Democracia y analfabetismo económico

Varias divisas. Foto: epSos.de / Flickr

El World Bank Development Research Group acaba de publicar un informe comparativo sobre la capacidad de los adultos de todo el mundo para entender asuntos financieros sencillos. A través de la Encuesta Mundial de Gallup, se ha entrevistado a 150.000 personas en 140 países con preguntas como éstas: ¿qué es más seguro, invertir todos sus ahorros en una sola cosa o en varias?; Si el precio de las cosas se duplica y sus ingresos también se duplican ¿puede usted comprar menos cosas, las mismas o más cosas?; Si usted tiene 100 euros en una cuenta de ahorro y el banco le añade un 10% cada año, ¿cuánto tendrá al cabo de cinco años?

Global variations in financial literacy

El resultado muestra que hay una relación clara entre la riqueza de un país y la capacidad de los individuos para responder correctamente a estas preguntas. En Australia, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Israel, Holanda, Noruega, Suecia y el Reino Unido más del 65% de los adultos responden correctamente al menos 3 de las 4 preguntas que se formulan. En España el porcentaje es sólo del 49%, no llega a la mitad. Lo que el informe no señala es que, además de su relación con la riqueza del país, este porcentaje de “alfabetización financiera” está también relacionado con la calidad de la democracia.

La democracia exige ciudadanos informados y capaces de entender lo que está en juego en el debate y en el proceso de decisiones en el gobierno, en el Parlamento, o en la concertación entre actores sociales y políticos. Y, cada vez más, lo que se discute o decide tiene que ver con números: cuánto dinero del Presupuesto del Estado debe dedicarse a un objetivo o restar de otro, cómo hacer cuadrar las cifras del Sistema de Pensiones, cómo financiar los servicios municipales, cuánto y cómo invertir para promocionar el empleo, etc. Pero, por desgracia, una buena parte de la población española es aún analfabeta en términos económicos y las cosas no parecen ir a mejor a la vista del informe PISA que midió en 2012 la capacidad de los estudiantes de 15 años para entender aspectos económicos de la vida cotidiana, como leer una factura, comparar precios, pedir un crédito, entender una nómina, etc. En los resultados del estudio España aparece en la franja inferior de los países analizados, con un resultado de 484 puntos, frente a los 603 de los jóvenes de Shanghái o 541 de los flamencos belgas. La propia OCDE a través de PISA ha advertido de la relación entre la profundidad de la crisis económica iniciada en 2008 y el nivel de “analfabetismo económico” de las diferentes poblaciones. En términos de calidad democrática, ese analfabetismo implica que en sus decisiones políticas, como el voto, parte de la población está indefensa ante mensajes populistas que ofrecen soluciones económicamente imposibles.