala, lo que sugiere la existencia de una estrategia común detrás de los ataques terroristas en Irak y en España. Por otra parte, el comunicado del 12 de marzo sugiere la posibilidad de nuevos ataques contra Gran Bretaña, Japón, Italia, Yemen y Pakistán. Unos días después, un nuevo comunicado de las Brigadas Abu Hafs anunciaba una suspensión de las operaciones en España, hasta tanto no quedaran claras las intenciones del nuevo gobierno español respecto a Irak.

Para un análisis más detallado es necesario recurrir a las amenazas contra España procedentes de medios yihadistas que se habían dado a conocer en internet antes de los atentados. Una de ellas, que ya he analizado en un ARI anterior (2), se encuentra en un librito titulado “La yihad de Irak, esperanzas y riesgos”, fechado en julio de 2003 y publicado en internet a finales de ese año, que el analista israelí Reuven Paz considera efectivamente escrito por colaboradores de al-Qaeda (3). Esa amenaza iba dirigida contra las tropas españolas en Irak, pero otro texto del 3 de diciembre, aparentemente del mismo origen y titulado “Un mensaje al pueblo español”, anunció en cambio un ataque contra España que pudiera tener lugar fuera de Irak (4). Dicho mensaje valoraba positivamente la oposición ante la guerra de Irak manifestada por el pueblo español, pero no por ello se mostraba menos amenazador. Tras recordar la muerte en Irak de siete miembros del CNI advertía que “la resistencia iraquí y sus partidarios fuera de Irak” estaban en condiciones de “incrementar la dosis”.

En resumen, todas las amenazas y las reivindicaciones apuntan a que España ha sido escogida como objetivo por la presencia de sus tropas en Irak, aunque no sea ese el motivo exclusivo. Esto sugiere algún tipo de conexión entre los terroristas de Madrid y la autodenominada “resistencia” de Irak, pero resta por averiguar qué sector de dicha “resistencia” estaría implicado y cual ha sido el canal efectivo de esa conexión. Sobre ambas cuestiones disponemos ya de indicios importantes.

Los ataques guerrilleros y los atentados terroristas que se vienen produciendo en Irak, que no son reivindicados, pudieran ser en principio obra de elementos del derribado régimen baasista, de agentes yihadistas o de una combinación de ambos. Los documentos que acabamos de examinar son sin embargo todos de impronta yihadista y uno de ellos, el “mensaje al pueblo español”, se caracteriza particularmente por su denuncia del régimen baasista, al que acusa de haber gobernado Irak por medio de “la opresión, la tiranía y la injusticia”, opinión que es por otra parte la habitual en los medios islamistas. Ahora bien, disponemos de un interesantísimo documento acerca del terrorismo yihadista cuya autoría atribuyen los norteamericanos a Abu Musab al-Zarqawi, quien según fuentes marroquíes habría tenido una relación, aunque sea indirecta, con los terroristas del 11-M.

En concreto las fuentes marroquíes citadas por la prensa internacional han afirmado que Jamal Zougam, hasta el momento el principal sospechoso entre los detenidos en relación con los atentados de Madrid, se entrevistó en Tánger con Abdelaziz Benyaich en abril de 2003, es decir un mes antes de los atentados de Casablanca. Abdelzadiz Benyaich es un ciudadano francés de origen marroquí que ha sido procesado por el juez Garzón como miembro de la célula española de Abu Dahdah, que ha sido acusado por las autoridades marroquíes de estar implicado en la preparación de atentados en Fez y Tánger, que abandonó Marruecos al día siguiente de los atentados de Casablanca y que fue poco después detenido en España. Pero lo más interesante en relación con el tema que nos ocupa es que, siempre según fuentes marroquíes, Benyaich se entrevistó en varias ocasiones con Zarqawi. Es decir que, a través de Benyaich, se puede establecer una relación de Abu Dahdah y del propio Zougam con Zarqawi.

Zarqawi, por su parte, se convirtió en objeto de interés internacional el 5 de febrero de 2003 cuando, en su intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Colin Powell mencionó su nombre como prueba de la conexión entre el régimen de Sadam Husein y al-Qaeda. En aquellos días se mencionó también su posible conexión con un grupo de argelinos y marroquíes que habían sido detenidos a finales de enero en Cataluña por su presunta vinculación con al-Qaeda. En realidad no han aparecido pruebas de las conexiones de Zarqawi con esos detenidos, ni tampoco de que existiera cooperación entre Sadam Husein y al-Qaeda. Es más, no parece que el propio Zarqawi pertenezca a al-Qaeda.

