América Latina frente al ébola

Ebola Virus Disease - WHO. Blog Elcano
(WHO/N. Alexander)
Ebola Virus Disease - WHO. Blog Elcano
(WHO/N. Alexander)

La decisión cubana de enviar 165 trabajadores de la salud –63 médicos y 102 enfermeros– al África Occidental más afectada por el ébola  ha dejado claro el rol de Cuba en la ayuda humanitaria internacional, y ha suscitado la pregunta sobre el papel de América Latina. El dato de que La Habana piensa incrementar próximamente su contingente con 300 personas refuerza la iniciativa cubana. La medida deja también en evidencia a la comunidad internacional, salvo escasas excepciones, a la hora de mitigar el drama de Liberia, Sierra Leona y Guinea.

Buena parte de los gobiernos latinoamericanos han decidido nuevamente escudarse en la distancia y el aislamiento para no verse involucrados por un problema de alcance global y regional. La actitud es coherente con la proyección internacional de sus países más allá de América Latina, donde se sienten cómodos y donde pueden manejarse con sus códigos y discursos.

El Informe Elcano de Presencia Global 2014 deja a los siete países latinoamericanos incluidos en un modesto lugar. Brasil, el mejor situado, está 19 (sobre 70), seguido de México, 23; Venezuela, 40; Argentina, 42; Chile, 46; Colombia, 52 y Perú 57. La cooperación al desarrollo es una subcategoría del poder blando. Pese al énfasis puesto en la cooperación Sur-Sur, los aportes regionales siguen siendo sumamente modestos.

Al profundizar en la actitud latinoamericana frente al ébola hay que atender a dos frentes: 1) la implicación en África Occidental, en los organismos multilaterales (ONU y OMS) y en impulsar o apoyar los esfuerzos de la comunidad internacional y 2) cómo se afronta el problema en cada país y a nivel regional o subregional.

La respuesta internacional es desigual, nada coordinada y marcada por el interés político y capacidad económica de cada gobierno. El dato más relevante ha sido la decisión cubana de enviar personal sanitario. Inclusive un portavoz del Departamento de Estado de EEUU se quejó: “Países mucho más grandes que Cuba no han contribuido tanto como Cuba”. Colombia, con 100.000 dólares, fue el primero en aportar fondos al fondo de la ONU para la epidemia.

Hay países, como Brasil, que de momento se han limitado a enviar material sanitario y ayuda humanitaria. Su gobierno también donó algo más de 400.00 dólares a la OMS, una cantidad que contrasta con la de otros BRICS: China, 36 millones; India, 12 millones y Sudáfrica, 3 millones. La intención de Dilma Rousseff de colaborar con ambulancias, helicópteros y generadores aún no se ha materializado. En el otro extremo está México, que no ha realizado aporte de ningún tipo, aunque sus autoridades sanitarias han reforzado la coordinación con EEUU.

Mientras Argentina envió ayuda sanitaria, Chile se concentró en un aporte económico a través de la ONU. Heraldo Muñoz, su ministro de Exteriores dijo que no quería difundir la cantidad, “porque algunos van a pensar que es mucho y otros van a pensar que es poco”. Si bien la contribución va a ser significativa, puede no serlo para “otros países que son potencias”. Venezuela aportó 5 millones de dólares a la ONU y Bolivia uno.

En el ámbito regional encontramos dos tipos de iniciativas. Por un lado la reunión del ALBA en La Habana. Por el otro, las surgidas del entorno de la OEA, básicamente la Organización Panamericana de la Salud (la OPS) y los ministros de Defensa de las Américas. Ante la práctica pasividad del Consejo de Salud Sudamericano, dependiente de Unasur, o del Instituto Suramericano de Gobierno en Salud (ISAGS), la OPS ha asumido básicamente las escasas funciones de coordinación existentes hasta la fecha. México y Colombia, junto a la OPS, están elaborando un protocolo de alcance regional para prevenir y tratar los eventuales casos de ébola en la región.

La XI Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas celebrada en Arequipa decidió impulsar medidas de cooperación frente a desastres naturales, epidemias, como el ébola, o el cambio climático, y consolidar al continente como zona de paz. La apuesta en este campo concreto fue fomentar una red de informaciones para apoyar las acciones preventivas y el uso de las capacidades en sanidad militar, incluyendo hospitales de campaña y suministro de medicinas.

El 20 de octubre se celebró en La Habana la conferencia extraordinaria del ALBA sobre el ébola, con la asistencia de Raúl Castro, Nicolás Maduro, Evo Morales y Daniel Ortega. Previamente Maduro anunció que su gobierno tomó medidas preventivas que incluyen la compra de equipos y el establecimiento de un protocolo riguroso: “Los países del ALBA tenemos los sistemas de salud más protegidos y poderosos de América Latina, vamos a coordinar todo el conocimiento, los protocolos de trabajos y que nos protejamos unos con otros”. Buena parte de los países del ALBA han aprovechado en términos propagandísticos la contribución cubana de personal sanitario, pero sin ir mucho más allá.

A la Cumbre asistieron la Directora General de la OPS y un enviado especial de la ONU, pero no representantes de Unasur ni de la CELAC. Uno de los objetivos de la reunión era el evitar la propagación del ébola en América Latina y el Caribe. Según el ministro de Salud cubano, se “ha implementado un Plan Nacional de Prevención y Enfrentamiento al virus del Ébola, que tiene como objetivo general, evitar su introducción y diseminación en el territorio nacional, así como consolidar un conjunto de medidas sanitarias de vigilancia, prevención, atención y bioseguridad, que posibiliten… la detección temprana de los casos y la implementación inmediata de acciones de control”. Se pretende extender a los países del ALBA y del Caribe el programa de capacitación existente en África, donde hay brigadas médicas que contribuyen a prevenir la enfermedad.

De acuerdo con las declaraciones gubernamentales en todos los casos se han activado las alarmas, se han comprado equipos y se está capacitando al personal sanitario para hacer frente a posibles contagios. Hasta hora esta posibilidad no se ha contrastado con la realidad. Llegado el momento, si llega, sabremos qué países habrán estado a la altura y cuales no.