¿Quien es pues Zarqawi? Jason Burke, reportero de The Observer, ofrece en su excelente libro sobre al-Qaeda los siguientes datos: “Abu Musab al-Zarqawi, un militante jordano que había mantenido a su propio pequeño grupo en Afganistán desde mediados de los años ochenta, tuvo que abandonar ese país en marzo de 2002. Al-Zarqawi había operado con independencia respecto a Bin Laden, manteniendo su propio centro de entrenamiento cerca de Herat. (…) Es probable que haya tenido algún contacto con Bin Laden, pero nunca le prestó juramento de lealtad ni entró en alianza formal con él ni con sus colaboradores más estrechos. (…) Herido en el combate de Shah-e-Kot, huyó primero a Irán, de donde fue expulsado, y luego al norte de Irak. De allí, según los americanos, se desplazó para recibir tratamiento médico a Bagdad, donde permaneció” (5).

Recientemente han aparecido nuevos datos sobre Zarqawi en dos procesos celebrados en Dusseldorf contra miembros de una célula de al-Tawhid (una organización yihadista poco conocida), arrestados en abril de 2002, cuando preparaban atentados en territorio alemán. Según el fiscal de Dusseldorf, Zarqawi sería el dirigente operativo de esta organización. Retengamos pues que se trata de un dirigente de una peligrosa organización terrorista y que puede haber tenido contactos con al-Qaeda, pero no depende jerárquicamente de esta última. Al-Taqwhid sería uno de los tantos grupos que se integran en la compleja nebulosa yihadista y que cooperan a veces en acciones concretas, como sería también el caso del grupo o los grupos marroquíes implicados en los atentados de Casablanca y Madrid.

Dicho esto, estamos en condiciones de analizar un extraordinario documento, interceptado por los norteamericanos en Irak a comienzos de febrero y dado a conocer por el New York Times, que ahora se puede consultar en su integridad (6). Se trata de una extensa carta que se supone escrita por el propio Zarqawi y dirigida a al-Qaeda, aunque evidentemente carece de firma y de indicación de destinatario. Su interés estriba en que ofrece una interpretación muy creíble de la estrategia terrorista en Irak, que se ha visto confirmada por trágicos acontecimientos posteriores. Su contenido fundamental puede resumirse en los siguientes puntos:

(1) El autor reivindica para su grupo la participación en todas las “operaciones de martirio” (es decir, los ataques terroristas suicidas) que han tenido lugar en el territorio iraquí, excepto en el norte (es decir, en el área kurda). Se trataría de un total de 25 ataques, dirigidos contra los chiíes, contra los americanos, contra los policías y militares del consejo provisional, y contra las fuerzas de la coalición. Explica que no piensan reivindicar tales acciones hasta no contar con más fuerza.

(2) Afirma que los combatientes extranjeros con los que cuentan son pocos y que encuentran en la población local muy pocas personas dispuestas a ofrecerles sus casas como refugio y base de operaciones.
(3) Estima que, a pesar de las pérdidas que están sufriendo, los americanos no están dispuestos a retirarse, pues cuentan que en un próximo futuro podrán traspasar el control a un nuevo gobierno iraquí dotado de un ejército y una policía en la que se integrarían también elementos árabes suníes.

(4) Teme que, en caso de que esto ocurriera, perderían todo apoyo entre la población suní y no les quedaría otro remedio que abandonar el país y emprender la yihad en un nuevo escenario.

(5) Para evitar un resultado tan desfavorable plantea como única solución concentrar los ataques en los chiíes, a quienes considera herejes, para desencadenar así una “guerra sectaria” que sacaría de su letargo a los suníes.

(6) Plantea a sus interlocutores (al-Qaeda supuestamente) si están de acuerdo con este último plan, en cuyo caso ofrece ponerse bajo su mando e incluso jurarles públicamente lealtad.

Se trata pues de un proyecto de desencadenar una guerra interconfesional en Irak, como medio para lograr un apoyo de la población local que los yihadistas no han obtenido hasta el momento. Independientemente de que su autor sea o no Zarqawi, pues no sabemos en que indicios se basa la atribución, el documento parece genuino, porque ha sido trágicamente confirmado por los atentados antichiíes del 3 de marzo. Ciertamente no han sido estos los primeros atentados contra los chiíes que se han producido en Irak, ni tampoco en Pakistán, pero su carga simbólica ha sido particularmente relevante, porque han tenido lugar en el día de la Ashura, aquel en que los chiíes conmemoran el acontecimiento más trágico de su historia, la muerte del imán Hussein en la batalla de Kerbala, en el año 680. Se trata, pues, del equivalente a unos atentados contra procesiones católicas en un Viernes Santo. Coincidieron además en un mismo día dos atentados en Irak, en las ciudades de Bagdad y Kerbala, con un balance de 140 muertes, y otro más en la ciudad pakistaní de Quetta, con un balance de 43 muertes. Da la sensación de que alguien ha lanzado una yihad global contra los chiíes. ¿Respondió al-Qaeda favorablemente a la propuesta de Zarqawi?

En todo caso, parece que Irak se ha convertido en el epicentro actual de la yihad, lo que permite entender porque el primer atentado de la nebulosa al-Qaedista en territorio europeo se haya realizado en nombre de la “resistencia iraquí” (que en realidad parece protagonizada, en su faceta terrorista, por unos extranjeros que pretenden provocar una guerra civil entre las comunidades religiosas del país).

Sería un grave error, sin embargo, creer que habría bastado permanecer al margen del conflicto iraquí para que España hubiera evitado el peligro de un ataque yihadista. La preocupación de las autoridades francesas ante un posible atentado en su país es la mejor prueba de lo contrario. Una carta recientemente enviada a dos diarios parisinos por un hasta ahora desconocido comando Barayev (que toma su nombre del terrorista checheno que dirigió el secuestro de los espectadores de un teatro de Moscú en octubre de 2002), ha incrementado la inquietud, aunque de momento no se ha podido establecer si representa una amenaza genuina. Se trata de una carta en la que se acusa a Francia de haberse sumado a la guerra contra el Islam por su prohibición del uso del velo en los colegios y otras instituciones públicas, y se amenaza con un atentado. Es una acusación que ya había lanzado Ayman al-Zawahiri en un grabación sonora difundida el 24 de febrero por la cadena de televisión al-Arabiya. En opinión del número dos de al-Qaeda, “la prohibición del velo en Francia se inscribe en el mismo marco que el incendio de aldeas en Afganistán, la destrucción de las casas con sus habitantes en Palestina, la matanza de niños y el robo del petróleo en Irak”.

Conclusiones
(1) Los atentados del 11-M se inscriben en el marco de la ofensiva terrorista global que los yihadistas han lanzado contra todos aquellos que consideran sus enemigos (occidentales, rusos, israelíes, hindúes, chiíes, suníes no fundamentalistas, etc.), pero todo sugiere que tienen un objetivo preciso: forzar la retirada española de Irak.

(2) Irak, que no era un foco de terrorismo yihadista en tiempos de Sadam Husein, se ha convertido en un escenario central de la ofensiva yihadista. El terrorismo en Irak va dirigido fundamentalmente a evitar que se consolide un régimen democrático basado en la convivencia de las distintas religiones y etnias del país.

(3) Los españoles tenemos claro que el resultado de las elecciones del 14 de marzo no se debió a una voluntad de ceder al chantaje terrorista. Difícilmente se puede creer eso de un pueblo que se ha mantenido siempre firme frente al terrorismo de ETA. Lo importante es que los yihadistas no malinterpreten lo ocurrido. Sería gravísimo que creyeran que son capaces de modificar los resultados electorales en una democracia.

(4) En tales circunstancias la contribución española y europea al éxito de la transición democrática en Irak representa también una contribución decisiva a la defensa de nuestros países frente a la amenaza terrorista. No hay nada tan peligroso como hacer creer a los terroristas que pueden imponerse frente a la voluntad democrática de los ciudadanos.

Juan Avilés
Director del Instituto Universitario de Investigación sobre Seguridad Interior

Notas:
(1) Una traducción del comunicado y una valoración negativa de su autenticidad se encuentran en Yigal Carmon: “The Alleged Al-Qaida Statement of Responsibility for the Madrid Bombings”, www.memri.org.
(2) Juan Avilés: “Ante la matanza de Madrid: los errores que hemos cometido y los que no debemos cometer”.
(3) Véase Reuven Paz: “Qa`idat al-Jihad, Iraq, and Madrid: the first tile in the domino effect?”, en www.e-prism.org.
(4) La traducción de este documento y un comentario del mismo se encuentran en Reuven Paz: “A Message to the Spanish People: the Neglected Threat by Qa`idat al-Jihad”, en www.e-prism.org.
(5) Jason Burke (2003), Al-Qaeda, Londres, Tauris, p. 234.
(6) Puede consultarse bajo el título de “Zarkawi’s Cry” en www.nationalreview.com.